BREVES VACACIONES... (I)
Me di unas breves vacaciones en la costa. Lo que ocurri�
all�, tengo que compartirlo con todos ustedes (o vosotros si me leeis los
espa�oles...).
El primer encuentro que tuve fue de antolog�a, y no exagero.
Bueno, yo voy aceleradamente caminando a los 30, pero como me
mantengo muy fino y delgado, llevo el cabello muy corto y uso ropas juveniles,
aun parezco "casi" adolescente, de modo que cuando CLAVO la mirada, con la
seguridad de mi verdadera edad y sobre todo de mi experiencia, digo muchas
cosas, insin�o m�s a�n e introduzco la tentaci�n... de lo desconocido y de los
placeres vislumbrados que se podr�an experimentar, especialmente en los
jovencitos �vidos de experiencias, de nuevas sensaciones y de aventuras que ir
escribiendo en la p�gina aun en blanco de sus memorias.
Caminaba yo medio desilusionado, porque no hab�a ocurrido
nada que mereciese la pena, a todo lo largo de la extensa playa, como alej�ndome
del sector m�s concurrido.
De pronto un chico se levanta del lado de su amigo y corre y
se sienta varios metros m�s all�. Ambos re�an a mand�bula batiente. Me imagin�
que alg�n mal olor habr�a salido de su compinche. Pero, de pronto el dicho
compinche se levanta, a su vez, y no puede disimular, frente a m�, una erecci�n
de campeonato...
Seguramente que ambos compart�an conversaciones er�ticas...
El chico, de nos m�s de 14 a�os, intentaba, con muy poco
�xito, esconder la dichosa erecci�n, levantando su short y acomodando al salvaje
enhiesto que buscaba liberaci�n, pero no era tarea f�cil, mientras caminaba por
la arena h�meda, riendo, casi corriendo, mir�ndome a m�, algo avergonzado y en
busca de su amiguete.
El tal, se alej� corriendo a�n m�s y mi amigo excitado no
tuvo m�s remedio que echarse en la arena.
Me sent� un poco m�s all� y sin dejar de mirarlo, decid�
contemplar qu� har�a y, �por qu� no?, sacar algo de provecho de toda la
situaci�n.
Cada cierto tiempo el chico me echaba unas miradas, entre
sonriente y avergonzado. Adem�s que se sent�a abandonado porque el compinche se
hab�a alejado raudo hacia quiz�s donde.
Como la experiencia es la madre de todas las ciencias, en una
de sus miradas hacia donde yo estaba, le hice se�al de acercarse. El me la
respondi� con otra, como preguntando: -�Qu� pasa...?
Volv� a llamarlo, esta vez con m�s claros gestos de rostro,
cabeza y manos.
Caminando medio inclinado, porque su erecci�n no hab�a
disminuido lo suficiente, se acerc�, sin atreverse a sentarse. Lo invit� a
hacerlo y cuando se acomod� le espet�:
-Cuando ocurren esas situaciones "embarazosas", (nunca mejor
dicho), la soluci�n es f�cil... respiras hondo varias veces y piensas en
cualquier cosa que te distraiga.
-�Le ha pasado muchas veces?
-Ufffff., muchas, a tu edad se me paraba (levantaba,
empalmaba) a cada rato.
-Molesta..
-Depende, cuando te agarra los pelos y te los tironea, s�...
-Digo cuando lo est�n mirando, sobre todo si son amigas...
-Pero a ellas les encanta... y muchas veces incitan para ver
como lo tienes... si es el bulto es grande... se imaginan que eres superdotado y
de seguro se "hacen dedos" fantaseando con lo que no han visto pero han intuido.
-Que exagerado.
-No, querido, si las mujeres son m�s calientes que los
hombres... �no sabes que maduran antes?, as� que sienten antes y sienten m�s
deseos que los hombres...
-No sab�a.
-Bueno, siempre se aprende.
-Oye..., tengo otra receta para solucionar tu problema, si es
que es un problema...
-No, luego se me pone lacio, pero �cu�l es el otro remedio?
-De hecho son dos, el primero es simple, es el que de seguro
usas cada noche y muchas veces tambi�n en cada despertar... te echas una rica
paja...
-Usted sabe mucho...
-Tambi�n tuve tu edad cari�o...
-�Y el otro?
-Vamos hacia all�, dije se�alando hacia el borde de la playa,
marcado por un seto verde y te doy una mamada como nadie te la ha dado...
-Noooo, exclam�, haciendo el gesto de levantarse de mi lado.
-�A qu� le tienes miedo?, tu amiguete se march�, estamos
solos, no hay nadie que venga a husmear, y si puedes gozarla con tu mano
derecha, por qu� no con una boca h�meda y caliente y una lengua juguetona que te
dar� unos placeres que ni imaginas...?, adem�s que est�s tan excitado que te
acabar�s en un dos por tres, si no, m�rate...
La verdad es que su bulto hab�a vuelto a crecer, pero ahora
�l no hac�a nada por disimularlo.
Se notaba indeciso y esa era mi oportunidad de dirigir su
opci�n.
Me levant� y cogi�ndolo por los hombros lo conduje hasta el
borde de los setos. Hab�a all� unas sombrillas hechas de un madero vertical y un
gran sombrero de paja. A cierta altura ten�an una especie de repisa alrededor
del madero redondo, sobre el que pod�as poner comida si quer�as repostar all�.
-Pero aqu� nos van a ver...
Esa expresi�n suya me indicaba que ya estaba decidido a
probar... Para darle seguridad le dije: -T� te vas a sentar apoyando la espalda
en el tronco de la sombrilla, pero mirando hacia el seto, ver�s que cualquiera
que pase por la playa, aunque mire hacia ac�, solo ver� tu cabeza, no ver� nada
de lo que pase m�s abajo.
-�Y usted?
-Tut�ame cari�o, si no soy tan viejo..., yo me voy a poner
boca abajo delante de ti, ya ver�s que bien nos la pasamos...
Me sent� delante suyo, �l ten�a las piernas abiertas y
encogidas. Cog� uno de sus pies y empec� por quitarle la zapatilla, luego la
calceta... apareci� un piececito blanco, dedos regordetes... tom� el pie y me lo
llev� a la boca, mir�ndolo con picard�a, �l sonre�a entre agradado y
avergonzado... (�Ya ver�s, chiquillo,- pensaba yo-, cuando me lleve a la boca
"otra" de tus cositas...)... Mordisque� el dedito, lo relam�, y luego continu�
con los dem�s, pas� la lengua por la planta, por el tobillo, mord� todos sus
deditos y cuando lo estim� oportuno, para renovar el placer, hice lo mismo con
el segundo.
Lo ve�a con la cabeza recostada en el tronco, con los ojitos
entrecerrados, con las largas pesta�as como enredadas y con su hermoso cabello
ensortijado, de color casta�o, como una cabeza de dios griego... y su expresi�n
era todo placer.
Mis manos cogieron su short por el borde, tir� del �l poco a
poco hasta dej�rselo en las rodillas, sus temores volvieron, mis manos en sus
muslos lograron nuevamente relajarlo...
-Contin�a so�ando, le dije...
Volvi� a su expresi�n enso�adora... y yo con la cabeza entre
sus piernas, ten�a a la vista un diminuto bikini, bajo el cual se deslizaba del
centro y en diagonal hacia su cadera, un cilindro no peque�o y palpitante.
No Ten�a un solo pelo en lo que hab�a visto hasta ese momento
de su cuerpo. Sus axilas parec�an depiladas, al igual que sus piernas... y
cuando mi lengua empez� a dar un suave masaje a sus huevos, la suavidad, bajo la
tela, me dio la seguridad de que all� tampoco hab�a vello.
Mi lengua acarici� el cilindro de abajo a arriba y de arriba
hacia abajo. Su penecito vibraba de gozo y cosquilleo... se levantaba, llevando
consigo la tela y asomaba la boca del glande por el borde del calzoncillo.
Decid� baj�rselo. Con risa de verg�enza y pudor, me dej�
hacer y apareci� a mi vista, un penecito rosado, casi blanco, palpitante,
regordete, con una piel muy estirada, de venillas azules que lo cubr�a hasta
dejarle una coronilla en la punta. Mi lengua ser�a la encargada de desvestir ese
caramelo de su envoltorio provoc�ndole oleadas de estremecimientos, cosquilleos
y placeres varios. Y sobre el pubis blanco y virginal, un mo�o de pelillos
casta�os, los �nicos pelos, aparte de los de su cabeza, que adornaban su cuerpo,
por el momento.
Primeramente bes� sus piernas, recorr� con la lengua los
muslitos dorados de sol, los mordisque� con los labios, nuevos estremecimientos
de su parte, y tir�ndolo hacia abajo para que quedara de espaldas en la arena,
encog� sus piernas y las abr� y mi lengua inici� su recorrido hacia el punto
clave, desliz�ndose por sus ingles, bajando a su entrepierna y yendo y viniendo
desde su ojete al nacimiento de sus huevitos de piel rosada, m�s suave que la
seda misma y que iba poco a poco encogi�ndose elevando sus test�culos para lo
que ten�a que venir...
Yo los relam� una y otra vez, entonces empezaron ya sus
gemidos... se hab�a entregado y gozaba a concho su placer... hab�a vencido los
temores y prejuicios y se dedicaba nada m�s que a gozar...
Cog�, entonces con mis labios su penecito y relamiendo con la
punta de la lengua su diminuta boca con una no menos diminuta gota espesa y
transparente y apretando el glande con los labios lo fui deslizando dentro de la
m�a, haciendo con esto que su piel se deslizara poco a poco hacia abajo... el
placer le llegaba a oleadas, era tal la sensibilidad de su glande, que lanz� una
risa nerviosa y encogi� las piernas cerr�ndolas alrededor de mi cabeza...
Comprend� y mi lengua empez� a acariciar su falo, desde los
huevos hacia la punta, tocando apenas, con la punta, el glande, que saltaba a mi
contacto , como electrizado...
Todo esto, con mucha lentitud, gozando tanto �l como yo, a
concho, nuestros contactos... Mis manos no estaban inm�viles, buscaban afanosa,
pero pausada y eficientemente sus lugares m�s sensibles... sus pies, sus
pantorrillas, sus muslos, sus ingles, su barriguita, sus costillas, su cuello,
su pecho, sus pezoncitos... incluso mis dedos entraron en su boquita y la
recorrieron alrededor de los labios y la penetraron suavemente.
Tampoco su entrepierna qued� aislada, y mis dedos acariciaron
lenta y suave y delicada y cuidadosamente su ojetito.
Se dejaba hacer.
Se dejaba acariciar.
Se hab�a decidido a gozar todo el placer que pod�a sentir. Y
yo me hab�a decidido a hacerle pasar su mejor ocasi�n de sexo. Quer�a que su
iniciaci�n fuera apote�sica.
El mismo, con sus manitas alrededor de mi cabeza, volvi� a
ponerme su pene en la boca. Lo trat� como a un caramelo, pero con m�s suavidad.
Mi lengua lo recorr�a dentro de mi boca, lo lam�a y relam�a, lo succionaba y
masajeaba...
Como sent� que �l hab�a cogido el ritmo t�pico del que se
encamina al orgasmo, lo fui metiendo y sacando de mi boca, apretando los
labios... volv�a a meterlo hasta el fondo y volv�a a retirar mi boca
apret�ndolo... dej�ndolo cada vez con su forro hasta tapar el glande.
Me puse a su lado y masturb�ndolo, me dediqu� a lamer y
mordisquear solo con los labios sus pezones... luego acarici� sus huevos solo
con las yemas de mis dedos, suave, tierna y amorosamente...
Entonces �l, en un movimiento casi reflejo empez� a
masturbarse a s� mismo con la mano derecha, mientras su izquierda apretaba mi
cabeza contra su pecho.
Vi que era un buen momento para besarlo... acercando mi cara
a la suya, deposit� mis labios sobre los suyos y �l respondi� al beso,
ardorosamente. Y mientras nuestras bocas se morreaban apasionadamente, �l se
masturbaba y mis dedos lo acariciaban desde el ojete a los huevos,
delicadamente.
Cuando su orgasmo estaba por producirse, entre sus gemidos,
encogimientos de piernas y latidos de su vientre, de su falo, estertores de su
amorosa boca, cog� con mi mano al diablillo que quer�a derramarse y lo acarici�
lo m�s lentamente que pod�a, alejando y acercando su �xtasis...
Cuando ya gimiendo empez� a musitar �no puedo m�s... sigue...
m�s r�pido... mi boca se dirigi� donde deb�a y tom�ndolo en su interior, apret�
y solt�, apret� y solt�, le descubri� de su piel y volvi� a cubrirlo, hasta que
�l, estirando las piernas cuanto pod�a, como sufriendo un ataque de estertores,
me lanz� a la garganta varios chorros de su juvenil, fresco pero tibio, suave y
muy acuoso semen.. que me supo m�s que amargoso, porque vendr�a con algo de
orina, me supo, digo, a verdadera gloria...
-Fue tu primera vez, �verdad?
-No, si yo me hago pajas tambi�n...
-Quiero decir, con otra persona...
-Con otra persona s�... pero es que t� lo haces estupendo, se
ve que tienes pr�ctica, dijo, y se lanz� a re�r...
En castigo, cog� su pene aun enhiesto en mi boca y le di buen
tratamiento..., sabiendo que por haber eyaculado reci�n estar�a muy sensible, y
as� era... descapullado, estaba superhiper sensible... y se retorc�a de placer,
al punto de exclamar...
-Ya, ya, no m�s por favor... suficiente, no puedo m�s de
cosquilla...
Cog� mi crema hidratante, de rico aroma y cubr� con ella su
cuerpo, de pies a cabeza... sin dejar de pasar mis dedos por su ojete,
haci�ndole descubrir all� la posibilidad de nuevos y no menos gratos placeres...
que era la hora de dejar para otras sesiones... si la suerte hac�a, como esta
vez, que se presentaran. Lo vest� como a un ni�o peque�o, con amoroso cuidado.
Besando cada parte que iba cubriendo.
-Guarda el secreto solo para nosotros, dije, �ok?
-Oka.
Y levant�ndome lo dej�.
Agradecer� vuestros comentarios: <POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO>