Incesto II
Pues como les platiqu� en el relato anterior, me cog�
satisfactoriamente a mi hija en esa ocasi�n. Al otro d�a de los hechos, me
sent�a culpable, muy culpable, no sab�a que hacer, qu� decir, simplemente me
daba hasta verg�enza verla a la cara. Nos levantamos temprano y le hice de
desayunar como siempre. Yo no quer�a verla a la cara, por lo que le hablaba
apenas lo suficiente. Ella se encontraba alegre y cordial, cari�osa incluso.
Pero al ver mi reacci�n, se retrajo y dej� de estar tan contenta como una
companita. Al salir para la escuela, se acerc� a m�, me dio un beso en la
mejilla como acostumbraba siempre y me dijo, al rato hablamos eh? Yo me qued�
mudo, no pude contestarle.
As� pas� el d�a sin pena ni gloria hasta que regres� mi hija,
pero como todav�a estaban los alba�iles, no pudimos hablar. Ya m�s tarde, ella
entr� a mi cuarto muy decidida, se sent� frente a m� y me dijo �qu� te pasa? No
sab�a que contestar, pero le dije que tal vez era que no sab�a qu� hacer con
esto, que posiblemente nos dejamos llevar y que lo mejor ser�a dejarlo as�.
Ella, con la frescura caracter�stica de las mujeres de su
edad, sonr�o, se sent� en mis piernas y me dijo, pero papi, claro que no es un
error, yo lo hice porque quise, porque siempre lo hab�a querido y si tu lo
deseas, podemos continuar con esto en secreto y con nuestras vidas como si nada.
Tal cinismo y descaro de su parte me dej� con la boca abierta, sin saber qu�
contestar. Para terminar de convencerme, me plant� un fuerte beso en la boca.
Ante tales argumentos, correspond� con el beso y comenc� a abrirle la blusa.
La desaboton� hasta que sali� su sost�n, le acarici� la
espalda y el est�mago desnudos. Ella comenz� a gemir y a decir, te quiero mucho
papi y quiero ser tuya. Has lo que quieras que soy tuya.
Le quit� completamente la blusa y el sost�n, ella me quit� la
camisa y frotamos nuestros torsos desnudos uno contra el otro. El calor sexual
que sent�a en el cuarto era inmenso. Pens�, dos cuerpos entreg�ndose uno con el
otro y me dej� llevar por la lujuria. Baj� la mano hasta el comienzo de la falda
y le acarici� las piernas desnudas. Le quit� las sandalias y bes� sus lindos
pies poni�ndola sobre la cama. Ella se dejaba hacer como una mujer completamente
entregada a su macho.
Segu� subiendo los besos hasta bajarle los calzones con la
boca mientras me quitaba el resto de la ropa. Era una escena de lo m�s cachonda,
padre e hija fornicando sin trabas y sin inhibiciones.
Seguramente yo ten�a ya intenciones de seguir con todo esto a
pesar de mis supuestos arrepentimientos porque en la ma�ana fui a comprar unos
condones y lubricante vaginal. Me puse un cond�n y la penetr� sin miramientos.
Ella me miraba a los ojos y sent�a c�mo la gruta vaginal envolv�a a todo lo
largo a mi verga. Comenc� a bombear con calma y fui subiendo la frecuencia y la
fuerza. Conforme lo hac�a, ella comenz� a gritar de excitaci�n y de gusto. Su
vagina segregaba mucho l�quido manchando la colcha de la cama inmensamente. As�
estuve un rato hasta que decid� continuar con un plan que ten�a pensado y que
cre� nunca iba a realizar.
La volte� boca abajo y comenc� a acariciarle la espalda, las
nalgas y las piernas. Le lam� la espalda y al llegar a sus nalgas, las abr� para
lamerle el ano. Qu� ricura lo que estaba haciendo. Le abr� las piernas todo lo
que pod�a para hacer todo esto. Me cara se encontraba completamente oculta
dentro de su entrepierna. Pasaba de lamerle el cl�toris a lamerle el ano. Luego
saqu� el lubricante vaginal, se lo unt� y le met� un dedo. Ella pregunt� �qu�
hace papi? Le contest�, algo que nos va a gustar a los dos, t� ten confianza en
m�. Nunca se imagin� que su papi fuera tan perverso. Estuve girando el dedo con
mucho lubricante hasta lograr meterle dos dedos y luego tres. Le pregunt� �est�s
lista hija? �Quieres que lo haga? Ella me contest� con la voz entrecortada por
la excitaci�n, te dije que soy tuya, has lo que quieras de m�. Me cambi� de
cond�n, le puse lubricante en la punta y apunt� hacia su ano. Se estremeci� al
contacto, pero comenc� a empujar poco a poco. Entr� s�lo el glande, ella se
quej�, le pregunt� si quer�a que lo sacara. Me contest�, me duele pero que te
quiero m�s a ti, has lo que quieras, ya te lo dije. Segu� empujando m�s y m�s
hasta meterle toda la verga en el culo. Ah� estuve quiero unos segundos para que
se acostumbrara al grosor mientras le estimulaba el cl�toris. Cuando sent� que
ya estaba a punto, comenc� a moverme. Era incre�ble lo que estaba sucediendo,
yo, su padre, estaba fornicando por el culo a mi linda hija. Ella hizo algo que
me dej� sorprendido, comenz� a empujar su culo hacia m� para que la penetraci�n
fuera m�s profunda. Le pregunt� �te duele? Ella me contest�, claro que no,
s�guele.
Mis movimientos fueron cada vez m�s intensos, ahora parec�an
violentos. Cualquiera que s�lo nos escuchara podr�a pensar que yo la estaba
golpeando y ello quej�ndose de la golpiza. Tendr�an que vernos para entender lo
que ocurr�a. Yo la penetraba con fuerza pujando cada vez que se la dejaba ir
hasta el fondo y ella gimiendo y gritando en el cl�max de su excitaci�n. Ahora
si, dije, voy a eyacular. Afirm� con la cabeza y comenz� a mover circularmente
su cadera. Qu� delicia era sentirme dentro de mi hijita. Sus movimientos
circulares estimulaban como nunca hab�a sentido mi pene. A momentos sus
movimientos eran tan violentos que sent�a que me arrancaba la verga. No pude m�s
y eyacul� en medio de un gran grito.
Terminamos en ese momento y ca�mos a un lado en medio de
grandes gemidos. As� estuvimos un rato. Me quit� el cond�n que ten�a restos de
caca y l�quidos corporales. Por supuesto que no me dio asco, sino que pens� en
la profundidad de la penetraci�n. Afortunadamente no le doli� ni la hice
sangrar. Despu�s de unos momentos, ella se me acerc�, me abraz� y me dijo,
quiero que sigamos haciendo esto, pero tambi�n quiero que sigamos con nuestras
vidas como si nada. Tengo un novio, no le lo hab�a dicho y lo quiero mucho,
hasta he tenido relaciones sexuales con �l. No quiero que me celes mas all� de
lo que un padre har�a. Quiero que sigas con mi madre tambi�n como si nada, que
te sigas llevando bien con ella como hasta ahora. Esto ser� nuestro secreto, lo
seguiremos haciendo mientras podamos �Quieres esto papi?
Yo no pod�a decirle que no, me estaba entregando en charola
de plata una vida alterna llena de gracia y placer. Nada de celos ni cosas
destructivas que nos da�en mutuamente. Al decirle que si, ella sonri�, me bes�
en la boca y pas� a meterse mi pene en su boca, el cual reaccion� de inmediato.
Tal y como hab�a aprendido ayer, pudo met�rselo hasta el fondo de su garganta.
Con sus dientes estimulaba mi vello p�bico mientras se lo met�a hasta el fondo.
Qu� placer, qu� delicia. En respuesta, la acomod� para que hici�ramos un 69. As�
estuvimos estimul�ndonos un rato. Se me ocurri� otra idea, le ped� que se
colocara en la cama con la cabeza colgando hacia fuera. Entonces, en esta
posici�n, le met� el pene hasta el fondo de su garganta. Esta posici�n me
permit�a met�rselo completamente, ella hab�a aprendido muy bien la t�cnica de
inhibir el bot�n del v�mito. Solo de imaginarme la escena, me excita. Ella
acostaba boca arriba, con la cabeza colgando de la cama y yo, un poco inclinado,
meti�ndole la verga por la boca hasta el fondo. As� estuve hasta que eyacul�,
trag�ndose ella el semen. Ni siquiera lo prob�, sino que fue a dar directamente
al fondo de la garganta. Su cara estaba roja del esfuerzo y de la excitaci�n. Yo
estaba cansado por la posici�n y el esfuerzo, pero feliz de haberle ense�ado a
mi ni�a los secretos del sexo anal y oral. Eso es lo que nunca me gust� de tener
sexo con mujeres con experiencia. Esto no les gusta, aquello les da asco. En
cambio, cuando se tiene sexo con jovencitas, se les pueden ense�ar muchas cosas
y ellas est�n entusiasmadas en probar, a diferencia de las maduras que ya no
quieren experimentar cosas nuevas.
Ese d�a estuvimos teniendo sexo como conejos. Posteriormente
regres� mi esposa e hijo y los recibimos con mucha alegr�a. Yo tuve un sexo
excepcional con mi esposa la noche que lleg�. Hasta me pregunt� �y de donde
tanta pasi�n? Le contest� que era por el mucho amor que le ten�a. Puede sonar
parad�jico, pero nuestro matrimonio mejor� mucho a partir de esta experiencia
con mi hija. �sta ha seguido con su novio, al cual no le tengo ning�n tipo de
celos. S� que la hace feliz y ella a mi. Seguimos siendo amantes clandestinos e
ilegales, pero felices.
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