"El Despertar de Rosita (III)"
El tipo sujeto ya no pod�a m�s! Aquello era demasiado para
�l, as� que enloquecido por la lujuria dej� atr�s todo pensamiento de moralidad
pues su ardiente cerebro le gritaba no dejar pasar la oportunidad que se le
pon�a en charola de plata y que seguramente jam�s se repetir�a.
Entonces dej� de mirar para sentarse en el suelo recargado
sobre la pared debajo de la ventana con la mirada perdida entre la ropa que
colgaba del tendedero, descubriendo un par de medias que ah� se encontraba.
Cuidadosamente jal� una de ellas arranc�ndola del cable y volvi� a agazaparse en
el mismo lugar poni�ndose la media en la cabeza a manera de los ladrones de
anta�o; tom� una navaja que tra�a en el bolsillo y con ella abri� dos peque�os
orificios a la altura de cada ojo y otros tantos para los orificios nasales.
Todo estaba listo, ya nada lo detendr�a!
Manuel volvi� a mirar por la ventana, descubriendo a Rosita
perdida en el placer que se estaba dando as� misma. Sus gemidos ahora eran casi
gritos por lo que Manuel pudo adivinar que la nenita estaba sola en casa, ya que
de otra manera sus familiares la habr�an descubierto desde hacia mucho tiempo.
Cuidadosamente comenz� a introducirse en la habitaci�n, muy despacio, la
alfombra que cubr�a el piso amortigu� perfectamente la pisada, despu�s se
introdujo de espaldas colocando el segundo pie�ya estaba dentro!
Mir� la habitaci�n confirmando que no hab�a nadie y que la
puerta estaba cerrada por lo que los �nicos testigos de la apasionada sesi�n de
la a�n infantil nena eran los rostros de sus �dolos musicales que mudos
observaban la escena desde los muros, as� como los numerosos y coloridos mu�ecos
de peluche que sobre la cama y los muebles adyacentes parec�an ser atentos
espectadores. Los latidos de su coraz�n parec�an m�s fuertes que las
exclamaciones de la ni�a quien con los ojos cerrados parec�a transportada a otro
espacio s�lo consciente de sus propios placeres masturbatorios a los que ya se
encontraba entregada sin freno alguno.
Con cuidado avanz� hacia ella coloc�ndose en el costado
derecho a s�lo unos cent�metros de la cama. Desde esa altura pod�a recorrer con
la mirada el cuerpo entero de la ni�a, desde su negra cabellera peinada con dos
colitas luciendo dulcemente inocente, su rostro fino y limpio, el cuerpo
delgadito y firme de piel ligeramente api�onada, las peque�as tetas c�nicas que
temblaban firmemente cual gelatinitas reci�n hechas acariciadas a intervalos por
su peque�a manecita, las piernas largas y bien torneadas, las blancas calcetas
escolares a media pantorrila y por su puesto el bot�n pre-adolecente de su
pubis, cubierto apenas por una delicada capa de pelucilla que aparec�a y
desaparec�a a intervalos de acuerdo con el fren�tico vaiv�n del marcador con el
que la chiquilla alimentaba sus hambrientos y rosados labios vaginales!
Rosita murmuraba cosas incoherentes al igual que gem�a sin
cesar cada vez con mayor intensidad pero Manuel se percat� de que desde ah� se
percib�an con cierta intensidad los sonidos provenientes del taller, mismos que
amortiguaban las exclamaciones pasionales de la nenita. Su verga estaba erguida
al m�ximo sin m�s l�mite que la suave tela de algod�n de su calz�n y la ruda
superficie del overall. La humedad pre-seminal era ya m�s que evidente pues a
cada palpitaci�n del pene un nuevo torrente de l�quido se hac�a sentir en el ya
muy lubricado glande. Sus "guevos" parec�an dos fuelles incandecentes bombeando
con furia el l�quido interminable hacia su verga enloquecida que aparentaba
reventar con cada nueva pulsaci�n.
El tipo estir� una mano y coloc� el cerrojo en la puerta de
la habitaci�n, ahora la suerte estaba echada y era el momento de hacer su
aparici�n en el escenario de aquella ardiente y delirante representaci�n. Hecho
esto repar� en que justo frente a �l se encontraba el gran espejo de la c�moda
infantil, en el cual se ve�a reflejado como uno de esos personajes de pel�cula
de horror, pues la media deformaba su rostro de forma siniestra mientras que sus
ojos enrojecidos por la lujuria parec�an dos pedazos de carb�n infernales, a
todo lo cual se sumaba el efecto de su respiraci�n agitada que dilataba un poco
la malla de la media d�ndole la apariencia de un toro bufando!
Entonces sucedi� lo inevitable� Rosita abri� los ojos�!
CONTINUARA� ;-)