Relato: Mi hija y yo 2 Como dije, nos fuimos a vivir a casa de Juan, y nos convertimos en sus mujeres, nos cachaba juntas o por separado como se diera la cosa, mi hija y yo tambi�n tenemos relaciones entre nosotras cuando Juan no esta, que se va de viaje, ya que tiene una peque�a empresa, o no era raro que yo llegue a casa y la encuentre a Ana mi hija sentada en la pija de Juan dejando que este le cache el culo o su concha, ya que Juan la hizo mujer desvirgando su concha y rompiendo su culo, est�bamos los tres siempre desnudos en casa, que fortaleza tiene este hombre para estar siempre dispuesto a servirnos a mi hija y a mi. Yo no puedo dejar de reconocer que soy alcoh�lica, bebo todos los d�as y me agarro cada pedos que no se ni como me llamo, pero eso a Juan no le importa ya que siempre tanto mi hija como yo estamos dispuestas a cachar con �l. Muchas veces nos sentamos los tres en el sill�n del sal�n, �l sentado en el medio y nosotras a cada lado a ver tele y mi hija y yo le chupamos la pija mientras el nos mete los dedos por donde se le ocurre, le bailamos desnudas, �l es nuestro hombre y nosotras sus mujeres. Le cumplimos todos sus deseos, los s�bados y los domingos son nuestros d�as de gloria, mientras Juan le cacha el culo a mi hija, yo bailo desnuda para ellos, o a la inversa, mientras el cacha mi culo, mi hija nos baila a nosotros, despu�s mi hija y yo terminamos chupando nuestras conchas, mostr�ndole a Juan, que sumisas somos con �l, es nuestro due�o. Un s�bado a la noche en que yo como de costumbre estaba borracha, Juan le dijo a mi hija que quer�a ver como me daba una paliza con una correa, y que yo no dijera nada, sin quejarme, y as� lo hicimos, mi hija Ana trajo una correa y me empez� a dar correazos por todo el cuerpo, por mis nalgas, por mis piernas, por mi espalda, y yo no pod�a decir nada, callada ten�a que estar, pero sab�a que despu�s de la paliza, Juan me hac�a el amor como nunca, haciendo que disfrute lo que nunca disfrute, yo ya no trabajaba mas, pero sin permiso de �l no pod�a salir de casa, me gusta como me trata Juan, �l es mi due�o, y el due�o de mi hija y nosotras le pertenecemos. Una noche ve�amos pornograf�a por internet y vimos a una mujer cogiendo por el culo y que el hombre sacaba su pija sucia de las heces de la mujer y ella se daba vuelta y se la limpiaba con la boca, pera seguir cogiendo por el culo, y a Juan se le ocurri� que cuando una le ensucie su pija, la otra se la limpia con su boca, as� que cuando sale sucia del culo de mi hija, yo se la limpio con mi boca o cuando sale sucia de mi culo, mi hija le limpiaba la pija con su boca. La verdad que somos felices, se que somos unos depravados, estamos echando a perder a mi hija, y yo no hago nada por mi adicci�n al alcohol, pero veo a mi hija feliz, Juan no nos niega nada, todo lo que queremos nos lo da, salimos de compras, vamos a cenar fuera los tres, mi hija es una de las mejores en el colegio, ya que le dijo Juan, que si no estudia no hay pija para ella. Nos compr� juguetes para mi hija y para mi, tenemos un consolador de esos que son largos y tienen dos cabezas y Juan le mete una cabeza en el culo a mi hija y me mete la otra en mi culo, y nos hace retroceder hasta que nuestras nalgas quedan pegadas con el consolador toda metido en nuestros culos y as� nos tiene, haciendo que chupemos su pija moviendo nuestros culos, hay cosas que para muchos lectores pueden parecer aberraciones, pero para nosotros es normal. �l se mete en la ba�era y hace que le orinemos encima o nos mete en la ba�era y �l nos orina a nosotras, disfrutamos de una vida y una sexualidad plena, un verano nos fuimos a la playa y nos metimos en un macizo de rocas y yo miraba que no venga nadie mientras el le cachaba el culo a mi hija y despu�s seguimos caminando como si nada, riendo de que mi hija se met�a al agua ya que la leche de Juan le escurr�a de su abierto ojete, ya que tanto mi hija como yo tenemos los ojetes bien abiertos por nuestro hombre, lastima que yo ya ten�a el culo roto, me lo hab�a roto mi ex marido, me hubiera gustado mucho que hubiera sido Juan el que me lo hubiera roto como se lo rompi� a mi hija, pero Juan nunca se quejo de eso, nos sent�bamos en el sill�n y mientras mi hija le chupaba la pija, yo le contaba como me hab�a dejado cachar con otros hombres que tuve en mi vida, que no fueron muchos mientras �l me met�a dos dedos en mi ojete, Juan es y sera nuestro hombre por siempre, tanto mi hija a sus casi 8 a�os como yo, estamos enamoradas de �l, ahora solo espero a que mi hija tenga la menstruaci�n para decirle a Juan que la deje pre�ada, me quiero casar con ese hombre, pero no me atrevo a dec�rselo.
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Relato: Mi hija y yo 2
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