Hac�a meses que Joaqu�n se hab�a entregado por completo a un
proyecto que, por fin, hab�a dado por concluido tan solo hac�a un par de
semanas. Su idea hab�a recibido respuesta por parte de una empresa inform�tica
que hab�a solicitado la compra de sus derechos y tras una semana llena de
constantes y continuas reuniones con varios directivos de la empresa, en un d�a
como hoy, Joaqu�n ten�a la posibilidad de poder firmar un contrato, directamente
con el Presidente de dicha empresa que acudir�a a una cena que Laura, su esposa,
hab�a preparado ella misma en su domicilio.
Acudir�an a la cita un par de directivos, uno de los
Consejeros Delegados y el mism�simo Presidente con su esposa.
Joaqu�n y Laura ten�an una casa preciosa, con un enorme
jard�n, en un barrio residencial a las afueras de la ciudad. Aprovechando que
hac�a buen tiempo y una temperatura ideal para la ocasi�n, Laura lo hab�a
dispuesto todo para pasar una agradable velada en el cenador del jard�n.
Durante toda la ma�ana hab�a estado ocupada en la cocina con
los preparativos. Quer�a que en un d�a tan importante para Joaqu�n, todo,
absolutamente todo, resultara perfecto. Cuid� al m�ximo los detalles de la
decoraci�n del jard�n, de la presentaci�n de los platos, del vino que
acompa�ar�a la cena y hasta la m�sica que amenizar�a el evento.
En el jard�n solo tuvo que poner unas velas que reparti�
junto al cenador. Joaqu�n sab�a mantener con aspecto impecable su jard�n y los
�rboles frutales y las flores de la estaci�n veraniega, adornaban el resto.
Laura prepar� una cena fr�a compuesta por canap�s surtidos,
una crema de mel�n, carne asada mechada que cort� en finas lonchas y que
present� en una fuente adornada con hojas de menta y gelatina de naranja y para
terminar, un sorbete de lim�n que desde primera hora de la ma�ana hab�a puesto a
enfriar en el congelador.
En uno de esos momentos en los que Laura se hallaba en la
cocina con unos diminutos short y una escasa camiseta que cubr�a sus desnudos
pechos, Joaqu�n entr� en la cocina y al ver a su esposa tan entregada y tan
preocupada porque todo saliera bien, se aproxim� a ella y coloc�ndose a su
espalda, la abraz� acaparando sus pechos con la extensi�n de las palmas de sus
manos y apretando su sexo contra su culo, le susurr�
Gracias flaca, gracias por todo lo que est�s haciendo.
No has de darme las gracias mi amor. S� que esto es muy
importante para ti y me encanta poder participar en ello.
�Qu� hay aqu� dentro? Pregunt� Joaqu�n se�alando la
cubitera del hielo.
Es hielo picado, para el sorbete de lim�n, contest�
Laura.
�Ya lo has preparado?
Si, ya est� listo.
Y este hielo, entonces� �ya no te hace falta? Interrog�
Joaqu�n mientras volv�a el cuerpo de su esposa hacia s� y le levantaba la
camiseta metiendo sus manos por dentro y pellizcando sus pezones.
No, ya no me hace falta, contest� Laura con una p�cara
sonrisa en sus labios�
Joaqu�n cogi� hielo con una de sus manos, lo puso entre los
pechos de su flaca y empez� a extenderlo con su lengua que jugueteaba en sus
recios pezones que se hab�an excitado al contacto del fr�o.
El sexo de Joaqu�n tambi�n se hab�a endurecido dentro de sus
pantalones y all� mismo, en la mesa de la cocina, tras haber apartado de un
manotazo cuantos cacharros hab�a encima, tendi� a Laura, separ� sus delgadas
piernas acariciando sus rodillas, mordisque�ndole los muslos, manose�ndole el
pubis y le hizo el amor. Fue un polvo r�pido pero no por ello menos excitante.
El d�a pas� r�pido entre unos preparativos y otros y a eso de
las 21:00 h. ya estaba todo listo para recibir a los invitados.
Laura se puso preciosa. Un sedoso traje rojo escotado que
resaltaba su esplendida figura, un diminuto tanga y unas sandalias de tac�n alto
que dejaban ver sus exquisitos pies eran todo lo que la adornaban. Hab�a peinado
su pelo con un informal recogido prendido con dos palillos chinos de vivos
colores que resaltaban en el color oscuro de su cabello. Solo un par de mechones
como escapados adrede de su mo�o, reca�an sobre uno de sus hombros sedosos y
morenos por el sol.
Los invitados fueron puntuales y a la hora convenida ya
estaban todos en casa de Joaqu�n y Laura.
Los dos directivos eran j�venes y al llegar comentaron que se
ir�an despu�s de cenar debido a otro compromiso que ten�an. El Consejero
Delegado vino solo. Era un hombre de unos cuarenta a�os, con el pelo canoso que
le daba un aire atractivo y misterioso y durante la cena, no cej� de propinar
alguna que otra mirada al escote de Laura que en alguna ocasi�n se sinti�
inc�moda por la manera en la que aquel hombre la miraba como dese�ndola
lujuriosamente.
El Presidente lleg� con su esposa, una mujer relativamente
joven para �l, elegante, alta, esbelta, rubia y vestida con un bonito conjunto
negro de dos piezas, vaporoso, cuyas semi-transparencias dejaban clarear sus
enormes y voluptuosos pechos y sus oscuros pezones. Joaqu�n no pudo resistir
clavar sus ojos en ellos, era como si le llamaran, como si le incitaran a
mirarlos y desearlos, tan redondos, tan turgentes, tan apetecibles� y los
imagin� desnudos entre sus manos que los oprim�an para mantener metida entre
ellos su enorme verga que se hab�a excitado y abultaba in disimuladamente sus
pantalones al haber imaginado semejante cuadro� esa mujer arrodillada ente �l,
con sus senos desnudos y sus pezones tan duros como dos perlas negras
exquisitamente esculpidas que acariciaban sus ingles y su pubis y casi pudo
sentir la dureza de aquellos pechos masaje�ndole la polla al son de la cubana
m�s excitante que jam�s hubiera imaginado.
La cena transcurri� con normalidad. Todos felicitaron a los
anfitriones, sobre todo a Laura que hasta le dio la receta de la crema de mel�n
a la esposa del Presidente que, a decir verdad, tambi�n miraba a Laura de manera
especial. Pero sus miradas, no la hac�an sentir inc�moda, todo lo contrario.
Laura se hab�a sorprendido a si misma cuando, en algunos momentos, era la que la
provocaba, dirigi�ndose a ella con algunas palabras queriendo, de esta manera,
llamar su atenci�n y comprobando que su entrepierna se humedec�a cuando aquella
mujer la miraba as�, con los labios entreabiertos, con ojos de lujuria�
Tras la cena, los directivos y el Consejero Delegado
abandonaron la casa pero el Presidente y su esposa se quedaron a tomar una copa.
Joaqu�n y �l, estuvieron hablando del proyecto mientras Laura le ense�aba la
casa a ella�
Este es nuestro dormitorio, da al jard�n y es muy
luminoso, dijo Laura mientras le ense�aba la estancia.
Es bonito� �lo decoraste tu misma?
Si, entre Joaqu�n y yo elegimos todos los muebles y
adornamos la casa a nuestro gusto y comodidad.
Me gusta el cabecero de vuestra cama�. �Te ha atado
Joaqu�n alguna vez a �l?...
�Perd�n? Coment� Laura algo confundida�
Si mujer, que si tu marido te ha atado alguna vez al
cabecero de la cama para follarte� Ver�s, nosotros tambi�n tenemos un
cabecero as�, y te confieso que en m�s de una ocasi�n, me han atado a �l�
hay hombres a los que les pone muy cachondos hacerlo, creyendo que te
dominan y les excita ver a una mujer atada con el culo en pompa dispuesto
para fall�rselo.
Aquello no es que hubiera incomodado a Laura, claro que
Manolo la hab�a atado alguna que otra vez a la cama y no solo a la cama, pero
no ve�a oportuno hablar de ciertas intimidades con una mujer desconocida.
Hace mucho calor, dijo Laura como queriendo desviar el
tema de conversaci�n... �te apetece que nos demos un ba�o en la piscina?
�Quieres que te deje un traje de ba�o y nos refresquemos un rato?
No me hace falta traje de ba�o� pero si crees que ba�arme
desnuda puede incomodarte a ti o a Joaqu�n, puedo dejarme puesto el tanga.
No, no, contest� Laura. � Por m� no hay problema y no
creo que a Joaqu�n le importe si a tu marido no le importa.
�Importarle a mi marido? Jajajajajaja � A mi marido le da
igual como me ba�e, como me vista, como me maquille y hasta le da lo mismo
que otros me follen de vez en cuando y en nuestra propia cama - �Crees que
�l no sabe que es un cornudo y que me tiro a cuantos hombres se encarte? ,
claro que lo sabe, como yo tambi�n s� que en alguna que otra ocasi�n se ha
follado a alguna putita cara. Ya ves, ambos suponemos lo que hace el otro
pero ninguno se atreve a pedir explicaciones al otro.
Ambas mujeres bajaron al jard�n y se incorporaron a la
conversaci�n a la vez que tomaban otra copa.
Laura� �A�n sigue en pie esa invitaci�n de darnos un ba�o
en la piscina? Pregunt� la esposa del Presidente.
Si claro, si te apetece, puedes hacerlo, como si
estuvieras en tu casa.
La mujer se aproxim� a Laura, y rozando su mand�bula con las
manos y acerc�ndose a su boca le dijo...
Me apetece, pero no sola, quiero que t� me acompa�es. Y
la bes� en los labios ante la atenta mirada de ambos esposos que las
observaban.
Se despojaron de sus vestidos y desnudas se adentraron en la
piscina. Aunque hacia calor, el agua estaba fr�a, y el contacto en su piel,
eriz� sus pezones que enseguida brotaron protuberantes en los generosos pechos
de Laura que estaba apoyada en uno de los bordes de la piscina, con sus brazos
sobre el bordillo y su cuerpo sumergido en el agua.
La mujer del Presidente se hizo unos largos y en uno de
ellos, termin� de dar brazadas a la altura de Laura, aproxim�ndose a ella, con
la cabeza a la altura de sus senos. La agarr� por la cintura y empez� a
propinarle leng�etazos a su cuello mientras que por debajo del agua, met�a una
de sus manos entre las piernas de Laura, separ�ndolas para poder llegar sin
trabas al interior de su co�o.
Laura no puso impedimento y buscando con su mirada la mirada
de su esposo, como quien busca una aprobaci�n, cuando ambas se cruzaron, se dej�
manosear por las manos de la desconocida y respond�a a sus besos con m�s besos y
a sus caricias con m�s caricias.
Joaqu�n, aunque pendiente en todo momento de la conversaci�n
que manten�a con el Presidente, no dejaba de quitarle ojo a su esposa que
retozaba ya fuera de la piscina como una hembra ansiosa, abierta de piernas
mientras que la otra mujer le sorb�a los jugos de su co�o y se lo reconcom�a
entre gemidos.
Disc�lpeme un momento Joaqu�n... �puedo hacer una llamada
desde su tel�fono? pregunt� el Presidente.
Claro que si Se�or, yo mismo se lo traer�.
No se moleste Joaqu�n, basta con que me indique donde
est� y acompa�e a las se�oras en mi ausencia. He de solucionar un asunto y
tardar� un rato.
Est� bien Se�or. En la sala, junto al sof� tiene un
auricular. Puede usar ese si quiere o si lo prefiere, arriba, en el
dormitorio hay otro desde donde podr� llamar con m�s intimidad.
Gracias Joaqu�n, utilizar� el de la sala, y ya sabe�. No
descuide a las se�oras, vaya con ellas�
Aquello le son� a Joaqu�n como una invitaci�n del Presidente
para poder satisfacer a su esposa adem�s de a Laura y as� fue como se aproxim� a
ellas que estaban tumbadas una sobre la otra en una de las hamacas del jard�n
junto a la piscina.
Ella permanec�a debajo, abierta de piernas y Laura, metida
entre ellas, a cuatro patas. Cuando Joaqu�n se aproxim� y vio el culo de su
flaca contone�ndose ante sus ojos, sinti� como si su polla le estallara y hubo
de desabrocharse la bragueta y bajando sus pantalones, dej� toda su verga al
aire, con la que empez� a rozar el culo de su esposa.
Laura, al sentirlo, se qued� parada y con una de sus manos,
empez� a tocarse el cl�toris y los jugos que se escapaban de su vagina, ella
misma, con sus dedos, los llevaba hasta su culo, metiendo un dedo en su ano,
como invitando a Joaqu�n a que siguiera con ese acto.
En ese momento, la desconocida se dio cuenta de la presencia
de Joaqu�n y presurosa, se acerc� a besar su paloma y a lamerla con dicha,
mientras que Joaqu�n con los dedos de una de sus manos, intentaba penetrar el
culo de Laura y con la otra mano, manoseaba las tetas de la desconocida. A
Joaqu�n le volvieron a parecer enormes y las amasaba entre su mano como horas
antes hab�a imaginado al verlas por primera vez, atrap�ndolas y pellizcando sus
pezones mientras ella daba gemiditos de placer como una perrita en celo cuyos
jugos le chorreaban entre las piernas. Al cabo de un rato, entre las dos
lamieron la polla de Joaqu�n a la vez que sus lenguas se rozaban y entre ellas
mismas se manoseaban las tetas. �l crey� estar so�ando, era la primera vez que
le ocurr�a algo as�. Desde el d�a de su aniversario con Laura, no hab�an vuelto
a incluir a nadie en sus momentos �ntimos y verse all�, en su propia casa, en su
jard�n, de pie, desnudo y con su polla relamida por dos bocas femeninas a cual
de ellas mas ansiosa por ensalivarla o com�rsela, aquello le parec�a estar
viviendo un sue�o, pensando ser el protagonista de una de las historias de las
Mil y una noches.
�l, satisfecho por dos mujeres, por la puta del Presidente de
una empresa a la que iba a vender su proyecto y por su propia odalisca.
Joaqu�n siempre se hab�a sentido sexualmente satisfecho con
Laura, pero reconoci� que en ese momento, sent�a como si su esposa nunca le
hubiera comido la polla de esa manera. Era como si ambas mujeres compitieran a
ver cual de las dos se la mamaba mejor, cual de las dos llegaba antes a
manosearle los huevos entre las manos o cual alcanzaba antes su culo para
acarici�rselo.
Una vez que la polla de Joaqu�n hubo sido bien atendida, y
casi al borde de una eyaculaci�n, Laura volvi� a tumbarse y a despatarrarse en
la hamaca. La mujer del Presidente se puso a cuatro patas sobre ella y mientras
que le ofrec�a su culo a Joaqu�n, penetraba con su lengua el co�o de Laura que
gem�a incesante...
- Si, si, si, sigue�.sigue�. gritaba Laura mientras se
retorc�a de placer en esa hamaca.
- No cabe duda de que te lo est�s pasando bien, �no flaca?
- �Y t�, no lo pasas bien Joaqu�n? Pregunt� la desconocida
mientras que con sus manos se abr�a el culo para que Joaqu�n la ensartara con su
polla.
- Claro que si, me encanta, tienes un culo para ser follado�
y eso es lo que voy a hacer�
- Si, Joaqu�n, f�llaselo, f�llaselo� dec�a Laura entre
gemidos.
Apenas y tuvo que prepararle el culo a la desconocida, estaba
tan excitada que lo ten�a completamente dilatado, esperando ansiosa que la polla
de Joaqu�n la ensartara. No hab�a duda de que ese culo hab�a sido follado muchas
veces y que estaba acostumbrado a abrirse para albergar en �l hasta algo m�s de
una enorme y endurecida verga como la de Joaqu�n.
Y as� fue como Joaqu�n eyacul�, atraves�ndole el culo a la
mujer del Presidente mientras la muy puta gritaba de placer y Laura se corr�a en
su boca. Era toda una experta con su lengua, la manejaba con soltura. Lo mismo
la utilizaba para relamer la vagina de Laura sorbi�ndole los flujos que para
golpear repetidamente su cl�toris o chuparle el culito introduci�ndola en �l una
y otra vez sin cesar. Laura casi crey� desmayarse de gusto. Era la primera vez
que su co�o era tomado de esa manera y por unos labios femeninos, tan carnosos,
tan mojados y con tanta pericia.
Despu�s de aquello, los tres se sumergieron en la piscina
para darse un ba�o y cuando estaban en ella, regres� el Presidente de haber
hecho su llamada.
Vamos querida, hemos de retirarnos ya, es tarde. Dijo.
�Ya nos vamos? �no quieres darte un ba�o? El agua est�
esplendida. Contest� ella.
No, querida, es muy tarde y ya hemos abusado demasiado
del tiempo y de la casa de Joaqu�n y su esposa.
Por favor, Se�or, dijo Joaqu�n� no es un abuso, hemos
estado encantados con su presencia.
Si, y con la de su esposa, a�adi� Laura.
Los tres salieron de la piscina y fueron a vestirse. Una vez
que la mujer del Presidente estuvo de nuevo arreglada, salieron a la puerta a
despedirlos.
Bueno Se�or, espero una llamada sobre lo hablado, dijo
atentamente Joaqu�n.
Si, no se preocupe, tan pronto como mi esposa haya tomado
una decisi�n, le llamar� para comunic�rsela.
Disculpe Se�or�. �su esposa?
Si, mi esposa es la Presidenta de esta empresa, yo solo
soy Presidente consorte, ella es la m�xima accionista y por tanto, la que
toma las decisiones.
No se preocupe Joaqu�n, mi esposo le llamar� el lunes a
primera hora. Acert� ella a decir, y a�adi� Laura, gracias por todo, la
cena ha estado deliciosa y ha sido todo un placer conocerte, espero que nos
volvamos a ver pronto.
Si, claro que si, cuando quieras nos llamamos y nos vemos
para tomar un caf�. Dijo Laura.
Bueno, para tomar un caf� o para lo que se tercie, �no?
Coment� ella mientras la besaba en los labios para despedirse.
Buenas noches Joaqu�n, buenas noches Laura, un placer.
La Presidenta y su esposo abandonaron la casa y Joaqu�n y
Laura se dirigieron a su dormitorio�
�Sabes que pienso Joaqu�n? Pregunt� Laura mientras se
contoneaba al subir las escaleras delante de su esposo.
Dime, flaca, dime que es lo que piensas.
Pues� que si la decisi�n de la firma de ese contrato
depende de ella, no has de preocuparte, creo que se ha marchado muy, pero
que muy contenta de esta casa� dijo Laura con una sonrisa en los labios.
Por cierto flaca, nunca te hab�a o�do gritar as� cuando
yo te he comido el co�o...
�No? �Est�s seguro de eso Joaqu�n?
S�, segur�simo�
�Qu� te parece si me atas al cabecero de la cama y me lo
devoras para comprobarlo?
Desde luego flaca�. Eres tremendamente seductora� te
quiero�