Yo quer�a ser actor de telenovelas. No serv�a para estudiar.
Me hab�a apartado de la pr�ctica de los deportes por una lesi�n en una rodilla.
No me gustaba el trabajo rutinario de oficina, amaba dormir hasta tarde, llamar
la atenci�n, ser el centro de las miradas, no sab�a ingl�s ni computaci�n ni
contabilidad. Encima ten�a mala letra, y como dec�a mi padrino, era un vago
nacido para vago.

Me salvaban los genes, mi altura de 1,79 cms que en las
solicitudes de empleo eran 1,82 cms, 72 kilogramos de peso bien distribuidos,
sonrisa de publicidad de dent�frico y dientes parejos, pelo casta�o claro
convenientemente aclarado, corte modern�simo, lindo f�sico de jugador de tenis,
con vello escaso convenientemente distribuido, piernas de ciclista (otro de mis
hobbies), torax trabajado como tabla de lavar antigua, un culito para agradecer
al cielo y una dotaci�n de 22 cent�imetros que muchos me envidiaban en el club.
Por lo bajo me dec�an el pijudo o pijita de oro.....

�Qu� mas podr�an pretender?. Con semejantes antecedentes
curriculares, me dije que yo era ideal para gal�n de telenovelas, o sea : no
hab�a estudiado actuaci�n ni nada parecido, era medio duro, medio de madera ,
medio hueco, mas o menos lindo, sexy, siempre bronceado por el sol o por la
l�mpara, algo tonto, atractivo para hombres y mujeres , con buen guardarropa y
muy., pero muy, caradura.

Quiz�s usted me conozca, las mujeres mueren por mi, llevo
hechos varios papeles , pocos pero destacados, y mi nombre art�stico es Rodrigo
Guevara. Rodrigo por el finado cantante de cuartetos cordobeses (una m�sica
medio tropical y ordinaria del centro de la Argentina), y Guevara por EL Che, el
c�lebre combatiente argentino de la seudo revoluci�n cubana con un ligero
parecido a Jes�s , y devenido en modelo de posters tras su cruel asesinato en la
selvas bolivianas.

Los comienzos fueron dif�ciles, pues me presentaba con el
curr�culo vitae a muchos castings y en la mayor�a no pasaba la primera ronda de
selecciones. En alg�n caso me tuvieron de espaldas , como cinco minutos hasta
que me di cuenta que lo �nico que hac�a el jurado, era mirarme el culo.

.

Acost�ndome con un fot�grafo retirado, consegu� algunas fotos
en revistas de poca circulaci�n. El viejito me prepar� un "book" de esos bien
osados que anduvo circulando por agencias de publicidad. Obtuve el aviso de los
slips Sunga, pero en la foto no aparec�a mi cara, sino mi bulto envuelto para
regalo en un slip sunga de algod�n cien por cien. Fui el bulto an�nimo que mas
pajas origin� en la Argentina pero no me conoc�a nadie.

Muchos dir�n que empec� de abajo, chupando pijas o
dej�ndomela chupar, y les aseguro que no fue f�cil. Conoc� a un maquillador (la
chupaba maravillosamente) que hab�a sido pareja de una marica de esas todas
llenas de plumas , que a su vez era vestuarista de una actriz , muy puta ella,
que en sus ratos libres andaba. pero no se si se acostaba. con un productor
gordo y desagradable que coproduc�a novelones con M�xico, y a trav�s de mi amigo
el maquillador llegu� al vestuarista, Xavier Parota, m�s conocido como la
Jorgelina, , quien para conseguirme una entrevista con la actriz, (si esa que
ustedes imaginan, la que vivi� un a�o con un viejo millornario italiano a cambio
de una casa en el Barrio Parque), pidi� que yo le dejara que me la mamara.

La Jorgelina era una mujerona de 1,87 y 109 kilos que me
llev� a su depto todo decorado con abanicos multicolores, las plumas de un pavo
real , posters de Ringo Starr pescaditos y peceras y tres perros caniche
blancos, y sin mayores pre�mbulos, se coloc� un babero (uno de esos trapos que
se les ponen a los bebes en el cuello para que no se ensucien la ropa) y previo
a poner un aria de Puccini , procedi� a chuparame el miembro con grandes
aspavientos y notables conocimientos t�cnicos pero yo, conocedor de los trucos
de esta noble profesi�n, de actor no piensen mal, trat� de no acabar fingiendo
que ello no me era permitido por ser la festividad jud�a del Iom Kipur (aunque
yo no soy jud�o)..

La gorda era cumplidora de sus pactos de sangre (o de leche
como en este caso) y me present� al gordo productor de telenovelas argentino �
mexicanas, quien cuando me recibi� hab�a peleado con la actriz y ahora sal�a con
Luciano Carroza, el peinador de las estrellas., si ese con aspecto de Marilyn
Monroe del subdesarrollo.

El tipo, cuyo nombre art�stico era Alvaro de Quesadilla pero
que en realidad se llama Adalberto Caputoste, me dedic� cinco minutos, me dijo
que no me ve�a condiciones , que mi voz era muy disf�nica, que el tipo de gal�n
que daba mi f�sico estaba pasado de moda y otras sandeces mas. Pero al salir me
pidi� el tel�fono y d�as despu�s me instal� en su departamento de la calle
Paran�, como su nuevo amante y protegido.

A mi amante no se le paraba ya , por lo que su mayor
satisfacci�n consist�a en hacerme el sexo oral , sin sus dientes postizos ni su
peluquin , ni los afeites que usaba a diario. De modo que no fue dif�cil
soportar un mes en el que yo permit�a noche a noche que me la chupara una momia
desdentada pelada y p�lida como la luna.

Pero Alvaro me present� a un productor para una audici�n que
estaba arreglada y entre doscientos candidatos "consegui" el papel de Pablo
Mar�a en la novela "Tu padre no existe y tu madre no te pari�" (asi la llamaron
en M�xico) y en Argentina se conoci� como "Vidas ejemplares".

La cr�tica fue un�nime, yo ten�a mucho desparpajo pero no
sab�a actuar. Un cr�tico fue muy destructivo y me juzg� " el peor actor desde la
�poca de Orlando Ontiveros (1925-1948). No se r�an que hasta llor� por esa
cr�tica y jur� vengarme de Jose Cur�a el cr�tico.

Cort� con Alvaro (en realidad me reemplaz� por una travesti
calva mezzosoprano) y me met� en pareja con el productor de la novela , M�ximo
Trapeche, conocido como "Porota" en el ambiente de Buenos Aires, quien me
prometi� y consigui� un papel mejor para esa novela que ustedes seguramente
gozaron y que se llam� "La mujer de fuego", y que en la Argentina , se conoci�
como "La Quemada" por la protagonista, la Lupita Ferm�n, que tiene mas
kil�metros de vuelo que diez pilotos veteranos.

Iba a todas las fiestas, invitado o no consegu�a infiltrarme,
sal�a en cuanta foto pod�a al lado de los mas famosos y fotografiados, concurr�a
a todos los estrenos de cine y teatro nacionales, me paseaba por cuanto
restaurante fuera frecuentado por la perfumada far�ndula art�stica argentina, y
me hac�a tiempo para atender a mi club de fans, porque yo, asi como me ven , ya
era un gal�n popular.

En una fiesta en un barco, conoc� a Ricardo Pizarro ,
representante de artistas, y tras una noche de sexo intenso en medio de las
olas, consegu� fuera mi representante y manager, aunque nuestra relaci�n no fue
del todo comercial. Siempre me llamaba (con la promesa de un papel) para que me
lo cogiera cuando le picaba el hoyo. Un d�a ya consagrado, me cans� y le dije
que se buscara a otro para que le rascara el hoyo.

Por consejo de Pizarro y para afianzar mi imagen de macho ,
me inventaron un romance publicitario con la hija de la Lupita Ferm�n,
Canderlaria pero nadie se lo crey� , no por mi, espero, sino por la chica, que
era amante de la cantante de rock pesado y activista lesbiana Zulema Marr�n, la
Pocho. Con esta protagonic� una serie policial , que seguro recuerdan. Se llam�
"Piel Cobriza", en la que no faltaron escenas de desnudos y otras provocaciones.
El sexo con la Pocho, claro, fue inexistente, pero no con el Director, un
venezolano muy ch�vere, que me prometi� un estelar con Evelyn Cobarrubias, si la
que se oper� tantas veces que tiene piel estirada hasta el huesito dulce.

Que bien cog�a el venezolano. No lo voy a negar. Estaba como
dicen en M�xico padr�simo.

� Y el amor?.

Y as� estaba yo, tocado por todos como billete de dos pesos,
ascendiendo por el elevador de tantas camas y sof�s, entregado a tantas
relaciones interesadas y sin destino, consagrado como el sex-symbol de media
Am�rica latina y mi vida personal era un total fracaso.

Viv�a en una casa grande, en un barrio elegante pero los
domingos eran d�as en los que lo pasaba solo, hasta que lleg� Jos� Luis, a pedir
ayuda para una parroquia cercana y llov�a, y estaba todo mojado, y mis perros le
hab�an desgarrado el pantal�n de gimnasia y yo le ofrec� pasar. Y le di una
toalla para que se secase un poco, y le serv� un caf� doble para que se pasara
el fr�o, y le prest� mi ropa y zapatillas para que se cambiara, y lo escuch�
hablar de un mundo tan diferente, de un mundo donde nada se vende sino que todo
se da. Me cont� de sus proyectos y de sus carencias , y cuando se hizo la noche
le ped� que se quedara, y el al principio no quer�a y seguimos conversando y
comimos algo, y toc� la guitarra y cant� y me pregunt� porque lloraba y yo no
supe contestar...

Hicimos el amor con la luz prendida porque tengo miedo a la
oscuridad y su piel era tan suave, como si fuera un ni�o a sus 30 a�os, y sus
manos que eran las de un trabajador ten�an una tibieza que me perforaba la piel,
y su boca entregada en mil besos dulces regalados y h�medos, y su pelo cayendo
sobre mi frente, y sus piernas enredadas en las m�as, y ese amor simple que yo
no conoc�a fluyendo de su pija hermosa y suave , de sus huevos casi lampi�os, el
calor de su culo, de su piel impregnando mi piel demasiado bronceada e irreal,
me purificaba.

Se la chupe con dedicaci�n, como quien quiere obtener un mana
divino, un agua purificadora que lavase todas mis bajezas y me hiciera olvidar
un precio alto y sin sentido pagado con el cuerpo y la dignidad. Su leche sab�a
a vainilla, a n�ctar, a miel, y cuando acab� sobre mi cara tantas veces
fotografiada, sent� que era una lluvia que limpiaba , que gota a gota conduc�a a
otra vida, a una que nos merec�amos vivir.

galansoy.

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