Tichi me dijo que deseaba acompa�arme en la estancia, para
que le ense�ara muchas cosas que quer�a compartir ese d�a conmigo. Feliz de su
decisi�n, la invit� a sentarse junto a mi. La chiquilla se sent� libremente en
el sill�n. Not� que su faldita, muy corta, se le sub�a hasta las braguitas. No
pude m�s que reconocer, ante ese cuadro, que se estaba convirtiendo en una
angelical seductora, con ese cuerpo que despertaba el inter�s de los chicos.

Sus peque�os pechos se notaban firmes y hermosos trav�s de su
blusa. Sus piernas est�ticamente mostraban su naciente feminidad. Su piel de
ni�a-adolescente, joven, tersa y rosada la hac�an verse como un esp�ritu celeste
que volv�a locos a los compa�eros de escuela y a los chicos del barrio. Su
cabello rubio y brillante le luc�a impresionante, enmarcando un rostro
bell�simo. De verdad, mi hija se estaba convirtiendo en una mujer preciosa.

Se acurruc� a mi y me empez� a hablar sobre sus vivencias
escolares. Me atrajo la imagen de sus piernas, incre�blemente finas, que se
mostraba plenas, sin ocultar una parte de sus hermos�simas nalgas que buscaban
escapar de sus min�sculas bragas. Trat� de escapar a tal pensamiento y , tambi�n
al siguiente, que me torturaba, cuando not� sus pechos de adolescente
divinamente firmes. Era una peque�a impresionante. De pronto sent� una oleada de
celos por la cantidad de chicos que la asediaban a diario.

Uniendo el comentario a la acci�n, se quit� su blusita de
tirantes y dej� al aire los pechos m�s firmes, j�venes, tersos y hermosos que
hab�a visto hace mucho tiempo. Me sent� verdaderamente azorado. A su edad, mi
hija ten�a las formas femeninas m�s exquisitas que hubiera visto en jovencita
alguna. La suave curva de sus tetas, paraditas, terminando en unos pezones que
ten�an forma tan bella que no puede evitar exclamar nervioso:

No me hizo caso. Se baj� sus braguitas y me mostr� los labios
de su sexo, divinamente perfilados. Sus pelitos, rubios, delgados, como
cabellitos de beb�, dibujaban la belleza de su pubis. Con sentimientos
encontrados sobre lo que estaba pasando, no puede impedir una erecci�n, que no
ocult�, puesto que me hab�a puesto unos pantaloncillos holgados y cortos para
descansar c�modamente ante el televisor. Estaba como hipnotizado ante la escena.
Los labios mayores de su cochita, luc�an esplendorosos, divinamente hermosos.

Su piel ten�a un tono ligeramente rosado y terso. Todo en
ella era de una maravillosa perfecci�n virginal. Pod�a sentir al tacto, la
suavidad de su piel y sus formas perfectas. Pod�a incluso, percibir su suave
aroma, que deliciosamente inundaba tenuemente el ambiente de la sala. Todos esos
est�mulos que profusamente percib�a, hicieron que mi verga creciera y mis
latidos cardiacos se aceleraran. No pude evitar sentirme excitado sexualmente
con la desnudez de mi hija.

Dios m�o!!! Tichi estaba descubriendo que no solo los chicos,
sino tambi�n su padre se excitaba con sus formas de mujer. Me sent�a tenso pero
a la vez excitado con tal imagen. Mi hija ten�a una sensualidad que pocas veces
hab�a conocido en una jovencita. Y por supuesto, me sorprendi� descubrir mi
propia excitaci�n con el cuerpo de mi hija.

No pude detenerme, mis manos temblorosas le tocaron su pubis
y sus labios externos. Tichi, reaccion� con un temblor generalizado al contacto
de mi mano en su sexo.

Sin m�s, me baj� los pantaloncillos y dej� escapar la
tremenda y erecta polla. Mi excitaci�n fue may�scula cuando sent� que su mano,
fina y delicada tocaba mi verga. Auhggggmmmmm, no pude disimular un ronquido
reprimido de placer.

Yo le respond�, abriendo sus labios externos y haciendo
contacto con mi dedo en las partes internas de su conchita. Me sorprendi� sentir
que mis dedos se humedecieron con sus incipientes jugos.

Puso sus virginales labios en mi polla, yo la tom� por la
cabeza, sintiendo sus rizos de oro, suaves, deliciosamente oliendo a su pubertad
angelical. La guiaba, le dec�a que abriera sus labios que pusiera la lenguita en
la punta. Le ense�� que en el frenillo es donde yo sent�a m�s rico. Aprendi� con
una notable rapidez. Mientras, le masturbaba aumentando su humedad con la saliva
que de vez en vez le aplicaba. Mi dedo medio, frotaba su cl�toris con rapidez;
este se notaba peque�o y abultado. Not� que sus vulva y todo su sexo, ten�a unas
formas delicadas y est�ticas. Sublime.

Observ� la imagen de la ni�a con el pene en su boca y pens�
que era el peor padre del mundo. Sin embargo, de mis sentimientos
contradictorios, surg�a dentro de mi una excitaci�n tan desmedida que me fue
imposible controlar.

La tom� de su cintura y levant� su suave, hermoso, delicado,
terso y maravilloso cuerpo. Me parec�a que solo le faltaban alas para de verdad
convertirse en una sorprendente figura celeste. Su carita estaba bell�sima, con
esos hermosos ojos color verde esmeralda, con una naricita divinamente femenina,
labios delicados, sin una arruga, maravillosamente hermosa. Me ped�a que
siguiera que la hiciera sentir m�s y m�s rico. Escuchaba su respiraci�n y el
sorprendente olor de su feminidad, lo m�s exquisito que jam�s hab�a percibido.

No pude m�s, la mont� sobre m� y le puse el pene erecto en la
entrada de su inc�lume vagina. Not� su sorpresa, al sentir mi pene en su sexo,
h�medo.

Not� que los tejidos de su vagina, intactos, enrojec�an al
estirarse con el paso de la cabeza del pene que la penetraba. Asimismo, vi que
un hilillo de sangre manchaba el sill�n y nuestros cuerpos. Sent�, tambi�n, un
dolorcito en mi polla que nunca hab�a intentado penetrar en una cavidad tan
estrecha.

No se la saqu�, solo esper� un poco a que se recuperara de su
dolor.

Le empuj� la polla un poco m�s y, al momento, de nuevo empez�
a gritar.

Poco a poco fui penetrando, abriendo sus tejidos. Mi polla me
ard�a y se mezclaba los fluidos del sexo con su sangre virginal. Por fin le met�
toda la verga, Sent�a que ya hab�a sufrido mucho, sin embargo, poco a poco
empec� a percibir que ella misma se mov�a de arriba abajo. Ya lo est� gozando,
pens�.

Mi verga dentro de mi hija crec�a todav�a m�s. Nunca hab�a
sentido una vagina tan apretada. Cada mil�metro de mi polla estaba siendo
oprimida deliciosamente, por lo que no tard� en sentir la llegada de un orgasmo.
Tichi cabalgaba encima de mi de una manera bell�sima, su imagen parec�a sacada
de un relato de un cuento er�tico oriental. Divina. Vi que su cuerpo temblaba
sin control y sus gritos me indicaron que estaba por llegar su primer orgasmo.

Ahayyyyyyyyyy, queeee rrriiiiicooo, papasito, sieeeento que
me desmayooo, de lo ricooooo. Ahugmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm, ahammmmmmmmm, Se
escucharon expresiones de infinita pasi�n con su orgasmo.

En ese momento mi verga creci�, se inflam� la cabeza y, como
un volc�n, empec� a eyacular. Inund� la estrecha vagina de Tichi.
Sorprendentemente, nuestros orgasmos se mezclaron y sent� que sus gritos de
placer, incrementaban mi propio goce. Pens� que jam�s hab�a sentido, durante tan
largo tiempo, la sensaci�n de un orgasmo.

Normalmente despu�s de una eyaculaci�n tengo que dejar pasar
alg�n tiempo, para volver a reaccionar. Sorprendido de mi mismo, sent� que mi
polla volv�a a crecer, con la imagen de mi hija desnuda montada sobre mi. Sus
nalgas, turgentes, delicadas y hermosas, se posaban sobre mi vientre haciendo un
vaiv�n con su cuerpo. Volv� a moverme dentro de ella, nuestros cuerpos
reaccionaron como nunca.

Sent� su orgasmo de nuevo cuando grit� con tal fuerza, que
tem� que los vecinos pudiesen pensar que estaba siendo maltratada.
Ahyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy, Ahggggggggggggggg, Ahugmmmmmmmmmmm,
mmmmmmmmmmmmmmmmaaaaaaaasssssss, MMMMMMM

Eyacul� otra vez. Chorros de semen inundaron la vagina de mi
bell�sima hija. Sent� un descomunal placer, de verdad inusitado, intenso. Casi
perd� el sentido cuando estaba en pleno orgasmo, no pod�a controlar el temblor
de todo mi cuerpo. Tichi me abrazaba y pegaba sus firmes tetitas en mi pecho. Yo
desesperadamente la atra�a hacia mi, besando esos labios turgentes y virginales,
que me parecieron lo m�s sublime que jam�s hab�a experimentado. Su lengua sab�a
a miel, su saliva se mezclaba con la mia, su sabor era tan delicioso que trataba
con mi propia lengua de recorrer cada parte del interior de su boca. La estaba
besando como poseido, no pod�a controlar la infinita pasi�n que me envolv�a al
sentir su intimidad y la abrazaba, la apretaba contra mi, le tocaba sus pechos,
le acariciaba la nuca, sus cabellos. Definitivamente, mi hija me hab�a llevado a
un mundo de placer sexual que, a mis a�os, nunca hab�a experimentado.

Poco a poco, volvimos a la calma. Segu�amos desnudos,
abrazados. Cuando, s�bitamente volv� a la realidad. Pens� en limpiar las manchas
de sangre y los otros restos producto de nuestra experiencia sexual. Le ped� que
subiera a darse un ba�o y lavarse muy bien su conchita. Ella, con agilidad,
subi� las escaleras mostrando con naturalidad su bell�simo cuerpo desnudo. Yo
qued� extasiado con la imagen. Era la jovencita m�s hermosa del mundo, pens�.

Al terminar sub� a su cuarto, deseaba hablar con ella, sin
embargo la encontr� recostada, pl�cidamente dormida en el sof� de su habitaci�n.
Cuidadosamente, la tom� en mis brazos y la llev� a su cama. Cuando la recost�,
me pareci� que estaba ante mi una imagen perfecta, sublime y angelical, lo m�s
hermoso que jam�s hab�a visto. Entre s�banas rosadas y almohadas mullidas, se
pod�a de ver cada parte de ese cuerpo perfecto, unos exquisitos pies, sus
piernas incre�blemente bellas, una cintura hermosa, unas nalgas divinamente
llenitas, sus pechos, no tengo palabras para describir su belleza, y su cara
hermosa que era cubierta, en parte, por sus cabellos rubios, sedosos y
brillantes. Sal� despacio de la habitaci�n.

El lunes siguiente lleg� Beatriz muy temprano. Me pregunt�
como hab�a estado todo. Le respond� que no hab�a habido novedades. En eso, baj�
Tichi de su habitaci�n. Iba a su escuela.

Sonriente salud� a su madre. A m�, me abraz� y me bes� en la
mejilla, dici�ndome: Eres el mejor pap� del mundo. Te quiero mucho, Ciao.

La vi salir rumbo al Colegio, con su uniforme de faldita de
cuadros, corto, muy corto. Sus medias blancas le llegaban hasta sus muslos
hermosos, dejando ver gran parte de sus perfectas nalgas cuando caminaba y su
amplia falda sub�a y bajaba al comp�s de su femenino movimiento.

Not� su sonrisa de satisfacci�n, cuando los chicos a su
alrededor, incluso los hombres mayores, volteaban para verla caminar.

Agradezco sus comentarios a esta experiencia. Fue hace cinco
a�os. Mi hija ahora tiene 18 a�os y se ha convertido en una mujer hermos�sima
que ama a su padre. POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO