11) Volviendo del casamiento de Silvina, Mart�n no pudo
esperar a llegar a nuestra casa para hacerme suya.
Mientras �l conduc�a el auto, llev� mi mano a su polla y me
hizo acarici�rsela y luego cuando estaba bien erecta, aferr� mi cabeza y me
oblig� a felarlo.
Me acomod� como pude, y continuamos el viaje de regreso a
casa de esa forma, yo succion�ndole el pene y el conduciendo entre suspiros.
Me empujaba la cabeza para que su polla entrara hasta mi
garganta con mucha fuerza, como queri�ndome demostrar que era �l quien mandaba.
Acab� raudamente en mi boca, y tuve que tragarle todo su
semen para evitar que se manchara su ropa.
Apenas entramos en casa, me peg� una bofetada que me hizo
caer al suelo mientras me dec�a: as� que quisiste jugar conmigo, ahora vas a ver
quien es el macho que manda ac�.
Acto seguido me desgarr� el vestido, se bajo el pantal�n, me
puso en cuatro patas como si fuera un maniqu�, y empez� a penetrarme sin
lubricarse con una violencia inusitada.
Al mismo tiempo me dec�a, yo te hice hembra y te prohibo que
coquetees con otros hombres como lo hiciste en la fiesta, ahora te voy a dejar
sin ganas de estar con cualquier otro que no sea yo.
Me sodomizaba violentamente, yo me sent�a como una suerte de
mu�eca manejada por �l y la verdad, es que eso me gustaba.
De haber sido un var�n, me hab�a convertido en una damita
obediente y bien pasiva, que gozaba siendo dominada por quien me hab�a puesto
los cuernos con mi novia.
Mart�n me estaba sometiendo, yo era su esclava, y �l ten�a
derecho por eso a tratarme como un objeto.
Mientras tanto yo pensaba en que mi ex novia al mismo tiempo
deb�a estar disfrutando de una lujuriosa noche de bodas para la cual yo colabor�
dej�ndole bien cebado a su flamante marido Lionel.
Me sent�a interconectada con ella, sab�a que las dos
estabamos gozando desenfrenadamente y aunque no la viera pod�a imaginarla siendo
follada igual que yo y eso me excitaba mucho y me hac�a querer sentirme mas
humillada a�n.
Mart�n, me llev� a la cama, me at� las manos a los barrales,
me amordaz� y vend� los ojos, y as� totalmente inmovilizada empez� a forzarme el
ano haciendo presi�n para introducirme todo su pu�o, mientras me dec�a que me
estaba castigando por haber seducido en la fiesta con otros hombres.
Yo me sent�a dulcemente vejada por Mart�n que evidentemente
se hab�a puesto celoso de mi flirteo con Lionel, y ahora por eso me estaba
tratando tan rudamente.
El dolor era muy intenso, pero la idea de que luego mi ano
podr�a recibir pollas m�s grandes, me generaba una inmensa satisfacci�n.
La sodomizaci�n era muy violenta, sent�a mi ano desgarrarse y
al mismo tiempo tenia la satisfacci�n de que �l mismo se pareciera cada vez mas
a una vagina en la que los hombres pod�an desagotar sus deseos.
Aullaba de dolor y placer y Mart�n disfrutaba con ello,
gozaba haci�ndome sufrir.
Despu�s de dilatarme el ano a un nivel impensable acab� en mi
rostro llen�ndomelo de semen.
Nunca, hasta entonces me hab�a sentido tan mujer, ni tampoco
hab�a sentido tantas ganas de tener sexo con diversos hombres, como ahora que
podr�a ser penetrada por cualquier polla, tuviera el tama�o que tuviera.
12) Meses despu�s Silvina y Lionel nos invitaron a cenar a su
casa.
Como hac�a mucho calor esa noche y estaba bronceada, me puse
un vestido muy corto celeste con breteles, que dejaba a la vista el comienzo de
mis senos, hombros y espalda con unas sandalias blancas de tac�n.
Silvina por su parte, estaba espl�ndida luciendo un short de
lycra negro, un top rojo y sandalias negras.
Luego de una amena charla y unos tragos que prepar� Lionel
que nos relajaron, nos sentamos a comer a la luz de las velas.
Fue entonces que comenc� a sentir que la mano de Lionel me
acariciaba la pierna por debajo del mantel.
Poco a poco me fui excitando y abriendo mas mis piernas para
que su mano llegara a mi sexo, disimulando para que Mart�n no se diera cuenta de
lo que suced�a.
Mantener la conversaci�n como si nada sucediera mientras me
estimulaba Lionel, era muy dif�cil.
Pronto advert� que a Mart�n le suced�a algo, y entend� qu�
pasaba cuando v� que la mano de Silvina se escond�a debajo de la mesa, era obvio
que ella lo estaba masturbando.
Evidentemente Silvina y Lionel buscaban emociones fuertes.
La escena era muy transgresora, Mart�n era masturbado por mi
ex novia, y yo era estimulada por su marido.
De pronto Lionel dej� de masajearme y me pidi� que lo ayudara
a retirar los platos de la mesa y cuando llegamos a la cocina, me aferr� por
detr�s y comenz� a besarme el l�bulo de la oreja mientras me apoyaba su polla en
mi cola.
Yo estaba que me derret�a de excitaci�n, pero devolvi�ndole
con la misma moneda con la que me hab�a pagado en la mesa, me contuve y volv� a
la mesa, para encontrarme con la sorpresa de que Silvina se hab�a situado
arrodillada delante de Mart�n que estaba a�n sentado en su silla y lo estaba
felando.
A continuaci�n, Lionel se acerc� a ellos, se coloc� detr�s de
Silvina, se desabrocho la bragueta, le bajo el short y comenz� a penetrarla
mientras ella al mismo tiempo le succionaba la polla a Mart�n.
Silvina era manejada como una mu�eca por los dos varones,
Mart�n le aferraba la cabeza oblig�ndola a felarlo y Lionel la sosten�a de la
cintura mientras la serv�a.
La escena era alucinante y mi excitaci�n fue tal que me
provoc� una erecci�n a pesar de las hormonas femeninas que hab�a ingerido todos
estos a�os.
Me recost� al lado de ellos y me masturb� viendo como entre
los dos sementales llevaban a quien otrora fuera mi novia, al mejor orgasmo de
su vida.
Cuando Silvina acab�, Lionel me dijo: ahora es tu turno.
Mart�n me aferr� de la cintura, corri� mi ropa interior y
empez� a penatrarme el ano, mientras Lionel, se hab�a situado delante de mi y me
felaba.
Jam�s hab�a sido felada por un hombre y tengo que reconocer
que me encant�.
Ah� ca� en la cuenta de que Silvina estaba transformando a
Lionel en una mariquita igual que lo hizo conmigo.
Acab� en su boca, mientras Silvina lo acariciaba y le dec�a
cosas como: muy bien bebota, a ti tambi�n te har� una ni�ita.
Despu�s, Silvina y Mart�n montaron una escena de sexo
desenfrenado para nosotros.
Lionel me acariciaba mientras ve�a a su flamante esposa
follando con Mart�n.
Yo al ver que era mas parecido a m� de lo que me imaginaba,
comenc� a introducirle un dedo en el ano para dilat�rselo.
Luego Silvina y yo llevamos a Lionel a su habitaci�n, y entre
las dos lo vestimos de mujer con un conjunto de ropa interior y ligas negro de
ella.
Mientras lo maquill�bamos yo recordaba mis comienzos con
Silvina, la primera vez que me feminiz� y pensaba que era muy dulce estar ahora
ayud�ndola a transformar en mujer a su marido.
Convertido en una damita, hicimos que Mart�n lo penetrara, lo
cual �ste hizo con gusto.
Lionel fue desflorado, grito un poco, pero luego se mostr�
como una se�orita complaciente, Silvina hab�a feminizado por segunda vez a un
hombre, era de imaginar que pronto seriamos como tres amigas.
Como ven, esa noche desafiamos todos los tab�es, ya no estaba
sola, el marido de Silvina ahora era una amiga mas, y Mart�n, nuestro hombre.
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