Relato: El extra�o est�mulo de mi madre (3)





Relato: El extra�o est�mulo de mi madre (3)

"Amo lo que veo y lo que ocultas,


Amo lo que muestras o insin�as,


Amo lo que eres o imagino,


Te amo en lo ajeno y lo que es mi�."


Cada vez que yo escucho la letra de esta hermosa canci�n del
cantante argentino Axel Fernando, mi mente vuela inmediatamente a lo que sucedi�
esa noche entre Gaby y yo; �Con que palabras les puedo contar lo que fue el
momento m�s importante en mi vida?, �C�mo haces para que el resto de la gente
entienda lo que se siente cuando en un minuto tu vida cambia para siempre al
punto que ya no te reconoces en el ser que fuiste antes?


Gaby me dio la vida dos veces; me la dio el dia que me trajo
al mundo (porque aunque ahora me cueste recordarlo y asumirlo, ella es mi madre,
al menos biol�gica), y me la dio por segunda vez la noche en que se entrego a mi
en cuerpo y alma para enterrar al ni�o que hab�a en mi y dar luz a un nuevo
hombre, un hombre due�o de su destino y del de ella tambi�n. �No es incre�ble
que una misma mujer haya sido la protagonista de mis dos nacimientos, de mis dos
alumbramientos a la vida?


Ahora mi mente vuela a aquel instante en que yo sentado a la
mesa contemplaba excitado el mensaje de Gaby; "Necesito tu estimulo�"


En aquel momento todo mi cuerpo temblaba de excitaci�n,
miedo, placer y sorpresa; sent�a que estaba en un sue�o, que aquello no era
posible�pero era verdad, Gaby, mi Gaby quer�a que yo subiera para aceptar la
realidad de nuestro amor.


No se que pensar�a la gente que me vio en aquel momento, si
es que alguien me vio; porque mi estado era tal que yo no me daba cuenta de lo
que pasaba a mi alrededor. Yo me encontraba en las nubes, como si viviera fuera
de mi cuerpo, en otra realidad; como si las paredes, techos, muebles y personas
que me rodeaban fueran imaginarios y nebulosos, como si fueran un espejismo. Yo
solo pensaba en Gaby y en que ella me estaba esperando.


Caminando en las nubes me dirig� al ascensor y cont� cada
segundo de aquel tiempo que me pareci� eterno hasta que llegue al piso de la
suite de Gaby. Al llegar al piso, Sal� del ascensor y camine por el largo
pasillo hasta que estuve frente a la puerta de su suite; aunque no hab�a nadie
en aquel pasillo, yo sent�a como si hubiera mil ojos que me observaban
acusadoramente desde cada pared. Ten�a muchos nervios, y respire profundo antes
de golpear a la puerta; pero cuando mi mano golpeo la puerta esta se abri�
lentamente dej�ndome saber que estaba semiabierta. Desde adentro escuche una voz
inconfundible.


-Pasa, ya esta abierta- dijo Gaby con voz nerviosa.


Entre y cerr� detr�s de m�; camine por el peque�o pasillo
hasta el sitio de donde hab�a salido su voz: el dormitorio de la suite. Cuando
entre, ella estaba all�, de pie frente a m�; con el miedo y la excitaci�n
dibujados en su rostro. Y yo estaba frente a ella, tambi�n con el miedo y la
excitaci�n en mi cuerpo.


-Gaby, Gaby�.-no sabia que decir, solo dije su nombre
mientras me acercaba a ella.


Cuando estuve a solo cent�metros de ella, Gaby retrocedi�,
pero solo un poco, y luego se quedo quieta cuando yo volv� a acortar la
distancia; entonces est�bamos cara a cara con solo unos mil�metros entre
nosotros.


-Yo te juro que te amo- le dije, y vi como de sus ojos
brillantes brotaban sendas lagrimas. Despacio, como si temiera romper algo muy
fr�gil, la rodee con mis brazos y lentamente la bese en la boca; ella
correspondi� a mi beso y a mi abrazo, y as� sent� su cuerpo contra el mi�
mientras nos bes�bamos con cada vez mayor pasi�n. Mis manos recorrieron su
espalda con ansiedad, y se toparon con el cierre del vestido; comenc� a bajar el
cierre mientras ella se pegaba m�s a m�. Despu�s que baje todo el cierre, yo la
aparte un poco de mi y con mis manos le quite el vestido; ella permanec�a de pie
mientras yo la despojaba del vestido, dej�ndola solo con unas diminutas
pantaletas tipo hilo dental de color negro y sus sandalias (puesto que no
llevaba sostenes esa noche). Ella se cubr�a los senos con los brazos, aunque ya
yo los hab�a visto antes, pero ella estaba claramente nerviosa; yo la tome por
los brazos con suavidad, al tiempo que la bese en la boca otra vez.


-Si�ntate por favor- le dije al tiempo que la hice sentarse
en la cama. Luego me agache y cuidadosamente le quite las sandalias, al tiempo
que acariciaba y besaba sus lindos pies; con mis manos recorr� sus piernas hacia
arriba, sintiendo su delicada piel en la yema de mis dedos. Segu� acariciando y
besando sus piernas, y me fui levantando poco a poco.


-Acu�state Gaby- le dije al tiempo que delicadamente empuje
su cuerpo hacia atr�s. Ella se echo para atr�s y quedo acostada boca arriba;
entonces yo deslic� mis manos por sus sensuales caderas y tome los finos hilos
que eran los costados de sus pantaletas y, apoder�ndome de ellos, comenc� a
bajarle las pantaletas lentamente. Ella temblaba levemente al tiempo que yo le
bajaba su diminuta prenda intima, dejando una vez mas al descubierto la rajita
de su cuca cubierta por sus finos bellos p�bicos. Mi pulso se acelero como loco
cuando vi de nuevo su co�o, imaginando lo que iba a pasar en unos instantes.


Baje mas r�pido sus pantaletas hasta que se las saque por los
pies, dej�ndola totalmente desnuda.


Entonces me quite r�pidamente la ropa, sin dejar un solo
momento de ver su hermoso cuerpo tendido sobre la cama, esper�ndome. Pronto yo
estaba totalmente desnudo, con mi grande y gruesa verga erecta y dura como un
palo; mientras Gaby me ve�a con la ansiedad reflejada en su rostro y sin
moverse.


Me acerque a la cama y de nuevo comenc� a acariciar y a besar
sus piernas, subiendo por ellas hacia arriba. Mis manos recorr�an su suave piel
hasta encontrar sus caderas que apret� como aferr�ndome a ellas; ya mi cara
estaba a la altura de su divina cuca, por vez primera tenia aquella deliciosa
rajita y esa peque�a mata de vellos a solo cent�metros de mi cara. Gaby temblaba
con m�s fuerza, como si tuviera una crisis de nervios, y ten�a los ojos cerrados
al tiempo que con las manos se aferraba a las sabanas.


Al tener su sexo tan cerca de mi rostro yo tambi�n temblaba
de la excitaci�n; con mi nariz casi dentro de su rajita empec� a oler el aroma
de su cuca, como tantas veces yo hab�a deseado hacer, como lo hace un animal
macho con los genitales de su hembra. Luego deposite mis labios sobre aquel
"bosquecito" de vellos y bese su co�o. Lo bese varias veces seguidas, con el
fervor del que besa una imagen religiosa; luego saque mi lengua y con su punta
empec� a explorar la profundidad de su vulva. Gaby temblaba con cada vez mas
fuerza, como si tuviera espasmos por todo su cuerpo. Mientras ella temblaba con
violencia, mi lengua no paraba de abrirse paso entre sus labios vaginales; yo
lam�a aquella h�meda cavidad pensando que por ella yo hab�a venido al mundo, lo
cual me daba mas morbo y placer. Al principio con timidez y luego con cada vez
mayor energ�a, yo me estaba "comiendo" aquel orificio por el que yo hab�a visto
la luz por primera vez en mi corta vida.


Estaba embriagado con el "n�ctar" m�s delicioso, y no pod�a
detenerme; y si me detuve fue para dar un paso m�s en mi enloquecedora
experiencia. Despacio acerque mi mano temblorosa y con mucha delicadeza le
introduje un dedo en su co�o; lo hice con calma y gentileza porque era la
primera vez que lo hacia, y no quer�a lastimarla. Poco a poco le fui
introduciendo mi dedo, mientras ella se retorc�a de placer, miedo y culpa. Se lo
sacaba un poquito y se lo volv�a a meter, palpaba el interior de su cavidad con
la torpeza quiz�s del inexperto pero con la resoluci�n del que esta ebrio de
placer. Fui ganando confianza y perdiendo el miedo de lastimarla, y entonces la
escarbe con mas fuerza y rapidez; no quer�a parar en esa nueva placentera
experiencia y entonces, al dedo inicial se uni� otro, y fueron dos con los que
la estaba penetrando; y pronto serian tres. Con mis dedos la estaba estimulando,
introduci�ndolos entre sus labios vaginales y luego arremetiendo contra el
interior de su vulva, escarb�ndola sin piedad, mientras ella pon�a gestos de
dolor y excitaci�n.


Pero deje tambi�n de meterle mis dedos, y entonces escale un
poco mas en su cuerpo; bese su vientre, aquel vientre que me hab�a albergado un
d�a y que ahora yo acariciaba y besaba con profunda excitaci�n de hombre. Si,
bese su vientre y lo acaricie, pero no me detuve; ya mis manos buscaban sus
senos y los hallaron. Por primera vez mis manos fueron aprisionando sus tetas
desde la base de las mismas, desde el punto donde estas se unen con su pecho;
cada teta fue encerrada por una de mis manos, que intentaba rodear toda su
circunferencia. Yo iba subiendo mis manos a la medida que iba apret�ndolas,
subiendo por sus laderas para llegar hasta sus pezones; ya pellizcaba sus
pezones con mis dedos, sintiendo aquellas ricas puntas en el colmo de mi dicha.
Y sin perder mucho tiempo, dirig� mi boca hacia sus pezones; los besaba, los
lam�a, los mordisqueaba y los mamaba como hab�a hecho un d�a con inocencia y
ahora lo hacia con lujuriosa malicia. Tal parec�a que yo quer�a meter cada teta
totalmente dentro de mi boca, pero como obviamente esto era imposible (sobre
todo con tetas tan grandes como las de Gaby) entonces mi boca se afanaba en
engullir la mayor parte posible, como un animal cuando se atraganta con algo
demasiado grande. Le mamaba los senos con desesperaci�n, como pose�do; ella no
dejaba de temblar y se aferraba mas duro a las sabanas, mientras alzaba la
cabeza como buscando aire, con los ojos cerrados. Yo estaba loco, mi deseo era
hacer con ella lo que tantas veces solo me hab�a atrevido a so�ar.


As� estaba yo, arriba de ella; acostado encima de ella,
mientras ella entregada se dejaba hacer. Entonces sub� un poco m�s sobre su
cuerpo; y su cara estuvo frente a la m�a de nuevo. Sus ojos cerrados, sus
mejillas ba�adas por las lagrimas, con gesto de angustia y placer a la vez;
mordi�ndose los labios. La bese en la boca y luego lam� un poco las l�grimas en
sus mejillas.


-Te amo Gaby, no se que mas decirte, solo que te amo- le dije
mientras ella callaba.


Luego me replegu� un poco, y despu�s de acariciar nuevamente
su cuca; tome mi verga erecta con mi mano y la coloque en la entrada de su co�o
en la posici�n adecuada para la penetraci�n; yo empuje y la punta se introdujo
un poco. Ella arqueo la espalda y con las manos se agarro del copete de la cama;
y entonces, yo empuje m�s mi miembro dentro de ella.


-�AH, AH,�..!- exclamo ella.


�La estaba penetrando!, �Al fin era m�a!; no tengo verg�enza
en confesar que en aquel momento quise llorar tambi�n de la felicidad, no por
estupido orgullo de macho, sino porque aquella mujer que ahora era m�a, era y es
la mujer que yo amo, y sentirme dentro de ella fue el momento mas intenso y
hermoso que he vivido. Yo volv� a empujar, y mi verga se abri� paso dentro de
ella penetr�ndola por completo, hasta los huevos; al llenarla toda con mi grueso
miembro, Gaby cerr� sus piernas aprisionando mis muslos con ellas. Yo bese su
boca, y con mi mano derecha apret� su teta; ella solt� la cama y se abrazo a mi,
recorriendo mi espalda con sus manos para terminar sujetando mis hombros por
detr�s.


-Te amo, te necesito. Ahora eres m�a y no voy a dejarte
nunca- le dije y la bese de nuevo, al tiempo que empuje mi verga dentro de ella
con m�s fuerza. Luego saque un poco mi miembro y lo volv� a meter, comenzando
con una suave cadencia de mete y saca; la penetraba de esta manera, sin parar,
mientras ella se estremec�a debajo de mi.


Ella jadeaba y me clavaba las u�as en la espalda, levantaba
los pies en el aire y pon�a gestos de dolor cada vez que se lo empujaba adentro;
mientras que yo iba aumentando la rapidez del mete y saca, d�ndole mas duro. Yo
le mamaba las tetas y la besaba sin parar como un pose�do, con rabioso frenes�,
como un animal hambriento. Me excitaba mas cuando la o�a quejarse y jadear de
dolor y excitaci�n; lo hacia en voz cada vez mas alta.


- �AH!...., �HAY!....., �NO��!- era lo que o�a de ella en
medio de sus quejidos; y eso me llenaba de mas y mas placer. Su cara estaba roja
y los dos sud�bamos a pesar del aire acondicionado de la habitaci�n; ella me
sent�a dentro de su cuerpo y sus deseos largo tiempo reprimidos (como los m�os)
se liberaron en una explosi�n de profundo placer. Ella me abrazaba con rudeza y
fuerza, como si tuviera miedo de perderme en medio de una tormenta; y yo besaba,
mord�a y lam�a sus tetas, boca y cuello sin dejar de follarla. Nada en el mundo
nos importaba ni exist�a, est�bamos entregados a nuestro coito con el mismo loco
desenfreno de esos bailarines que danzan drogados en rituales religiosos y
terminan rodando por el suelo victimas de su �xtasis inducido. As� era nuestra
danza sexual, el primer acto en que embest� sin compasi�n su co�o; ella se
aferraba mas a mi y gritaba, como pidiendo que le diera mas duro, y yo no paraba
de penetrar sus entra�as con mi sexo.


Ahora era yo que jadeaba, me sent�a cansado pero al mismo
tiempo impulsado por un deseo que me quemaba las entra�as y me volv�a loco.
Sent� que ya no pod�a mas, mi verga hundida en lo mas hondo de su vulva estaba a
punto de hacer erupci�n.


-�Te amo Gaby, Te amo!- dije y finalmente eyacule; un copioso
chorro de calida leche broto de mi verga y lleno su cavidad.


-�AH�.!- exclamo ella, y abri� de par en par sus ojos,
desorbitados mientras me ve�a y acto seguido romp�a a llorar. Nos besamos y
luego me deje caer sobre ella exhausto; los dos respir�bamos de forma
entrecortada, jadeando y temblando por la emoci�n de tantos sentimientos
encontrados.


�Qu� palabras podr�a yo usar para explicar la enorme belleza
que encierra un acto que para otros es un mero acto carnal, pero que para
nosotros fue el acto de iniciaci�n a una nueva vida, el momento en que
entregamos algo mas que la carne? All� estaban dos cuerpos derrumbados despu�s
de una loca y extenuante carrera al �xtasis, pero que aun as� se negaban a
separarse y terminar el duelo.


En silencio recuper�bamos fuerza mientras suavemente yo
besaba su cara y sus tetas agradeci�ndole delicadamente por el regalo de su
cuerpo; ella me acariciaba la espalda y el cabello, mientras me besaba tambi�n
en la boca de vez en cuando. Con mis manos fui recorriendo una vez mas su
cuerpo, encontr�ndome con sus sinuosas curvas y aquellos lugares prohibidos que
yo hab�a profanado en mi lujuria. Yo quer�a conocerla �ntimamente, no dejar
rinc�n de su cuerpo sin explorar; la tocaba en los senos, en las nalgas y en
aquella cuca que acababa de hollar con mi verga. Pronto la excitaci�n se fue
apoderando de m�, y la fatiga dio paso a una nueva erecci�n; quer�a sentir que
estaba dentro de ella nuevamente, quer�a volverla a penetrar y fundirme con ella
en una nueva danza fren�tica que terminara en un nuevo apogeo de placer.


Pero a diferencia de la vez anterior, esta vez fue Gaby la
que quiso llevar la iniciativa; hizo que nos di�ramos la vuelta y entonces yo
quede acostado boca arriba y ella encima de m�. Entonces ella se sent� a
horcajadas sobre m�, y tomo con sus bellas y delicadas manos mi verga; era la
primera vez que agarraba mi verga y ello me puso mas acelerado. La agarro con
determinaci�n y se la introdujo en la cuca; y as� comenz� a cabalgar sobre mi
verga. Yo extend� mis brazos y agarre sus tetas para apretarlas y acariciarlas
mientras ella "jineteaba" sobre mi miembro; ella ten�a los ojos cerrados y una
expresi�n en su rostro como si estuviera "transportada" en alguna especie de
�xtasis. As� ca�a y sub�a sobre el miembro que la penetraba sin tregua; de nuevo
sud�bamos y ella chillaba y emit�a quejidos mientras aumentaba la intensidad de
nuestro coito.


Satisfecho yo hacia el esfuerzo para no acabar pronto y
prolongar mi penetraci�n; contento al ver como Gaby aullaba cada vez mas duro.
Fuimos ganando rapidez e intensidad, ella hacia que mi verga la embistiera mas
duro con cada ejercicio de cabalgata; su peque�a rajita sufr�a la salvaje
agresi�n de aquel extra�o grande y duro.


-�AH�AH�.AH�.!- no dejaba de decir entre quejidos de placer
Gaby, y yo sujetaba mas duro sus tetas como si se las fuera a arrancar. Nuestros
cuerpos se bat�an en una singular lucha donde cada cual quer�a dar y recibir m�s
que el otro; yo sent�a la placentera sensaci�n de mi miembro "aprisionado" entre
las paredes de aquella deliciosa y calida cavidad, de tenerla ensartada en la
punta de mi "lanza".


Luego de follarla un buen rato en esta posici�n, mi verga
exigi� desahogarse una vez m�s; y otro gran chorro de leche fue eyaculado por m�
dentro de la vulva de Gaby, en una vigorosa acabada. Ella echo la cabeza para
atr�s y miro para el techo como si esperara algo del cielo; y luego se dejo caer
sobre mi, d�ndome un gran beso en la boca que yo correspond� con entusiasmo. La
rodee con mis brazos y la abras� de forma amorosa y protectora; y ella hundi� su
cara en mi pecho acurruc�ndose a mi. Ahora �ramos una pareja "normal",
descansando despu�s de una sesi�n de sexo y uni�ndonos mas con ese intimo
momento.


En silencio estuvimos un corto rato; hasta que me di cuenta
que ella estaba sollozando.


-�Qu� ocurre?, �Te sientes mal?, acaso �te arrepientes de lo
que hicimos?- le dije en tono afectuoso pero preocupado, al tiempo que buscaba
su mirada.


Ella no me respondi� y sigui� llorando; yo me sent�a mal, no
sabia que hacer y tenia miedo de que despu�s de todo lo que hab�a pasado una
sombra surgiera entre nosotros.


-�Por favor Gaby!, �No calles, te lo ruego!, habla conmigo,
dime que sientes. �No puedes sufrir por lo que hemos hecho!


-��NO!? Carlos, �Soy tu madre por Dios!; por mas que le demos
vueltas, tu y yo sabemos que hemos hecho mal, que esto es una monstruosidad�.


-��El amor es una monstruosidad!? ��Que dos seres se amen
como nos amamos nosotros es un crimen y una aberraci�n!? Solo somos victimas de
un destino que no escogimos�.


-�El destino!- exclamo Gaby con sarcasmo y amargura- hace
muchos a�os el destino jugo conmigo. Una ni�a que apenas comenzaba la vida, pero
llena de fe en si misma y con su ego por las nubes, sinti�ndose la reina del
universo y so�ando con ser la actriz y modelo mas cotizada del pa�s; so�ando
incluso con hacer carrera fuera del pa�s y conquistar Hollywood, �ya hasta tenia
el lugar reservado para mi primer Oscar! Pero tambi�n era una ni�a rom�ntica y
estupida, inocentemente estupida; una ni�a que se enamoro como loca de un
muchacho mayor que ella, apuesto y galante, que ante sus ojos era el mejor
hombre del mundo. Una ni�a que crey� que el primer hombre al que se hab�a
entregado seria el definitivo; seria aquel con el que pasar�a el resto de su
vida. La ni�a que pens� morir de miedo cuando se descubri� embarazada, sin saber
que hacer con su vida�.


Era la primera vez que Gaby me abr�a su coraz�n de esa
manera, y yo la escuchaba con absoluto inter�s y emoci�n.


-Esa ni�a, a la que sorprendi� el destino con una mala
pasada, descubrir�a que la vida no es color de rosa. Descubrir�a que su hombre
"perfecto" no la quer�a por todo lo que ella era, sino que solo ve�a en ella a
un "trofeo" m�s para exaltar su ego; para decirle a todo el mundo "Vean, yo
tengo una mujer buen�sima como esposa, un tremendo "culo" que solo yo me doy el
lujo de tener"; una mujer que para el solo era buena en la cama�..


Su rostro ten�a una expresi�n atemorizante de rabia y dolor
al decir esto.


-�..pero que cuando no estaba desnuda con el bajo las
sabanas, o cuando no la estaba paseando frente a sus envidiosos y babosos
amigos, entonces era un fastidio con sus constantes llamados de atenci�n. Porque
el nunca entendi� que la verdadera intimidad no es solo f�sica o sexual, sino
tambi�n del alma. Y se aburr�a de conversar con su mujer, y le daba envidia que
ella fuera mas inteligente, madura y admirada que el. Pero con todo, yo me
trague mi frustraci�n, y aguante a�os creyendo que tenia que darle miles de
oportunidades para que volviera a ser el hombre que me enamoro; y me aparte de
las tentaciones, de los hombres que me ve�an con deseo y se me insinuaban,
porque yo quer�a creer en el amor de verdad, y adem�s porque estaban mis
hijos�-tuvo que hacer un esfuerzo para continuar- hasta que un d�a descubr� que
era el objeto del deseo de un hombre, cosa que no seria rara si no fuera porque
este hombre era apenas casi un ni�o, y sobretodo, era mi propio hijo. Te
confieso que al principio estaba confundida, entre molesta, curiosa, incomoda y
divertida; pero pronto me di cuenta que eso me halagaba, y lo que es peor, me
produc�a mucho placer. No se porque contigo fue tan diferente que con otros
hombres que me ve�an con lujuria; solo se que a lo otros no les hice caso, pero
a ti si. Al principio trate de enga�arme, de verlo como un juego sin
importancia; �Qu� importaba que me vieras las tetas, si en Europa las mujeres
van a las playas con las tetas afuera (aunque tu sabes que yo nunca pasear�a con
las tetas al aire en una playa publica)?, �Qu� importa que me vea el culo, si en
hilo dental me lo ha visto casi totalmente desnudo? Pero la prueba de fuego fue
cuando tuve que ense�arte la cuca; no sabes como me costo hacerlo, pero mi deseo
de verte mientras te mostraba mi co�o fue mas fuerte. A partir de hay todo se
salio de control, me di cuenta que te deseaba y hasta me masturbaba recordando
las veces que est�bamos desnudos los dos; yo sabia que estaba mal, pero era lago
mas fuerte que yo, como una droga. Y luego todo, la traici�n de tu padre, cuando
me besaste, y ahora�ahora esto. El destino se burla de mi una vez mas, haciendo
que ame al �nico hombre que no debo amar, el �nico que esta prohibido para mi.


-Gaby, d�jame que borre todo ese pasado, d�jame construir un
futuro nuevo para ti. Olv�date del mundo, aqu� podemos ser libres, aqu� nadie
nos conoce y podemos vivir nuestro amor; deja que yo consuele cada l�grima
derramada, cada minuto que te robaron, y que cierre cada una de tus heridas.
D�jame hacerlo por ti, d�jame ser tu compensaci�n por tanto sufrimiento; yo
reparare el da�o que te hizo el destino, nunca volver�s a sentir soledad.


-Carlos, Carlos- dijo ella llorando- �Por qu� tu?


-Porque te amo- dije mientras la besaba y volv�amos a hacer
el amor.


Al d�a siguiente, Gaby y yo hablamos y decidimos que lo mas
conveniente era mudarnos del hotel para no levantar sospechas; ella estaba mas
serena y comenzaba a aceptar lo que hab�a pasado, empezaba a asimilar que ahora
era mi mujer y nunca volver�a a ser mi madre y��estaba feliz. Por primera vez en
mucho tiempo la ve�a sonre�r, y me di cuenta que nunca la hab�a visto tan
radiante en mi vida; ahora era una mujer enamorada y contenta por ello. Gaby se
movi� r�pido con sus contactos y consigui� alquilar un lujoso y hermoso chalet
donde vivir�amos al salir del hotel.


La soluci�n era urgente, porque yo segu�a visit�ndola en su
suite cada noche, y cada noche hac�amos el amor con igual o mayor pasi�n que la
primera noche, y por lo tanto pod�amos despertar sospechas; finalmente llego el
d�a de mudarnos al chalet y lo hicimos con gusto.


Abordamos un moderno, c�modo y bonito taxi que nos llevar�a a
nuestro nido de amor; el taxista era un hombre un tanto corpulento, de unos 40
a�os y muy correcto y amable en su trato, aunque algo callado. Era de esos
taxistas que llevan muchos a�os en la profesi�n (eso nos dijo la persona del
hotel que lo contacto), y seguramente hab�a visto de todo en aquel balneario que
se prestaba al desenfreno sexual de propios y extra�os.


Al principio contemplamos el hermoso paisaje que discurr�a
ante nosotros por la carretera, pero desde que me levante aquel dia yo estaba
excitado por la idea de tener un refugio para estar a solas con Gaby, y desde
que subimos al taxi comenc� a sentirme m�s y m�s cachondo. Ella estaba preciosa
ese dia (como siempre): arriba tenia puesto solo los sostenes del bikini,
luciendo generosamente sus divinas tetas; llevaba una peque�a minifalda, debajo
de la cual tenia la peque�a parte inferior de su hilo dental; y calzaba unas
sandalias de tac�n alto, de esas que se asemejan a unas cholas por como se
calzan en los dedos de los pies. Era un atuendo informal, apropiado para un
lugar de playa y un clima tan caluroso como aquel; pero que en nada desdec�a de
su innata elegancia. Yo estaba como loco, y casi no pod�a esperar para tenerla
en mis brazos; as� que empec� a acariciarle la pierna con disimulo. Los dos
�bamos en el asiento trasero del espacioso taxi; al principio ella me ve�a con
gesto de desaprobaci�n y me retiro la mano, pero a medida que yo insist�a ella
comenz� a re�rse tratando de no hacerlo muy alto para no llamar la atenci�n del
chofer.


-�Estate quieto!, �No ves que me haces cosquillas!- me dijo
con risa apagada.


Pero yo no la dejaba, sino que le met� la mano debajo de la
falda y me dirig� decidido a su entrepierna.


-�No!, ��Estas loco!?- me dijo en voz baja, casi en susurros-
�Aqu� No!


Trato de quitarme la mano, pero yo no la deje, y comenc� a
mordisquearle la oreja como a ella le gusta; al mismo tiempo que con mi mano
buscaba de arrimarle a un lado un poquito la parte frontal de sus pantaletas, y
as� introducirle los dedos en su cuca. Ella protestaba disimuladamente y trataba
levemente de luchar conmigo, mientras ve�a nerviosa hacia delante para ver si el
taxista se daba cuenta, pero el estaba imperturbable. Sin detenerme a pensarlo
logre mi cometido, y hurgando entre su bosquecillo de vellos p�bicos le
introduje un dedo en su conchita. Ella brinco ligeramente en el asiento, como si
la hubiera picado un insecto; y su rostro se ruborizo a pesar del intenso
bronceado que lucia esos d�as. Me vio con ojos suplicantes y cara de angustia y
verg�enza; pero yo puse mi cara de ni�o malo (me dijo ella misma despu�s) y con
el dedo comenc� el jueguito del mete y saca, d�ndole cada vez mas r�pido y
fuerte. Ella pronto se excito y su concha se puso h�meda, y abr�a la boca como
si quisiera gemir pero no pod�a por verg�enza con el chofer; entonces yo la bese
en la boca con pasi�n. Hasta donde sab�amos, el taxista no sabia que �ramos
madre e hijo; nadie parec�a hab�rselo dicho, y posiblemente pensar�a que �ramos
como cualquier pareja (lo �nico llamativo seria quiz�s nuestra diferencia de
edad, aunque el hecho de que Gaby aparentara muchos a�os menos de los que
realmente tenia, y que yo aparentara unos pocos mas; "reduc�a" bastante la
diferencia). El problema para Gaby es que ella es una mujer que tiene mucho
pudor frente a extra�os, y no le gusta "dar espect�culos" ante la gente; de
hecho, mientras estuvo casada con mi padre no sol�a ser efusiva con el en
publico. Por eso me sorprend�a y gustaba que a pesar de sus d�biles protestas al
principio, ella se estuviera dejando "estimular" por m� en aquel asiento de
taxi.


No le di tregua en el resto del camino, hundi�ndole los dedos
en su mojada rajita mientras la besaba y le met�a la lengua en la boca; yo la
ten�a arrinconada contra una esquina del asiento, y ella se agarraba con una
mano del "asa" que sale del techo por encima del umbral de la portezuela. De
resultas de la agitaci�n, ella hab�a "perdido" las sandalias, quedando descalza,
y tenia el cabello un poco despeinado y su rostro brillaba por el sudor; y ya ni
cuenta nos d�bamos del pobre hombre que conduc�a. Cuando al fin llegamos, ella
me echo para atr�s con un poco de brusquedad; y desesperada pero con disimulo se
meti� la mano por debajo de la falda para retornar a su sitio la tela que cubr�a
su parte mas intima, y luego se acomodo el pelo con h�biles y r�pidos
movimientos de sus manos. Se seco el sudor del rostro con el dorso de la mano, y
se calzo r�pido las sandalias. Yo divertido me baje antes que ella y como un
caballero le abr� la puerta del coche, ofreci�ndole adem�s la mano para ayudarla
a descender; cuando ella me tomo la mano y se bajo, me vio a la cara, y yo, por
travesura, me lleve el dedo con el cual la hab�a masturbado a la boca y lo
chupe. Ella volteo asustada a ver si el chofer hab�a visto pero este se dirig�a
al maletero del coche a buscar el equipaje; entonces me volvi� a ver con cara de
pocos amigos y me dio un no tan suave golpe en el hombro.


-�Comp�rtate!- me dijo mientras yo me re�a.


Despu�s que el chofer ayudo a meter el equipaje que trajimos
(porque el resto lo iban a traer en un autocar m�s tarde) y se marcho, quedamos
los dos solos en nuestra "casa", aquel elegante y bello chalet de dos plantas
con una imponente vista al mar. Enseguida me acerque a Gaby por detr�s y
rode�ndola con mis brazos la apret� duro mientras la besaba por detr�s de las
orejas.


-�Deja, que no estoy para cari�itos horita!- me dijo todav�a
enfadada- ��Que pretend�as hacer!?


-Hacerte el amor en el taxi- le dije sin soltarla,
aprisionando su cinturita con mis brazos y besando su nuca.


-�Estas loco!, �No vuelvas a hacerme eso en un sitio publico!


-�Por qu�? �Por qu� estabas a punto de acabar?


-�Carlos no es un juego!- me dijo solt�ndose.


-Lo siento � le dije al tiempo que la volv� a abrazar desde
atr�s- se que eres discreta, pero no me pod�a aguantar, vi�ndote como estas hoy.
Adem�s, �No me digas que no te gusto!


Ella se ri� de buena gana.


-Ese no es el punto- me dijo- solo que hay momento para
"eso", y otros lugares. Vamos a conocer la piscina.


-Buena idea.


Fuimos agarrados de la mano a la bella y amplia piscina del
chalet, y Gaby puso cara de contenta al verla.


-�Voy a nadar de una vez!- dijo ella entusiasmada, como ni�o
con juguete nuevo.


Como si pateara un bal�n de f�tbol, se deshizo de cada
sandalia tir�ndola al frente; luego se bajo la minifalda quedando tan solo con
su peque�o bikini de hilo dental de color rojo. Al verla me volv� a poner a
mill�n.


-Ahora me acuerdo de algo- le dije con malicia- que siempre
hemos querido nadar en una piscina desnudos.


Ella puso cara de ni�a traviesa y se sonri� con picard�a.


-�Ahora?, pero no sabemos si los vecinos nos pueden ver.


-Vamos Gaby, los otros chalet est�n a suficiente distancia.
Vamos, qu�tatelo, no seas cobarde.


-�No, por haberte portado mal en el taxi!- dijo ella
ri�ndose.


-�Y tu crees que me voy a conformar con un no?- le dije y me
lanc� sobre ella.


-��Que haces!? �No! �Deja chico!- dijo entre carcajadas
cuando la agarre y empec� a luchar con ella para quitarle los sostenes. Ella se
re�a mas duro y trataba de zafarse de mi; entonces, agach�ndome un poco, le baje
las pantaletas dej�ndoselas a la altura de las rodillas y exponiendo su co�o a
mi lujuriosa mirada.


-�Loco!- me dijo muerta de risa mientras se echaba para atr�s
haciendo adem�n de subirse las pantaletas que yo le hab�a bajado. Pero entonces
se detuvo.


-�As� que lo quieres!, muy bien- dijo y se bajo por completo
las pantaletas y se quito los sostenes- pero tendr�s que venir a buscarme- y se
lanzo desnuda al agua.


Yo me despoje toda la ropa con la desesperaci�n del que
siente que la ropa esta en llamas, mientras ella me ve�a y se re�a desde el
interior de la alberca; y luego me arroje al agua desnudo. Nade hacia ella al
tiempo que ella lo hacia en direcci�n contraria, como huyendo de mi; ella quer�a
jugar al gato y al rat�n conmigo, pero la alcanc� pronto y la abras� dentro del
agua. En seguida nos est�bamos besando en la boca y abrazados flot�bamos en el
agua; jugamos unos minutos, chapoteando y manoseando nuestros cuerpos
mutuamente. Hasta que ella nado a la orilla y salio chorreando agua de la
piscina; yo la segu�, y ya fuera de la piscina la agarre por el brazo y la
atraje a mi. Ella, sumisa, se dejo abrazar y besar, parados en tierra, al lado
de la alberca. La atraje conmigo al piso y me acost� sobre ella; acomode mi
verga erecta y la penetre por su co�o una vez m�s. Le di con frenes�,
apret�ndola contra el duro piso mientras se lo enterraba lo mas hondo posible
que me lo permit�a mi larga verga. La folle como nunca, con un empuje brutal;
hacia atr�s y hacia delante mi verga "apu�aleaba" el interior de su vulva
manteniendo separados sus labios vaginales. Los quejidos de ella fueron "in
crescendo", hasta ser verdaderos gritos.


-�Te duele?- le dije.


-Si�. �No pares, No pares por favor�..!


Despu�s le di m�s y m�s hasta que no pude m�s.


-Voy a acabar.


-Si, acaba; ac�bame adentro- dijo ella; y entonces acabe
dentro de su vulva, volviendo a llenarla de leche. Nos quedamos acostados en el
piso y abrazados; luego de un rato nos pusimos de pie, y yo sorpresivamente la
cargue en mis brazos y la lleve cargando al interior de la casa. All� nos
metimos al dormitorio y la "tire" en la cama; luego me fui encima de ella y la
bese y acaricie sin parar.


-�Dame un descanso por Dios! � dijo ella ri�ndose- �Tengo la
cuquita hinchada de tanto que he llevado estos d�as! �Me estas reventando!
�Tenias tanta hambre as�?


-�Tengo, y cada vez que te tengo quiero mas!


Nos re�mos de buena gana, y yo me dedique a mamarle las tetas
con insaciable glotoner�a mientras ella me acariciaba el cabello. Esa mujer me
volv�a loco, con ella el sexo no era una diversi�n ni tampoco un ejercicio
f�sico, sino una experiencia sublime y hasta dir�a que espiritual y yo sent�a
que pod�a pasarme todo el dia haci�ndoselo sin parar. A pesar de acabar de
hacerlo en la piscina, yo no estaba para nada satisfecho; deslic� mi mano por su
espalda y baje hasta su voluptuoso culo, y apret� duro sus nalgas. Luego busque
su raja y empec� a hurgarla con mi mano; a ella le gustaba y se re�a emocionada.
En un momento dado, la hice que se diera la vuelta y la puse boca abajo; agarre
cada una de sus nalgas con una de mis manos y le abr� la raja lo m�s que pude.
As� pude ver aquel peque�o pero delicioso orificio que era el hueco de su culo;
ese "hoyito" que era una de mis obsesiones, por el que sent�a una profunda y
lujuriosa curiosidad. No quer�a perder tiempo y le met� un dedo en el agujero
sin esperar a preguntarle si le gustar�a; ella volteo un poco sorprendida, pero
no me dijo nada y volvi� la vista hacia delante aferr�ndose a la almohada. Yo
empec� el mete y saca con mi dedo, tambi�n le hacia un movimiento circular;
quer�a "conocer" bien aquel hueco que era mi delirio y mi divino tormento. Luego
le met� otro dedo con lo que eran ya dos con los que exploraba su agujero; y al
cabo de unos instantes le met� otro, y fueron tres de mis dedos con los que
hurgaba su entrada trasera. Con un dedo de la otra mano le exploraba el co�o,
estimulando su cl�toris con mi tacto; ella profer�a quejidos de placer y mord�a
la almohada. Su cuca estaba completamente h�meda y acabo antes de que yo dejara
de meterle los dedos. Pero esto era apenas la antesala de mi siguiente paso.


-Vamos, Gaby; acom�date para m�. Lev�ntate un poquito, ponte
como si fueras a gatear.


-Carlos�.mira que eso me va a doler�


-Anda mi amor, por m�; te va a gustar.


Con mis manos sobre sus caderas la acomode haciendo que se
pusiera en cuatro, ofreci�ndome su culo como una rica y jugosa ofrenda. La
estimule un poco mas con los dedos, y luego coloque la cabeza de mi verga en la
entrada del peque�o circulo que era su orificio anal; disfrutando morbosamente
le introduje la verga hasta la mitad.


-�HAY!....-exclamo enseguida ella, como si en vez de mi verga
la hubiera sodomizado con un hierro caliente. Fue tal su grito, que me hizo
temer haber sido muy brusco y haberla aporreado.


-�Te lastime?- le dije pero sin sacarle la mitad de mi verga
que la hab�a penetrado.


-No�.no, sigue, no pares.


Sinti�ndome emocionado por su aprobaci�n, le empuje un poco
mas la verga en el interior de su ano mientras la sujetaba por las caderas;
luego eche un poco para atr�s para despu�s, de un solo golpe, meterle toda la
verga hasta golpear mis huevos con sus nalgas.


-�HUY!....�HAY!...-dijo ella como un lamento y despu�s mord�a
la almohada que no soltaba.


Gozando como nunca (una de las cosas que mas hab�a querido
hacer con ella era sodomizarla, y aunque hab�an pasado unos d�as desde que
empezamos a tener relaciones sexuales, solo en ese momento me atrev�a a
hacerlo); empec� a practicar el mete y saca, pero esta vez no comenc� lento y
con cuidado, sino que lo hice con una rapidez y brutalidad salvajes. Le daba con
tal intensidad que pens� que le iba a reventar los intestinos; lo hacia as�
porque sabia que ella lo estaba disfrutando mas que yo.


-�AH�.AH�.AH�.!- gritaba Gaby con la misma intensidad que lo
hac�an las actrices de las pel�culas porno que mis amigos y yo hab�amos visto a
escondidas (aunque a mi siempre aquellos gritos destemplados me hab�an parecido
muy exagerados, teatrales y sobreactuados; pero al menos en el caso de Gaby eran
reales).


Yo le apretaba y acariciaba las tetas para excitarla todav�a
m�s; sus pezones estaban duros como nunca por lo cachonda que ella estaba. Mi
mano buscaba su cuca y la hallaba totalmente mojada; toda ella temblaba como una
gelatina. Yo la follaba sin tregua por su delicado ano, con un ritmo fren�tico;
casi como un animal. Inspirado por la situaci�n, me volv� como loco y le empec�
a dar nalgadas fuertes con mi pesada mano; le di varias buenas nalgadas que
marcaron sus grandes y preciosas nalgas. Eso me dio mas placer y me acelero la
excitaci�n.


La taladre con mi verga por su culo un buen rato, que a mi me
supo a gloria. Hasta que no pude mas, y cuando sent� que me venia le empuje
brutalmente mi miembro hasta la ra�z, llenando totalmente su conducto anal con
mi gruesa verga; y entonces acabe eyaculando un poderoso chorro de leche dentro
del hueco de su culo. Mientras eyaculaba segu�a empujando hacia delante porque
no quer�a que ni una sola gota de leche se desperdiciara.


Luego que termine y le saque mi verga relajada, ca� boca
abajo sobre la espalda de ella. Despu�s la voltee y la puse boca arriba, siempre
acostado sobre ella; contemple su hermoso rostro de princesa de cuentos de
hadas, ese rostro que irradiaba serenidad, belleza, dulzura y/o ingenuidad seg�n
el caso, y que ahora tenia la expresi�n de una mujer despu�s de vivir una
experiencia org�smica. Era la cara de una hembra en celo despu�s de haber
saciado su incontrolable deseo, la cara de una mujer apasionada luego de hacer
el amor con el hombre que ama; la bese en los labios, con amor y pasi�n. La bese
con sincera gratitud por el momento en que me entrego su cuerpo femenino y
ardiente; con la pasi�n del hombre que se sabe correspondido en su amor.
Exhaustos reposamos abrazados en nuestra cama, sin intenciones de pararnos hasta
ma�ana.


-�C�mo te sientes?- le pregunte.


-�Adolorida!- los dos nos re�mos- me dejaste toda adolorida
por las dos "partes". Ma�ana voy a caminar con dificultad, toda abiertota, y
encima no me voy a poder sentar- y nos volvimos a re�r.


-Pero es un dolor delicioso, �no?- dije, y ella se sonri� con
verg�enza- �Creo que te gusto!


-Si, claro que me gusto- y me dio un peque�o beso en la boca-
pero tienes que entender que no soy un "furruco" (Nota: para los que no son de
mi pa�s, un furruco es un instrumento musical folkl�rico que tiene apariencia de
tambor, pero el cuero del mismo tiene un peque�o orificio por el que tiene
permanentemente metido una delgada vara de madera que con su movimiento hacia
arriba y hacia abajo, o mete y saca, es el que produce el sonido), as� que no me
puedes "furruquear" todo el d�a- los dos nos re�mos a carcajadas, y ella me dio
una suave palmada en mi pecho, momento en que yo le agarre la mano para
bes�rsela- �Es en serio chico!, ��Tu crees que no se me hinchan mis partes!?,
las mujeres tenemos un limite y por mas emocionado que est�s�que estemos, tienes
que tratarme con delicadeza estos d�as.


-Es que por tu culpa tenia un "verano" (como le decimos en mi
pa�s a un largo periodo sin sexo) muy largo, y estoy recuperando el tiempo.


-Esta bien semental, pero ve con calma, poco a poco- dijo, y
nos besamos de nuevo, acurruc�ndonos en la cama.


Pero aunque le di una peque�a tregua, despu�s le di "guerra"
todos los d�as siguientes; y a pesar que ella se hacia la quejumbrosa, en
realidad acced�a con gusto. Creo que Gaby no hab�a disfrutado tanto del sexo en
mucho tiempo, y quiz�s en toda su vida (y no lo digo por vanidoso y aunque creo
que mi padre debi� ser un buen amante tambi�n). Lo que mas me gustaba era
hacerle el amor en diferentes partes de la casa, y la primera parte que probamos
despu�s de la piscina y el dormitorio fue la cocina. Un d�a la embosque cuando
se dispon�a a cocinar.


-Tengo hambre- le dije mientras la sorprend�a agarr�ndola por
detr�s y rode�ndola con mis brazos.


-Precisamente a eso iba, voy a cocinar- me dijo en tono
distra�do.


-Pero yo no me refer�a a ese tipo de hambre- dije mientras
con mis manos apretaba sus senos por encima de la tela de la camiseta que
llevaba puesta.


-�No!, ��Estas loco!? �En la cocina No!- dijo tratando de
zafarse pero yo la apret� mas fuerte y la mord� en las orejas.


-�Pero lo hicimos dos veces anoche!- protesto d�bilmente,
pero su voluntad ced�a mientras comenzaba a jadear- pero�.. �Tengo que cocinar!


-�Despu�s!


Le saque la camiseta por arriba, por la cabeza, liberando sus
voluptuosas tetas que bese y mame con desesperaci�n. Luego le baje el short que
llevaba puesto y las mini pantaletas que tenia debajo, y nos montamos sobre la
pesada mesa soldada al piso que hab�a en la cocina y la penetre por su lastimado
co�o. All� la folle con violencia y disfrute el placer de hacerla m�a una vez
m�s. Ese d�a comimos tarde�


En otras ocasiones hicimos el amor en el jacuzzi, en la ducha
o sobre la alfombra en la sala principal de la casa, al lado de la chimenea. Fue
una verdadera luna de miel para nosotros y la disfrutamos con intensidad, como
si cada d�a fuera el �ltimo, sin pensar en el ma�ana. Tuvimos absoluta
privacidad porque solo contratamos una mujer para que viniera a limpiar un d�a a
la semana; Gaby se encargaba de cocinar y hac�amos la compra juntos. Nuestras
salidas a comprar o a pasear tomados de la mano por la cercana playa en algunas
ocasiones, eran las �nicas veces que abandonamos el chalet en esos d�as. Cuando
los otros hombres la ve�an en la playa, yo mor�a de celos pero a la vez me
sent�a orgulloso de que todos los hombres supieran que aquella hembra era mi
mujer.


Aquellos id�licos d�as ten�an que terminar, y terminaron para
nuestro disgusto; volvimos a nuestro pa�s y con ello a la molesta realidad. Gaby
y yo ten�amos un pacto secreto: deb�amos conservar las apariencias y ocultar la
verdad de cara a la galer�a, mientras segu�amos siendo amantes en secreto. Esto
seria as� hasta que yo cumpliera 18 a�os, y entonces, ya mayor de edad,
resolver�amos el problema de estar juntos. Sab�amos que la �nica forma era que
nos fu�ramos juntos a un pa�s lejano, y Gaby empez� a dar los pasos en esa
direcci�n; trabajo con sus corredores de bolsa, asesores financieros y abogados
para trasladar su patrimonio a otro pa�s que ella y yo escogimos juntos. Ella
liquido todos sus bienes e intereses en nuestra patria, y con su cuantiosa
fortuna convertida en acciones, bienes e intereses en el extranjero aseguro
nuestro futuro y nuestro anonimato. Lo �nico que le dol�a y afectaba del salto
era tener que levantar un muro invisible entre ella y m� hermana Jane, pero ella
sab�a que era un doloroso precio que tendr�a que pagar por la vida que escogi� a
mi lado. De todas maneras tomo las disposiciones necesarias para asegurar el
bienestar de ella: creo un fondo fiduciario a nombre de ella y dispuso que
recibiera una generosa pensi�n mensual hasta alcanzar su mayor�a de edad, que le
permitir�a mantener su estilo de vida de "ni�a rica" en Estados Unidos. El
dinero seria administrado por sus tutores (mis t�os) y por los administradores
del fondo, y cuando alcanzara la mayor�a de edad tendr�a los gastos de su
educaci�n universitaria cubiertos y adem�s un cuantioso patrimonio para vivir
muy bien sin problema alguno.


El tiempo transcurri� r�pido aunque a nosotros nos pareci�
eterno; y cuando al fin cumpl� los 18 a�os y fui mayor de edad, nosotros
"desaparecimos". Sin mayor explicaci�n que decir que �bamos a un prolongado
viaje nos fuimos de nuestro querido pa�s (un pa�s latinoamericano situado a
orillas del Mar Caribe) y no volvimos; parientes y amigos quedaron
desconcertados y mucha gente se pregunta la raz�n de nuestra extra�a conducta.
Mientras tanto nosotros encontramos nuestro refugio perfecto y nuestro nuevo
hogar: una hermosa mansi�n de dos plantas con una gran piscina, amplios jardines
y una peque�a cancha de tenis; y lo mejor de todo, con una imponente vista del
hermoso mar. Cada noche podemos sentarnos en la confortable terraza y contemplar
la imagen relajante del mar en su eterno ir y venir de la playa hacia el
infinito; viendo las olas con el fondo del cielo oscuro y sintiendo la suave
brisa del mar acariciar mi rostro mientras la abrazo a ella que esta sentada en
mi regazo. Es nuestro para�so particular, nuestro peque�o pedazo de cielo.


Hacemos la vida de cualquier pareja normal; Gaby ha dado
rienda suelta a su vocaci�n de empresaria, creando una red de casas de moda
femenina. En tanto, yo trabajo con esmero en sus negocios; lucho para aprender y
siempre quiero ser el primero en llegar al trabajo y el ultimo en irme. Quiero
demostrarle a ella que quiero ser un hombre responsable y no deseo ser mantenido
por ella; quiero mostrarle que puedo hacerme responsable de ella, y en eso si
tengo un poquito de orgullo machista. Al mismo tiempo, estudio; aunque no he
encontrado mi verdadera vocaci�n. Gaby dice que tengo un gran talento innato
para ser escritor, y tal vez ella tenga raz�n; y me agrada la idea de alternar
una carrera de escritor con mi otro trabajo al lado de Gaby. Desear�a escribir
libros que fueran aut�nticos �xitos, unos reales bestsellers.


En este pa�s nos va bien (aunque obviamente extra�amos a
nuestra tierra); tenemos un circulo de amistades muy heterog�neo que va desde
conservadoras personas de negocios hasta liberales artistas e intelectuales.
Nadie sospecha la verdad; notamos que lo �nico que a la gente le llama la
atenci�n es nuestra diferencia de edad, porque por lo general es el hombre el
que es mayor que la mujer. Pero como he dicho antes, por Gaby lucir mucho mas
joven y yo mayor, la diferencia parece menor que lo que es realmente; de
cualquier manera Gaby no le niega a la gente que es mayor que yo (aunque no
especifica la diferencia), pero la mayor�a de las personas dicen que somos una
bella pareja por ser dos personas guapas, j�venes y vitales. Imaginamos que
tambi�n llama un poco la atenci�n que no somos casados, pero eso es lo de menos
en estos tiempos en que las parejas de hecho est�n de moda.


Igual sentimos un poco de aprensi�n de que se descubra
nuestro secreto; tomamos ciertas precauciones como por ejemplo que Gaby use ante
la gente que no conoce su primer apellido (Espinoza) su segundo apellido o
apellido materno, que es Ruggeri (por el lado materno ella tiene ascendencia
italiana). As� la gente no se da cuenta de la "coincidencia" de que mi segundo
apellido sea el primer apellido de ella, aunque es una coincidencia que se da
entre parejas normales, pero preferimos no correr riesgos. Por lo dem�s, como
este es otro pa�s y hay formas de no tener que declarar nuestro grado de
parentesco; ante los ojos de las leyes de este lugar no hay constancia de que
seamos parientes consangu�neos. Por eso vivimos una nueva vida, tratando de no
pensar en el pasado.


Gaby mantiene comunicaci�n por Internet con mi hermana, y le
ha rogado que la perdone y que entienda que por razones que ella ahora no puede
explicar es necesario que ella siga desaparecida; aunque a mi hermana, como es
natural, le ha costado entender y asimilar la extra�a situaci�n de la
"desaparici�n" de su madre, ella (que es una chica maravillosa, generosa y
madura) ha sido comprensiva con su madre.


Actualmente vivimos un verdadero sue�o, porque Gaby esta
embarazada de 4 meses; ella se empe�o que si iba a ser mi mujer, ella no quer�a
que por ese hecho yo me quedara sin ser padre, y como en este momento ella tiene
38 a�os de edad (y yo 20) tenia que apurarse para aprovechar el resto de su vida
f�rtil antes de llegar a la inevitable menopausia. Yo estoy muy feliz, ser padre
es una gran ilusi�n para mi, y mas con la mujer que amo; pero los dos sentimos
miedo por aquello de que los hijos producto de incesto suelen ser retrasados
mentales o enfermizos, cosa que no sabemos si es leyenda o realidad cient�fica.
Como no podemos confiar nuestra verdad a los m�dicos (por verg�enza) estamos en
mayor incertidumbre; pero rezamos a Dios (SI, creemos en Dios y lo amamos,
aunque se pueda pensar lo contrario, porque confiamos en su misericordia) que
nos de un ni�o o ni�a saludable y normal. Gaby ha dicho que si este primer bebe
es sano le gustar�a darme uno o dos m�s.


"PALABRAS DE GABY:


Carlos se empe�o que agregara mis propias palabras a este
extenso relato; ya el ha contado toda la verdad de nuestra maravillosa historia
de amor, pero el me ha dicho que quer�a que ustedes oyeran tambi�n mi "voz".
Incluso el me ha animado a que escriba mi propia versi�n de la historia, desde
mi perspectiva de lo que sucedi� entre nosotros; pero yo todav�a no estoy
convencida de tener las cualidades como escritor y la elocuencia de mi marido
(si, mi Marido, porque eso es ahora el para mi). Me sonrojo al leer ciertos
pasajes er�ticos de su relato, pero no he querido censurarlo y prohibirle contar
detalles de nuestra intimidad como pareja; tambi�n me sonrojo cuando leo como
describe mi cuerpo y mi f�sico en general, pero ustedes entender�n que el me ve
con ojos de hombre enamorado (aunque, modestia aparte, su descripci�n se ajusta
bastante a la realidad�).


Lo que el no les ha dicho (por modestia) es como es el;
bueno, yo debo decir que es un hombre sumamente atractivo, un "esp�cimen" de
primera. Es apenas unos cent�metros m�s alto que yo (tiene alrededor de 1,80);
es fornido, aunque no como un atleta, sino algo m�s normal, pero les garantizo
que tiene un cuerpo varonil y bello; su rostro es elegante y apuesto, varonil
pero no rustico; su color de piel es igual al m�o (lo que yo llamo "blanco
semi-bronceado") y sus ojos es otra cosa que heredo de mi, pues son del mismo
color de los m�os (pero debo reconocer que la cara la heredo de su padre, porque
los rasgos de su rostro son similares a los de su padre cuando este era joven);
y esta muy bien "dotado" (lo que explica porque me duele tanto cuando tenemos
relaciones, pero no me quejo).


Pero lo que amo de el es su forma de tratarme: como me
profesa una devoci�n como si yo fuera la �nica mujer sobre la Tierra, como si
fuera una diosa. Amo que el sea un caballero conmigo, esos peque�os detalles
(que al final son grandes); como siempre me abre la puerta del coche, como saca
la silla de la mesa para que me siente (no solo en un sitio publico, como un
restaurante; sino en la propia casa), como me ayuda a cocinar y comparte las
labores de casa conmigo, como siempre me pregunta como me siento y si estoy
contenta con nuestra vida, etc. Amo que me escuche, que tome en cuenta mis
opiniones, que consulte sus cosas conmigo y suela hacer caso de mis consejos
(aunque amo tambi�n que no lo haga siempre porque no quiero un t�tere o un
pelele a mi lado). Amo que pase horas conversando conmigo y no se aburra; que
tengamos intereses en com�n y hagamos cosas juntos, pero tambi�n que nos demos
nuestro propio espacio. Amo que me cele pero que no sea obsesivo en cuanto a los
celos; y que cuando esta conmigo no voltee a ver a otras mujeres. Amo su
romanticismo y que sepa mantener viva la llama de la pasi�n; que todo el tiempo
me corteje como un novio a su novia cuando la esta conquistando, y haga cosas
rom�nticas que algunos puede parecer clich� (como regar el dormitorio de p�talos
de rosas y encender velas en todo el cuarto). En fin, LO AMO; y lo digo con
lagrimas en los ojos, esa es mi simple realidad".


Son las 2 y 52 minutos de la ma�ana, y en plena madrugada
tecleo la etapa final de este relato. Acabo de leer el fragmento que le agrego
Gaby a pedido m�o, y me conmueve sinceramente. Y debo decir que es 100 % verdad
todo lo que he dicho de su cuerpo (como todo lo dem�s en mi relato), aunque ella
quiera ser un pel�n modesta; y podr�a agregar que su rostro es como una mezcla
del rostro de Rachel Weisz y el de M�nica Bellucci (a mitad de camino entre la
inocencia angelical y el erotismo salvaje), pero con la narizita de Nicole
Kidman y la mirada enigm�tica de al Mona Lisa (seguro que ella se va a re�r
cuando lea esto).


Pero lo que amo de ella es que es una Dama en todo el sentido
de la palabra: culta, educada, elegante, digna y noble. Amo que sea dulce,
generosa, modesta, valiente, apasionada y aguerrida. Amo que me haya ense�ado a
ser un Hombre digno de ese calificativo.


No temo al futuro a su lado, amo la vida porque en ella me
espera la dicha a su lado.


Ahora mi mujer (con cuanto orgullo digo que es mi mujer)
duerme placidamente en nuestra cama, con la criatura que vive en sus entra�as
creciendo para dicha de los dos.


Y yo les digo adi�s mientras termino de escuchar la canci�n
que resume mis sentimientos por ella.


"��..te amo con orgullo de quererte porque para amarte yo he
nacido".


Si quieren leer las dos primeras partes de este relato, les
recomiendo que abran la ventana de mi ficha de autor. Por favor, quiero ver que
les pareci�; mi E-mail es:
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Relato: El extra�o est�mulo de mi madre (3)
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