Con mi nieta
Lo que escribo ocurri� hace un par de meses atr�s. Aquello
fue un sue�o hecho realidad.
Mi �nica hija vino a pasar unas semanas de sus vacaciones con
mi nieta Lorena en mi casa. La verdad es que ella necesitaba salir de la ciudad,
necesitaba un cambio despu�s de la experiencia de haberse divorciado del maric�n
con el que se cas�. La abandon� por otro hombre.
Yo le he tenido queso a mi nieta Lorena desde hace un tiempo.
Est� buen�sima. A sus catorce a�os ya tiene el cuerpo de una verdadera mujer.
Hasta ese entonces, s�lo hab�a logrado tocar sus nalgas con disimulo en unas
cuantas ocasiones, y le hab�a dado uno que otro besito cerca de los labios. Todo
lo anterior, como un intento por satisfacer mi lasciva necesidad de hacerla m�a.
Cuando supe que Lorena ven�a a pasar unos d�as en mi casa en
el interior del pa�s, mi pene cobr� una inc�lume erecci�n, la cual tuve que
disimular cuando mi hija y ella llegaron a casa.
Durante los primeros tres d�as, la ansiedad por saciar mis
instintos me agobiaba. Sudaba por mont�n. Comet�a torpezas. No pod�a sacar de mi
cabeza las ganas de entrar en el cuerpo de Lorena. Recurr�a a lo de siempre para
satisfacerme: uno que otro toquecito accidental en la nalga, besitos de buenas
noches cerca de los labios, y andaba sin camisa y me pon�a los shorts de algod�n
m�s cortos y ajustados que tengo de modo que se me notara el calzoncillo (soy un
poco exhibicionista).
Pero la suerte me sonri� cuando mi hija me dijo que
regresar�a a la ciudad por un par de d�as, pues se hab�a presentado una
emergencia en la empresa en la que ella trabaja y su jefe le dijo que si ella no
acud�a a su puesto de trabajo para prestar apoyo (a pesar de estar en
vacaciones), la despedir�a. Lorena se quedar�a, ya que se sent�a muy a gusto
visitando todos los d�as el r�o que queda en las inmediaciones del �rea con las
amiguitas que tiene en la barriada donde vivo. Adem�s, su madre estar�a de
vuelta en poco tiempo.
A la tarde siguiente despu�s de la partida de mi hija, Lorena
lleg� a casa despu�s de ir a visitar a una de sus amiguitas.
- Lorena, ya est� lista la cena. B��ate r�pido, para que
cenemos juntos � le dije
- S�, abuelo � me respondi� obediente
- �Ah! Olvid� decirte que el picaporte del ba�o est� da�ado.
Hasta que lo repare, av�same cada vez que entres al ba�o.
- Como digas, abuelito
La verdad es que jod� el picaporte para espiarla mientras se
ba�aba. R�pidamente serv� la cena, y apenas escuch� caer el agua de la ducha, me
acerqu� el ba�o, abr� lentamente la puerta, y contempl� su voluptuoso cuerpo
desnudo (mi ducha no tiene cortinas, sino un separador corredizo transparente).
Sin aguantar m�s, me hice la paja mientras ella lavaba su cuerpo. �Qu� paj�n me
di! Cuando me vine, contuve mi semen en mi mano y me lav� en la tina del �rea de
la lavander�a.
Despu�s de cenar, nos pusimos a ver la televisi�n. Lorena se
sent� junto a m� en el sof�. Vest�a un baby-doll muy transparente, que me volv�a
loco. Durante todo el tiempo que estuvimos as�, mi mente no dejaba de maquinar
ideas sobre c�mo llevar a Lorena a la cama, pero nada de lo que pensaba me
parec�a un buen plan. Me estaba desesperando. Confieso que estuve a punto de
violarla cuando me dijo:
Abuelito, �me puedo recostar en tus piernas?
�Claro hija! �Por supuesto! � respond�, viendo la
oportunidad que tanto esperaba
Al sentir su cabecita en mis piernas, mi miembro viril inici�
el proceso de erecci�n sin que pudiera evitarlo. A cabo de unos segundos, ya lo
ten�a completamente erecto. Ella sinti� mi erecci�n, volte� su rostro hacia m�,
como pregunt�ndome qu� estaba pasando, y luego intent� levantarse. La sujet�,
manteniendo su rostro en contacto con mis genitales. Le dije:
�Qu�date donde est�s!
�Qu� pasa, abuelito? �Por qu� lo tienes tan..?
�Tan duro? �Quieres verlo?
Pero, abuelito, mi mam�
Tu mam� no est� aqu�. Observa�
La apart� de m� por un momento, mientras me bajaba el short
(no ten�a puesto calzoncillo) y dej� al descubierto mi falo erecto. Ella lo
contempl� admirada. Le pregunt� si hab�a visto uno, y me dijo que en un par de
veces vio el de su pap�, y en una ocasi�n se lo vio a un compa�erito de la
escuela, mientras orinaba, pero ninguno era tan grande como el m�o.
Abuelo, yo mejor me voy a dormir � me dijo apenada,
haciendo un adem�n para retirarse
No, mi ni�a, aqu� te quedas � le respond� sujet�ndola por
el brazo
Pero esto no est� bien, tu eres mi abuelito y �
�Obedece! �Aqu� te quedas! � le orden�
Acerqu� sus labios a la cabeza de mi pinga y le dije que la
besara. Lo hizo t�midamente. Luego le orden� que me la mamara como cuando ella
chupa los caramelos. Con lentitud meti� mi pinga en su boca, y me dio una mamada
algo torpe, pero tan excitante que cre� que me dar�a un ataque al coraz�n.
�Oh, qu� rico mamas mi ni�a! � le dec�a
Al rato par� e insisti� en que dej�semos de hacerlo. Yo le
dije que soy su abuelo y ella tiene que obedecerme, como buena nietecita, y que
continuara. Reanud� con las mamadas, y yo segu� gozando del placer.
Cuando cre� que ya era suficiente de mamadas, me desnud� por
completo, y la llev� a mi cama por la fuerza, tom�ndola del brazo. La tir� sobre
la cama, le quit� el panty del baby-doll y le orden�:
Mantente quieta
�Qu� vas a hacer abuelo?
Ya ver�s. T� s�lo obedece a tu abuelo
�Abuelito, esa es mi micha! �Abuelito, me estas pasando
la lengua por�! �Aaaah!
Comenc� a lamer toda su michita. Poco me falt� para
devorarla.
�Para, abuelito, para! �Si mam� se entera se�!
�A la verga con tu mam�! �C�llate y hazle caso a tu
abuelo!
Por largo rato la mam�, y luego le quit� la blusita, dejando
sus senos descubiertos. Me arroj� sobre ellos. Los chup�, los mord�, los apret�.
Lorena respiraba agitada.
Luego, me acost� completamente sobre ella, y me prepar� para
penetrarla.
�Abuelito, no te me acuestes encima! �Pesas mucho!
Ya es hora de que aprendas a aguantar el peso de un
hombre sobre ti
�Abuelito, tas muy agarrao! �Me vas a aplastar!
�C�llate y aguanta!
Tom� mi pene y lo coloqu� en la entrada de su micha y de un
solo golpe se lo met�. Lorena no paraba de gritar. Pude sentir c�mo se rompi� su
himen, y sent� su virginidad desangrarse entre nuestras piernas. Con una mano
tap� sus gritos. Ella me mord�a la mano y me ara�aba la espalda, los brazos y
las nalgas, quiz�s desahogando el dolor, quiz�s exigi�ndome que me detuviera,
pero lo cierto es que lo �nico que ella consegu�a era excitarme m�s, y la
penetraba con m�s y m�s fuerza.
As� estuvimos largo rato. La tom� por las nalgas, alcanzando
su ano con mis dedos. Introduje uno de mis dedos en su culo, mientras la
penetraba por delante.
�Abuelito! �Qu� haces?
�C�llate!
�Abuelito, mi culo!
�C�llate!
Con mi pinga penetraba su micha, y con mis dedos irrump�a
dentro de su ano.
Seguido, retir� mi pene fuera de ella, y la vir� boca abajo.
�No me lo metas por el culo! �No!
�Ah! As� que sabes a qu� voy �no?
�A mi me han dicho que eso duele mucho! �Me han dicho que
una sangra!
�Cierra la boca y aguanta! Debes hacerte mujer, y
mientras m�s temprano empieces, mejor
Posicion� mi pinga sobre su culo. Empuj� con cuidado, y
lentamente fui abriendo su agujero anal. Lorena gritaba como si fuera la peor
tortura. Finalmente, met� la cabeza de mi pene en ese preciado culo. Me mantuve
quieto por unos instantes para gozar mi victoria de macho sobre la hembra.
�S�camelo, desgraciao! �S�camelo, que me duele!
�C�llate y aguanta!
�Me duele!
�Aprende a aguantar como mujer!
Antes de que pudiera responderme, empuj� una vez m�s, pero
esta vez con mucha fuerza, y quedamos completamente unidos. Lorena peg� un grito
desgarrador, que contuve con una de mis manos.
Comenc� el mete y saca, hurgando con mi pinga su culito. Ella
apretaba las s�banas y las mord�a, desahogando el dolor que sent�a.
Durante buen rato estuve d�ndole por el culo, hasta que no me
pude contener m�s.
�Aqu� va tu descarga de leche! �Si�ntela, si�ntela!
Inund� sus intestinos con mi semen. Me mantuve un rato m�s
unido a ella, y luego saqu� mi pene de su cuerpo, y me fui a lavar.
Regres� a la cama, y la hall� dormida, rendida del cansancio.
Dormimos juntos esa noche.
Desde entonces, mi nieta me ha regalado muchos momentos de
pasi�n. Mi tierna nieta, siempre obediente, y siempre buenona.