Recostado entre almohadones lo observaba mientras �l hablaba calmadamente sobre pintura barroca. Sus manos acompa�aban admirablemente su manera de expresarse y sus gestos reflejaban el entusiasmo que sent�a. Yo segu�a mir�ndolo y not� para mi sorpresa como Eduardo empezaba a atraerme de una manera extra�a.
En el �ltimo asiento de los autobuses se viaja maravillosamente bien. He aqu� el porqu�, y la historia de este viaje tan placentero que dur� toda la noche.
Abusando de sus atractivos y de sus 22 cent�metros de sexo un joven llega por medio del sexo al estrellato televisivo pero un d�aa, conoce el amor que no se compra ni se vende