Relato: Mi vecina la perversa

Era un tipo normal, un trabajo normal, una vida normal. Ten�a cuarenta a�os, hac�a veinte que estaba en pareja, todos los d�as la misma rutina, ambos salimos a trabajar, est�bamos todo el d�a afuera y al caer la tarde volv�amos a encontrarnos. Compart�amos unas horas y a dormir para comenzar nuevamente. Nuestras pagas no eran muy buenas as� que con lo justo pod�amos vivir el d�a a d�a. Romina (mi pareja) siempre fue muy buena mina y nunca me dio quejas, sexo de vez en cuando, bastante bueno, no se met�a a discutir si uno no la buscaba, en fin, mujer bastante normal. As� vivimos en un modesto departamento de propiedad horizontal, en un segundo pido, humilde pero nuestro, nada de lujos, as� se me estaba yendo la vida, estancado, sin avanzar, ciertamente deprimente.

Algo cambi� desde el d�a en que ella lleg� al edificio, el departamento que estaba pegado al nuestro que estaba en venta hac�a alg�n tiempo, y no tardamos mucho en conocer a nuestra nueva vecina�
De casualidad tambi�n se llamaba Romina, cuando lleg� fuimos los primeros en recibirla y con los que entabl� di�logo, nos enteramos que sus padres viv�an en el campo, en las afueras de la ciudad y le hab�an comprado el lugar para que ella llevara adelante sus estudios. Mientras mi se�ora y ella intercambiaban algunas palabras yo la observ� disimuladamente, dijo que ten�a un poco m�s de veinte a�os pero por su estructura y carita angelical yo le hubiera dado solo unos quince. Parec�a t�mida al momento de hablar, casi no te miraba pero si lo hac�a te penetraba con la vista, parec�a una chica de fuerte car�cter, petisa, 1,55 mts., � 1,60 como mucho� delgadita, flaquita parec�a no tener tetitas, cabello casta�o de corte desprolijo, asim�trico, larguito hasta los hombros, casta�o con unos mechones te�idos de rubio. Ojos marrones, naricita respingada y boquita diminuta.
La ropa tampoco acompa�aba mucho, una remera floja y unos jeans gigantes, con tiradores, parec�a bailar ah� dentro. No era nada especial, pero para mi ten�a un no se que�

Los d�as siguientes confirmaron su perfil, siempre desalineada, con ropa insulsa que no le marcaba una m�sera l�nea femenina. Sol�amos verla acompa�ada de una amiga de rasgos orientales, tan ins�pida y despreocupada como ella, tambi�n delgada, un poco mas alta, despu�s no not�bamos la presencia de muchos amigos mas.

La buena relaci�n no dur� mucho tiempo, al principio tratamos de sobrellevarlo pero a poco se fue transformando en un problema, especialmente para mi esposa que era menos tolerante que yo.
Los ruidos en su departamento fueron la causa de los problemas, encima la construcci�n precaria a no ayudaba, las finas paredes dejaban pasar todo el sonido, adem�s un departamento era espejo del otro y justo los dormitorios estaban pegados.
Era un c�ctel de ruidos, hasta altas horas de la madrugada, la m�sica se mezclaba con sus gritos en la cama, parec�a una gata en celo, el crujir del el�stico de la cama y el constante golpetear del espaldar contra la pared� d�a tras d�a la situaci�n se repet�a y nos provocaba a nosotros, por un lado el enojo ya que al d�a siguiente deb�amos levantarnos temprano para ir a trabajar y por otro la excitaci�n de sus gritos nos calentaba a nosotros de tal forma que termin�bamos haciendo el amor.

Muchas veces hablamos con ella, con Romina siempre terminaba a los gritos pero conmigo hablaba dulce, con una sonrisa y al final me convenc�a, me intrigaba lo que hac�a, con quien? con su amiga? comentaban que era lesbiana pero yo juraba escuchar voces masculinas mas de una vez�.

Recuerdo ese momento en que cambiar�a mi vida para siempre, por un problema de la empresa ese d�a me qued� solo en casa ya que Romina si acudi� a sus obligaciones. Luego del almuerzo comenz� la m�sica fuerte, molesta, luego de unas horas se hizo insoportable, al notar que se acercaban las 17 hs., hora en la que mi esposa llegar�a y estallar�a la guerra, fui a su departamento a pedirle que aflojara un poco. Golpee la puerta, inmediatamente baj� la m�sica y me atendi�, estaba descalza con un pijama celeste y blanco a rayitas, tipo pantal�n y camisa, amplio como siempre. Me mir� raro, de una manera diferente, y sucedi� lo siguiente:
- Disculpame, podr�as bajar la m�sica?, ya sab�s, est� por llegar Romina� y va a ser peor�.
- Sab�s que me parece? Que vos no te la aguant�s viejito�.
- Qu� no me aguanto que?
- No te aguant�s una buena cogida�.

Sus palabras retumbaron por mi cabeza, no me lo esperaba, que me avance as�, qued� paralizado y ella sin darme tiempo a decidir me agarr� de la remera y me tir� hacia adentro, cerr� la puerta y prosigui�:

- Ven�, tomemos unas copas�

La segu� al comedor y ah� esperaba su amiga oriental, nos saludamos, estaba confundido, me dieron una cerveza y ellas saborearon una limonada, es lo �ltimo que recuerdo�.

Abr� los ojos confundido, somnoliento, estaba desnudo, en la cama, trat� de incorporarme pero estaba d�bil, no ten�a control de mi cuerpo, evidentemente algo me hab�an puesto en la bebida, lentamente recobraba mis facultades, escuch� m�sica leve que atravesaba la pared, mir� por la ventana y ya hab�a oscurecido, evidentemente mi esposa ya estaba en casa, nuevamente trat� de levantarme y ah� descubr� que mis manos estaban esposadas al gran espaldar de ca�os de la cama, la misma que yo sent�a crujir y golpear todas las noches�
En eso sent� unos tacones que se acercaban repiqueteando en el piso, era la china, la llam� as� porque nunca supe su nombre y as� la llamaba Romina tambi�n, ten�a un conjunto er�tico de sirvienta, en negro y blanco, unas medias de nylon con portaligas un bombachudo blanco se escapaba bajo una diminuta pollerita negra y tableada, arriba era una combinaci�n rara de tal forma que sus diminutos pechos quedaban al descubierto, una cofia y un delantal blancos completaban el atuendo.

- Hola, me dijo, est�s mejor? Mientras me acariciaba el pelo� yo estaba intrigado y a la expectativa, - ahora llamo a la �ama� y se fue de mi lado. Pasaron unos instantes y luego regresaron las dos, Romina estaba enfundada en un ajustad�simo traje negro de l�tex que la cubr�a completa, s�per delgada, se marcaba una linda colita, parec�a no tener tetas, sus costillas se marcaban en demas�a. Se acerc�, levant� una pierna y me pis� el abdomen, el fin�simo taco de su bota se clav� y lo removi� hasta sacarme un grito, - te gusta? pregunt� notablemente excitada.
Entre ambas tomaron una soga que ya ten�an preparada con un lazo, le pasaron por mi pie y me ajustaron el tobillo, luego me levantaron la pierna hacia atr�s y la sujetaron tambi�n al espaldar de la cama.
-Hey! Que est�n haciendo? protest�, trat� de resistirme pero a�n no ten�a la fuerza suficiente, ellas se apresuraron y repitieron la operaci�n con la otra pierna dej�ndome indefenso, atado de pies y manos, colita para arriba.

En un rato entend� la situaci�n, Romina daba �rdenes y la china aceptaba sumisa, yo era su �conejito de indias�. La china trajo una caja y las dej� en el piso al borde de la cama, no sab�a que pensaban estas dos locas� tras un pedido de �la ama�, �la esclava� tom� una vela y la encendi�, se acerc� a mi, sobre mi pecho, dej� caer una gota de cera caliente, no pod�a hacer nada para impedirlo, quemaba, lo toler� pero quemaba, as� sigui�, gota tras gotas ambas disfrutaban de mi sufrimiento, no pod�a evitar largar alg�n quejido, no me olvidaba que mi esposa estaba muy cerca, adem�s, mientras una se divert�a con esto, la otra se dedic� a �pasar� sus u�as afiladas por mi piel, r�pidamente mi pecho se fue llenando de cera y profundos rayones que se enrojec�an casi hasta sangrar, sent�a una rara impotencia y un raro placer al mismo tiempo, no se por qu� pero admito que me gustaba�

Cuando se cansaron, la china me llen� la pija, las bolas y el culo de crema de afeitar bajo la atenta mirada de su ama, luego lentamente me fue rasurando, mi miembro estaba r�gido, pas� y pas� hasta asegurarse que no quedara nada, todo bien lisito. Cuando termin� me limpi� bien y comenzaron a comerme, la china tom� mi sable, los sabore� un rato con ternura hasta que Romina tom� su cabeza y la empujo hac�a abajo, oblig�ndola a trag�rselo todo, aclaro que mi pija es bastante gruesa y mide casi veinte cent�metros, por lo que ella se separ� de golpe luego de una arcada, se quej� que �no pod�a� pero Romina daba �rdenes y hab�a que cumplirlas, le dio una terrible cachetada en la cara, la tom� de los pelos y nuevamente se la hizo tragar de la misma forma, bien abajo, la china se resist�a pero no hab�a alternativa, as� disfrut� como loco con toda mi carne en su boca, ella apenas si respiraba, arcada tras arcada, las l�grimas ca�an de sus ojos y su boca chorreaba saliva.

Luego de cinco minutos la separ� y le dijo �te voy a ense�ar como se hace� y sin decir mas Romina empez� a devorarla, como lo hac�a esa pendeja!! Recorr�a mi pija con maestr�a una y otra vez, mientras la china me chupaba los test�culos por un rato, luego su lengua se desliz� mas abajo hasta mi ano, me abri� las nalgas y empez� a chup�rmelo y acarici�rmelo, me gustaba, nunca nadie me hab�a hecho algo semejante, me atacaban ambos lados al mismo tiempo. La china sigui� adelante y de repente percib� un dedito suyo dentro m�o, luego dos y luego sent� que me lubricaba mas con alg�n producto que me hizo incomodar. Romina par� de repente y se acerc� a su compa�era, pude ver que le sacaba el bombachudo feo que ten�a y mi sorpresa fue terrible cuando le levant� la pollerita tableada y descubri� un arn�s con un gran consolador, tan grande como mi pija�

Me puse nervioso, empec� a sacudirme en vano, estaba bien atado, una volvi� a comerse mi verga como antes y la china se acomod� poniendo la punta esa en la entrada de mi ano, no pod�a evitarlo, no hab�a forma, apret� los pu�os y fui sintiendo su presi�n, un poco, otro poco, otro poquito mas, gem�, mi esf�nter me dol�a, lo sent�a dilatarse poco a poco, no quer�a, no�. le rogu� que se detuvieran, que tuvieran piedad, era in�til, estaban decididas, y as� fue que de repente, cuando pas� la cabeza todo el miembro se introdujo� me dejaron tomar un poco de aire y empez� el ataque nuevamente, una me romp�a mi culo virgen y la otra se com�a toda mi pija hasta el fondo, no pod�a evitar gritar, la imagen de mi esposa escuchando me perturbaba, ten�a sensaciones encontradas, por un lado si hubiera podido las hubiera asesinado, por otro me encantaban esas dos pendejas putas, estaba al palo, sent�a que mi verga iba a estallar en cualquier momento pero Romina dio la orden de detenerse, mi verga lat�a, casi no pod�a contenerme, le leche estaba ah� nom�s�

Tom� a la china, le sac� el arn�s y la puso en cuatro patas a mi lado, colita para arriba y empez� a darle cachetadas una tras otra en los gl�teos, fuerte, muy fuerte, la increpaba por �nena mala por violar a mi vecino�, la chinita se quejaba de los azotes y la otra mas fuerte le pegaba recrimin�ndole por los quejidos, - ahora la vas a pagar! Le gritaba, yo escuchaba at�nito, est�n re locas pens�, no sal�a de mi asombro�.
Romina me pidi� ayuda �para castigarla� al tiempo que me soltaba de mi ataduras y cadenas, sin que se resistiera le puso las esposas a su compa�era, y volvi� a darle una cachetada tras otra hasta dejarle todo el culo colorado por los golpes y yo me preparaba para cogerla, al menos es lo que yo pensaba� sin embargo ella me chup� la pija nuevamente, pero me la escupi� toda llen�ndomela de saliva, - dej� que te gu�e me dijo mientras me tomaba el miembro y me acercaba a su compa�era�

Cuando estaba cerquita me orden� que la sodomice, que locura! no me anim� a desafiarla, as� que de golpe se la met� toda en el culo y empec� a d�rsela, la china gritaba como loca, exageradamente, no era para tanto! Creo que era parte de todo el juego. Mi vecina segu�a al mando, cada tanto la sacaba de ah� y me la chupaba toda, se la com�a hasta la garganta, su boca era majestuosa, llegaba hasta la base de mi tronco y aun sacaba la lengua buscando mis test�culos. As� estuvimos un buen rato alternando entre el culo de una y la boca de la otra, los gritos y las ordenes me estaban volviendo loco, hab�a entrado en la paranoia de ellas, en mi vida hab�a imaginado algo as�!!! les avis� que me acababa, que no aguantaba mas�. ella tomo mi pija con su mano, fuera del culo de su amiga y me masturbo dulcemente, con movimientos cortitos bien atr�s, sacaba la lengua muy cerquita de mi cabeza, miraba el esf�nter de la china todo abierto, todo dilatado, no pude mas� entre mis gritos varias andanadas salieron d�ndole a todo a su paso, su cara, su boca, su lengua, el culo de la otra, su ano, sus labios�.

Cuando sali� hasta la �ltima gota, por �ltima vez llev� mi verga hacia el culo de su amiga y luego hacia su boca�. Me relaj� mientras una le chupaba el culo a la otra buscando la profundidad del esf�nter, y limpiaba con su lengua todo el esperma derramado. La solt� y comenzaron a besarse profundamente, se revolcaron y rodaron hasta el piso, se entregaron tanto una a la otra que en breve tiempo me hicieron entender que ahora yo era solo una pieza decorativa en la escena�.
Cuando me abstraje de toda esa locura y volv� en mi, me di cuenta el estado deplorable en que estaba, lleno de cera, con toda la piel rasgada por sus u�as, todo depilado y encima era de noche�.

Mi Romina not� todo esto, no pude explicarle y termin� por confesar parte de la historia, pero no le cont� que la causante hab�a sido la vecinita�.
En un mes m�s de continuas discusiones pon�amos un freno a nuestro matrimonio y abandonaba el hogar, Romina ya no me soportaba, todo por culpa de ese nefasto d�a�.

Pasaron dos meses mas, no sab�a nada de mi ex y se me ocurri� visitarla, a ver que pasaba y que reacci�n ten�a.
Compr� unos bombones, los que a ella le gustaban y un buen vino espumante, que a mi me gustaba, a�n ten�a las llaves as� que decid� caer de sorpresa. Llegu� a la nochecita, sub� presuroso por las escaleras, mi coraz�n parec�a saltar de mi pecho, como la primera vez. Cuando estuve pegado a la puerta e iba a entrar radiante, algo me contuvo, los tremendos ruidos que ven�an de adentro� me angusti� much�simo, tan r�pido hab�a encontrado un macho para reemplazarme? Pens� en retirarme pero la intriga pudo m�s. Sigilosamente, sin hacer ruido abr� la puerta y entr� en puntas de pie, los gemidos ven�an del dormitorio, en el piso del comedor hab�a ropa tirada, al verla tuve una ligera sospecha. Me acerqu� a la pieza y lo confirm� con mis propios ojos� mi ex Romina estaba en cuatro patas, cada mano encadenada a la parrilla de la cama, una a cada lado, una soga peligrosamente anudada a su cuello la manten�a sujeta contra el espaldar de la cama, atr�s, mi ex vecina Romina, esa flaquita pervertida, la estaba cogiendo con una pija enorme mientras le pellizcaba los gl�teos�

Estaban tan en su mundo que no advirtieron mi presencia, como vine me fui, nunca mas supe de ellas�.

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