Relato: La sobrina de mi esposa



Relato: La sobrina de mi esposa

La sobrina de mi esposa


No se como fue que empezo. Creo que ocurrio cuando la sobrina
de mi esposa comenzo a desarrolar su cuerpo, evidenciando dia a dia que iba a
convertirse en una hembra como pocas. A�o tras a�o la vi crecer, vi como sus
peque�as tetitas empezaban a crecer y a ganar forma, aunque no iban a ser muy
grandes. Poco a poco su culo se hacia mas y mas apetitoso. Aquellas piernas se
hacian cada vez mas femeninas y menos infantiles.



No se exactamente cuando empezo, solo se que cuando me di cuenta, estaba
admirando aquel culito respingon, cubierto por unos pantaloncillos cortos que le
quedaban tan apretados pero que lo hacian lucir tan bien. Tambien me quedaba
viendo aquellas piernas bien formadas, con aquel precioso color canela claro que
se distribuia uniformemente en todo su cuerpo.



A sus 13 a�os, la sobrina de mi esposa era todo un bomboncito. Todavia le
faltaba crecer y tomar mas forma de mujer, pero con lo que ya llevaba se miraba
mucho mejor que muchas de las chavas del vecindario, algunas mayores que ella.

En una ocasion me pesco contemplando su trasero. Fue a partir de ese entonces
que decidi hacerlo de forma descarada con tal que ella me viera haciendolo. Ella
lo notaba. Siempre que caminaba de espaldas a mi se volteaba como para
asegurarse de que en realidad la estaba mirando. En ocasiones me daba temor de
que le dijera a mi esposa, pero el morbo podia mas.

Una vez pude confirmar lo que pensaba acerca de sus tetitas. La pude ver con una
franela blanca, completamente mojada, no llevaba nada por debajo, y sus peque�as
tetas se veian deliciosas, respingonas, coronadas por aureolas oscuras y pezones
relativamente peque�os.



Un par de veces logr� que ella entrara a la habitaci�n cuando yo me encontraba
desnudo. La primera vez me miro de piez a cabeza por un par de segundos y huyo
de inmediato. La segunda vez se quedo mirandome por mas tiempo. Sus ojos no se
apartaban de mi verga y rapidamente volteaban a los mios como queriendo
preguntarme algo, mientras mantenia una leve sonrisa en su rostro.



Hubo una tercera ocasion en la que me pillo en calzoncillos, pero con una
erecci�n completa, que hacia que los huevos se me salieran por un lado. Esa vez
me vio fijamente la verga, que luchaba por salir de su prision de tela, se rio y
salio corriendo con la mano en la boca, dejando escapar una risita nerviosa.

Pasaron los dias, durante los cuales sus visitas a la casa eran cada vez mas
frecuentes. Tambien ya se habia hecho comun que llegara con ropas escasas y
ajustadas. Le gustaba ir a ver la tele cuando yo me encontraba viendola a solas,
como para hacerme compa�ia. Siempre se sentaba cerca del tele, como para que la
pudiera ver a ella tambien. Se sentaba con las piernas cruzadas, o simplemente
abiertas, como para que yo pudiera ver su cosita.

Por las noches, cuando hacia el amor con mi esposa, pensaba en ella. Muchas
veces me corri en la conchita de mi mujer pensando que lo hacia en la de su
sobrina. Chupaba y mordisqueaba los pezones de mi mujer pensando en los de su
sobrina. Saboreaba durante largos minutos el clitoris y los labios del conejo de
mi mujer imaginando que era el de su sobrina. Incluso cuando la cogia por el
culo, me imaginaba que estaba empalando con mi verga el culo de su sobrina. Me
preguntaba, de llegar a follarla, si los quejidos y suspiros de su sobrina se
parecerian a los que mi mujer me regalaba cada vez que cogiamos.



Nunca deje de comerle el culo, las piernas y las tetas con la mirada. Nunca deje
de hacerlo con el mismo descaro. Ella me miraba haciendolo y no decia nada.
Tampoco hacia nada para evitarme ni buscaba como alejarse de mi. Al contrario,
parecia que queria acercarse a mi, aunque de forma muy timida e insegura.



En visperas de fin de a�o, mi mujer decidio hacer un viaje a visitar a su madre
en las afueras de la ciudad. Se llevo a los ni�os y yo me quede en casa porque
tenia unas juntas con unos clientes que no podian aplazarse. Total, no era el
primer fin de a�o que pasabamos separados. Tambien me gustaba porque iba a
disponer de tiempo libre por las noches para salir con amigos y celebrar, al
menos por unos diez dias.



El 30 de diciembre ya no tenia nada que hacer. Ya habia salido de lo de las
juntas y solo me quedaba ir a la oficina a hacer un par de reportes y listo. Fue
estando alla que recibi un email. Era de mi esposa. Decia que su sobrina se
habia quedado sola en casa ya que su hermana y su cu�ado no habian podido
confirmarse en el vuelo de regreso y habian decidido regresar por tierra.
Aquello iba a tomar como unos dos o tres dias y queria que mientras tanto yo me
ocupara de ver que todo estuviera bien con la chica y la casa tambien. Le
respondi al mensaje, asegurandole que me encargaria de todo.



Inmediatamente llame al telefono de la casa de mi cu�ada. Como lo esperaba, me
contest� la chava. Le propuse que iba a pasar el fin de a�o con ella en su casa,
pero ella me dijo que le gustaba mejor ir a mi casa, que era mas espaciosa y que
la sentia mas segura. No se a que venia lo de segura. Mi casa en realidad es un
poco mas grande, pero la casa de mi cu�ada es bien segura, con sistemas de
alarma que en caso de intrusos mandan se�ales a la agencia de seguridad para que
sus patrullas se encarguen de todo. En fin, algo me decia que iba a suceder lo
que iba a suceder y no queria evitarlo para nada.



Como habiamos convenido, pase a buscarla. Me asegure de dejar las alarmas
conectadas. Luego nos fuimos a mi casa.

La chica iba vestida con unos pantaloncillos holgados y una franela blanca, sin
nada por debajo. Me llamo la atencion que estuviera vestida de esa forma y le
comente algo acerca de los pantaloncillos. Ella no dijo mucho, nada mas un
comentario vago. Yo no dejaba de contemplar sus piernas y maliciosamente
aprovechaba para rozar su pierna izquierda con mis dedos cada vez que manipulaba
la palanca de cambios. Ella no decia nada, solo sonreia y volteaba la cara para
el lado de su ventana.

Al llegar a mi casa ella subio a la habitacion de los ni�os y cerro la puerta
con llave. Pude escuchar que se habia metido a la ba�era, donde estuvo largo
rato.



Al caer la noche unos amigos me llamaron para ver si me les unia en una disco.
Dude por un momento, pero luego me decidi y les dije que iria, pero que me
acompa�ar�a mi sobrina de 13. Me dijeron que no habia problema, que conocian al
due�o del local y que no me preocupara por nada.



Subi a la habitacion donde se encontraba ella. Todavia estaba con llave. Toqu� a
la puerta y ella me contesto. Le dije que si le parecia que salieramos, que
ibamos a una disco con unos amigos mios a pasar un rato alegres. Abrio la
puerta. Estaba desnuda, cubierta solamente por una toalla, aunque la mire un
poco turbada y sudorosa. Me dijo que estaba bien, que le avisara cuando fuera la
hora para bajar e irnos. Le pregunte que si todo estaba bien, me dijo que si. Le
pregunte que si no queria algo de tomar o de comer, que no tuviera pena.
Nuevamente me dijo que estaba bien, que no le hacia falta nada. Me dio un beso
en la mejilla y cerro la puerta con llave de nuevo.



Tal como mis amigos dijeron, la entrada no fue problema. Una vez adentro pude
comprobar lo que sospechaba, que la chiquilla no era la unica menor de edad en
aquella disco. Habia chavos y chavas de diversas edades, todos menores. La moda
en las chicas parecia una especie de uniforme: jeans muy ce�idos la cuerpo,
varias pulgadas por debajo del ombligo, con blusas muy breves y tambien ce�idas
al cuerpo. El maquillaje un poco exagerado pero agradable a la vista, con
miradas picaras, en especial al ver hombres adultos como yo. La chava no era la
excepcion. De vez en cuando la podia pillar lanzandole miradas a mis amigos y a
alguno que otro que pasaba por donde estabamos.



Estuvimos cerca de un par de horas tomando cervezas y hablando de cualquier cosa
o simplemente viendo el desfile de chavas y hembras, todas a cual mas apetitosa.
Cuando tocaron un remix de reggae, decidi sacar a la chava a bailar. En un
inicio me preocupo un poco que mis amigos me vieran, pero despues note que ellos
estaban en lo suyo y para nada se percataban de lo que ocurria ni siquiera a la
par de ellos. Ninguna de las que les acompa�aba era su pareja o esposa. De hecho
eran chavas jovenes, mayores que mi chava, pero que andaban en plan de algo mas
que solo compa�ia en una disco. Pude ver a Jorge Luis, el que me habia llamado,
meter la mano debajo de la blusa de la chica que estaba con el mientras se
fundian en un largo beso. Los otros hacian cosas parecidas como acariciar las
nalgas de sus acompa�antes, e incluso uno de ellos ya le habia abierto los jeans
a su chica y le estaba metiendo la mano en su entrepierna.

Viendo todo aquello y otras cosas que ocurrian en otras mesas, me dispuse a
disfrutar a mi chava. La pegue a mi, sujetando su cintura. Ella rozaba su
conchita con mi pierna y a veces subia hasta mi ingle. La verga la tenia tiesa
desde que habiamos empezado. Ella tenia sus manos en mis hombros, que poco a
poco se fueron juntando hasta terminar entrelazadas detras de mi cuello. Para
ese entonces ella ya estaba bien pegada a mi, y deliberadamente se rozaba contra
el bulto de mi verga. Yo baje mis manos de su cintura a sus nalgas, las cuales
masajeaba al ritmo de nuestro baile. Poco a poco nuestras caras se fueron
acercando. Nuestras frentes se tocaron primero. Luego nuestras narices se
rozaron. Nuestros cuerpos se movian a un ritmo mas pausado y cadencioso.
Nuestras bocas se acercaron. Pude sentir su aliento c�lido e inoloro sobre mis
labios. Su respiracion era agitada. No pude mas. Finalmente selle su boca con la
mia y nos perdimos en un beso del que no supimos la duracion. Ya estabamos
practicamente abrazados y fundiendo nuestras bocas con ese beso. Sentia como
ella no dejaba de rozarse conmigo, frotandose contra mi pija que seguia tan dura
como al inicio. A pesar de la musica, podia escuchar sus suspiros y gemidos
apagados por el beso cada vez que rozabamos nuestros sexos o cuando apretaba sus
nalgas por encima de los jeans.

Cuando por fin rompimos el beso, nos miramos fijamente a los ojos. Ella tenia
esa mirada que a veces ponen las mujeres, como queriendo decir "T� mandas". Le
dije "�Nos vamos?". Ella contesto con un movimiento de cabeza. La tome de la
mano y nos fuimos de aquel lugar.



Al llegar a la casa, apenas pude cerrar las puertas y activar las alarmas. Nos
besamos y acariciamos como locos. Ella no dejaba de tocarme la verga por encima
de los pantalones mientras su lengua se esforzaba por explorar mi boca. Yo por
mi parte manoseaba a mi gusto sus tetas, pellizcando los pezones por encima de
la blusa que no tarde en quitarle. Cuando desnude sus pechos, me abrazo.
Seguramente tenia pena de que los viera. Nuevamente nos unimos en otro beso y
pude acariciarlos a mi antojo ya sin el estorbo de la tela. Eran peque�os pero
bien formados y suaves. Los pezones ya estaban duros, erectos. Me desprendi de
su boca y baje a su cuello. Sus gemidos y su ruidosa respiracion hacian que me
exitara aun mas todavia, pero me propuse conservar la calma. Aquel manjar lo iba
a devorar por completo, pero con bocados muy peque�os.



Lami y mordisquee su cuello y su exitacion aumento aun mas. Baje a su pecho y
tome una de sus tetas en mi boca. Por fin me daba gusto chupando una de aquellas
dulzuras. Me entretuve por unos 30 segundos mientras la escuchaba gemir y jadear
cada vez que yo succionaba. Luego me dedique a la otra mientras con mi mano
masajeaba la anterior y pellizcaba suavemente el pezon. Casi desfallecida por el
placer que le estaba dando, a duras penas tuvo resuello para decirme que queria
que la llevara a la cama. La cargue en mis brazos y subimos a la habitacion de
huespedes. Ella me detuvo y me dijo que queria que fuera en mi habitacion, en la
misma cama donde cogia con mi mujer. Su peticion fue como una orden para mi.



La tumbe en la cama y rapidamente me quite la ropa. Ella me vio desnudo y erecto
por primera vez, salvo que ahora no habia ninguna sonrisa en su rostro, sino una
mirada de lujuria y de hambre de placer. Le quite sus ropas, hasta dejarla
totalmente desnuda tambien. Por unos instantes me deleite con la belleza de su
cuerpo. Todavia le faltaba para llegar a tener la armonia de toda una mujer,
como la que tenia su tia, mi mujer. Se miraba que despues de un embarazo,
aquellas caderas se ensancharian un poco mas y quedaria justo con la medida
perfecta. Sin embargo, asi como estaban, juveniles y un poco estrechas, eran
perfectas tambien. Su co�o tenia pocos vellos, todavia finos y suaves. Su rajita
se miraba brillante a causa de los fluidos vaginales que la habian inundado
quien sabe desde hora de la noche.



Me tumbe sobre ella y le di un profundo beso mientras mis manos recorrian su
cuerpo desnudo. Acaricie sus piernas, sus caderas, su cintura. De vez en cuando
nos poniamos de costado y yo aprovechaba para poder acariciar sus nalgas y meter
mi mano por en medio para recorrer desde su culo hasta su raja y luego volver
hasta subir a su espalda, para bajar nuevamente hasta su inundada rajita.



La puse de costado y de espaldas a mi para poder sentir mi verga entre sus
nalgas. Con mi brazo por debajo de ella, mi mano tenia libre acceso a sus tetas,
las que yo masajeaba constantemente, mientras con mi otra mano levante su pierna
derecha y la puse sobre mi cadera. Luego comence a pasar la punta de mi pija a
todo lo largo de su raja, desde su clitoris, pasando por la entrada de su vagina
hasta llegar a su culo y luego de regreso. Me gustaba sentir como se estremecia
cuando la punta de mi verga pasaba por la entrada de su vagina. Para tentarla
aun mas, le puse la punta justamente en la entrada de su cuevita de amor. Empuje
un poco. Ella estaba a mas no poder. Hizo un intento de bajar y clavarse ella
sola, pero se lo impedi. Solo me dijo "Ay, amor!" en un tono que sono a una
mezcla de reclamo y suplica. La tumbe sobre su espalda y mientras le daba un
largo beso, comence a manipular su sexo. Ella en respuesta abrio sus piernas aun
mas, dandome todo el acceso que yo quisiera. Frote un poco su clitoris y sus
labios. No me entretuve mucho en eso y me dediqu� a explorar su cuevita con mis
dedos. Lo que sospechaba era cierto, la chica ya no era virgen. De hecho, su
vagina estaba bastante dilatada para ser la de una chava de 13. Era mas estrecha
que la de mi mujer, pero mas abierta de lo que yo pensaba.



Comence a masturbarla con mis dedos. Ella movia sus caderas ritmicamente
mientras yo besaba su cuello o bajaba a chupar sus tetas. Hacia unas caritas
deliciosas, y los gestos con su boca eran encantadores. Varias veces cubri su
boca con un beso, sintiendo sus gemidos dentro de mi boca.



Finalmente tuvo un orgasmo devastador, que estuvo acompa�ado por sus gritos de
placer. Sus manos apretaban mi brazo mientras todo su ser estallaba de placer.
Su cara se contorsionaba infinitamente y su boca parecia que nunca se cerraria
ni dejaria de gritar. Fue simplemente maravilloso.

Cuando por fin el silencio invadio la habitacion, solo el sonido de su
respiracion agitada imperaba en el lugar. La abrace con mucha ternura y cari�o
mientras le daba un apasionado beso. Ella miro mi verga al tiempo que la
sostenia en sus manos.



- Sabes? Desde hacia mucho tiempo queria estar asi con un hombre. Nunca espere
que llegara a ser tu.



Yo la deje seguir, sentia que ella queria descargar algo, y no me lo queria
perder.



- Desde que comenzaste a mirarme asi, sin la menor verguenza, me diste algo con
que fantasear. Las veces que me dejaste verte desnudo fueron las que me
sirvieron para masturbarme muchas noches pensando en tu pija. Hoy que venimos a
la casa, mientras veniamos en al auto, en mi mente rogaba porque tocaras mis
piernas, y que subieras hasta tocar mi chochito. Por eso llevaba esos
pantaloncillos holgados que notaste, para que tus manos pudieran subir sin
problemas hasta home. Cuando me encerre en el cuarto, me fui a la ba�era a
masturbarme con el chorro de agua. Creo que me vine como cuatro veces. Y cuando
me llegaste a hablar, para decirme lo de la disco, en realidad me interrumpiste.
Estaba dandome gusto con mi novio.



- Novio? -. Me dejo preplejo por unos instantes. Ella se levanto y me dijo que
ya regresaba. La escuch� ir a la habitacion y al poco rato regreso. En su mano
traia a su novio. Un consolador, algo mas peque�o que mi pija. Me lo mostro y
sonrio, poniendo una carita deliciosa de ni�a traviesa.



- Has tenido sexo con alguien antes? -. Le pregunte.



- No. Le he permitido a algunos chicos que me toquen. Algunos me han mamado mi
conchita, pero nada mas. Si me preguntas por mi virginidad, te dire que soy
virgen. Ningun hombre me ha tocado todavia. Queria que fuera un hombre, no uno
de los chavos que no saben nada de una mujer. Quiero que seas tu.



No hablamos mas. Inmediatamente la tome de la mano y la hale a la cama. Nos
besamos con pasion, mientras mi mano nuevamente exploraba su sexo. De su boca,
comence a bajar a su cuello, luego a sus pechos, los cuales bese y chupe por
enesima vez aquella noche, luego baje a su abdomen, bese y jugue un poco con su
ombligo, segui bajando hasta llegar a su vientre, donde le regale muchos besos,
luego subi a uno de sus muslos y lo bese todo, hasta llegar a su pie, luego
volvi a bajar para subir al otro, y de nuevo volvi a bajar. Esta vez continue
hasta llegar a su conchita. Frote toda mi cara en ella, queria llenarme de su
olor, de sus jugos, queria tener su sexo cubriendome la cara por completo.
Finalmente, sin mucho preambulo, abri sus labios y comence a lamer su clitoris y
la entrada de su cuevita. Puse sus piernas por encima de mis brazos, asi
mientras me daba un banquete con su sexo, mis manos masajeaban y pellizcaban sus
tetas. Sus manos estaban en mi cabeza, presionandome como para que no me
apartara ni un segundo de ella. Sus gemidos y jadeos eran como los que hacia
minutos habian inundado la habitacion. Cuando chupaba su clitoris ella gritaba,
si solo lo lamia o lo aplastaba con la punta de mi lengua ella gemia
fuertemente. Por fin probaba la miel de su sexo, despues que ella tantas veces
me lo mostro comprimido bajo sus pantaloncillos cuando miraba la tele. No pude
mas. Mi verga estaba tiesa y los huevos me dolian de tanto esperar. Le di un
ultimo chupon a su clitoris con el cual hice que emitiera una mezcla de gemido
con grito que fue como musica para mis oidos.

Me miro con cara de cansancio, agitada su respiracion. Me dijo que era la mejor
mamada que le habian hecho. Yo le sonrei y luego le di un beso. Ella dudo por un
instante en corresponderme, seguramente al sentir sus propios jugos en mi boca,
pasando a la suya. Pero despues me devolvio el beso con la misma pasion.



Separe sus piernas y me puse en la entrada de su sexo. Mi pija me pedia a gritos
que la dejara entrar ya en aquella gruta, pero me contuve un poco. Me encanto
verla asi, con las piernas abiertas, lista para gozar como toda una mujer.
Sudorosa, agitada, caliente, lista para ser penetrada. Iba a entrar en ella
cuando me dijo:



- Hazme tuya como si fuera mi tia, tu mujer. Cojeme como la cojes a ella. Quiero
sentir aqui en su misma cama lo mismo que tu le das por las noches.



Yo le dije:



- No te preocupes, mi cielo, te hare sentir totalmente una mujer.



- Te cuento algo? -. Me dijo ella. - Una vez escuche a mi tia hablando con mi
mama. A mi tia le oi decir que tu pija era riquisima, que se sentia afortunada
por tener a un macho como tu en su cama. Eso es lo que quiero, un macho como tu,
con toda la experiencia, para que me tomes y me hagas tu mujer esta noche.



Me sonrio, y ya no dijo nada mas. Me coloque en su sexo, y empece a empujar. Con
solo sentir la punta entrando por su vagina, gimio mientras rodaba sus ojos
hacia arriba. La chica estaba en otro mundo, gozando de placer. Yo segui
entrando en ella. Me parecia mentira que mis 8 pulgadas podian entrar en ella
tan facilmente. Sin embargo recorde a su novio, el se habia encargado de allanar
el terreno bastante bien. Seguramente la chava tenia a�os de usar aquel
consolador. Ella seguia gimiendo y jadeando a medida que yo seguia entrando,
hasta que finalmente tope.


Me abrazo, y con sus piernas me sujeto, colocando sus pies en
mis nalgas, como para presionarme y hacer que entrara aun mas profundo. Le
pregunte que si estaba bien, y me respondio que si con un leve movimiento de su
cabeza. Creo que nos quedamos asi por un minuto o algo asi, hasta que ella misma
comenzo a mover sus caderas sugerentemente, con lo que yo no necesite mas avisos
y empece con el mete y saca. Al principio lo hice algo despacio, temiendo
lastimarla, pero ella misma me rogo que lo hiciera mas rapido.



- Como a tu mujer, como a una puta, no me tengas piedad.



Con esas palabras basto para que yo diera rienda suelta a lo que por tanto
tiempo habia retenido. Yo embestia con fuerza, sintiendo aquel riquisimo co�o
que apretaba mi pija con firmeza. La cama crujia cada vez que embestia. Ella tan
solo gemia y gritaba cuando se la dejaba ir hasta el fondo con toda el hambre
que le tenia. Sus dedos se me clavaban en la espalda, sentia sus pies todavia en
mis nalgas, empujandome hacia adentro, la chica era insaciable, ya se habia
convertido en una mujer que gustaba del sexo a lo salvaje.



Segui bombeando mas y mas hasta que ella empezo a agitarse y a gritar mas aun.
Su primer orgasmo vaginal producido por una verga de verdad estaba llegando.
Segui dandole y ella grito y grito como por un minuto. Yo ya no podia mas, y a
iba a estallar. Quise sacarla para chorrear toda mi leche sobre ella. No queria
propiciar un embarazo. Pero ella me lo impidio. En un breve instante de
consciencia me apreto aun mas las nalgas con sus pies, al tiempo que me dijo de
forma casi inaudible "pastillas". Y siguio con sus movimientos de caderas,
invitandome a continuar hasta el final. Comprendi que la muy zorra habia
planeado esto con bastante antelacion. Ya estaba tomando anticonceptivos.


No necesite mas. Unos cuantos empujones mas y deje ir toda mi
carga dentro de ella. Gru�i como un potro mientras chorros y chorros de semen
inundaban por completo aquella vagina. Arquee mi espalda para hundirle aun mas
mi sable de carne en su conchita, mientras no dejaban de salir chorros de semen
que seguramente se estrellaban en su tierno utero. Ella tambien reacciono y
arqueo su espalda y presiono su sexo contra el mio, al tiempo que gritaba de
nuevo y se estremecia otra vez. Estaba teniendo otro orgasmo mas.


Entre sus gritos y mis gru�idos no se quien hizo mas ruido,
pero aquello fue inolvidable. Cuando nos quedamos callados y quietos, ella
aflojo sus piernas y se relajo sobre la cama. Yo comence a sacar mi espada de
sus entra�as lentamente. Ella solo dejo escapar un quejido que duro lo que yo
tome en salir de ella. Finalmente me tumbe a su lado. No supe mas.



El sonido algo apagado de un celular me desperto. Por unos instantes no
recordaba nada hasta que vi a la chava a mi lado, noqueada por el sue�o y la
formidable cogida de la que habia sido objeto. Me levante y saque mi celular del
bolsillo de mis pantalones. Era Jorge Luis. Queria saber de mi, ya que me habia
hecho humo de la disco sin decirle nada a nadie. Le dije que todo estaba bien,
que la chica se habia sentido mal por las cervezas y que la traje a casa.
Hablamos de unas cuantas cosas mas y luego colgamos. Mire en la pantalla del
telefono, eran las nueve de la ma�ana del 31 de diciembre.



Mire a la chica en la cama, parecia un angel, desnuda y completamente dormida.
Su sexo todavia exudaba mi semen, y hasta habia formado un charquito en las
sabanas. Me volvi a acostar a su lado, abrazandola. Ella se movio tan solo para
abrazarme mejor y echar su pierna encima de mi. Aquello era el paraiso para mi.
Nos quedamos asi.



Cuando por fin despertamos los dos, ya eran las once de la ma�ana. Le di un
beso, el cual ella correspondio.



- Que vamos a hacer hoy? -. Me pregunto.



- Jorge Luis me llamo, queria saber que habia sido de nosotros. No te preocupes,
no le he contado nada ni lo hare. Nunca nadie lo sabra. Tambien pregunto si
queriamos ir a una fiesta de fin de a�o en casa de un amigo, que dices?



No me dijo nada. Me abrazo y se acurruco conmigo. Yo la abrace y le di varios
besitos en sus mejillas y cuello. Luego me dijo:



- Quiero que tu y yo estemos juntos este fin de a�o. Quiero que repitamos lo de
anoche esta misma noche. Quiero que me folles y correrme contigo en cuanto den
las doce campanadas. Y no te preocupes, yo a nadie se lo dire. No quiero
arruinarlo porque quiero volver a hacerlo contigo todas las veces que se pueda.



Le di un beso mientras mis manos acariciaban su cuerpo. Sus delicadas manos
acariciaban mi pija y mis cojones. Mi verga ya estaba poniendose dura nuevamente
y ella la apretaba como para comprobar su dureza. Le dije:



- Quieres que practiquemos un poco?



Por toda respuesta me beso al tiempo que se subio encima de mi, abrio sus
piernas y me ofrecio su sexo para iniciar la primera cabalgata de su vida.




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Relato: La sobrina de mi esposa
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