Me llamo Mar�a Jos� y quiero contar lo que me ocurri� hace
exactamente un a�o. Es una historia real y cada vez que pienso en lo que me
ocurri� no puedo evitar ponerme a mil, por este motivo he pensado en
compartirla, para saber la opini�n que merece.
Hace quince a�os que estoy casada, por lo que las lectoras
que est�n en mi situaci�n comprender�n f�cilmente que con mi marido ya lo he
probado todo en la cama. Aunque dentro de esta normal monoton�a no pod�a evitar
ciertas fantas�as, la verdad es que nunca hab�a tenido necesidad de buscar
desesperadamente una aventura.
Recuerdo que era un mi�rcoles y mi marido estaba de viaje. Ya
es tradici�n en mi casa que siempre que �l se ausenta surge alg�n problema
dom�stico. Efectivamente, cuando fui a limpiar un trasto de cocina que hab�a
ensuciado me encontr� con un monumental atasco en el fregadero. Despu�s de
maldecir todo lo maldecible, llam� a un tel�fono de reparaciones urgentes. Una
se�orita muy amable me dijo que me mandar�an un fontanero lo antes posible, por
lo que yo me despreocupe del tema pensando que aquel "antes posible" a�n pod�a
tardar bastante.
Me cogieron literalmente en bragas. Estaba tranquilamente
ordenando unos cajones totalmente de estar por casa, es decir en bata y
zapatillas, cuando llamaron al interfono. Como tampoco ten�a tiempo de
arreglarme un poco, decid� abrir la puerta. Total los har� pasar a la cocina y
los dejar� trabajar tranquilos, pens�.
Abr� la puerta y se me presentaron un operario de unos
cuarenta a�os, muy correcto en sus formas, de f�sico normal y un chaval de unos
veinte a�os que deb�a ser su ayudante. Mientras les explicaba mi problema, ya me
di cuenta que se les iba la mirada hacia mis tetas. Con las prisas no me hab�a
abrochado los botones de arriba de mi bata, y entre esto y que era bastante
ancha los t�os iban locos. Yo misma me sorprend� de mi forma de actuar, ten�a
que haberme cabreado y abrochado los botones r�pidamente. Sin embargo no hice
nada de esto, interiormente me sent� halagada, mis tetas a�n llamaban la
atenci�n de los t�os, mientras pensaba lo que era correcto, hac�a todo lo
contrario. Mov�a lo brazos para que las arrugas en mi bata les permitieran ver
algo m�s y empec� a sentir unas cosquillas en el estomago que hac�a tiempo que
ya casi hab�a olvidado. Joder, pens� divertida, despu�s de los a�os de monoton�a
a�n me queda algo de golfa. Les dej� en la cocina y me fui al cuarto de costura
contiguo, desde all� o�a sus risas, deb�an estar hablando de mis tetas. Sin
quererlo, entre divertida y asustada, me estaba excitando pensando en aquellos
t�os que ten�a en la cocina hablando de mis tetas y de mi culo.
El ayudante tuvo que marcharse a buscar una pieza, por lo que
el operario qued� s�lo en la cocina. Al rato me llam� y cuando entr� me lo
encontr� tirado boca arriba con medio cuerpo bajo el fregadero manipulando los
desag�es. Se�ora, me dijo, puede abrir el grifo, por favor. A�n no se por que,
para abrir el grifo puse una pierna a cada lado del fontanero, por lo que al
quedar abierta de aquella forma le di una ocasi�n para verme todas las bragas
que ya deb�an estar un poco h�medas, ya que cada vez me estaba poniendo m�s
cachonda. As� est� bien? le pregunt�, y al mirar hacia bajo vi que efectivamente
estaba contemplando a placer mis partes m�s sensibles. Hizo adem�n de
levantarse, y para ello se cogi� a mis piernas, entre el tobillo y la rodilla,
al quedarse sentado fue subiendo por los muslos con otras intenciones diferentes
al ejercicio de levantarse del fregadero. Aquel era el momento de frenarlo y
terminar con aquella situaci�n. Es lo que deber�a haber hecho, sin embargo, no
se bien el motivo, la calentura los a�os de monoton�a, no lo s�, pero me limit�
a dejar hacer. El hombre sentado debajo de mis piernas iba subiendo sus manos
gruesas por mis muslos, cuando lleg� al culo las desliz� por debajo de las
bragas y acerc� su cara a la parte delantera. Tuve que apoyarme en el fregadero,
me temblaban las piernas de la pura excitaci�n mientras notaba aquellas manos
por debajo de la ropa interior. Se puso de rodillas y empez� a lamer suavemente
el interior de muslo con la nariz pegada a mi co�o. Que bien lo hac�a el cabr�n.
Me aparto la tela que cubre el chocho y empez� a lamer todos los pliegues de una
forma muy suave pero con cierto ritmo. Era demasiado, me ve�a apoyada en el
fregadero con un t�o arrodillado entre mis piernas que me tenia cogido el culo
con todas sus fuerzas y me lam�a y chupaba el co�ito delicadamente, me sent�
viva por primera vez en muchos a�os. Lo apart� y el t�o se levant� casi sin
sacarme las manos del culo me meti� la lengua, pringada a�n de mis propios
jugos, en la boca, yo lo cog� del pescuezo con todas mis fuerzas y no t� por
primera vez su paquete contra mis bajos. Ahora se iba a enterar el mam�n, empec�
a bajar hasta quedar de rodillas delante del paquet�n, le desabroch� el cintur�n
de trabajo, le baj� lentamente la cremallera de la bragueta, apart� los
calzoncillos y cog� su liberada polla, la recuerdo muy dura, con la piel suave y
un inmenso capullo rojo, toda movi�ndose acompasadamente ante mi boca. Sin
pensarlo m�s, liberada ya de todos los tab�es, matrimonio, convenciones, me la
puse en la boca. Tan gorda estaba que trabajo me costaba mover la lengua, se la
pasaba por todo el capullo, por el pliegue de donde termina y a la vez chupaba.
Ahora era �l el que estaba de espaldas a los fogones, mirando al techo y
retorci�ndose. Me notaba caliente y mojada, necesitaba que me metiera aquella
tranca por el co�o pero no pod�a soltarla.
En estas estaba cuando pude o�r un ruido en la puerta de la
cocina, mir� de reojo y vi apoyado en la pared contraria al ayudante, que al
parecer hab�a vuelto, y al ver el espect�culo se hab�a medio bajado los
pantalones y se la estaba meneando. Cuando vio que lo hab�a visto primero hizo
un amago de irse, pero despu�s, se ve que se lo pens� y se acerc� con la polla
en la mano hasta ponerse al lado de su jefe. Que cabr�n, pens�, me debe tomar
por una guarra. Era un chaval joven alto y ten�a tambi�n una buena herramienta
entre sus manos, solt� por primera vez la del fontanero y cog� por los huevos al
ayudante empezando a lamer su aparato desde la base hasta la punta, la tenia
larga y caliente, �l no paraba de mene�rsela y a�n me pod�a llenar toda la boca.
Ahora estabamos en la mesa de la cocina el chico sentado y yo cogida en el borde
chup�ndole su polla y ofreciendo mi culo al oficial fontanero, que al verme as�
me la clav� con todas sus fuerzas.
Tal fue la envestida que casi tumbo al ayudante de un
cabezazo. Nunca hasta entonces hab�a tenido dos pollas a la vez a mi disposici�n
y es una situaci�n que toda mujer deber�a experimentar alg�n d�a en su vida.
Ten�a delante un cuerpo joven con la polla tiesa y dur�sima que me met�a y
sacaba de la boca, la lam�a chupaba y besaba y por detr�s una polla gorda y
veterana entrando y saliendo con maestr�a de mi co�ito. No quer�a que aquello se
acabara nunca, pero me estaba corriendo, estaba fuera de s�, me sent�a como una
guarra. Cuando empece a gritar de placer el ayudante se corri� en mi cara, yo
tambi�n me corr� como nunca, era como corriente el�ctrica, pero de placer, de
gusto, no pod�a creerlo, le estaba limpiando la polla y bebiendo toda aquella
leche joven. Una polla joven es magnifica y gustosa, pero ahora aparec�a ya
fl�cida y morcillona ante m�, mientras que la veterana es como un coche diesel,
estaba brillante por mis jugos, pero a�n tiesa como una mala cosa. Los tres nos
re�mos. Habr�a que hacer algo con el pobre fontanero.
Nos fuimos los tres a la habitaci�n. A mi me dio por re�r,
como me pod�a haber vuelto tan puta en tan poco rato?, por que lo bueno es que
no quer�a terminarlo aqu�, yo quer�a continuar. Nos tumbamos en la cama, yo en
el medio, con una tranca en cada mano, una gorda y dura, otra morcillona, pero
es asombroso como se recupera la polla de un veintea�ero. Pod�a notar como me
crec�a en la mano y esto me excitaba, cuando note que volv�a a estar brillante y
dura me puse encima del chaval para follarmelo, as� de claro. S�lo quer�a follar
y follar, me hab�a vuelto como loca. Mientras le cabalgaba con todas mis
fuerzas, toc�ndome con una mano el cl�toris, el fontanero se puso detr�s m�o, se
la embadurn� con un pote de crema que encontr� en la mesilla y me la endi�� por
el culo sin ninguna contemplaci�n. Di un grito de dolor, me hac�a da�o, mucho
da�o, pero a la vez me gustaba. Era una polla gord�sima, a�n no se como pudo
meterla, pero lo cierto es que mientras yo me cepillaba al ayudante, el
fontanero me cabalgaba a m� con todas sus fuerzas. Ya no sent�a ning�n dolor,
solo un gusto indescriptible, totalmente viva, deseada, s�lo pensaba en hacer
correr a los dos machos que ten�a dentro y me corr� de nuevo y ellos tambi�n, me
sal�a la leche de todos los agujeros.
Se ducharon, me arreglaron el fregadero y se fueron sin
querer cobrar su trabajo. Yo me quede sola de nuevo, me dorm� y al despertar no
estaba segura de que fuera un sue�o. Ya m�s despierta pude comprobar las manchas
en la cama y los restos de la reparaci�n de fontaner�a en la cocina. No lo he
vuelto a repetir, pero cada vez que mi marido me folla pienso en los fontaneros.