Llega un punto en la relaci�n de pareja en el que te das cuenta de que no recibes tanto como est�s dispuesta a dar. Poco seo, se puede aguantar. Nada de sexo: �ni pensarlo!
Empez� a lamer mi o�do, mi cuello, bajo los tirantes y empez� a chupar mis senos, estaba s�per caliente y me deje llevar, apretaba mis nalgas, su dedo ya buscaba desesperadamente la abertura de mi ano, mi vestido callo al suelo, me acost� en el sill�n y empez� su exquisita mamada en mi vagina.
Con mi esposa dorm�amos en camas separadas. Isabel, mi vecina, ten�a su esposo postrado. Ambos hace tiempo no ten�amos sexo. Un d�a decidimos ayudarnos mutuamente...
Una respetable y distinguida mujer, ve de pronto como toda su vida cambia, cuando su marido comienza a hacerla lucir m�s descocada frente a los extra�os y trae algunos amigos a divertirse a casa para que la vean.