Les voy a contar una historia verdadera. Me llamo Ram�n.
Tengo 33 a�os. Tengo dos compa�era de trabajo. Ambas creo que tienen unos 24
a�os. Las dos son muy atractivas.
Miriam es rubia, de ojos verdes y con un cuerpo parecido al
de Britney Spears (Esto no es co�a). Sus pechazos son estupendos y se le ponen
duros. Tiene una mala leche cong�nita aunque debo reconocer que siendo as� su
principal virtud es la fortaleza de su car�cter.
Mar�a Jos� es algo m�s alta y m�s delgada. Tiene menos pecho
pero da la sensaci�n de que con frecuencia est�n erizados. Su rostro es m�s
ani�ado. Tiene tambi�n mala uva pero es m�s fr�gil.
El problema que tengo es que soy un t�mido y quiz� sea esta
la raz�n por la que de vez en cuando se met�an con migo. En otras ocasiones
hac�an como si me defendiesen ante los dem�s. Ignoro si de verdad o mentira.
Pero la gota que colm� el vaso fue cuando sugirieron con una
indirecta que no se me pon�a dura y en cambio otro compa�ero siempre estaba
empalmado. Yo no se si se me ha puesto dura alguna vez en el trabajo pero el
caso es que procuro que no sea as� puesto que me da mucha verg�enza.
�Si s�lo son dos tontitas que tienen a su correspondiente
chulito con un buen coche, que las vacilan pero que luego son dos perritos
falderos a su merced!.
Reconozco que me hirieron.
La gente cree que detr�s de un buen polvo est� la fuerza y
quiz� lo que este es la imaginaci�n, es decir la inteligencia. As� que decid�
vengarme. Estaba lleno de colera. Y empec� a pensar un buen plan. Pero no se me
ocurr�a nada.
Fue el azar el que vino en mi ayuda.
Nos enviaron a m� y a las dos tontitas al extranjero, a un
pa�s sudamericano para hacer una serie de gestiones para la empresa.
Al llegar all�, claro, el comportamiento de ellas cambio por
completo conmigo. All� �ramos amigos. Nos aloj�bamos en un apartamento con unas
cuantas habitaciones. Ellas dorm�an en una de ellas y yo en otra.
Trabaj�bamos muchas horas y casi no ten�amos tiempo de salir
por lo que pas�bamos las horas libres durmiendo.
Digamos que yo estaba de responsable. Y esto fue lo que me
ayud� a poder vengarme. Cuando llev�bamos unos 15 d�as me llam� al m�vil mi
jefe. Me dec�a que si quer�amos pod�amos regresar y que ya enviar�an a otros
tres. Pero yo me negu�.
As� que est�bamos lo menos un mes. Fue cuando me di cuenta.
Sobre mujeres y hombres hay muchos mitos. Como por ejemplo el de que los hombres
tenemos mucha m�s necesidad de sexo que las mujeres. Bueno, no lo pongo en duda
pero en el caso en el que me encontraba era al rev�s. Yo, soltero y t�mido me
consolaba haci�ndome pajas, que por cierto en el mes que llevamos no me hab�a
hecho demasiadas as� que la ten�a como un burro de salida y dura. En cambio
ellas, caprichosas y acostumbradas a no pasar ni un minuto pegadas a un hombre
estaban salid�simas. Se le notaba en los ojos. Y no lo hac�an para provocarme
sino que lo intentaban disimular. Por momentos parec�a que me deseaban a m� y se
deseaban entre ellas.
S�lo faltaba que yo diese el primer paso y con que una de las
dos cediese por un instante, las tendr�a en mi poder. Me di cuenta de que me
tem�an. Que ahora se sent�an vulnerables.
Tuve que tomar la iniciativa.
Ya digo que el ambiente era muy bueno.
La siguiente tarde esper� desnudo en mi habitaci�n con mi
polla erecta. Fue Maria Jos� la que abri� la puerta y me descubri�.
- Ven a ver lo que est� haciendo este cerdo- dijo.
Al poco asom� tambi�n la cabeza de Miriam. Las dos sonre�an.
Se lo estaban tomando a broma. �C�mo cambian las situaciones!.
Esa noche me estaba costando dormirme y estaba a punto de
hacer me una paja. Entonces not� alguien a mi lado, que se sent� sobre mi. Note
que mi pene entraba por un agujero viscoso. Yo pens� que se trataba de Maria
Jos�. �Pues no!. Era Miriam. Alargu� un brazo y consegu� encender la lamparilla
de mesa. Mire y me lleve una gran sorpresa. La ten�a metida en su culo. Ella no
dejaba de jadear como una fiera. Hasta que tuvo un orgasmo muy r�pido. Cuando
sali� de m� note algo h�medo de nuevo y me volv� a sorprender. Era la boca de
Maria Jos� que me la estaba chupando. Despu�s de hacer esto tambi�n se sent�
sobre mi pero hacia delante. Tambi�n por el culo. Y jadeaba. Hasta que cerr� los
ojos y tambi�n se corri�.
- Follame- me dijo Miriam que estaba tumbada a mi lado.
Me quit� a Maria Jos� y pose� por la vagina a la rubia.
Estaba empapada. Y yo aguantando. �D�nde estaba mi eyaculaci�n precoz?. M�s bien
era al rev�s. Me mov�a y me mov�a. Y tras esto y sin cambiar de posici�n se la
volv� a meter por el culo. Esto le provoc� un espasmo. Ella me dec�a con los
ojos en blanco: "si,si,si...". Fue entonces cuando me corr�.
Mir� a Maria Jos� que nos miraba con la boca abierta por la
lujuria. Le cog� de la mano y me la llev� a la ducha. All� me la sent�, d�ndome
la espalda, y la penetr� por la vagina. Le acariciaba la cara y le daba besos.
- Tesoro- le dije.
- �Qu� calor me das!- me dijo ella.
Mi polla segu�a erecta aunque no me corr�. Se la saqu� y me
puse a darle golpecitos en el cl�toris.
- Quiero que te mees- le dije.
Y solto un chorro de pis.
- Yo ya soy un hombre un poco mayorcillo y me gustan ciertas
cosicas que a vuestros chicos todav�a no les van.
Le volv� a dar un beso. Y luego le di dos a Miriam que estaba
todav�a tumbada sobre la cama.
Al d�a siguiente met� mi dedo pulgar en la boca de Maria
Jos�. Y volv� a follarme a Miriam. Cara con cara. Empapadas. Y llegaba Maria
Jos� y tambi�n me besaba en la boca. Cambiamos de posici�n y se la met�a a la
rubia al estilo perro, es decir por detr�s y Maria Jos� me presionaba los huevos
y me acariciaba por debajo de la polla. Sub� un poco m�s y se la met� por el
culo a Miriam. Cuando se la sacaba, Mar�a Jos� me la chupaba. Y me qued� as�
porque me gustaba m�s esa mamada que la penetraci�n anal. Y Miriam se agach� y
le toquete� la vagina a su amiga en plan l�sbico. Luego me la foll� y Mirian le
lam�a el cl�toris. Esta vez no pude aguantar m�s y me corr� casi al principio de
este coito. Y las dej� as� a las dos. Una haci�ndoselo a la otra.
Pero las cosas al volver al trabajo empeoraron as� que me
cambi� de trabajo. Ahora lo comprendo todo. Soy una amenaza. Soy un tipo
aparentemente f�cil.