Relato: Mi maestro de historia
Yo estudio bachillerato en una escuela particular donde tengo la desgracia de llevar la materia de historia y precisamente por ser una materia que aborresco siempre saco malas calificaciones. Mi maestro es un tipo de alrededor de 60 a�os, gordo rechoncho, cachet�n de papada prominente, pans�n, nalg�n y bastante feo, adem�s dicen que es de una moral muy r�gida. Lo cierto es que me amenaz� de repetir el semestre si no aprobaba su materia y me exigi� me pusiera a estudiar mucho.
Repetir el semestre significa que mi mam� tenga que pagar de nuevo una fuerte cantidad de dinero, eso me traer�a problemas muy serios con ella, as� es que deb�a encontrar una soluci�n pronto.
Se me ocurri� que como en la escuela ronda el rumor de que el maestro de historia es muy mojigato pues bien podr�a utilizar mis encantos de mujer para seducirlo y convencerlo de aprobarme, como el uniforme que usamos a diario se presta para ello ya que consiste en una minifalda tableada, una blusa, un saco, unos zapatos de tac�n alto y medias transparentes, s�lo tendr�a que hacer unos peque�os ajustes y listo.
El maestro todos los viernes permanece en la escuela hasta tarde, as� es que ese d�a durante la ma�ana a la hora normal de clase le ped� hablar con �l y como me lo supon�a me cit� para ese mismo d�a alrededor de las 7 de la noche. Yo llevaba mi uniforme acostumbrado s�lo que en lugar de zapatillas me puse unas sandalias de tac�n alto de aguja y me quit� las medias dejando mis piernas al natural, acud� al aula donde se encontraba el maestro y me sent� justo frente a �l con las piernas cruzadas y dejando que mi falda se subiera de m�s, not� como �l miraba mis piernas y luego desvi� su mirada hacia mis ojos y me pidi� le dijera el motivo por el cual le hab�a pedido hablar con �l, empec� a hablar d�ndole vueltas al asunto mientras cambiaba mis piernas de posici�n, cruzando primero una y luego la otra, en cada movimiento permit�a que mis pantaletas se hicieran visibles, not� como el maestro se pon�a nervioso y como cada vez manten�a m�s tiempo su mirada en mis piernas, yo continu� hablando cuanta cosa se me ocurr�a hasta que se me ocurri� abrir las piernas y dejar al descubierto mis pantaletas, cuando hice eso el maestro llev� su mano hacia su verga y se la toc� mientras sus ojos se clavaban en mis piernas abiertas, se puso muy nervioso y se levant� de su asiento, entonces yo tambi�n me puse de pie y me par� frente al escritorio empin�ndome frente a �l hasta que sent� su verga en mis nalgas, �l se apart� pero yo lo segu� con mis nalgas invit�ndolo a recargarse, entonces �l ya no se resisti� y se me recarg� entre mis nalgas muy rico y me dijo "ni�a que es exactamente lo que quieres" y yo le contest� "eso que me est�s recargando".
El maestro se apart� de mi y me dijo, "no esp�rate esto est� mal, t� eres una ni�a y yo soy un hombre viejo, adem�s tengo familia que va a pensar mi esposa si se enterara de esto", yo me par� frente a �l y repegu� mi concha en su verga que estaba dura y despu�s de rodearle el cuello con mis brazos y besarlo en la boca le dije "no soy una ni�a soy una mujer y te lo voy a demostrar a cambio de que me apruebes". El maestro se volvi� a apartar y me dijo que eso era chantaje, yo le dije que si pero que era un chantaje muy placentero, �l se qued� unos instantes mir�ndome y me tom� de la mano para llevarme hasta la bodega de la escuela ubicada justo atr�s de la biblioteca, ah� me agarr� por atr�s y me recarg� su verga entre mis nalgas y me acarici� las piernas muy rico, mientras se deleitaba conmigo me dijo "hac�a mucho tiempo que no disfrutaba a una hembra como t�" y continu� sob�ndome y apachurr�ndome hasta que se meti� entre mis piernas para lamerme mi concha mientras sus manos acariciaban �vidamente mis piernas, me tendi� sobre una lona que estaba en el suelo y sin decir m�s se quit� los pantalones y los calzones y a mi me levant� la falda hasta la cintura baj�ndome despu�s las pantaletas, se mont� en mi y me ensart� con su verga meti�ndomela toda hasta adentro en un arranque de lujuria. As� estuvo un rato hasta que se vino muy rico dentro de mi, cuando termin� de venirse me ayud� a levantarme, ambos nos acomodamos la ropa y regresamos al sal�n de clases, ahi el maestro me mostr� como asentaba su calificaci�n aprobatoria en mi expediente.
De esa manera el maestro cumpli� conmigo su palabra de aprobarme despu�s de que yo cumpl� mi palabra de ser su hembra.