Relato: Cuando mi nabo se bambolea... (08) Cuando mi nabo se bambolea... (8) por Lado Oscuro 4
POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO
Cap�tulo 1. El retorno de Silvita, de 13.
���Ahh chi ch�ii...!!!- grit� Silvita con salvaje alegr�a al
verme abrir la puerta. Y entr� en mi casa, moviendo el culo alegremente. �Una
nena de 14! �En qu� l�o me hab�a metido? �Tener relaciones con una menor de edad
es un delito penado por la ley...! Decid� que tenia que terminar con esto
pronto. �E-escuchame Silvita... Yo soy mayor de edad, pero tener relaciones con
una chica de catorce...- -Trece- me corrigi� �casi trece.- -���TREECE!!!- Grit�
alarmado. �Casi trece- volvi� a corregirme. �Dios m�o, en que l�o estaba metido!
Ten�a que arreglar esto inmediatamente. Pero Silvita ya me hab�a echado mano a
la poronga. Se ve que no quer�a perder tiempo, y con sus h�biles deditos me
masajeaba la poronga a trav�s del pantal�n, y me la iba poniendo dura.
"Escuchame, Silvita..." comenc�. "S�, papi... �c�mo se te est� poniendo de gorda
y dura...!" "�Dej� eso!", dije sin demasiada convicci�n. Silvita me sac� la
poronga del pantal�n. "�Ay papi! �Hoy me vas a dar el gustito meti�ndome en mi
culito...?" Mi convicci�n hab�a ido decreciendo en proporci�n inversa al
crecimiento de mi nabo, que ya estaba tremendo. "�Mir�!" de un saltito, la chica
me mostr� su lindo culo, tapado apenas por unas diminutas braguitas rojas.
"...Silvi..." intent� recomenzar, buscando un hilo de razonamiento apropiado.
"�S�, papi?" Y me mir� con sus grandes ojos muy abiertos. Pero me costaba
encontrar las palabras, porque esa diablilla hab�a comenzado a pajearme con las
dos manos. Era una delicia como me la apretaba. Con el glande afuera, la roja
cabeza hinchada y dura, se estaba tornando p�rpura.
Y la nena chas, chas, chas me segu�a pajeando. "Y-yo t-te...
q-quie... ro de... cir... q-que... " "�Me la vas a meter ac�?" se�alando su
hermoso culo con un dedito. Y se baj� las braguitas, dej�ndolo al aire. Chas
chas chas chas. Y con la manito gui� mi enorme poronga a la entrada de su ano.
�"E-es... t�s... se-segura...? Por... porque tu agujerito me parece de-de...
ma... sia... do... chi... co... pa-para..." Y no pude seguir. Ella con un
decidido empujoncito se comi� toda la cabeza con su ano. "�Ayyyy, papito... se
siente como lo hab�a so�ado...!" Y comenz� a pajearme el glande, moviendo el
ortito. "Es... to... no... est�... bien..." intent� protestar, pero ella, con
otro empujoncito se trag� como cuatro cent�metros m�s. "�C�mo me lo est�s
abriendo, Roberto...!" "�Lo ten�s tan gordo...!" Y recomenz� nuevamente el
hamacado, chas... chas... chas...
El interior de su culo era suave y caliente, ahora humedecido
por mis jugos lubricantes. Y ella continuaba su delicitosa masturbaci�n, chas
chas chas chas chas... Y trat� de proseguir con mi discurso �tico, pero el
deleite era tan grande, que de pronto sent� que mi leche sub�a con fuerza y se
derramaba en su ortito, llen�ndoselo completamente. Con cada pulsaci�n Silvia
empujaba entub�ndose m�s. "�Qu�... a... le... gr�a... Papi... ! �Pens� que no
quer�as romperme el culo...! �Gracias, gracias!" Con mi pija algo m�s blando,
ella en dos empujones m�s se la enterr� completamente. "�Dej�mela as�, Papi, no
me la saques que quiero sentirla...!" Yo me qued� como un idiota, mientras mi
nabo sent�a los estremecimientos de su culo. El culo se balanceaba como
homenajeando toda mi presencia adentro suyo, como si estuviera saboreando una
golosina. "�As�ii... papito... dejame chup�rtela con el orto... �" Y en pocos
minutos le hizo recobrar toda su entereza a mi tan bien recibido nabo. La chica
estaba como loca. Y mov�a su culo con entusiasmo, mientras me dec�a las m�s
desenfadadas obscenidades. Jadeaba y suspiraba, mientras un�a los apretones a
los balanceos. Se ech� varios polvos en sucesi�n, y cuando se desentub� yo
todav�a no hab�a alcanzado mi segundo orgasmo. "�Vaya, Papi, qu� bien... �
�Est�s al recontrapalo... � �Bien a punto para que te presente a una amiga
m�a...!"
Capitulo 2. La monumental Julia y su gran culo.
Y tomando su tel�fono celular, habl� por lo bajo "s�, ya est�
listo para vos" "Ahora viene" me dijo. Y apenas un minuto despu�s son� el
timbre. De dos saltos fue a abrir la puerta, todav�a con el culito al aire, y yo
todav�a con mi tremendo nabo totalmente erecto. Y entonces entr� una mujer
inmensa, la mujer m�s espectacular que yo jam�s hubiera visto. Medir�a cerca de
un metro ochenta y cinco, lo que convert�a sus voluptuosas proporciones en algo
tremendo. Me examin� mi expuesta poronga con una r�pida mirada "Dec�as la
verdad, mi cielo, tiene un nabo como para hacerle fiestas..." le dijo a Silvia,
mientras me lo sopesaba con la mano. "�Ustedes est�n equivocadas!" protest� "�Yo
no soy un objeto sexual!" No pod�a creer que yo hubiera dicho esto. Julia, que
as� se llamaba ese pedazo de mujer, asinti�: "Es cierto, mi vida, pero esa
porongota s� que lo es." "Y ahora me la voy a comer con mi culo" Y sac�ndose la
faldita dej� a la vista sus gruesos y bien proporcionados muslos, que se
remataban por arriba con un culo como para acabar con todos los culos. �Qu�
culo, madre m�a!
Y d�ndome la espalda fue arrimando su culazo a la punta de mi
vergota que apuntaba al cielo. Ver esos enormes y redondos gl�teos avanzando
para comerse mi poronga era un sue�o que jam�s hubiera so�ado por no haber visto
nunca un culazo as�. Pronto, el culo de Julia, que as� se llamaba la bestia,
comenz� a enterrarse mi barra enhiesta. "�Ahh...! �Qu� placer, Silvita... �"
"�Tu amigo tiene la mejor poronga que mi orto haya probado...!" "�Si hasta a m�
me cuesta met�rmela...!" Pero poco a poco fue rodeando mi nabo con el interior
de su tremendo culo. Sentirme atrapado entre esas tremendas masas de carne, ver
ese perfecto gran culo clav�ndose mi verga, me puso a mil. "�Por Dios!" exclam�
Julia, "�Todav�a le crece m�s... !" Y comenz� a ortearme el nabo, subiendo,
bajando y rogando ese monumento con entusiasmo. La vista ante mis ojos era
alucinante. La forma perfecta de ese lujurioso culo comi�ndose mi nabo, es algo
que nunca olvidar�. Dese� que ese instante fuera eterno, pero por m�s que trat�,
no tuve �xito, y me desbord�, ech�ndole un mont�n de chorros, como una catarata,
que ella recibi� con gritos de alegr�a. Recibi� todos mis chorros apretando su
gran culo contra mis pendejos, para tener bien enterrado mi portentoso nabo. Y
luego lo sigui� orde�ando sac�ndole hasta la �ltima gota.
Yo qued� planchado como una alfombra, conmocionado todav�a
por la experiencia pasada con ese culazo.
"Me parece que le gust� tu culo, July. " coment� Silvia.
"Pero no creo que pueda volver a hacerle los honores, porque se ha echado dos
tremendos polvazos..."
Julia se hab�a parado y sacado toda la ropa, dejando al
descubierto la totalidad de su escultural cuerpo. Sus tetas eran redondas,
paradas, y tan enormes como para hacerle un equilibrio al culo. Yo yac�a a sus
pies, esperando que las energ�as volvieran a m�. "Hay otras maneras en que se
pueden hacerle los honores a mi culo." "Y seguro que �l se va a entusiasmar con
ellas..." hablaba en un modo demasiado seguro y despectivo, para que me gustara.
Pero, por otro lado, hab�a un toque de dominaci�n que ten�a lo suyo.
Y sobre lo que vino despu�s cuando ese monumental culo volvi�
a descender sobre m�, cubriendo todo el espacio de mi visi�n te contar� luego,
pues de s�lo recordar el modo maravilloso en que esa mujer me humill� con su
culo, se me ha puesto al palo. As� que ya mismito te dejo, porque tengo algo
urgente que hacer.
Si quieres que contin�e cont�ndote escr�beme a
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Relato: Cuando mi nabo se bambolea... (08)
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