SUS SENSUALES PANTALETAS SUCIAS
Al conocer a la que hoy d�a es mi esposa � Valeria. No tarde
mucho tiempo en poderla penetrar y entablar una relaci�n de maridos, ya que
cogiamos a diario, con el tiempo la relaci�n se torno seria y a menudo me ped�a
que fuese a su casa a conocer a su familia, cuando logro persuadirme, ya que no
iba con mis principios ese tipo de visitas. Conoc� a su padre y madre � que eran
personas respetuosas y educadas, su hermano mayor que no viv�a en casa, por su
trabajo viv�a en otra ciudad y se aparec�a de vez en cuando; y sin quedarse
atr�s la due�a de este relato mi deseada cu�ada, la mujer de mis sue�os y mis
pajas. Cuando la vi por primera vez no deje de apreciar su hermoso culo, bien
parado y respingado.
Cuando conoc� a Susana ten�a 16 a�os, yo en ese entonces
tenia 26 a�os, la primera vez que despert� en mi el gran deseo de poderla
penetrar y hacerla mujer, fue en una ocasi�n que visitando a su hermana, pude
observarle unos pantaloncitos de educaci�n f�sica que distingu�an fortuitamente
su figura, buena cintura, muslos rellenos y piernas largas, su culo parado,
redondito y bien formado; tambi�n vest�a una camiseta blanca que dejaba entrever
los encajes que guardaban aquellas tetas blancas como la leche, firmes y
redonditas. Eso hizo que se me parara la verga, ya que poseo una gran
imaginaci�n que hizo imaginarme tantas cosas con Susana. Ella al percatarse de
la forma en la que la ve�a opto por cambiarse, ya que la ni�a era muy decente y
recatada, por ende nunca m�s se suscito una situaci�n como esa, era un poco
disimulada y generalmente solo nos salud�bamos.
Al paso de 4 a�os me case con Valeria, y nos fuimos a vivir a
su casa, por solicitud de mis suegros ya que su casa era amplia, y el cuarto de
Valeria estaba disponible, en el fondo no me parec�a la idea por cuestiones de
principios, pero al fin acepte y al d�a de hoy no me arrepiento, por la
convivencia que tendr�a con mi cu�adita.
El cuarto de ba�o lo compart�amos mi esposa, mi cu�ada y yo.
Susana era la primera en ducharse ya que sal�a temprano hacia la universidad,
una ma�ana dejo un tiradero, me imagino que tenia tanta prisa, ya que era una
muchacha muy ordenada y cuidadosa, al abrir la cortina de ba�o me di cuenta que
mi amada Susana hab�a dejado guindado su calzoncito color rosa, a lo que no pude
resistirme y sin pensarlo lo tome, y lo lleve a mi olfato, aspiraba el delicioso
aroma de su vulva, exquisito aroma que vert�a de sus sensuales pantaletas
sucias, aroma que hinchaba cada vez mas mi miembro, hasta llegar a estar erecto
por completo, entre mas succionaba su aroma mas fuerte me jalaba el trozo; como
imaginaba su cuca, introduciendo mi gruesa verga en aquella cuca virgen, me
imaginaba a Susana gimiendo y pidiendo mas de mi sexo, el solo hecho de
imaginarlo me hizo llevar su panty contra mi pene, y as� comenc� a agitar mi
verga contra su prenda hasta terminar llen�ndola de mi semen, me hab�a vaciado
en la prenda intima de mi cu�ada, cosa que no me importo, porque sent� una gran
exquisitez en hacerlo.
Al los d�as no paraba de pensar en Susana y si ella se hab�a
dado cuenta de que me hab�a masturbado con su pantaleta, porque al llenarla de
mi semen tuve que lavarla y guindarla como si nada hab�a sucedido, pensaba en
entrar a su habitaci�n y curiosear entre sus cosas, pero me daba temor, hasta
que un d�a en el que salieron a dar una vuelta mi suegra y su dos hijas y no
hab�a nadie en casa, opte por hacerlo, pensando en la ropa intima de Susana,
porque sabia que ella lavaba su ropa solo los s�bados, al entra a su cuarto me
dirig� hacia su closet, donde no encontr� nada mas que ropa limpia, no era
posible dec�a en mis adentros, a pesar de ser ya todo un hombre, sudaba y mis
piernas temblaban, cuando ya perd�a mis esperanzas, me fije en una maleta
deportiva que estaba un poco escondida al lado de la cama, QUE RICURA alli
estaba su ropa interior, hab�an de color negro, blanco y de figuritas o
dibujitos, que exquisitez, saque mi pene y de inmediato succionando el aroma que
aun estaba impregnado en una tanguita blanca, tome un hilo dental negro con el
cual comenc� a jalar mi verga, sent�a como si en realidad me la estaba cogiendo,
cuando termine comenc� a oler sus otras prendas encontrando en una de ellas su
bello p�bico, lo que me �xito tanto que me masturbe nuevamente.
No me atrev�a a acosar a mi cu�ada, y en lo �nico en lo que
pensaba era en que llegara el s�bado por la ma�ana y los se�ores junto a sus
hijas salieran a desayunar afuera, costumbre que hab�an adoptado, y a la cual yo
me negaba aduciendo falta de hambre o dolor de cabeza, y todo por saborear los
jugos que exped�an de las pantaletas sucias de mi amada Susana.
�Denme ideas de c�mo poderme coger a Susana, Ella no me
habla, creo que se dio cuenta lo que hacia con sus pantaletas; varios chicos
andan queriendo comerse su conejito� �