Soy un hombre de 30 a�os felizmente casado, pero supongo que
como muchos hombres al cabo de unos a�os, empec� a tener fantas�as sexuales con
una de mis cu�adas, m�s en concreto con la hermana peque�a de mi mujer.
Evitar�, por razones obvias dar nombres, pero dir� que es una
mujer con una cara preciosa, de 25 a�os, unos pechos redondos y m�s bien
grandes, morena de piel, y con pelo y ojos negros, con un trasero tambi�n
tendiendo a grande, 1,70 de altura� vamos, una mujer que me corta la respiraci�n
(a quien no)
Hace un par de meses se qued� en nuestra casa un viernes por
la noche, al d�a siguiente, cuando mi mujer saliera del trabajo nos �bamos a una
comida familiar y ella vendr�a con nosotros.
A las 8 de la ma�ana sent� como mi mujer cerraba la puerta
para irse al trabajo, y me qued� en la cama, m�s dormido que despierto
disfrutando del paisaje que ve�a a trav�s de la ventana, viendo como llov�a y
feliz de estar en la cama sin ninguna obligaci�n de trabajo mientras fuera ca�an
tremendos chaparrones.
Al cabo de una hora not� que la puerta de la habitaci�n de mi
cu�ada se abr�a, y o� como abr�a el grifo de la ducha, como cerraba la puerta
del ba�o. Me excit�, pensando en mi cu�adita desnud�ndose, dejando al aire sus
incre�bles tetas, quit�ndose la blusa del pijama de raso azul marino que le
hab�a dejado mi mujer la noche anterior, cuando de repente volv� a o�r la puerta
del ba�o, se le ha olvidado la ropa interior en su habitaci�n, pens�, pero en
ese momento, la sorpresa, la puerta de mi habitaci�n se habr�a y all� estaba
ella.
-Oye cu�ado �D�nde guara mi hermana la crema depilatoria?
No pod�a creerlo, all� estaba ella con esa blusa del pijama
que no llegaba a cubrir sus braguitas granates. Le indiqu� donde pod�a encontrar
la crema y ella me volvi� a preguntar:
-�Puedo cogerte una cuchilla de afeitar?
Le contest� que s�, que cogiera lo que quisiera y se fue.
Se fue y yo estaba excitado como hac�a mucho tiempo no
recordaba, me la imaginaba en el ba�o, frot�ndose el gel de ba�o por todo el
cuerpo, luego m�s tarde me la imagine depil�ndose y estaba a punto de estallar.
De repente otra vez la puerta de mi habitaci�n y otra vez que estaba all� frente
a mi cama, con una toalla en la cabeza y con una camiseta de algod�n blanca, sin
pantalones, con unas braguitas negras y pregunt�ndome:
-�D�nde est� la crema hidratante?
Incre�ble, no pod�a creer aquella naturalidad, ella siempre
se hab�a mostrado bastante recatada y ese s�bado por la ma�ana estaba rompiendo
todos los moldes.
No lo pude aguantar y me masturb�, fue una de las
masturbaciones m�s breves que recuerdo, en pocas sacudidas me hab�a corrido.
-�A desayunar�
Escuch� que me llamaba desde la cocina. Hab�a preparado el
desayuno. Sal� en pijama a la cocina, porque me daba corte salir en ropa
interior, pero mi cu�ada ya no se cortaba por nada y all� estaba, con una
camiseta blanca que ten�a una flor amarilla y azul dibujada, unas braguitas
negras de lycra y unas zapatillas de andar por casa. Desayunamos. Tengo que
reconocer que estaba nervioso, estaba realmente aturdido. Ella que hab�a ocupado
gran parte de mis fantas�as sexuales en los �ltimos meses estaba frente a m�,
con muy poquita ropa, era toda una oportunidad. Poco a poco sus pezones se
fueron poniendo duros y se le marcaban a trav�s de la camiseta.
-�Tienes fr�o? �le pregunt�-
-�C�mo lo has notado?
-Hay cosas que son evidentes cu�ada.
Me levant� de la mesa y conect� la calefacci�n. Al volver a
sentarme me dijo:
-Como te fijas �no?
Sab�a que ten�a que atacar, el comportamiento de mi cu�ada no
estaba siendo el habitual y ten�a que jug�rmela.
-Como no quieres que me fije si te paseas en bragas por toda
la casa, adem�s�
-Adem�s �Qu�? �me pregunt�-
-Pues que adem�s eres muy guapa y estas bastante bien. �dude
en decirle bastante bien o bastante buena, pero me qued� con lo m�s
pol�ticamente correcto a mi juicio-
-T� tampoco estas mal cu�ado, y mi hermana me habla bastante
bien de ti.
-Que mi hermana te habla de m�, y que te cuenta.
-La verdad que me lo cuenta casi todo.
-�Te gusta lo que te cuenta?
-Mucho, adem�s me excita bastante.
Mi pene estaba otra vez a mil, y eso que solo hac�a diez
minutos que hab�a eyaculado, esta vez no lo dud�, estas oportunidades solo pasan
una vez en la vida.
-�Te excitas pensando en como hacemos el amor tu hermana y
yo?
-No, -me respondi�- me excito pensando como ser�a hacer el
amor contigo.
La bes�, fuimos a mi habitaci�n y la tumb� en la cama, ella
me met�a mano por todo mi cuerpo, yo me dediqu� a lamerle el ombligo, que
quedaba al aire, notaba ese olor a sexo que proven�a de su chochito, le baj� las
braguitas y all� vi el resultado del trabajo que hab�a realizado ella media hora
antes, se hab�a depilado dejando solo una l�nea de unos dos cent�metros en mitad
de su pubis, adem�s se la hab�a dejado muy cortita, lo que dir�amos al tres.
Ahora ya no ten�a dudas para qu� quer�a la cuchilla, le lam� sus labios
vaginales en c�rculos, muy despacito, acerc�ndome a su cl�toris. No pod�a
cre�rmelo estaba haci�ndole un cunnilinguis a mi cu�ada, le levant� la camiseta,
ella estaba excitad�sima, y pude ver sus redondas y grandes tetas, con unos
pezones duros y oscuros, y con una areola grande, me pidi� que la penetrara, y
yo lo deseaba. Puse la punta de mi pene en la entrada de su cueva y ah� se la
clav� poquito a poco, entraba pr�cticamente sola, la ten�a muy caliente y muy
lubricada, era una delicia, ella gritaba como una loca, lo cual hizo que
retrasara mi eyaculaci�n ya que de repente empec� a pensar que a lo peor los
vecinos estaban escuchando los gritos salvajes que mi cu�ada estaba dando, pero
en poco tiempo me olvid� de ello y no tard� en correrme.
Pero mi cu�ada quer�a m�s y de repente vi como aquella
preciosa cara ani�ada y aquellos ojos negros se centraban en mi, ahora, fl�cido
pene. Empez� a chuparlo como si de un helado se tratara, sin duda lo hab�a hecho
m�s veces, y consigui� que la erecci�n volviera a ser considerable. Esta vez la
puse a cuatro patas, y all� estaba, su co�ito, dici�ndome vamos soy tuya,
manando gran cantidad de flujos, la volv� a penetrar, esta vez sin compasi�n y
ella se corr�a una y otra vez, en cada empent�n notaba su culo contra mi pubis y
me excitaba, viendo y sintiendo ese precioso culo. Una idea pas� por mi cabeza.
A mi mujer no le gustaba el sexo anal, y raramente lo
practic�bamos, pero aquella yegua que ten�a entre mis manos seguro que gozaba
con aquello. Saqu� mi pene muy lentamente de su vagina, sintiendo todas sus
cavidades, notando el calor y la humedad que chorreaban mi pene, no iba a
necesitar lubricarlo con nada m�s, ya estaba fuera y puse mi atenci�n en su ano,
parec�a imposible que mi glande inflado pudiera penetrar aquel agujerito, pero
empuj�, not� como soltaba un gritito de dolor, se gir�, con cara entre extra�ada
y temerosa, pero de repente ya estaba otra vez gozando y chillando de placer,
era una sensaci�n maravillosa, aquel culo espectacular me oprim�a el pene con
mas sensaci�n de la que hab�a logrado anteriormente su vagina, me corr� dentro
de ella sin remisi�n.
Nos tumbamos en la cama, y me pregunt� que si la semana que
viene pod�a volver a quedarse en mi casa. Desde entonces es raro el viernes que
no duerme aqu�.