Relato: EL TIO SADICO, primera parte Soy Karen y les contar� mis extra�as vacaciones de este verano...
Mi madre hab�a estado enferma las vacaciones pasadas y yo no pretend�a quedarme nuevamente en casa.
Maribel era mi mejor amiga, pas�bamos juntas bastante tiempo y nos convers�bamos acerca de los chicos que nos gustaban, nuestras salidas y muchas cosas �ntimas.
Ella es morena oscura, delgada, cabello largo rizado. Sus ojos color miel, sus labios gruesos y su pronunciado trasero eran el delirio de todo el sal�n. Yo no me quedaba atr�s; contaba con una excelente cintura que la rozaba mi cabello liso color azabache. Soy blanca y siempre me dicen que tengo cierto parecido a Sandra Bullock en el rostro.
Maribel y yo planificamos ir de vacaciones juntas y aceptar la invitaci�n de nuestros pretendientes con la mala suerte de que Robert el chico que se interesa por mi tuvo un accidente y le enyesaron la pierna a la vez que Camilo el casi novio Maribel estaba castigado y sin dinero por las malas notas que obtuvo en los estudios. Mi pap� en varias oportunidades me dijo que visitara a su hermano Ulises que viv�a solo en una zona monta�osa pero ten�a una gran casa con piscina, caballos y todas las comodidades; as� que pensamos visitarlo el fin de semana, luego le pedir�a dinero prestado y nos ir�amos a un balneario donde nos esperaba la diversi�n y los bronceados, adem�s de musculosos surfistas.
Cuando mi pap� me avis� que el t�o nos esperaba, nosotras ya est�bamos totalmente preparadas y en un par de horas est�bamos frente a una fabulosa casa con enorme piscina y tobog�n en el frente. Esta era la primera vez que visitaba a mi t�o y no recordaba haberlo visto alguna vez.
Un hombre blanco, muy grande y de barba nos sali� a recibir; impresionaba su porte, parec�a un vikingo. � Soy Ulises! Y t� debes ser el dolor de cabeza de mi hermano Andr�s
-dijo con una gran sonrisa y mir�ndome a los ojos.
-Pasen, las estaba esperando con unas refrescantes limonadas y la especialidad de la casa pastel de manzana.
No pod�a imaginar este hombre grandote cocinando un pastel. Seguramente los compr� en Mac Donald�s me asegur� Maribel entre risas.
- Gracias t�o, ella es mi mejor amiga
- Mucho gusto, hija, est�n en su casa
Despu�s de ubicarnos en nuestra amplia y bien decorada habitaci�n situada en la parte superior, bajamos a la sala y comenzamos a conversar de nuestras vidas con mi t�o. Fue una conversaci�n bastante agradable donde �l nos narr� an�cdotas de su infancia y las travesuras que hac�a con mi pap�.
- Tengo un establo con unos magn�ficos ejemplares. �Quieren dar un paseo?
Nosotras emocionadas asentimos e inmediatamente lo acompa�amos a las instalaciones donde ten�a seis caballos, los m�s grandes que hab�a visto.
Maribel era una amante de los caballos e inmediatamente seleccion� el de su preferencia pero yo que no sab�a montar esper� a que mi t�o me aconsejara. As� que me sub� con cierta dificultad al m�s manso de todos. Maribel y el t�o Ulises disfrutaron su cabalgata y hasta compitieron en carreras cortas mientras yo peleaba con mi caballo para que fuera donde yo quer�a, sin embargo el caballo ten�a otras ideas. Esa no fue mi mejor tarde con los animales pero en la noche jugamos diferentes juegos de mesa, tomamos champa�a y escuchamos m�sica. La ma�ana siguiente luego del desayuno decidimos disfrutar de la piscina y el tobog�n de agua. M�s tarde se nos uni� mi t�o y jugamos con una pelota inflable. En la tarde Maribel quer�a volver a cabalgar pero yo prefer� quedarme a broncearme en la piscina por lo que me qued� sola mientras ellos iban a dar un paseo a caballo. No hab�a pasado media hora cuando mi t�o volvi� y me dijo que se sent�a algo fatigado por lo que Maribel hab�a seguido sola.
Yo aprovech� la ocasi�n para pedirle el dinero prestado a mi t�o y me dijo que no hab�a problema.
- Ven conmigo Karen, dime cuanto necesitas�
Le ped� una cantidad considerable ya que era una persona adinerada y se hab�a mostrado muy generoso.
- Gracias t�o, tratar� de devolv�rtelo a la mayor brevedad.
- No tienes que devolver nada pero puedes hacerme un favor.
- Claro t�o, lo que Ud. quiera.
De repente se acerc� a m� y me tomo por la cintura.
- Tengo mucho tiempo solo y necesito sentir a una mujer. Desde que llegaste he deseado besarte, acariciarte, hacerte el amor.
Yo estaba asombrada y confundida pero algo dentro de m� ten�a curiosidad y deseo.
En un momento me acerc� a su cuerpo y sent� su miembro roz�ndome, luego sus labios se unieron a los m�os y empezamos a besarnos apasionadamente. Sus grandes manos recorr�an todo mi cuerpo y apretaban con fuerza mis senos y mis nalgas. Con gran habilidad me quit� la ropa, luego se desnud� para poner al descubierto su gran miembro el cual destacaba por su grosor mientras sus venas contrastaban con su color p�lido.
Todo suced�a muy r�pido y yo quer�a experimentar al m�ximo; me arrodill� tom� su pene y comenc� a lamerlo en todo su largo, al llegar a la cabeza lo introduje en mi boca tratando de llevarlo a lo m�s profundo de mi garganta. Entraba y sal�a de mi boca mientras mi lengua completaba ese fest�n oral del cual mi t�o disfrutaba al m�ximo.
- Ahora quiero penetrarte y hacerte toda m�a � me dijo, levant�ndome y llev�ndome a la cama.
A pesar de mi poca experiencia me sent�a capaz de hacer feliz sexualmente a cualquier hombre y en este momento ten�a la libertad de experimentar.
Su miembro se introduc�a con algo de dificultad en mi vagina, sent�a algo de dolor pero el placer era m�s intenso, cada entrada era m�s violenta que la anterior hasta que todo mi ser se amold� al sexo de mi t�o; comenc� a realizar movimientos y contracciones que lo excitaron m�s, su boca pasaba de mis labios a mis senos los cuales succionaba fuertemente. El ritmo de las penetraciones se incrementaba as� como la respiraci�n de mi t�o y mis latidos. De pronto sent� que todo el cuerpo se estremec�a y una sensaci�n �nica se apoderaba de mi, gritaba y apretaba con fuerza el cuerpo de mi t�o mientras que a su vez sent�a como se dilataba m�s su pene dentro de m� al momento que su semen caliente comenzaba a llenarme entre sus gemido de placer.
Nos quedamos por unos instantes inm�viles y empapados en sudor. Se levant� y me dijo:
- Eres asombrosa, me encantaron tus movimientos y el contacto con tu piel. Quiero que experimentes otras cosas que estoy seguro que te gustar�n. Ponte algo de ropa y acomp��ame.
Me puse un faldita blanca, una blusa, unas sandalias y segu� a mi t�o fuera de la casa.
Llegamos a la caballeriza y al entrar qued� sorprendida al ver a Maribel desnuda acostada sobre unos fajos de heno.
- Me hicieron esperar bastante, aunque tu t�o me dejo exhausta.
No entend�a lo que pasaba hasta que Maribel me cont� que mi t�o le hizo el amor al llegar a la caballeriza, luego le propuso hacer un tr�o conmigo y ella acept�
(contin�a en la segunda parte)
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Relato: EL TIO SADICO, primera parte
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