Me llamo Tatiana y tengo 18 a�os. Mi ilusi�n es ser una gran
escritora, y ya que en Colombia es un poco dif�cil, decid� intentarlo por mi
cuenta.

Sin embargo, debo aclarar que las historias que van a conocer
en esta p�gina son todas reales. Es algo as� como una autobiograf�a de mi corta
vida, para todos aquellos que deseen conocerla y, por qu� no, opinar acerca de
ella.

Nac� en la ciudad de Manizales, Caldas, en 1.985. Desde
peque�a siempre fui mimada por mis padres, hasta que mi madre muri� en un
accidente en 1991. Ah� mi vida cambio. Y tambi�n la de mi padre, que nunca fue
el mismo en su trabajo ni en su vida social, aunque conmigo, en vez de
desmejorar, se convirti� en alguien incre�blemente atento y amoroso. Es, en
suma, el mejor padre del mundo.

Mis estudios secundarios los empec� en el Instituto
Tecnol�gico ya que, seg�n mi padre, era el mejor colegio. Corr�a el a�o 1.995.
Los primeros a�os de colegio transcurrieron de manera normal: Mucho estudio,
muchas tareas...lo normal para una ni�a aplicada, como era yo.

La verdadera historia que a los lectores les interesa
comienza en 1.998, cuando reci�n cumpl�a los trece a�os. Como toda adolescente,
escuchaba a Ricky Martin y viv�a la vida como si solo me importaran mis amigas y
la forma como se desarrollaba mi cuerpo. Porque debo informar a quienes no lo
sepan que una adolescente se preocupa exageradamente por su apariencia personal,
aunque despu�s no lo acepten.

Ya pod�a contar con mi menarquia y una segunda visita de la
regla con separaci�n de tres meses entre ellas y mi cuerpo comenzaba a dar
muestras de aquello en que me convertir�a pronto: toda una mujer.

Las cosas comenzaron a ponerse interesantes para el mes de
septiembre de aquel a�o, pues empec� a sentir cosas que nunca hab�a sentido.
Comenc� a interesarme por el sexo opuesto y a observarles, ya no como ni�os
bonitos, sino como seres de otro sexo con cosas por brindarme y recibir.

Sin embargo, la forma como ve�a a los hombres cambio
verdaderamente despu�s de lo que voy a relatar:

Era natural para m� dormir los domingos hasta casi medio d�a
y levantarme ya con el desayuno puesto a la mesa por mi papito, que as� le
llamaba, me ba�aba y le acompa�aba, cuando era posible, a sus partidos de
f�tbol.

Mi papito ten�a 37 a�os, pero se ve�a muy joven y atl�tico.
No era un Adonis, pero me parece que estaba bien lindo, aunque no por ello era
afortunado con las mujeres, no porque no lo deseara, sino porque desde que mi
madre muri� se encerr� en s� mismo y nunca quiso salir con nadie, a pesar de lo
mucho que yo le insist�a, incluso mi t�a Patricia, hermana de mi madre, lo pudo
convencer de ello.

Aquel domingo me despert� temprano, como a eso de las nueve y
me dirig�, obligada por mi vejiga al inodoro (el �nico que hab�a en el
apartamento). La puerta estaba entreabierta, as� que entre sin pensarlo. Qu�
sorpresa me llev� al observar a mi padre completamente desnudo, de espaldas y
acarici�ndose su miembro, aunque no pude verlo inmediatamente, pero el
movimiento le delataba.

Retroced� silenciosamente y dej� la puerta con un espacio
suficiente como para continuar observando las acciones de mi padre. No s� c�mo
describir lo que sent� en esos momentos. Sin duda algo de excitaci�n, pero era
una excitaci�n diferente a la que puedo sentir hoy en d�a al observar la
desnudez masculina: Me invad�a una incre�ble comez�n en mi est�mago y sent� que
se secaban mi boca y mi garganta. Era una mezcla de pasi�n y morbo con un poco
de verg�enza conmigo misma por lo que hac�a, pero no me detuve a pensarlo y
segu� disfrutando del pene de mi padre. No era muy grande. Ahora lo s�
compar�ndolo con otros, pero era bello. Su pubis completamente rasurado me hac�a
imaginarle limpio, puro. Y su movimiento agitado y su respiraci�n desbocada me
llevaban casi a su lado para ayudarle en su labor. Quer�a tocarlo, saber que se
sent�a tener en mis manos su pene erecto. Sentirlo duro y caliente, pues as� lo
imagin�: A punto de estallar. Fue en ese momento que vi por primera vez el
semen. Su blancura me sorprendi� y, ahora que lo pienso, nunca vi un semen tan
puramente blanco como aquel que vi esa ma�ana emanar del miembro excitado y
erguido de mi padre.

Ajust� de nuevo la puerta y me dirig� a mi cuarto a ver
televisi�n. Despu�s pens� que ser�a mejor fingir que dorm�a. Escuch� la ducha
abrirse y el chorro de agua mojar a mi padre. Fue entonces cuando comenc� a
preguntarme en qu� pensaba mi padre para excitarse y lograr aquella fenomenal
eyaculaci�n.

Media hora despu�s, mi padre sali� de la ducha, entr� a mi
cuarto y me bes� la mejilla, como lo hac�a todas las ma�anas para despestarme,
antes de ir al colegio. Abr� mis ojos y le respond� con una sonrisa. Me pregunt�
c�mo hab�a pasado la noche a lo que contest� con un suspiro:

- No te imaginas, papito!

- Ja! Puro suspiro de enamorada.

- Ser�? - le pregunt� c�micamente.

Aquella tarde le acompa�e a la cancha de la Asunci�n a jugar
su partido de f�tbol. La verdad nunca me gust� el f�tbol, pero al ver a mi
papito, le encontraba el lado agradable.

Ya en el partido comenc� a verlo correr. No recuerdo el
resultado del partido. Solo que el equipo de mi papito perdi�, pero era lo que
menos me importaba. No pod�a alejar de mi mente la imagen de la ma�ana. Me
imaginaba su pene, otra vez erecto y expulsando su leche. Lo imaginaba a �l,
acarici�ndose de nuevo, en la ducha, y yo observ�ndole. Y comenc� a sentir de
nuevo aquella comez�n en mi est�mago, acompa�ada, esta vez, de un vac�o
inexplicable, pero excitante, en mi vientre.

El partido termin� y nos dirigimos a nuestro apartamento y,
en el carro, comenc� a fantasear con observar de nuevo a mi papito. Siempre se
ba�aba apenas lleg�bamos a casa, pero nunca lo hac�a a puerta abierta como en la
ma�ana. Deseaba fervientemente que esta vez lo hiciera para escurrirme y verlo
desnudo una vez m�s.

Como todo lo bueno en la vida, no sucede muy seguido. Por
supuesto mi papito cerr� la puerta detr�s de s� y se dio aquel duchazo, solo que
esta vez no se demor� tanto, por lo que pens� que no hab�a hecho nada...en fin.

Lleg� la noche y me fui a dormir.

Al d�a siguiente deb�a madrugar e ir a estudiar.