Relato: En el Sex Shop con mi hermana Mi nombre es Juan. Tengo 38 a�os y soy un hombre bastante
normal. Lo que les voy a contar ocurri� a principios de diciembre del a�o
pasado. Me encontraba en una gran ciudad espa�ola con mi hermana, Graciela, de
45 a�os, comprando regalos navide�os para toda la familia. Tanto ella como yo
estamos casados y con hijos y nuestras respectivas familias son de lo m�s
convencional, incluso, me atrever�a decir, que bastantes conservadoras.
Pertenecemos a una clase media, acomodada econ�micamente, y ninguno de los dos
sospech�bamos que podr�a ocurrir lo que ocurri�.
Al salir de unos grandes almacenes pasamos casualmente por un
Sex Shop y ambos nos quedamos mirando divertidos, pensando en lo mismo. Tenemos
una prima que le gustan las bromas algo "verdes" y subidas de tono y pensamos
que en esa tienda podr�amos encontrar algo divertido para ella. Al entrar nos
quedamos sorprendidos de la amplitud de la tienda y de los cientos de objetos
que se vend�an en ella, alguno de los cuales no nos hab�amos imaginado que
pudieran existir: toda clase de consoladores y vibradores de todos los tama�os y
colores, sex machines, videos y revistas pornos, vaginas de pl�stico, etc., etc.
Pero lo que nos llam� m�s la atenci�n fueron unas cabinas de
no m�s de un metro cuadrado cada una de ellas (hab�a m�s de 20). No sab�amos muy
bien para que serv�an, pero tras un breve vistazo, no sin cierta timidez y
verg�enza, nos dimos cuenta que estaban dotadas de una gran pantalla de
televisi�n y un rollo de papel higi�nico. No hac�a falta ser Sherlock Homes para
averiguar qu� tipo de pel�culas se proyectaban dentro. Por pura curiosidad y
morbo, y dado que se pod�a pasar disimuladamente debido al gran n�mero de
personas que a esa hora se encontraban en la tienda, decidimos entrar en una de
esas misteriosas cabinas y ver que se proyectaba en ellas.
Al principio nos sentimos algo cohibidos y nerviosos ya que
nunca hab�amos estado en una situaci�n de este tipo y los acontecimientos se
hab�an producido de una manera un tanto precipitada. Pero una vez dentro
cerramos la puerta y, ya m�s tranquilos, seguros de que no nos hab�a visto
ninguna persona conocida, aunque sin ninguna idea preconcebida, y menos de tener
ninguna relaci�n all� dentro, pusimos en marcha la televisi�n por mera diversi�n
y curiosidad, ya que ninguno de los dos hab�a visto una pel�cula XXX entera,
quiz�s por ese conservadurismo del que habl� anteriormente.
Comenzamos a ver la pel�cula, que, en realidad, eran varios
documentales porno con escenas a cual m�s excitante. Para disimular la tensi�n
empezamos a bromear sobre las im�genes que est�bamos viendo, por eso de quitar
hierro al asunto. Y, aunque los dos lo tomamos como un simple juego y no lo
quer�amos reconocer, lo cierto es que el calent�n de ambos iba en aumento. En un
momento dado, en una de las escenas, una rubia imponente chupaba el miembro
descomunal de un negro. Mi hermana se llev� la mano a la boca con asombro, no se
muy bien si por la escena en s� o por el tama�o del pene del actor. Me arm� de
paciencia y le pregunt� por qu� se asombraba tanto y me confes�, con mucha
timidez, que nunca hab�a visto una herramienta de esas dimensiones ni hecho una
cosa as� en su m�s de 20 a�os de matrimonio puesto que su marido la ten�a "muy
peque�a" (palabras textuales) y no le gustaba practicar sexo oral debido a que
lo consideraba pecado (ambos son muy religiosos). Yo la dije que esas pr�cticas
eran algo normal en todas las parejas y ellas contesto:
- S�, s� las pr�cticas ser�n normales pero el tama�o de
esa herramienta no me dir�s que es normal.
- Bueno, eso es verdad �le respond� yo- pero algunos
tambi�n estamos bien dotados.
- Ja, ja, ja� comenz� a re�r ella, estoy segura que tu no
le llegas ni a la mitad.
Asombrado por una respuesta as�, que nunca hubiera imaginado
por parte de mi hermana, y arm�ndome de valor, le respond�:
- Si quieres me la saco y lo comprobamos.
- Conoci�ndote tan bien como yo, s� que no ser�as capaz
�trat� de provocarme ella- y volvi� a re�rse con fuertes carcajadas.
Para seguir la broma ech� mano a la bragueta bajando la
cremallera del pantal�n, pero sin seguir adelante, y ella se llev� nuevamente la
mano a la boca abriendo los ojos desmesuradamente de forma fingida.
- Lo ves, sab�a que no te atrever�as a m�s, eres
demasiado remilgado �manifest� ella-.
Yo, sin dejar de sonre�r �le dije-:
- Si eres tan valiente, s�rvete tu misma.
Para mi sorpresa (nunca lo habr�a imaginado) mi hermana se
acerc� y, sin pens�rselo dos veces, y mir�ndome fijamente a los ojos de forma
p�cara, comenz� a sobarme lentamente el paquete por encima del pantal�n.
Lentamente fue metiendo la mano dentro del calzoncillo, mientras mov�a sus
caderas de una forma sexy como nunca antes hab�a visto, hasta que consigui�
librar mi polla, que estaba en plena erecci�n.
- Vaya, vaya, hermanito, ten�as raz�n �dijo ella- aunque
no llega a la del negro, pero la tienes mucho m�s grande y gorda que la de
mi marido.
Con mi polla en su mano, y sin dejar de mirarla ni un solo
momento, no se atrev�a muy bien qu� hacer con ella. Despu�s de unos
interminables segundos, comenz� a masturbarme lentamente, mirando ambos a la
pantalla de tv para evitar nuestro nerviosismo, pero sinti�ndome yo en plena
gloria.
- Oye �le dije- te gustar�a chuparla como en la pel�cula.
- Much�simo �contest�-, pero ya te he dicho que nunca lo
he hecho y no se que tal me saldr�.
- No te preocupes, yo te ayudar�.
Sin tener que repetirlo dos veces, se arrodill� frente a m� y
se engull� toda mi polla. Al principio sus movimientos eran un poco torpes, pero
r�pidamente fue cogiendo el ritmo, ayudada por mis manos posadas en su cabeza.
Cuando estaba a punto de correrme se lo dije pero ella solo
aument� el ritmo. Estaba claro que quer�a que acabase en su boca. Y as� ocurri�,
en unos segundos solt� un tremendo torrente de leche que inund� toda su boca,
sac�ndosela por no poder tragarlo todo. Un segundo chorro llen� su cara y su
frente, mientras ella se relam�a felizmente. Y un tercero, su cuello,
desliz�ndose lentamente un espeso y caliente reguero de semen hacia sus tetas
sin que ella hiciera nada por detener su recorrido.
- Caray, hermanito, jam�s pens� que un hombre pudiera
tener almacenada tal cantidad de leche en sus test�culos �coment� ella- sin
dejar de relamerse voluptuosamente. �Mi marido suelta tres gotitas y a
dormir!
Imaginando su calentura, le dije que ahora era su turno, pero
ella se asust�, alegando que nunca hab�a enga�ado a su marido, aunque en su cara
se vislumbraba el deseo. Con una mano comenc� a tocarla lentamente sus pechos y
con la otra su entrepierna, por encima de la ropa. No tard� en empezar a gemir y
sin decir nada comenz� a desvestirse r�pidamente.
Cuando estuvo totalmente desnuda frente a m� qued� como
hipnotizado. No hab�a imaginado que una mujer de 45 a�os tuviera un cuerpo como
ese, ya que siempre llevaba vestido anchos y cl�sicos que no dejaban entrever su
hermosa silueta. Sus pechos redondos y firmes, de mediano tama�o, sus caderas
anchas, piernas largas y sin asomo de celulitis y un monte de venus
supervelludo, me dejaron at�nito.
- Vamos, hombre, despierta, o �es que no hab�as visto
nunca a una mujer desnuda?.
S�, claro que s�, -balbuc�- pero no tan buena como tu.
Sin mediar m�s palabras me agach� y comenc� a chupar su
chocho de forma fren�tica, metiendo mi lengua en su poblada raja. Estaba
tremendamente h�medo y en unos segundos tuvo un orgasmo descomunal, mientras sus
jugos vaginales ca�an deliciosamente por mi barbilla. Sujetando ella mi cabeza
no me permiti� que me retirara por lo que segu� chupando y lamiendo su cl�toris
hasta que explot� nuevamente en otro maravilloso orgasmo.
Ante esa situaci�n mi tranca se hab�a puesto otra vez en
posici�n de ataque y sin pensarlo dos veces la hice que se pusiera de espaldas a
m� y se agachara, y de una sola embestida se la met� hasta el fondo. Empec� a
bombear muy excitado, pero, como acababa de correrme hacia muy poco, me demor�
un poco en el mete-saca, disfrutando enormemente del choque de mis bolas contra
sus nalgas, lo que dio lugar a que ella se corriera otras dos veces m�s. Cuando
estaba a punto de acabar me pidi� que no terminara dentro para evitar un posible
embarazo y gir�ndose meti� mi polla entre sus tetas iniciando un delicioso
cubano, pero muy breve, porque en pocos segundos volv� a estallar en un
aparatoso orgasmo que volvi� a llenar sus tetas de leche, chupando ella hasta la
�ltima gota para evitar que se perdiera ni una sola y relamiendo mi tranca con
delicioso frenes� hasta dejarla totalmente brillantosa.
Despu�s de acabar, ambos nos pusimos de pie y comenzamos a
besarnos, no como hermanos, sino como apasionados amantes. Esto ocurri� hace
poco m�s de un mes y no se ha vuelto a repetir una ocasi�n parecida por lo que
no hemos repetido, ni hemos vuelto a hablar m�s del asunto. Veremos que nos
depara el futuro.
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Relato: En el Sex Shop con mi hermana
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