Relato: Que verguenza



Relato: Que verguenza

Este es un relato que me encontr� en una p�gina de relatos
que a mi parecer es muy bueno


Lo que les voy a describir a continuaci�n, es algo de lo que
siempre me he de sentir sumamente avergonzada, y me dir�n, si es as� por que
escribes al respecto. Francamente no se, pero entiendo que me hace sentir mucho
mejor, adem�s no me conocen.



Digamos que mi nombre es Ana, casada, madre de un chico de tres a�os, y un buen
marido, que son las dos cosas que m�s me atormenta de todo esto. Sin falsa
modestia puedo decir que tengo buen cuerpo. No era una fan�tica de esto de la
Internet, pero desde hace unos meses atr�s, de cuando en cuando me daba gran
curiosidad, por lo que, como dicen navegando, encontr� los relatos de todo
relatos maldita sea la hora en que lo hice.



Lo que desde un principio me llam� la atenci�n fueron los relatos, en general la
mayor�a, imag�nense a una mujer joven menor de veintis�is a�os saludable, con un
hijo de dos a�os en esos momentos, que luego de hacer todos los quehaceres del
hogar y de atender hasta la saciedad a mi hijo y a mi esposo cuando estaba en
casa. Me encontraba sin nada productivo que hacer ya que mi marido no quiere que
trabaje, aparte de que seg�n yo misma veo no hace falta realmente, ya que �l es
excelente proveedor, como que es casi due�o del banco, donde es gerente.



Como ya les dije, hace unos meses atr�s debido a que no ten�a nada m�s que
hacer, me dedicaba a leer dichos relatos, en ocasiones de manera totalmente
incr�dula, ya que algunos me daban la impresi�n de ser sencillamente falsos,
pero hay otros que en el fondo entiendo que son reales. No me hab�a dado cuenta,
pero desde que comenc� a leer alguno de esos relatos, mi manera de actuar fue
cambiando un poco, por ejemplo en casa luego de levantarme, y que la mujer de
servicio terminaba con la limpieza, y se marchaba. Yo andaba pr�cticamente
desnuda, por toda la casa. Cuando sal�a por alg�n motivo fuera de la casa, ya
fuera llevar a mi hijo al pediatra o de compras, comenc� andar sin nada de ropa
�ntima. Para colmo me la pasaba imagin�ndome, como ser�a eso de serle infiel a
mi marido con cualquier otro hombre o mujer, que de paso es un adicto al
trabajo, y hab�a temporadas que poco se fijaba en m�.



Pero al mismo tiempo ten�a terror de lo que pudiera suceder, y todo eso lo
anotaba en mi diario. Pero volviendo a los relatos, poco a poco me comenzaron a
llamar la atenci�n los de zoofilia, como ya les dije, algunos me parecen falsos,
pero otros me da la impresi�n de que son ciertos. Pero la mayor�a sino todos
tienen algo en com�n, y es que ni los perros, ni los caballos, ni los chivos, o
cualquier otro animal de los que hablan en dichos relatos, hablan. Lo que en
parte, pensaba yo, hac�a que me inclinase con mayor facilidad, a ese tipo de
relaci�n, que a una ya fuera con un hombre o una mujer, por el temor que
eventualmente se lo fueran a contar a cualquier persona.



Hace m�s de un a�o, antes de ser una lectora de los relatos, un buen d�a de
compras en el Centro Comercial, con mi peque�o hijo, entr� a la tienda que vende
mascotas, y por un buen rato observ� como mi nene respond�a a los animales, en
ese momento no me pasaba por la mente, nada de lo que ya les dije. Tras
consultarlo con mi esposo por tel�fono, �l en medio de una de sus famosas
juntas, me dijo que estaba de acuerdo con que adquiri�ramos, un cachorro para
nuestro peque�o hijo. Debido a mi falta de experiencia, la misma dependienta me
vendi� un hermoso Pastor Alem�n, al que por su ascendencia alemana le llamamos
K�iser.



Ya no tan solo llevaba a mi hijo al pediatra, sino que a nuestro perro al
veterinario, por lo que en cierta ocasi�n escuch� una conversaci�n mientras
esperaba que vacunaran a nuestro perro, casualmente para esa �poca me hab�an
comenzado a gustar alguno de los relatos de zoofilia, que hab�a le�do hac�a poco
tiempo. Se trataba de un par de mujeres, de c�mo unos cuarenta a�os m�s o menos,
la que hablaba era extremadamente gorda, y aunque no lo dec�a claramente, me
pareci� entender que ella le contaba a la otra, sobre la �ltima travesura de su
mascota, de c�mo mientras ella se encontraba en su habitaci�n, luego de haber
terminado de quitarse toda la ropa para irse a ba�ar, se le cay� al piso un
arete, el cual rod� bajo su mesa de noche, por lo que se arrodill� en el piso y
se hab�a puesto a buscarlo, cuando primero sinti� la fr�a nariz de su perro,
contra su vulva, y casi de inmediato su �spera lengua en el mismo lugar, lo que
seg�n alcanc� a escuchar, le produjo de inmediato una rara, pero agradable
sensaci�n, al parecer el can luego hab�a tratado de montarla.



Lo que m�s me llam� la atenci�n, era la manera en que la gruesa se�ora lo
contaba, parec�a que lo hab�a disfrutado infinitamente. En ese momento sali� la
ayudante del veterinario con el perro de la susodicha se�ora, se trataba de un
peque�o chihuahua, lo que en medio de todo me produjo algo de risa. Esa tarde al
regresar a casa, me qued� viendo a K�iser, como jugueteaba y aunque era un
cachorro de c�mo a�o y medio, por el tama�o de sus patas seg�n me hab�a dicho el
veterinario, se ve�a que ser�a un animal de gran tama�o y fortaleza, lo que en
parte ya lo representaba. Por unos instantes trat� de imaginar como ser�a eso,
pero a los pocos segundos mi hijo me llam� la atenci�n. Por lo que realmente
pas� un tiempo, antes de que yo volviera a pensar en eso seriamente, luego de
dedicarme a leer los relatos a los que ya hice referencia. Estando sentada
frente a la computadora casi a diario, me dedicaba a leer los relatos sobre
zoofilia, y de manera casi natural, me llevaba los dedos a mi cl�toris, y
mientras iba leyendo, suavemente me lo apretaba, al punto que entre la lectura y
el imaginarme lo que suced�a, terminaba por alcanzar uno que otro orgasmo
distinto a los que en contadas ocasiones alcanzaba con mi marido.



Como ya les he dicho en casa me la paso casi sin nada de ropa puesta, por que me
acostumbr� andar as� cuando estoy sola. Como hab�a decidido a terminar mis
estudios, hab�a llevado a mi hijo a un cuido, por lo que ese d�a particular
aunque no ten�a clases, me encontraba sola en casa, digo se encontraba K�iser,
pero hasta esos momentos no lo tomaba en cuenta para nada. Luego de estar frente
a la computadora ese d�a, y de haberme estado autosatisfaciendo, decid� meterme
en la piscina, y como a pedido m�o, mi esposo mand� a construir una barda
bastante alta, por lo que no me preocupo por ponerme traje de ba�o, ya que se
que los vecinos no me pueden ver. Justo antes de pensar meterme en la piscina,
me sent� a tomar un poco de sol, cuando se me acerc� nuestro perro, me llam� la
atenci�n que de manera casi constante se dedicase a lamerme los dedos de la mano
derecha, lo observ� algo nervioso, y fue cuando ca� en cuenta, de que tras
terminar de leer el �ltimo relato, no me hab�a lavado las manos, por lo que el
olor de mi vulva en mis dedos, era lo que lo ten�a a K�iser actuando de esa
manera extra�a.



R�pidamente acudieron a mi memoria la infinidad de relatos sobre relaciones
sexuales con perros, y por unos minutos me debat� entre la gran curiosidad de
saber que se pod�a sentir realmente y el temor, a que espec�ficamente no se.
Quiz�s a ser encontrada, o a que el perro me lastimase, o que me pegase
cualquier infecci�n, y hasta me acord� de eso que dicen que se abotonan, o que
se quedan pegados por largo rato sino se le agarra debidamente. Pero creo que
pudo m�s mi curiosidad, y el deseo de satisfacerla, que todos los temores juntos
que a mi mente acud�an. Por lo que algo temerosa me llev� mi mano izquierda a mi
vulva me introduje ligeramente los dedos, hasta que sent� mi propia humedad,
luego manteniendo mis piernas cerradas, pas� mis dedos por frente a la boca de
K�iser, y de inmediato par� las orejas, y se ha puesto a lamerlos mientras mov�a
su gran rabo con gran rapidez. A los pocos segundos retir� mi mano y K�iser se
qued� haciendo ese ruido, como cuando lo dejo encerrado en el patio, como si
llorase. Luego me vio a mi rostro y dio dos cortos ladridos, como preguntando si
no hab�a m�s. Eso como que colm� la copa de mi curiosidad, y suavemente me volv�
a introducir los dedos de la mano derecha dentro de mi vulva, �l me observaba
con gran curiosidad, y segu�a sin perder ni un momento de su vista mi mano hasta
que nuevamente se la coloqu� frente a su boca y su gran lengua h�meda y rugosa
comenz� a pasarla sobre mis dedos nuevamente. Ya en ese momento hab�a tomado la
decisi�n y comenc� abrir mis piernas lentamente, casi de inmediato K�iser,
orient� su nariz hac�a mi co�o, y a los pocos segundos comenc� a sentir su
lengua pasando divinamente sobre mi vulva, al principio lo ten�a agarrado por el
collar, por el temor de que me fuera a lastimar, pero mientras m�s y m�s pasaba
su gruesa lengua por sobre mi cl�toris y mis labios vaginales, yo abr�a m�s y
m�s mis piernas.



Era una extra�a, pero divina sensaci�n, algo as� como algo prohibido, pero muy
sabroso. Alcanc� un sabroso orgasmo gracias a la lengua de mi perro, pero a
partir de ese momento se puso algo impertinente, quer�a pas�rsela con su nariz y
lengua dentro de mi co�o o de mi culo, si viviera sola eso no me molestar�a
tanto, pero si mi esposo viera eso que pensar�a, hasta llegu� a pensar que lo
m�s pr�ctico era deshacerme de K�iser regal�ndoselo a unos sobrinos de mi
esposo, pero luego de meditarlo, llam� a la tienda de mascotas, y les ped� que
me dijesen que pod�a hacer, claro sin decirles que yo hab�a provocado eso, la
dependienta sencillamente me recomend� una escuela de entrenamiento y obediencia
para perros. Realmente no se como no se me ocurri� pensar eso a m�, tras tomar
el n�mero de una que la tienda recomendaba, los llam� y llegu� al acuerdo de que
le dieran clases de obediencia a K�iser. Ya a las tres semanas K�iser respond�a
perfectamente bien a las �rdenes verbales, por lo que lo dej� tomar el curso
completo. Mi d�a normal se divid�a en llevar a mi hijo al cuido, asistir a
clases, y en las tardes buscar al nene. Ocasionalmente hab�a d�a en que no ten�a
clases, pero decid�a quedarme a solas con K�iser, durante casi unos cuantas
semanas, nada m�s le permit�a el que me lamiera divinamente el co�o, tras lo
cual me aseaba profusamente para evitar cualquier tipo de infecci�n vaginal.
Como parte de mi rutina tambi�n estaba el leer los relatos sobre relaciones
sexuales con perros, ya que a pesar de permitirle a K�iser lamerme el co�o, no
me hab�a atrevido a dejar que me montase, y desde luego que ganas no le
faltaban, la cosa es que yo no se lo permit�a, por miedo.



Cierto d�a le� un relato, que me dej� bastante caliente, y deseosa de
experimentar con mi can, por lo que luego de quedarme sola en casa, como de
costumbre me despoj� de toda mi ropa, K�iser como que si supiese lo que le
esperaba se ve�a ese d�a mucho m�s contento que de costumbre, al punto que le
tuve que ordenar que se quedase quieto con bastante car�cter, luego me sent� en
la silla playera donde regularmente lo hac�a cuando deseaba que mi perro me
lamiera, mi �nica preocupaci�n en esos momentos era como lo har�a, si me pon�a
en cuatro patas, como dicen o sentada en la silla, por aquello de tener algo de
mayor control opt� por quedarme sentada en la silla, como de costumbre dej� que
K�iser comenzara a lamerme el co�o, que ese d�a en particular lo hizo de manera
m�s intensa, yo ocasionalmente le hab�a manoseado su verga, observaba como
sobresal�a de su piel, y hasta en ocasiones lo llegu� a masturbar, y darme
cuenta de c�mo antes de venirse, se formaba ese grueso bulto entre mis dedos,
como si lo manten�a apretado con la fuerza suficiente terminaba por acabar, de
lo contrario ve�a asombrada, m�s de una vez como su pene se iba hinchando entre
mis dedos hasta alcanzar un tama�o bastante grande o mejor dicho grueso. Como
les dije ya hab�a tomado la decisi�n de que K�iser me montase, pero casi hasta
�ltima hora no sab�a como, tras esa buena lamida de mi co�o, �l creo que de
manera instintiva, buscaba penetrarme, lo que hasta ese d�a no se lo hab�a
permitido, cuando sac� su hocico de mi co�o, se levant� apoy�ndose en sus patas
traseras, por lo general en esos momentos yo me levantaba y le ordenaba que se
quedase quieto, pero ese d�a no lo hice.



Mantuve mis piernas bien abiertas observando como la punta de su verga se
acercaba a mi co�o, el que desde hac�a tiempo ya me depilo con bastante
regularidad. Sus patas delanteras casi por decirlo de alguna manera trataron de
abrazarme, me coloqu� en todo el borde de la silla para facilitarle el contacto
conmigo. Pude ver como su miembro aunque delgado en apariencia comenzaba a
penetrar m� depilada vulva, yo trataba de mantener agarrada la base de su verga
por aquello de evitar que su gran bulto me fuera a penetrar, pero apenas comenc�
a sentir su verga dentro de mi, me olvid� de todo lo que hab�a a mi alrededor.
K�iser comenzaba a introducir y sacar su verga de mi cuerpo de tal forma y
manera, que realmente dej� de pensar, y me tir� totalmente sobre la silla,
empujando mi co�o contra su verga. En cierta manera esperaba que esa bola de
carne se comenzara a hinchar divinamente dentro de m�. As� que cuando comenc� a
sentirlo, fue el mayor placer que creo haber sentido. Lo m�s raro de todo era
que en esos momentos yo le hablaba a K�iser como si fuera una persona, y a mi me
parec�a que �l me entend�a del todo, me acuerdo que esa primera vez que me dio
por el co�o, en medio de la locura que me embargaba, le dije que se lo mamar�a y
que si hasta quer�a me dejaba dar por el culo, y como les dije me parece que me
entend�a a cabalidad, yo me encontraba acostada boca arriba, mientras que �l
sabrosamente me cog�a, pod�a ver su lengua colgando por un lado de su gran boca
gotas de su baba ca�an sobre mi cuerpo y algunas hasta en mi cara, y al tiempo
que disfrutaba de su verga me acordaba de las muy buenas lamidas que ya me hab�a
dado en innumerables ocasiones, realmente la posici�n era algo incomoda, pero
a�n as� fue una sabrosa primera experiencia.



Desde luego que tuve que esperar un buen rato luego que K�iser llen� de su semen
toda mi vulva, cuando finalmente nos separamos, lo vi. como se lam�a su propia
verga, al �l terminar, lo llam� a mi lado y como si supiera lo que deseaba de
inmediato me dio unas cuantas sabrosas y profundas leng�eteadas, haciendo que
disfrutase de otro extraordinario orgasmo, mi vulva se encontraba supersensible
el menor roce lo sent�a en todo mi ser. Ya desde ese d�a, creo que me convert�
en adicta a la verga de K�iser, en ocasiones dejaba de asistir a mis clases, por
el solo placer de sentirlo dentro de mi. Les dije que en cierto momentos le
hablaba a mi perro y que me parec�a que �l entend�a plenamente lo que yo le
dec�a, pensar�n que es idea m�a, o parte de mi locura. Pero un d�a luego de las
consabidas lamidas de co�o, en lugar de montarme, se qued� echado en el suelo a
mis pies, luego se ha colocado boca arriba y cuando le pas� mi mano por sobre su
barriga, hizo ese ruido como de llorar, preocupada me tir� a su lado desnuda
como de costumbre, pero al tomar su verga entre mis dedos comenz� a mover la
cola con rapidez, al igual que una de sus patas traseras, vi�ndolo a su cara le
pregunt� si deseaba que se lo mamase, y me dio la impresi�n de que un corto
ladrido era se�al de aceptaci�n, por lo que sin perder m�s tiempo, acerqu� mi
boca a su verga, y con la punta de mis labios comenc� a tocar la piel hasta que
comenz� a salir su rosado miembro, el cual sin perdida alguna de mi parte
comenc� a chup�rselo diligentemente, al tiempo que con mis dedos le acariciaba
las bolas.



Chup� y chup� hasta que de momento sent� entre mis dedos y parte de mi boca el
gran bulto que se formaba en la base de su verga, realmente me dio la impresi�n
de que K�iser lo disfrutaba tanto como yo disfrutaba sus sabrosas lamidas, a los
pocos segundos sent� como ese liquido blanquecino y caliente, de sabor
ligeramente saladito inundaba mi boca, pero aun y as� continu� mam�ndole su
verga hasta que entend� que ya era m�s que suficiente. Creo que parte de su
semen me lo he tragado, pero no me caus� desagrado alguno, al terminar recostada
a su lado mientras �l mismo se pasaba la lengua por su miembro, coment� en voz
alta. Lo �nico que me falta es darte el culo. En ese momento K�iser dio un corto
ladrido, que yo interpret� como sencillamente, si. En ocasiones copiando alguna
de las lecturas, me embadurnaba de miel o de chocolate liquido no tan solo mi
vulva sino que el reto de mi cuerpo, y dejaba que K�iser me lamiera toda, quien
nos viera llegar�a a la conclusi�n de que yo estaba completamente loca, por mi
manera de comportarme cuando estaba a solas con K�iser, ya que completamente
desnuda me pon�a a jugar con �l, dejando que me lamiera a gusto y gana, en uno
de esos juegos luego de lamerme yo me encontraba en cuatro patas, y �l se me a
trepado por de tras, realmente no le fue muy dif�cil el introducir su verga
dentro de mi co�o, sus patas me ten�an tomada por las costillas, y sent�a que su
abrazo me sujetaba firmemente contra su peludo cuerpo.



A diferencia de cuando lo hac�amos en la silla, el placer que sent� fue algo
infinito, creo que hasta ladr� de gusto. En esa ocasi�n K�iser se luci� del
todo, para los efectos yo era sencillamente su perra, y como tal me desempe�aba
al m�ximo, cuando luego de sentir su chorro de leche invadir mi vagina, y que �l
se dio la vuelta a la espera de que su miembro recobrase su tama�o habitual, me
puse a pensar so�ar despierta como ser�a hacerlo con otro tipo de animales,
recobrar su tama�o normal y separarse de mi cuerpo, yo me qued� en la posici�n
en que estaba por un rato, ya que esperaba que me lamiera nuevamente mi co�o lo
que hizo profusamente, pero tambi�n pas� su �spera lengua por entre mis nalgas,
ese d�a me hab�a untado bastante miel, y algo de esa miel debi� quedar sobre mi
esf�nter, por lo que sent� sabrosamente como con su lengua pretend�a penetrarme.
Yo como ya les dije, en ocasiones le hablaba como si se tratase de una persona o
como si �l entendiera todo lo que yo le dec�a, en ese momento le coment� a
K�iser, estas tratando de convencerme de que te de el culo verdad, a lo que
r�pidamente solt� un corto ladrido. Contrario a mi marido, y los novios que tuve
estando de soltera, K�iser tiene la virilidad de un toro, no se si me expreso
bien al respecto, lo que quiero decir con eso, es que una vez que lleg�bamos a
tener sexo, a diferencia de los que ya nombr�, K�iser bastaba que nuevamente le
me pusiera en cuatro patas mostr�ndole mi co�o, para que a los pocos momentos se
encontrase lami�ndomelo nuevamente, y luego sobre mi.



Lo que en cierta manera me convirti� en una adicta a su verga, se la mamaba,
chupaba, besaba y hasta le lam�a los test�culos, como juego previo a que me
penetrase por el co�o, pero un d�a, como dicen tanto va el c�ntaro a la fuete
hasta que se rompe, que no pude aguantar la curiosidad por saber que se pod�a
sentir que mi perro me diera por el culo, que luego de haber estado haci�ndolo
de manera "normal" es decir yo en cuatro y �l encima de mi d�ndome sabrosamente
por mi co�o, mientras que K�iser se lam�a su verga, yo de ociosa me comenc�
acariciar mi esf�nter, y a los pocos segundos me he levantado del suelo del
patio, donde generalmente manten�amos nuestra relaci�n, y sal� corriendo para el
ba�o de mi habitaci�n, tom� el tarro de vaselina y me he embadurnado todo el
hueco de mi ano, luego me fui a la cocina y tom� un pepino, el cual en el mismo
piso de la cocina me lo comenc� a introducir por mi ano, aunque bastante fri�
gracias a la vaselina, me lo pude introducir lo suficiente como para que me
fuera dilatando los m�sculos de mi esf�nter "eso tambi�n lo le�, en otro de los
relatos de todo relatos. Cuando entend� que ya luego de un buen rato de estar
tirada en el piso de la cocina, metiendo y sacando el pepino de mi culo, me
march� nuevamente al patio, sujet�ndolo con una mano. Al llegar a la puerta del
patio, escuche a K�iser llorando, ya que no tengo la costumbre de que entre en
casa. Cuando me puse en cuatro patas nuevamente, me saqu� el pepino, y mi perro
ya estaba listo para montarme nuevamente, lo que hizo de inmediato, pero a
diferencia de las veces anteriores me las arregle para dirigir su puntiaguda
verga directo a mi ano.



En cosa de pocos segundos ya me hab�a penetrado, por mi casi virginal culo, ya
que ni mi a mi marido mi a mis novios, nunca se los he llegado ha aflojar,
realmente por miedo al dolor. Pero en esos momentos como que me encontraba loca
por sentir la verga de K�iser dentro de mi culo, realmente la primera
penetraci�n no me doli� tanto, quiz�s por el estado en que me encontraba, no me
importaba si se ca�an todas las paredes del patio y la gente de la calle me
viera siendo cogida como una perra por mi perro. Sentir su peluda piel sobre mi
cuerpo desnudo, era parte de esa locura, o dicci�n que ten�a por la verga de
K�iser. En ocasiones K�iser, me rasgu�aba con sus patas delanteras y las
traseras mi espalda o mis muslos, y yo le dec�a a mi marido que hab�a sido con
las matas de rosas, o con el limonero que ten�amos en el patio, y a �l eso como
que le bastaba. Pero regresando al primer d�a que K�iser me dio por el culo, fue
algo que no se como describir, ya acostumbrada a su pelota, no me preocupe mucho
por ella, pero cuando comenz� a hincharse su verga sent� que mi culo iba a
estallar, me doli� bastante, pero al mismo tiempo lo disfrut� m�s todav�a, y
creo que �l tambi�n lo hizo. A diferencia de cuando me daba por el co�o, cuando
termin� de darme por el culo, aparte del dolor tuve que esperar mucho m�s tiempo
a que su verga recobrase su tama�o original, pero mientras tanto yo permanec�
parada en cuatro patas al igual que �l. Cuando finalmente su verga abandon� mi
hueco sent� una gran satisfacci�n, prometi�ndome a mi misma que nunca m�s
volver�a hacerlo, pero como ya se habr�n dado cuenta, esa fue la primera pero no
la �nica vez que le di el culo a K�iser.



Durante unos cuantos meses, hasta casi pierdo el semestre de la universidad, por
estar acostada con mi perro, es que eso para mi era �nico, los dos jug�bamos en
el patio, yo sin nada de ropas y �l metiendo su hocico y lengua entre mis nalgas
y co�o, cuando me tiraba a la piscina �l se lanzaba tras de mi, y en m�s de una
ocasi�n lo llegamos hacer en la parte baja de la alberca, en ocasiones me
imaginaba como ser�a el hacerlo con otro perro, o cualquier otro animal, pero ya
mucho hac�a haci�ndolo con mi perro. Pero como todo lo bueno se acaba, mi
relaci�n con K�iser termin�, y no fue por decisi�n m�a o de �l, sino por
decisi�n de mi marido. Como les dije, yo me hab�a vuelto una adicta a la verga
de K�iser, y lleg� el punto en que al principio de manera aislada me encantaba
hacerlo en las noches sin luna, ya que mi marido ten�a el sue�o pesado, yo me
levantaba con la excusa de ver a mi peque�o hijo si mi esposo se despertaba, lo
que en parte era cierto. Pero al salir de la habitaci�n de mi nene, me iba
corriendo al patio, y manten�a una corta pero ardiente sesi�n con K�iser, una
noche al regresar a la cama mi esposo se despert�, y para sorpresa m�a quiso
hacer el amor conmigo, yo me encontraba sudada, y toda pegajosa dentro de mi
vulva ya que no hab�a tenido tiempo de lavarme, pero �l estaba tan excitado que
acced� a su reclamo, que de paso fue de lo m�s divino, en tono de broma mientras
me lo met�a y sacaba me dijo que ol�a a perro, y que si le dejaba que me lamiera
el co�o, su intenci�n era realmente que yo se lo mamase a �l, pero por
experiencias previas �l sab�a que para que hiciera eso �l deb�a mamarme el co�o
a mi.



Cuando luego de un sabroso orgasmo, producido por la boca de mi marido mientras
me chupaba mi cl�toris de manera desesperada, me insinu� que si me dejaba que �l
mediera por el culo, y francamente no tuve el valor de negarme. Por lo que luego
de ponerme algo de vaselina, mi marido me penetr� sabrosamente, la diferencia
con K�iser es que el de mi marido es mucho m�s grande, y que �l me hundi� sus
dedos dentro de mi co�o cosa que K�iser desde luego no puede hacer. Al terminar,
me di una buena ducha, me ase� debidamente, y dorm� como una reina. Esa noche no
se dio cuenta de lo ocurrido, pero poco a poco ya yo no ten�a control sobre mi
necesidad de tener sexo con mi can, por lo que mis visitas nocturnas se fueron
acortando, es decir ya no me satisfac�a hacerlo una vez al mes de noche, sino
que comenc� hacerlo una vez por semana, y luego casi a diario. Por otra parte,
la duraci�n durante el acto yo procuraba irlas alargando, ya no me conformaba
con una corta y ardiente sesi�n, sino que por lo contrario procuraba alargarla
al m�ximo. Hasta que como era de esperar mi marido se dio cuenta de mi problema,
sencillamente me agarr� con las manos en la masa, para serles m�s descriptiva,
me agarr� completamente desnuda en medio del patio y con K�iser terminando de
follarme sabrosamente. Al verlo me sent� morir de verg�enza, su rostro reflejaba
incredulidad de lo que sus ojos ve�an, cuando se retir� del patio, tem� que
fuera por su arma y matase a K�iser, el pobre sencillamente no ten�a la culpa de
lo que pasaba.



Apenas me pude zafar de la verga de K�iser, entr� a la casa, donde mi esposo me
espera sentado, su arma la ten�a sobre la mesa, pero luego que entr� me dijo, no
vamos a discutir el perro se va, y tu ingresas a un Centro de Salud Mental,
hasta que recuperes la cordura, debido a como me encontraba completamente
desnuda, sudada, hedionda a perro y chorreando el semen de K�iser entre mis
piernas, no me atrev� a decir ni una sola palabra. Por lo menos me permiti� que
al d�a siguiente llamase al veterinario, y le pidiera que le buscase de manera
urgente un nuevo hogar a K�iser. Por cosas de la vida, se acuerdan de la se�ora
gorda del chihuahua, seg�n me coment� la ayudante del Doctor, al parecer la
se�ora dorm�a con el pobre perrito pero una noche lo aplast�, y no se dio cuenta
hasta que lo encontr� muerto bajo de ella, ese mismo d�a le entregu� a K�iser
con todo el dolor de mi alma, lo �nico que le dije que era demasiado cari�oso, y
confianzudo. Ese mismo d�a, pero ya en la tarde me intern�, por unas cuantas
semanas en el Centro de Salud Mental al que mi esposo me llev�, ah� estuve hasta
que mi ansiedad desapareci�, claro que tuve que tomar mucha medicaci�n,
participar de terapias de grupo, como individuales.



Lo que en principio me cost� demasiado, ya que la verg�enza de que se enterasen
de que me acostaba con mi perro no me dejaba hablar, y por lo visto tampoco
escuchar, ya que luego de varias sesiones me di cuenta que no era la �nica
persona con lo que denominan aberraciones sexuales, solo que estaba encerrada en
mi mundo y no los escuchaba, hasta que un d�a una linda jovencita, de c�mo unos
diecisiete o dieciocho a�os, le narr� al grupo que se encontraba ingresada, por
que le gustaba que su perro le lamiera el co�o, cuando la escuch� me di cuenta
que no era la �nica, luego un hombre habl� de sus relaciones con una burra, y
otro con las cabras, y otra mujer de c�mo treinta a�os describi� claramente la
relaci�n que manten�a con su perro, hasta que a este lo atropell� un auto. Hoy
en d�a ocasionalmente, me comunic� con la se�ora gorda, por aquello de saber
como se encuentra K�iser, y por lo alegre de su manera de hablar entiendo que lo
quiere mucho, �l sabe como ganarse el coraz�n de cualquier persona. Mientras que
yo aprend� con mis compa�eros de terapia, que hay otras formas, menos
aberrantes, de pasar un buen rato.




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Relato: Que verguenza
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