Quiero contar una experiencia que tuve cuando era un ni�o.
Viv�a en un rancho con mi mam� y ten�amos un perro llamado �Furioso�, pero cari�osamente le llam�bamos �Furi�.
Yo apenas ten�a ocho o nueve a�os. El perro, que era de tama�o mediano, siempre me acompa�aba en mis andanzas por el campo y en todas mis ocupaciones. Uno de mis pasatiempos favoritos era dejarme caer de improviso y hacerme bolita boca abajo ocultando mi cara entre rodillas y brazos. El �Furi� se alteraba mucho y jadeaba y lloriqueaba hasta que yo me enderezaba. A mi me parec�a que al can le preocupaba que yo me hubiera lastimado o algo as�. De hecho, al principio me dejaba caer y me quedaba tendido de espaldas, pero �Furi�, al afanarse alrededor de m�, se pon�a a lamerme la cara, por eso ahora me hac�a bola escondiendo el rostro. Me divert�a mucho la preocupaci�n del perro y el hecho de que incluso intentara levantarme del suelo jal�ndome con sus patas delanteras.
Pocas veces �bamos yo y mi mam� al pueblo m�s cercano que estaba a unos dieciocho kil�metros, lo hac�amos solo cuando hac�an falta v�veres. Solamente viv�amos ella y yo en el rancho, yo era hijo �nico.
Un d�a que mi madre se fu� al pueblo yo me qued�. No recuerdo cu�l fu� la raz�n, pero en tiempo de calor era un verdadero martirio estar en el solazo esperando el transporte lo mismo que andar a pi� solamente siguiendo a mi mam� en las compras. Por eso no tuve inconveniente en quedarme solo.
Como era mi costumbre, ya solo, me puse a rondar y merodear por el campo cercano con �Furi� a mi lado. Al pasar por una acequia que hab�a detr�s de una casita de troncos que a veces nos serv�a de almac�n me dej� caer de improviso y me hice bolita.
�Furi� reaccion� al instante y se avalanz� sobre m�, jadeando. Yo sent�a que trataba de lamerme el rostro y tambi�n que intentaba levantarme jal�dome con sus patas de la cintura, incluso a veces me daba alg�n ara�azo en las nalgas sobre el pantal�n corto que llevaba puesto. Lo hice desesperar un momento y luego me enderec�.
El perro segu�a caracoleando en torno m�o como esperando que volviera a �caerme�. Al levantarme y acomodarme el short sent� que lo ten�a mojado de atr�s. Ya me hab�a dado cuenta de eso otras veces, pensaba que era saliva del perro al merodear alrededor de m�. Pero para mi sorpresa ahora v� que �Furi� tra�a de fuera aquella cosa roja y puntiaguda. �Porqu� se le hab�a salido? �porqu� se le ve�a tan roja y brillante?. Llegu� a la conclusi�n de que la mojadera aquella no era solamente de su saliva sino tambi�n de su �cosa�. Ni siquiera me pas� por la mente que hubiera intentado met�rmela. As� que se me ocurri� hacer algo por dem�s inocente.
Decid� quitarme el short para evitar que me lo mojara. No tra�a calzoncillo ni trusa. Todav�a riendo volv� a dejarme caer y me hice ovillo boca abajo.
Nuevamente escuch� los jadeos y gemidos de �Furi�. Tambi�n sent� que volv�a a montarse sobre mi, me abraz� con fuerza de la cintura con sus patas delanteras y empez� a jalarme tratando de levantarme. Al hacerlo forzosamente ten�a que arrimarme aquella cosa roja y dura y me estaba mojando las nalgas. �Ah!, con que eso era�, pens�. Y empec� a mover hacia un lado o hacia el otro mis nalgas, porque el pico mojado de �Furi� empezaba a resbalarse hacia el centro y yo no quer�a que me mojara la cola, me incomodaba. De todas maneras, en el ajetreo, dos o tres veces sent� que me mojaba exactamente en el ano. Al levantarme de inmediato me llev� la mano a la cola y me embij� los dedos con aquella baba que ahora le estaba goteando al perro de su punta roja.
De forma relampagueante me asalt� la duda: �y si la mojadera y los picotazos eran porque �Furi� me la quer�a meter?�porqu� querr�a hacer eso?.
Volv� a agacharme. Ahora lo hice con un poco de aprehensi�n, no me hice ovillo, solamente me puse en cuatro sobre mis manos y rodillas. La sospecha cobr� fuerza pues �Furi� no me busc� la cara sino que fue atr�s de m� a olerme las nalgas y a leng�etearme en la rajada. Solamente estuvo un poco olisqueando y enseguida se me subi� por atr�s, dej� caer su pecho sobre mis pompas y la parte baja de la espalda y me abraz� fuertemente con sus patas delanteras. Sent� los primeros jalones hacia atr�s, pero ahora que no ten�a cubierta la cara me d� cuenta que al jalarme el perro tambi�n arremet�a contra mi trasero. Me picote� primero una y luego otra nalga y despu�s empec� a alarmarme porque muy pronto empez� a llegar al fondo de la rajada y a piquetearme el agujero que ya ten�a bien mojado y baboso.
Depu�s de que comprend� que �Furi� estaba busc�ndome la cola con su picha dura y puntiaguda todo ocurri� r�pidamente. En cuanto sent� los primeros piquetes contra el esfinter empec� a asustarme, estir� los brazos y recog� las rodillas para levantarme, pero no pude hacerlo de inmediato porque el perro me ten�a bien afianzado y segu�a jal�ndome hacia �l. Por eso luego sent� dos fuertes piquetes en el culo y al tercer empuj�n me la meti� toda, sent� claramente c�mo se me resbal� hacia adentro pues tanto mi ano como su pene estaban bien babosos y resbalosos. Me ardi� mucho cuando me restir� el esf�nter y grit� �...aayyy...noooo...� , tuve que hacer un gran esfuerzo para levantarme y por fin deshacerme de su abrazo; pero en el breve proceso mientras todav�a me ten�a afianzado de las caderas, con r�pidos movimientos de bombeo, me la meti� otras tres veces haci�dome lanzar un pujido como lloriqueo ... �...aaagghh...ooouchhh...aaahh...�. Cuando me desprend� se oy� un fuerte sonido de succi�n y de l�quidos.
Lleno de p�nico me retir� de reversa del caliente animal llev�ndome la mano al culo que llevaba todo mojado, baboso y escurriendo. Casi sent� un sofoco al ver que el perro ten�a la verga mucho m�s larga y m�s gruesa que antes de met�rmela. Sin acordarme de mi ropa, as� encuerado me lanc� corriendo a la casita del wc que estaba a unos cuarenta metros de all�, pensando y sollozando: �... me...coch�...me coch�...�. En cuanto entr� al wc, me dej� caer en el asiento y expuls� casi a presi�n una gran antidad de caca y tambi�n una gran cantidad de mecos del perro cuyo olor se mezcl� y casi se sobrepuso al de la defecaci�n.
Me asust� much�simo. No estaba preparado para una experiencia como aquella. Por supuesto que a partir de entonces dej� de jugar a hacerme �bolita� con �Furi� y siempre tuve cuidado de no permitirle que me volviera a montar, aunque muy seguido me pon�a a recordar la experiencia y las sensaciones.
Ha pasado el tiempo, por mucho tiempo incluso dej� de pensar en aquel hecho. Ahora con m�s a�os y experiencia he vuelto a recordar aquello y me ha entrado la curiosidad por volver a experimentar aquellas sensaciones que a la distancia ya no me parecen tan temibles ni tan desagradables. En particular me excita mucho recordar la forma tan f�cil que me penetr� la verga puntiaguda del perro y la abundante cantidad de l�quidos que expulsaba.
FIN
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Relato: El "Furioso"
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