Me llamo Roberto y tengo 40 a�os. Me cas� con 17 a�os con mi novia que ten�a 16, de
penalty como se dice normalmente. Tuvimos una hija preciosa. Siempre hemos sido
muy abiertos con la chiquilla, incluso nos vio varias veces hacer el amor tanto
al pasar por delante de nuestra habitaci�n o en la sala. Mi mujer y yo fuimos
tambi�n hijos �nicos.
Hace ocho a�os, mi mujer enferm�
gravemente y muri� en poquitos meses con lo que quedamos desolados. Un poco
antes de morir, un cura de la parroquia, empez� a visitar a mi mujer. Ella lo
agradec�a. Era joven, reci�n salido del seminario, Y seg�n mi hija estaba
buen�simo. Al poco de morir, una noche que yo estaba hecho polvo y llorando,
vino mi hija a la habitaci�n y se acost� en mi cama. Nos abrazamos fuertemente y
al final nos quedamos dormidos. Era verano y hac�a calor. Como siempre hab�a
dormido desnudo y mi hija me hab�a visto muchas veces desnudo, no hubo ning�n
problema. Al d�a siguiente volvi� a meterse conmigo en la cama. Yo tambi�n la
hab�a visto desnuda muchas veces al salir o entrar en el ba�o y alguna vez la
hab�a piropeado con el cuerpo tan sexy que ten�a. Al acostarse a mi lado, me
dijo que hac�a la noche anterior hab�a pasado mucho calor y que tambi�n dormir�a
desnuda.
Nos abrazamos y empezamos a hablar. Me
dijo que hab�a roto con el chico con el que sal�a. Instintivamente, la abrac�
m�s fuerte y la bes� en la boca, mientras la acariciaba suavemente. Ella me
respondi� con ardor. Me dijo que s�lo se hab�a acostado una vez y que no hab�a
sido muy placentera que digamos. Tiene unas tetitas peque�as con unos pezones
rosa oscuro, que en cuanto las excitas se ponen duras como piedras. Al
principio, mientras le excitaba con una manos sus pezones baj� la otra mano a su
conchita que ya estaba mojada.. Ella mientras me besaba y acariciaba con sus
manos todo mi cuerpo y me agarraba el pene que ya estaba enorme. Nos excitamos
tanto que tuvimos un orgasmo maravilloso. Luego, la puse encima de m�, mirando
al otro lado e hicimos un 69. Ella no lo hab�a hecho nunca. Ella me chupaba
golosamente la polla que se iba poniendo m�s dura y m�s grande, luego se lo
meti� a la boca. Mientras yo le lam�a y relam�a su conchita. Ten�a unos juguitos
riqu�simos que me los tragu� todos dej�ndole el co�ito limpio. Ella se trag�
todo si semen mientras me gritaba ���pap�aaa, sigueeee, qu� ricoooo!.
Seguidamente, le unt� de vaselina el borde de su culito y la embest�. Ella al
principio gritaba de dolor, pero con el mete y saca continuo, luego gritaba y
gem�a de placer. Tuvimos varios orgasmos deliciosos. Luego la volv� a penetrar
por la vagina.
Al d�a siguiente vino el cura a interesarse por nosotros.
Cuando lleg�, s�lo estaba mi hija y s�lo llevaba puesta una fina bata ya que
hab�a salido del ba�o. Alfredo, el cura en seguida se empin�. En ese momento
llegu� yo a casa y me di cuenta de la situaci�n. Yo sab�a que a Marta mi hija le
apetec�a probar con �l y le hice un gesto disimulado, asinti�ndole. Ella se
acerc� a Alfredo, y le pas� los brazos por el cuello. �l ten�a unos ojos como
platos, pero la bes� con ansia. Me acerqu� a ellos y solt� la bata de mi hija
para quit�rsela. El cura se desnud� r�pidamente, se puso de rodillas y empez� a
lamerle su conchita. Yo tambi�n me desnud� y me hac�a una paja mientras los
miraba. Enseguida Alfredo la penetr�, mientras yo lo hac�a por su culito. Los
gritos de placer, sobre todo de mi Marta eran incre�bles.
As� pas� el verano y a m� me destinaron en la empresa a otra
ciudad m�s grande. Mis suegros y mis padres al morir nos hab�an dejado un buen
pellizco y por mi trabajo, tambi�n est�bamos en una situaci�n muy c�moda
financieramente. Nos trasladamos y como en la otra ciudad nadie nos conoc�a
empezamos a vivir en pareja. Aprovechando alg�n fin de semana, volv�amos al
pueblo y entonces mi hija volv�a a disfrutar con su curita favorito. Al cabo de
un a�o y medio m�s o menos, Marta me dijo que quer�a tener hijos. Y varios. Nos
pusimos manos a la obra enseguida. En estos ocho a�os, hemos tenido seis hijos.
Pr�cticamente ha sido un embarazo tras otro. As� como hicimos mi mujer y yo,
hacemos el amor en cualquier lugar de la casa o el jard�n incluso si nos ven los
ni�os. El otro d�a, se nos acerc� una de mis hijas y toc�ndome con sus manitas
el pene, pregunt� a ver por qu� sus hermanos y yo ten�amos "esa cosa" y ella no.
Esta ma�ana mismo, mientras Marta daba el pecho al peque��n,
y yo le lam�a y chupaba su concha la ni�a me tocaba el pene y me dec�a "�Qu�
suave y qu� grande, pap�!.