Mi inaudita vida incestuosa (10)
Autora: Incestuosa
POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO
�
Cap. XV
�
Cuando al regresar entr� en mi habitaci�n yo me sent�a tan
caliente y embramada que r�pidamente me encerr� y me acost� en mi cama para
pajearme con locura, pues no pod�a apartar de mi mente las candentes im�genes
que acababa de ver en la soledad del traspatio protagonizadas con tanto ardor
entre Bat y Luci. No supe tampoco cu�nto tiempo permanec� all� tendida
meti�ndome los dedos dentro de mi jariosa hendidura, pues deb� haber acabado muy
tarde de la noche, que hasta la cena me perd�. Confieso que esa noche de
tremenda locura no tan s�lo so�� que mi papi por fin me cog�a con su tremenda
cosota metida hasta los huevos en mi anhelante y virginal chochito, sino que
tambi�n so�� que Bat me montaba como hab�a visto que montaba a mi hermana, y que
al final los dos nos qued�bamos pegados mientras me jaloneaba con tremenda
fuerza haci�ndome llorar hasta lo indecible. Y digo �sto porque al d�a
siguiente, al verme en el espejo, pude ver que despert� con los ojos hinchados
como si en realidad hubiese estado llorando durante mucho tiempo, lo cual me
ocasionaba insufribles espasmos de excitaci�n que no s� c�mo mi mami no se dio
cuenta cuando al d�a siguiente baj� al comedor para tomar el desayuno, ya que no
me pregunt� nada.
All� estaban desayunando juntos mi mami, mis hermanos y Luci,
a quien yo observaba de reojo como queriendo descubrir en su rostro alg�n rasgo,
alguna huella que me dejara ver en ella la terrible batalla que hab�a
escenificado con nuestro perrito el d�a anterior. Pero debo reconocer sin
embargo que ella estaba tan fresca y natural como si lo que yo hab�a visto no
hubiese pasado jam�s. Descubrir todo aquello me animaba m�s y m�s para ser yo la
que ahora intentara gozar a Bat, pero claro est�, sin dejarme coger por �l, pues
lo que m�s anhelaba es que primero me desvirgara pap� para despu�s entregarme
por fin al perro, a quien tambi�n ya deseaba con ardor incontenible. Por eso
trat� de indagar cu�ndo estar�a mi papi de regreso, pregunt�ndole a mam�:
-Mamita...y cu�ndo volver� papito?
-Ay Juli...f�jate que me habl� por tel�fono ayer dici�ndome
que se quedar� varios d�as...
-Y eso por qu�?....
-Porque en la exposici�n a la que fue no hall� los sementales
que quiere comprar...
-Mmmmm....qu� malo...
-Entonces me avis� que tendr� que ir forzosamente a otra
cuidad m�s lejana...as� que es muy probable que se tarde otra semana o m�s...
-Ay...es demasiado tiempo, mami...
-Si ni�a...lo s�...pero es necesario...
-Bueno...ni modo...lo que pasa es que lo extra�o mucho...
-Yo tambi�n lo extra�o �terci� Luci, tratando de integrarse a
la pl�tica-
-Si ni�as...lo s� porque a mi me sucede lo mismo...pero no se
desesperen...ya ver�n como los d�as pasan r�pido...
-Si...eso creo.... �respond� yo-
-Bueno ni�as...acaben de desayunar porque yo tengo que salir
a visitar a mi amiga Margarita....y por eso quiero que ustedes se encarguen hoy
de hacer la limpieza.
-Si mamita...-contest� Luci-
-Y yo quiero que ayudes a tu hermanita, Juli �me indic� mi
madre-
-Si, mami....lo har�...
Al escuchar aquella novedad sobre la tardanza de mi papi s�lo
me entristeci� m�s de lo que ya estaba, pues me daba cuenta que en verdad esa
situaci�n retrasar�a a�n m�s mis esperanzas de que papito por fin me desflorara
y que inclusive tuviese yo que esperar m�s tiempo, por esa misma raz�n, para
iniciar en forma alg�n tipo de escaramuza sexual con Bat. Pero al voltear a ver
el rostro de mi hermanita advert� que ella no sent�a en lo m�s m�nimo la
ausencia de mi padre, sino que al contrario, pod�a adivinar en su mirada cierto
brillo de �ntima de satisfacci�n, comprendiendo yo que esa contingencia
aumentaba sus oportunidades de gozar con mayor confianza y plenitud a nuestro
perrito, lo cual en el fondo me anim� un poco para disfrutar mientras tanto de
sus ocultas correr�as por el traspatio.
Despu�s de que terminamos el desayuno Luci y yo nos fuimos a
la cocina para lavar los platos mientras nuestros hermanos se sal�an a la calle,
para luego dedicarnos a hacer la casa en tanto mi mami sub�a a su habitaci�n
para arreglarse. A los pocos minutos ella baj� muy bien acicalada dici�ndonos
que estar�a todo el d�a fuera con su amiga, pues su marido no estar�a tampoco en
la ciudad y las dos aprovechar�an para ir de compras. Tal revelaci�n produjo en
Luci un extra�o regocijo que se patentiz� de nueva cuenta en su mirada, lo que
no pas� desapercibido en modo alguno para m�. Antes de partir mi mami nos
recomend� mucho que no sali�ramos de casa, pues mis hermanos siempre se iban a
jugar con sus amigos fuera de all� y de seguro estar�amos solitas. Cuando mi
madre por fin se fue nosostras nos apresuramos a terminar el aseo y despu�s nos
salimos a jugar juntas al patio. Luego de un rato Luci me dijo de pronto:
-Ven Julita...busquemos a nuestros hermanos para ver si andan
por aqu�...
-Si....vamos... �le contest�, tratando como siempre de
seguirle el juego-
Las dos nos dimos a la tarea de recorrer todo el patio, el
frente de la casa y hasta los alrededores, sin encontrarlos para nada. Cuando
retornamos a casa mi hermana me coment�:
-Ay Julita...yo estoy bien cansada....t� no?
-Oh si...tambi�n me siento igual, Luci.... �le respond� en
seguida-
-Ay manita, sabes qu�?....yo me ir� a dormir un buen
rato....al fin que ya terminamos lo que mam� nos encarg�...
-Si...es cierto...., bueno, entonces yo tambi�n me ir� a mi
cuarto...no tiene caso que me quede aqu� solita....
-Ay s�.....pues entonces nos veremos m�s tarde, Juli....
-Si...manita....ya v�monos...
Ella subi� las escaleras mientras yo la segu�a, y entrando en
su habitaci�n cerr� en seguida la puerta. Por supuesto que yo tambi�n la imit�
pregunt�ndome ya que ser�a lo que esta vez estaba tramando, pues yo sab�a que
apenas el d�a anterior ella acababa de tener aquel fiero encuentro con Bat,
habiendo quedado seguramente muy adolorida de su bollito. Mientras me quedaba de
pie junto a la ventana de mi dormitorio pensaba en lo insaciable que era Luci,
ya que la canija aprovechaba cualquier circunstancia que se le presentara sin
estar dispuesta desde luego a perder nunca una buena oportunidad para gozar a
solas. As� que olvid�ndome de mis conjeturas, que despu�s de todo s�lo me hac�an
ver lo poco que en realidad conoc�a yo la sicolog�a sexual de mi caliente
hermanita mayor, esper� con impaciencia sus subrepticios movimientos pegada a la
ventanita y con mis o�dos atentos a cualquier ruido. Al cabo de algunos minutos
escuch� por fin que su puerta se abri� con suavidad mientras o�a pasos en el
pasillo que bajaban despu�s las escaleras. Yo me puse atenta hasta que v� la
figura de Luci que se perfilaba por el patio mientras buscaba afanosamente a Bat
por las cercan�as de la casa. Ella no tuvo que esperar mucho tiempo, pues pronto
divis� al perro que se acercaba a ella moviendo con rapidez su colita, mientras
le comenzaba a lenguetear las piernas tratando de encimarse a ella. La verdad es
que yo, a pesar de lo que ya hab�a visto, no pod�a comprender con claridad c�mo
Luci y Bat manten�an tan secreta e inconfesable relaci�n, ya que me daba cuenta
que cuando ella lo buscaba el animal la oteaba de inmediato, haciendo alarde de
una gran inteligencia y demostr�ndome con su inaudito proceder que actuaba como
si fuese un ardiente amante humano que s�lo deseaba complacer a su amada. No sin
antes voltear hacia todos lados, mi hermanita hizo la se�al que Bat esperaba
dirigi�ndose ambos con rapidez hacia el sendero oculto que conduc�a al
traspatio.
Yo sent� que un soplo caliente arrebolaba mi rostro
encendi�ndolo de placer, sabedora por supuesto de lo que se avecinaba
gratuitamente ante mis ardientes ojos. As� que no estando dispuesta por ning�n
motivo a perderme de nuevo las ense�anzas que los dos amantes secretos me
mostrar�an por segunda vez, me dispuse a esperar el tiempo conveniente para irme
tras ellos, meti�ndome antes al ba�o para toquetearme previamente mis calientes
intimidades con el fin de llegar lista y preparada a la obra de teatro que
habr�a de escenificarse en la secreta soledad del bosquecillo trasero. Como lo
hiciera la v�spera y habiendo tomado las consabidas precauciones que ya antes he
referido con detalle, traspuse el hoyo de la barda y llegu� hasta el lugar
conocido, qued�ndome recostada silenciosamente detr�s de los matorrales que ya
se hab�an convertido en c�mplice de mis ardientes deseos. Desde all� pude
observar que Luci juegueteaba de nueva cuenta con nuestro perro, a quien ya se
le pod�a apreciar el botoncito colorado que volv�a a asomarse ansioso por fuera
de la fundilla peluda de sus huevos. S�lo que esta vez mi cachonda hermanita me
ten�a preparada otra ense�anza muy distinta a la del d�a anterior, pues cuando
v� que Bat mostraba por completo ya de fuera aquel tremendo basti�n puntiagudo y
venoso, esta vez ella no se quit� las ropas como antes lo hab�a hecho, sino que
manteni�ndose vestida, se fue acomodando debajo del peludo cuerpo del can en
tanto �l se quedaba quieto, como esperando reconocer con esa maniobra las
intenciones de su ama. Ella, reptando su cuerpo entre las patas abiertas de Bat
qued� por fin con su cara debajo precisamente del falo bien parado del perro,
tom�ndolo con sus dos manos y prodig�ndole suaves caricias que provocaban que el
can se quedara inm�vil, gozando de aquellos tocamientos que tanto le agradaban.
Yo ve�a que mientras m�s acariciaba Luci aquel fenomenal y
largo pene, m�s largo, crecido y duro se le pon�a, hasta que por fin observ�
c�mo Luci, en un acto de incre�ble intensidad, llevaba con sus manos el enorme
pene de Bat hasta su boca para meterlo ansiosamente entre sus labios abiertos,
mientras lanzaba una serie de quejidos ansiosos y chupaba con deleite aquella
rojiza vara de carne, que mi hermana mamaba como mamar�a una becerra las chiches
lechosas de su madre. Por lo que me daba cuenta, al parecer Luci no se dejar�a
coger esta vez, seguramente adolorida por la tremenda arrastrada que Bat le
hab�a puesto hac�a pocas horas; pero s� aprovechaba muy bien el tiempo para
regodearse a su antojo y como ella quer�a con aquel pavoroso y descomunal pito
del perro que por lo visto ya se hab�a convertido en el amante favorito de sus
calientes juegos.
Con un ingenio que jam�s imagin�, mi hermanita se abandon�
con locura a aquel acto mamatorio mientras se tocaba ella misma con una de sus
manos su entrepierna, proporcion�ndole ahora a su insaciable chochito adolorido
y abierto las m�s ardientes y lascivas dedeadas en tanto manten�a dentro de su
boca un buen pedazo de carne fresca que Bat esta vez le regalaba sin hacer el
menor movimiento. Yo ve�a c�mo el perro se manten�a arqueado y abierto de patas,
con los ojos perdidos en lontananza, disfrutando de la incesante succi�n y
chupeteos bucales de Luci, hasta que ella por fin se vino varias veces gritando
y gimiendo como pod�a y con la boca llena de aquella roja y babosa verga,
disfrutando del intenso deseo que experimentaba, en tanto Bat se derramaba
tambi�n, como sabedor de que era el momento para hacerlo, dentro de la babeante
boquita de mi hermana, quien se tragaba de la mejor manera posible una gran
cantidad de l�quidos gris�ceos que brotaban con fuerza y brutal presi�n de
adentro del pito enhiesto y colorado, llenando su boca y su garganta, en tanto
ve�a c�mo en vano ella trataba de pasar por su tubo digestivo todo el semen del
delirio sin poder conseguirlo, pues una buena parte del exquisito el�xir canino
se escurr�a sin remedio entre las comisuras de sus labios, llen�ndole toda la
cara de blancuzca y espesa leche, d�ndole un aspecto como si estuviese
maquill�ndose el rostro como lo har�a un payaso.
Yo segu�a paso a paso las candentes escenas en estado de
alerta, pues present�a que esta vez Luci no tardar�a mucho tiempo mam�ndole la
verga al perro, ya que Bat tambi�n se vino varias veces con aquel rudimentario
p�jaro dentro de la boquita de mi hermana, quien no ces� de succionar ni un
instante el falo del animal, exprimi�ndole por completo su guardado manantial
lechoso, hasta que v� que ella se fue saliendo con cuidado de su poco ortodoxa
postura, con la intenci�n manifiesta de dar por terminado su jueguito de ese
d�a. Al ver que ella se dedicaba ahora a la necesaria tarea de asearse la cara,
yo quise alejarme r�pido de all� para no ser descubierta. As� que con todo
cuidado me fui arrastrando por donde hab�a venido hasta que pude pasar sin
ning�n problema el agujero de la barda y me alej� por el serpenteante y boscoso
camino hasta la casa. Tan veloz como pude me encerr� en mi habitaci�n con la
intenci�n de no dar a sospechar en lo m�s m�nimo a mi hermanita mis ocultos
seguimientos de su accionar. Mas escondi�ndome detr�s de mi ventana pude ver
cuando Luci regresaba a la casa, y minutos despu�s, la escuchaba meterse en la
ducha. Yo supon�a c�mo estar�a mi hermanita en esos momentos ase�ndose todo
aquel semen fresco y medio seco que le cubr�a casi toda la piel de su rostro,
mientras seguramente se tocaba sus partes pudendas como para desfogar por
completo la calentura incesante que todo eso le causaba. As� que yo tamb�n,
protegida por las paredes de mi dormitorio hice lo mismo, masturb�ndome con
delirio incontenible mientras recordaba la cara de mi hermana toda embarrada y
llena de leche, mientras me pasaba mi lengua por los labios como saboreando
mentalmente el esperma del perrito y deseando ser yo quien bebiera aquella
m�gica poci�n que era ahora producto de mis m�s calientes antojos. Una vez que
hube satisfecho mi calentura, me derrumb� de cansancio sobre mi cama como
siempre, pensando en el delirio no experimentado que el pene de Bat pod�a
ofrecerme, hasta que me qued� profundamente dormida.
Deb� haber despertado ya entrada la noche, pues la oscuridad
llenaba por completo de sombras mi habitaci�n cuando abr� los ojos. As� que
habiendo sentido hambre baj� medio adormilada hasta la cocina para tratar de
comer algo. Ech� una ojeada al reloj de pared que se hallaba colgado en la sala
viendo que eran m�s de las once de la noche. En seguida cavil� que hab�a dormido
toda la tarde y parte de la noche, pensando que todos en casa ya deb�an hallarse
descansando, pues toda la casa estaba a oscuras. Mientras me hallaba solita
comi�ndome una manzana sentada en la peque�a mesita del comedor, escuch� el
ruido de un autom�vil que se detuvo frente a la puerta de la casa. Permanec�
sentadita como esperando escuchar alg�n ruido intentando adivinar qui�n era,
hasta que lleg� a m� el sonido de voces que cuchicheaban afuera, como tratando
de no ser escuchadas. Sospechando que pudiera tratarse de alguna cosa nueva que
aprender, me sub� lo m�s silenciosamente que pude hasta mi cuarto, cerr� la
puerta y acerqu� mis ojos y mis o�dos a la ventana, d�ndome cuenta que era mi
madre, quien hab�a bajado del auto pero estaba hablando en voz baja con alguien:
-No....no debe haber nadie despierto....anda...ya b�jate...
�dec�a mi madre con voz apenas audible-
-Y qu� tal si se dan cuenta que vengo contigo?... �le
respond�a otra voz femenina desde el interior del auto-
-No...yo s� lo que te digo....pero hazlo ya...no se vayan a
despertar los ni�os...
-Ay...ser� que todos est�n durmiendo...?
-Claro....a esta hora todos ya est�n acostados... �respondi�
mam� con seguridad-
-Bueno...pero ve a fijarte primero....
-Si....pero anda...ven conmigo...
Yo v� que la figura de Margarita, la mejor amiga de mi mami,
se perfil� del otro lado de la puerta del coche, y cerr�ndola con mucho sigilo,
camin� hasta la puerta de la casa detr�s de mi madre. Margarita tendr�a m�s o
menos la misma edad de mam� y eran tan bella o m�s hermosa que ella. Como la luz
de mi habitaci�n estaba apagada, aprovech� para acostarme en mi cama con la idea
de fingir que dorm�a, por si a mi mami se le ocurr�a ir hasta mi cuarto para
cerciorarse de ello. A esas alturas y sospechando que quiz�s habr�a alguna
novedad por descubrir, ya mi coraz�n lat�a con fuerza y la sangre se agolpaba
con violencia en mi rostro, mientras permanec�a quietecita acostada en la cama.
Desde all� pude oir cuando se abr�an las puertas de los cuartos de mis hermanos
y luego se cerraban casi sin hacer ruido, hasta que escuch� que tambi�n la m�a
la abr�an con sigilo.
-Est� dormida tambi�n....no te lo dije? �coment� mi mami con
queda voz-
-Ay..qu� bueno amiga....
-Anda...ya v�monos a mi dormitorio... �dijo mam�-
Yo permanec� por supuesto bien quietecita sobre mi cama, en
tanto los pasos se alejaban en direcci�n al cuarto de mi madre, contiguo al m�o.
Pero una vez segura de que ellas hab�an entrado en la habitaci�n me puse de pie
tratando de escuchar con atenci�n con mis o�dos pegados a la pared, los ruidos
que se produc�an del otro lado del muro. Entonces pude o�r una especie de
risitas ahogadas, de leves gemidos y ansiosos suspiros que me hicieron suponer
lo que estaba ocurriendo del otro lado de la pared.
No queriendo perderme en lo absoluto de aquella nueva
experiencia que el destino me ofrec�a, me puse a pensar r�pidamente en la forma
en que podr�a darme cuenta de lo que estaba sucediendo entre mi mami y su
amiguita en el interior del cuarto de junto. Recordando que el balc�n de mi
ventana daba justo al de la habitaci�n de mis padres, sin hacer el menor ruido
abr� el amplio ventanal de madera con cristal de mi cuarto y sal� al techado
balconcillo, advirtiendo que una tenue luz iluminaba el interior del dormitorio
de mi madre. Pas�ndome cuidadosamente del otro lado por encima de los peque�os
separadores de fierro, me acomod� en cuclillas frente a la ventana de cristal
echando una ojeada al panorama del interior. Desde all� pude ver a mis anchas a
mi madre y su amiga Margarita, que estaban sentadas sobre el colch�n de la cama,
mientras las dos se abrazaban con pasi�n acarici�ndose una a la otra con un
deleite que me puso en seguida toda caliente, deseando contemplar como es l�gico
todo lo que ellas hicieran crey�ndose a solas.
Despu�s de autoprodigarse mutuamente una serie de arrumacos
por todo su cuerpo, v� c�mo la amiga de mi mami comenzaba a desvestirla con toda
parsimonia mientras mam� cerraba los ojos disfrutando del desvestimiento
corporal con ansias contenidas. Una vez que su amiga la despoj� por completo de
sus ropas quit�ndole inclusive sus cortitas bragas negras, mi mami correspondi�
de la misma forma, pues comenz� a alzarle su vestido por encima de su cabeza
hasta dejarla solamente en sujetador y pantaletas. Por lo que pude apreciar
aquella hermosa mujer, como ya lo he dicho, no era menos atractiva que mi mami,
deleit�ndome con la belleza de su cuerpo blanco y semidesnudo que mi mami se
com�a de deseo con sus brillantes ojos. Contemplaba asimismo a mi mami
totalmente en cueros contemplando tambi�n su exquisita y extraordinaria belleza,
la cual yo conoc�a muy bien como consecuencia de los secretos jueguitos que
hab�amos practicado. Yo ve�a que mi mami, como era ya su costumbre, manten�a
aquella delgada pelusita negra debajo de sus axilas a medio rasurar, as� como la
extraordinaria exquisitez de su bien cuidada matita de pelos negros como la
noche, muy bien podados por cierto, que bordaban con lujuria el caminillo que
recorr�a todo el centro de su blanqu�simo pubis de diosa. M�s ahora s�lo deseaba
descubrir una cosa: quer�a cerciorarme si su amiguita, al igual que ella,
tambi�n ten�a por costumbre mantener ese mismo cuidado sobre sus m�s �ntimos
sitios del deseo, por lo cual esper� pacientemente a que mam� la despojara por
completo de sus bragas.
Observ� que mam� la empuj� suavemente sobre la cama con la
intenci�n de que su cuerpo quedara tendido sobre el colch�n, y una vez que
Margarita estuvo en la posici�n deseada, mi mami llev� su boca hasta la mitad de
su vientre tomando con sus dientes aquella prenda que ocultaba los escondidos
secretos de su pubis. Cogiendo sus bragas de esa manera fue baj�ndole la prenda
con suavidad, descubriendo poco a poco su pudenda regi�n oculta que, en efecto,
manten�a una tersa y felposa vellosidad que apenas si se notaba sobre el
precioso tri�ngulo de su hermosa entrepierna. No cab�a duda que las dos se
cuidaban de mantener muy bien presentada esa regi�n del placer, pues Margarita,
de blanqu�sima piel al igual que mi mami, mostraba casi como si fuesen gemelas
el mismo tipo de rasuramiento y depilaci�n de la zona boscosa de sus placeres.
Pero a�n me faltaba contemplar con claridad lo que sus axilas pod�an afrecer
ante mi ardorosa vista, que hac�a esfuerzos incontenibles por descubrir la zona
axilar de Margarita con la inocultable intenci�n de despejar mis sospechas.
Hall�ndose ya desnudas por completo, de repente se trenzaron en un c�lido y
ardiente beso que demor� varios minutos mientras sus lenguas se perd�an
ansiosamente y entrelazadas con ardor dentro de sus bocas, en tanto las dos se
acariciaban sus cuerpos con manos anhelantes hasta llevar sus dedos, como si se
hubiesen puesto de acuerdo, hacia sus calientes regiones genitales, que recib�an
aquellas mutuas caricias con sus cuerpos estremecidos de placer.
En uno de tantos movimientos en que las dos rodaron abrazadas
sobre el amplio colch�n, al fin pude descubrir las axilas de Margarita que se
ofrec�an sin pudor ante la mirada ansiosa de mi mami, quien se hab�a detenido a
observarlas con detenimiento en un acto de suprema observaci�n que le nublaba la
vista por el deseo que sent�a. Yo aprovech� tal circunstancia para admirar con
toda atenci�n aquel sitio escondido debajo de los blanqu�simos brazos de aquella
hermosa mujer, d�ndome cuenta que tal como lo hab�a pensado, ella tambi�n
mostraba el mismo suave caminillo negruzco y tenue, apenas a medio rasurar, que
daban a sus sobacos una apariencia genial, algo fuera de este mundo. Tan
deliciosamente bordadas y cuidadas ten�a sus axilas que hasta llegu� a pensar
que acaso eran a�n m�s ricas que las de mi mami. Yo confirm� lo que de antemano
sab�a acerca de esas regiones escondidas que ven�an a ser como motores del deseo
al ver que mi mami se abalanzaba con desbordada pasi�n sobre los levantados
brazos de su amiga, pegando con locura y brama su boca y su nariz en esa
oscurecida zona del delirio, oliendo y bebiendo con incomparable placer los
aromas que aquel inigualable sitio del deseo le ofrec�a, mientras gem�a con
lujuria como jam�s la hab�a escuchado. Evidentemente a su amiga tambi�n le
gradaba beber del mismo manantial del placer, pues �vida y loca de pasi�n hizo
tambi�n lo mismo, ofreciendo ante mis ojos un cuadro de incomparable belleza que
me puso tan caliente que aument� las arremetidas de mis dedos sobre mi hendidura
humedecida, la cual bat�a con violencia en un frotamiento delicioso
masturb�ndome all� mismo sin temor de ser vista.
Las dos permanecieron unidas por largo rato en aquella serie
interminable de besos axilares asfixi�ndose pr�cticamente con aquellas geniales
caricias, para despu�s separarse con ansiedad incontrolable tratando en seguida
de acomodarse las dos en una extra�a posici�n como de tijera que yo no conoc�a,
pero que ahora me daba cuenta de que era posible realizar en el mayor de los
goces l�sbicos que dos mujeres pueden proporcionarse. Cada una se puso enfrente
de la otra con sus desnudos cuerpos de costado, con las piernas abiertas, para
despu�s ir acerc�ndose poco a poco hasta entrelazar por completo sus
extremidades inferiores hasta que sus vulvas abiertas quedaron pegadas una con
la otra. Una vez que sintieron que sus abiertas bocas p�bicas quedaron como
d�ndose un exquisito beso, ambas llevaron sus manos rec�procamente a la abertura
genital de la otra, para abrirse las dos aquel sitio del deleite con el fin de
que con la manipulaci�n de sus pliegues vaginales �stos se pegaran totalmente,
para enseguida iniciar la danza m�s feroz, as� como se encontraban pegadas, en
tanto refregaban sus chochitos con furia incre�ble hasta que las dos no pudieron
aguantarse m�s y explotaron en tremendos orgasmos que duraron varios minutos,
dici�ndose mutuamente palabras de amor y calentura que nunca hab�a o�do y mucho
menos imaginado.
Despu�s de quedar tendidas y extenuadas sobre la cama pegadas
en esa misma posici�n y trenzadas en un delicioso y complicado nudo con sus
piernas enlazadas en una especie de lucha grecorromana, v� que Margarita se
desat� por fin de las piernas de mi mami para ir a buscar algo dentro de su
bolso. Observ� que sac� una especie de aparato de hule y comenz� a pon�rselo
como si se enroscara una correa amarrada alrededor de su cintura, mientras mi
mami observaba la maniobra con ojos llenos de deseo. Cuando por fin se perfil�
ante mi vista, admir� una tremenda verga de hule que colgaba por enfrente de su
pubis, cubierto ahora como de un pedazo de cuero negro, de donde brotaba
enhiesto aquel m�stil de verga artificial que seguramente empleaban con
frecuencia para sus quehaceres l�sbicos. Advert� c�mo Margarita comenzaba a
mover y a sacudir aquel negro y brilloso instrumento con sus manos, como
mostr�ndole a mi mami lo que pronto se iba a comer con su delicado hoyito
frontal. V� cuando mi mamita, no pudiendo ocultar m�s sus deseos por tocar
aquella cosota que le colgaba a su amiga como si fuese un hombre de verdad, as�
como estaba tendida en la cama acerc� su boca y se meti� el trozo de verga entre
sus labios, comenzando a mamar el tremendo falo de hule que pronto desapareci�
por completo de mi vista.
Despu�s de largos minutos de estar chupando el caramelo del
deleite, mi mami se acomod� de rodillas sobre la orillita de la cama con su culo
puesto enfrente de su amiga, quien ensalivando con parsimonia el brillante
glande se lo puso en la entrada de su bollito humedecido para despu�s empezar a
empuj�rselo lentamente hacia adentro en una especie de culeamiento sin par que
ahora, por vez primera, yo admiraba desde mi escondite. Margarita no paraba ni
un instante de acometer con fuerza la grupa de mi mami, en tanto �sta se
manten�a trambucada de cabeza sobre el colch�n de su cama gimiendo, gritando y
profiriendo palabras obcenas que alud�an a la tremenda cogida que su amiga le
proporcionaba, hasta que por f�n qued� llena por completo con aquella verga
larga y gruesa en extremo, la cual su amiga segu�a moviendo a toda velocidad,
metiendo y sac�ndola con rapidez y furia de aquel chochito ah�to que cada vez
ped�a m�s y m�s pene. Por lo visto Margarita era toda una dama experta en esos
menesteres, ya que como si realmente fuese un hombre, arremet�a con tremenda
sa�a el culo abierto de mi madre, quien se remov�a llorosa de la brama sobre la
cama, repeg�ndose con fuerza sobre aquel falo artificioso que por lo visto tanto
placer le proporcionaba.
Sin aguantar por m�s tiempo los tremendos orgasmos que ya se
manifestaban urgentemente, mi mami se derram� con ansias con aquella verga
metida hasta el tope mientras su amiga no dejaba de mover la protuberancia
dentro de ella, hasta que al fin, habi�ndose visto gratificada con aquel
ejemplar emulatorio del pene masculino, se dej� caer sobre la cama mientras su
amiguita se lo iba sacando poco a poco con un tacto verdaderamente incre�ble.
Cuando la fiebre de mi mami se fue desvaneciendo, su amiga comenz� a despojarse
de aquella herramienta haci�ndole antes una se�al, por lo cual ella de inmediato
se puso de pie y tom� de las manos de su amante el precioso instrumento del
deseo, procediendo a abroch�rselo ahora ella con las correas amarradas sobre su
propia cintura. Yo admir� en seguida c�mo su amiga pasaba a ocupar el mismo
sitio de mi mami, poni�ndose arrodillada sobre la cama con la grupa levantada en
alto, mientras mam� se convert�a de pronto en un hombre con aquel tremendo
colgajo bien parado en frente de su linda vulva. Pude escuchar claramente c�mo
su amiga le ped�a que por piedad ya se lo metiera, en tanto mami, no deseando
tampoco esperar m�s, la acometi� con aquel falo del delirio acomod�ndoselo en la
entradita de su preciosa rajita enrojecida, para despu�s iniciar los cl�sicos
movimientos de mete y saca que pronto acabaron por llenar de hule aquel bollito
tan precioso de Margarita, que ya gritaba y jadeaba de extremo placer al sentir
c�mo se perd�a aquella verga deliciosa dentro de los pliegues abiertos de su
hendidura.
As� permanecieron las dos dando y recibiendo placer; mi mami
arremetiendo con fuerza pegada detr�s del precioso culo de Margarita, mientras
�sta se remov�a sin cesar hacia atr�s, hacia delante y hacia los costados,
encendida como estaba con aquella tranca negra perdida en su delirante caverna
que parec�a no tener llenura. Habiendo transcurrido un largo rato de
espasm�dicos e incesantes movimientos escuch� cuando Margarita exhalaba una
serie de gemidos ininteligibles que anunciaban la proximidad de su tremendo
cl�max, el cual lleg� presuroso y violento, admirando c�mo ella se pegaba con
mayor furia y fuerza al pubis de mi mami, que aprovechaba el generoso
ofrecimiento de su vulva para hundir con mayor violencia la negra daga de hule
adentro de la cavidad de su amiguita. Las dos se mantuvieron por largo rato
pegadas en esa posici�n disfrutando hasta el delirio, hasta que por fin v� que
mi mami comenzaba a sacar aquel bast�n de la hendidura babeante de Margarita.
Una vez que aquella verga sali� por completo del conducto de la preciosa mujer,
me di cuenta de que mi mami comenzaba a despojarse del arn�s artificial,
mientras su amiga se levantaba de la cama, tomaba en sus brazos a mi mami y
comenzaba a besarla en la boca, como agradeci�ndole aquella tremenda cogida que
tanto hab�a disfrutado. Al ver que Margarita empezaba a vestirse, yo intu� que
la batalla hab�a conclu�do, por lo cual tan silenciosa como hab�a llegado me
regres� a mi habitaci�n procediendo a acostarme en la cama haci�ndome de nuevo
la dormida.
CONTINUAR�........
Si te gusta este relato me puedes escribir tus emociones y
comentarios a mi correo:
POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO