Relato: La estancia (I) La estancia de los abuelos era el punto de reuni�n todos los
veranos, de los cuatro hermanos solamente mi madre Clara y mi t�o Juan ten�an
hijos, Carlos (17) yo Pedro (14) y Esther (15) y Antonio (18), los otros t�os
Mar�a y Jos� viv�an en la estancia ambos solteros, esas vacaciones eran las
primeras donde los abuelos ya no estaban (hab�an fallecido en el invierno), la
pileta y el parque eran espectaculares el espacio verde, los caballos cortaban
las hierbas que repasadas por el jardinero manten�an la magnificencia de ese
verde tan hermoso , esos arboles que cortan el viento se mov�an y arrullaban con
su sonido nuestros juegos.
Los tres varones dorm�amos en la pieza de la abuela , la del
abuelo estaba vac�a, Esther y Mam� dorm�an en la pieza de siempre y Juan con la
se�ora, los dormitorios de Mar�a y Jos� separados estaban en la planta alta, esa
noche todo los comentarios entre nosotros era sobre el cuerpo que tenia Esther,
que buena se hab�a puesto, era toda una hembra, eran las exclamaciones de su
hermano y el m�o, Mam� se hab�a separado, en los comentarios escuchados la causa
era su homsexualidad, su falta de ganas de trabajar , en definitiva hacia cinco
a�os que no aparec�a.
Antonio exclamo a ver mi cuerpo, que parec�a una ni�a, pelo
largo flaco, muy poco pene, pese a las pajeadas, no me molesto, tampoco el
comentario de mi hermano, que agarrando su falo, dirijiendos� a mi expresaba que
yo lo miraba con cari�o, desde hacia tiempo , me encantaba mirar a los hombres y
tambi�n a las mujeres , pero estas con ganas de estar en su cuerpo, cuando
Antonio cerro la puerta con llave imagine algo, pero nunca lo que realmente
paso.
Saco sus calzoncillos y dejo al descubierto ese aparato que
dejaba chico al de mi hermano, mi mirada no se corri� de el mientras se
acercaba, abr� la boca, �l apoyo sobre mi lengua extendida esa barra ya con
liquido , enroscando en su glande mi lengua cerrando los labios empece a gozar ,
cerrando mis ojos, no me importaba lo que hac�a mi hermano, tome con mi mano y
bombeando su semen lo dirig� a mi lengua y cuerpo, ya mi estado de calentura fue
tal, que apenas me di cuenta de que mi propio hermano puso su falo en mi boca y
como una veterana mamadora lo hice acabar, el arrodillado yo en cuatro patas,
empece a sentir en mi culo virgen, saliva y caricias hasta que un gran dolor me
volvi� a la realidad de ser puto, bien enculado, el semen de ambos se mezclo en
mi boca y entra�as.
Mientras mi primo me acariciaba con su falo mis nalgas
abriendo mi dolorido culo, lamiendo el falo de mi hermano, le dije:
!Si lo miraba con cari�o!
En la noche dorm� con mi primo, que abraz�ndome acariciaba
mis tetillas dici�ndome al o�do, lo buena puta que era.
Me duche a la ma�ana, refregando mi cuerpo, cerraba los ojos
imaginando , la noche que �bamos a pasar, otra vez, esa ma�ana paseamos a
caballo por los potreros bajos, Esther me pidi� que la acompa�ara por el monte
del casco, un lugar paradisiaco que en pocos metros engulle la imagen de
personas y animales , no pod�a dejar de mirar su cuerpo, era justo el que yo
hubiese querido tener, el ese cuerpo el que deseaba para ser cogida como mujer,
mi falo se puso erecto molestando para cabalgar, la sonrisa de Esther me hizo
poner colorado, me invito a caminar llevando los caballos a pie, acepte, me
extra�o cuando ato su yegua a un �rbol, bajo el mantillo y me invito a
recostarme con ella,
lo hice, mi falo segu�a erecto su mano lo tomo sobre el
pantal�n y en su cara la entrega me hizo recordar mi propia cara de la noche
anterior, fue ella la que me bajo el pantal�n , nos paramos un momento dejando
nuestro rosada piel de la cintura para abajo libres, tome mi mantillo e hicimos
un lecho sobre las hierbas , ella abri� sus piernas, tal cual abra visto mi culo
su hermano su cueva estaba frente m�o, mi falo entro su experiencia me recibi�,
para mantenerlo adentro tuve que imaginar que me culeaban , as� completamos
nuestra primer relaci�n, su sonrisa de satisfacci�n coincid�a con la m�a, no
pod�a imaginar cuanto deseaba ser ella, tampoco cuanto esperaba a la noche para
hacer realidad con su hermano mi completo goce.
Nos vestimos y saliendo del monte recorrimos al galope por el
borde del casco el camino a la caballeriza, lavamos los caballos y nos fuimos a
almorzar, en la mesa, las miradas de ambos primos golpeaban mi cara, pidiendo
m�s de mi cuerpo, descansamos la siesta, tanto mi hermano como mi primo
quisieron seguir la fiesta, sabiendo que estar�a destruido a la noche, les ped�
que a la noche repiti�ramos, cerr� mis ojos recuperando fuerzas, los deje
paje�ndose en honor de Esther y mi culo.
En la pileta, jugamos como siempre, fue mi primo que me dec�a
que estaba preciosa que mi culo estaba m�s formadito, tanto me hablaba , que su
hermana me pregunto , a lo cual le conteste que me dec�a que su culo era
perdonable solamente por ser su hermana.
Esa noche mientras mamaba a mi primo le puse mis dedos en su
culo, primero arisqueo un poco, luego le gusto, le cerr� el m�o mi hermano
indic�ndole que lo tomara a nuestro primo , el fragor dado o sus ganas, me
hicieron esmerar en mi juego oral, sent� la punta del glande de mi hermano en el
agujero dilatado por mis dedos, el �xtasis de la enculada lo sent� en mi boca,
recibiendo casi al instante su leche a la que trague, tome con su mano en
caricias de mis manos, me levante y lo bese , ver su cara de goce me puso
contento, quiz�s pensando en que �ramos ya los dos putos, cuando acabo mi
hermano, supe casi al instante que mi primo lo iba a culear, para dejar sentado
que no hab�a ning�n macho, que �ramos todos iguales, por lo que sea, estaba
seguro y as� lo hizo.
Pare su agresividad, me hinque mamando a mi hermano, con el
mismo juego anterior pero en verdad m�s entregado acaricie con mis dedos su
esf�nter, otra vez el �xtasis de goce, ahora a mi hermano acepto el embate,
recordando mi dolor por el tama�o, me esmere a pleno, no tuve sorpresa de sentir
como el dolor dio paso al goce.
Me faltaba penetrarlos ese no era el momento, recostados en
una misma cama encimados nos dormimos acariciando nuestros sexos mutuamente.
A la ma�ana nos levantamos tarde, la puerta cerrada con llave
paro los intentos de Esther en sus ganas de entrar, le extra�o a mis amantes,
que ella me buscaba a m�, en otro momento les contar� como sigue.
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Relato: La estancia (I)
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