Para acortar ese domingo, decid� ir al centro "el downtown"
de aquella peque�a ciudad de Texas a ver una exposici�n de arte. Hac�a poco que
viv�a alli, y me sent�a solo, melanc�lico y deprimido. O mejor dicho, caliente,
cachondo y morcill�n. En la zona donde hab�a alquilado un peque�o departamento,
solo viv�an matrimonios de jubilados a cada cual mas anciano, por lo que coger
con alguien se hac�a imposible.

No quer�a pensar en el sexo, pues eso me pon�a peor. Me daban
ganas de volver a mi pa�s, pero no ten�a c�mo.

Y esos domingos largos, en los que aquel barrio suburbano se
hac�a mas silencioso, y el sol me mortificaba al caminar por esas calles
solitarias donde todos paseaban en auto, yo me mor�a de tristeza.

Ay San Juan el Beato, conseguime un candidato. Ay Santa
Marina Diamante traeme un amante...... Ayyy San Ruperto , el Agudo, que sea bien
dotado y pijudo.....

Me puse mi camisa azul y mi pantal�n blanco y me dirig� a la
parada del autob�s, y cuando estaba llegando , vi a un hombre mal vestido, de
largos cabellos enrulados y ropa bastante sucia, que me miraba �vidamente.,
sentado en el cord�n de la calle de enfrente.

Era como de mi estatura pero m�s atl�tico y su piel era
cobriza como la de un indio, aunque sus ojos verdes, sus p�mulos, la forma recta
de su nariz, indicaban alguna mezcla de razas, piel roja con noruego quiz�s.
Aprovechaba la sombra de un �rbol pero el calor del sol, era insoportable.

El autob�s tardaba y nuestras miradas se encontraron varias
veces en ese tiempo. El me miraba sin ning�n disimulo y al principio tuve como
miedo... Luego comenc� a mirarle yo, y a descubrir no sin cierta preocupaci�n
que ese macho me gustaba, me calentaba, no obstante su desali�o, la suciedad de
sus ropas, y la notoria avidez de su mirada.

Me gustaba el color de su piel, sus espaldas anchas, sus
piernas musculosas y largas, y ese bulto que ninguna distancia podr�a ocultar.
Comenc� a mirarlo con deseo, mi inconciencia maricona quer�a que ese tipo de la
calle vagabundo y desali�ado me rompiera el culo con una cogida espectacular, y
mi culo se dilataba con solo pensarlo .

Quer�a esa pija que escond�a entre sus ropas, pero que yo
imaginaba enorme y cachonda. Quer�a esos huevos hirviendo de leche fresca .
Quer�a ese macho para mi, para coger todo el d�a y sacarme esas ganas locas de
hombre que ten�a.

En el momento en que el tipo comenzaba a cruzar la calle para
hablar conmigo, vino el autob�s, por lo que le hice se�as como diciendo que me
esperara que volv�a. No sab�a si me hab�a entendido, y sub� al autob�s con una
ereccion enorme y con el culo palpitando de ganas por aquel vagabundo.

Durante el viaje reflexion� sobre lo que hab�a hecho y no me
sent� orgulloso de mi. Hab�a coqueteado con un hombre de la calle, con un
vagabundo. Quiz�s un loco, un drogadicto perdido, un criminal, un violador, o un
ladr�n. Mi tremenda calentura y mi soledad me llevaban a situaciones como esas.
Calmate puto, me dije.

Ya en el museo, mi culo palpitaba de deseo. No se c�mo
termin� de recorrer las distintas salas..

Me hab�a convertido en flor de puto. Antes solo me calentaban
los actores de cine o los modelos porno y ahora un limosnero. Camin� unas
cuadras por el reducido centro de la ciudad, y a las cinco y media de la tarde
comenz� a anochecer.

Tom� el omnibus hacia mi casa, y en el camino me dio miedo
que el tipo aquel me estuviera esperando. Yo mismo le hab�a dicho que me
esperara, y comenc� a sentir terror de que el vagabundo todav�a estuviese all�
sentado en el cord�n bajo un �rbol frondoso.

Ten�a terror y calentura. Un fuerte deseo de seguir de largo
para no encontrarme con ese hombre sin casa, y por otro lado, ganas de sexo,
ganas de estar con un hombre, deseos locos de tener una pija enorme perforando
mi culo. Yo queria pija mucha pija. De solo pensarlo mi boxer qued� h�medo de
pre semen, y mi erecci�n parec�a una carpa enorme.

Al llegar a mi destino me baj�, no sin cierta prevenci�n.
Mir� para ambos lados de la calle y hacia el �rbol donde el vagabundo estaba
sentado cuando me fui. No lo vi. Me tranquilic�, pensando que el tipo se hab�a
ido de la zona, que finalmente hubiese tomado el autob�s y abandonado el lugar.

Comenc� a caminar y ya era de noche. La calle estaba
desierta. La brisa era sofocante, y comenc� a transpirar, maldiciendo el calor
texano. Cuando cruc� la primera calle, lo vi venir en sentido contrario a mi.
Ven�a caminando con una mochila gastada al hombro, y ya me hab�a visto. Caminaba
r�pido y a grandes pasos y tuve miedo .

Ten�a que huir de alli , pero �Hacia d�nde?. Entre a un
"Seven Eleven", uno de esos negocios de bebidas y comestibles abiertos las 24
horas. Eleg� algunas cosas, y cuando pens� que el tipo ya hab�a pasado por el
lugar, agarr� un pack de cervezas y fui a la caja a pagar. Mientras caminaba
observ� la calle y vi que me estaba esperando en la puerta. Pens� en dejar todo
y salir corriendo. Pero termin� pagando todo y levantando la pesada bolsa con
mis compras.

Sal� a la calle con terror. Comenc� a caminar hacia mi casa y
vi que el vagabundo me segu�a. Pens� en acelerar el paso pero desist�. Lo mir�
para atr�s y su rostro me pareci� mas j�ven que a la ma�ana, pero quiz�s mas
amenazante.

Haciendo un esfuerzo le pregunt� qu� quer�a, y el con ojos
inyectados en sangre, me record� nuestro primer encuentro hace unas horas, y mi
promesa de volver.

"Vete le dije, d�jame en paz."... El tipo lejos de irse se
puso a caminar a mi lado. Llegu� a mi departamento y el me dijo : "Te ayudo".
Tom� mi bolsa de papel mientras yo abr�a con llave mi puerta. "Gracias , ahora
vete" insist� . Yo temblaba , pero mi piel transpiraba profusamente.

" Tu no quieres que me vaya" afirm� finalmente y me empuj�
hacia adentro de la casa.

Estaba oscuro y no dej� que encendiera la luz. El tom� una
lata de cerveza del pack y yo guard� la bolsa tal como estaba en la heladera.
Abri� la lata, bebi� un trago y se par� atr�s m�o en la cocina. " Vete por favor
" le dije, y el no me obedeci� y se par� tras m�o con su enorme pija erecta
apretando la blanda almohada de mis nalgas, la escondida calidez de mi ojete. Me
abraz� por atr�s y pude oler su sudor, su fuerza , su desesperaci�n , y me apoy�
sin ningun reparo y su pija se estacion� en mi culo y senti su grosor y la
calentura de su piel. Apunte mi culo hacia su verga y el gimi� de deseo y luego
beso mi cuello y mis orejas y mi pelo y apoy� a�n mas su miembro en mi culo.

"� Quieres a�n que me vaya ... pregunt� mientras que desde su
boca sal�a una baba fina de cerveza y saliva que mojaba mi cuello y mi espalda.

" Est�s caliente como una perra en celo" , agreg� y yo me di
vuelta y lo empuj� pues su abrazo me dol�a , pues su olor me espantaba y porque
por fin advert� que algo terrible iba a pasar si no me defend�a.

Cuando me d� vuelta , en la oscuridad de la cocina vi su cara
joven, acariciada por la intemperie y todos los vientos, su boca seca, su pelo
enrulado y sucio, su piel transpirada, y el intent� besarme y yo me negu� y su
boca h�meda recorri� mi cara como una lamida de perro cari�oso.

Me desnud� arranc�ndome la ropa, y el hizo lo mismo, y
nuestros cuerpos desnudos se ve�an apenas en la penumbra, agitados y erectos.
Busc� mi boca una y otra vez y yo desviaba mis labios para evitar sus besos y
termin� chupando mis pezones ,mi pecho mi cuello mis orejas, y comenc� a gritar
del deseo, de la humillaci�n y del terror, y el me tap� la boca, y a los
empujones me tir� sobre la cama de mi cuarto y ca� boca abajo y el se tir� sobre
mi y senti su cuerpo rudo , su cuerpo hierviente y transpirado , y mi culo se
hizo l�quido y comenz� a dilatarse mientras , �l me com�a a besos la espalda,
los brazos, los codos, las caderas , el culo las piernas. Levant� mi orto
desesperado y comenz� a lamerlo con su legua inmensa.

Era una lengua llena de saliva , e hirviente y con ella y sus
labios gruesos bes� mi ojete, y lo llen� de su humedad y de su deseo y yo
comenc� a gemir , a gritar , a pedirle que se fuera , que no me hiciera da�o , y
el sigui� labrando el camino de mi orto hasta que se hart� de hacerlo una vez
que abierto de par en par, mi ojete ped�a a gritos su pija, su garcha, su verga,
su poronga, su pordiosera polla, su chile, su pistola, su miembro viril.

El tipo me la puso con todas sus fuerzas y perfor� mi
agujerito hasta llegar al fondo y comenz� a cogerme, a cogerme sin vueltas, a
garcharme, bombeando cada vez m�s r�pido y cog�a maravillosamente, con una verga
gorda y dura que mis esfinteres apretaban y soltaban incesantemente hasta que
por fin, mientras el besaba mi cuello transpirado , se vino en una catarata de
leche, que llen� mi culo de su semen vagabundo.

Luego se incorpor� y fue al ba�o , mientras en mi orto su
leche todavia segu�a quemando mis entra�as. Abri� la ducha y se ba�� por un
largo rato. Y cuando volvi� parec�a otro, fresco , limpio, mas j�ven a�n, pero
no pude pensar mucho porque ahora , el me llev� a la ducha y me ba�� a mi y
luego, cuando termin� de secarme con mucho cuidado , me llev� a la cama
nuevamente, joven , bello, una escultura de la calle inmensamente atractiva, el
hombre so�ado tantas noches, y ah� si, tras un beso h�medo incre�ble y tierno,
comenzamos a hacer el amor.

galansoy

A todos los lectores mi agradecimiento . Escr�banme a mi mail
y valoren mi relato. Un abrazo g.