Empezar� mi historia diciendo que la vida a veces te tiene
grandes sorpresas reservadas y a mi me tenia una gran aventura reservada que
nunca pude imaginar. Soy un hombre de 35 a�os casado y por hacer una breve
descripci�n de mi dir� que mido 1.75, soy moreno, ojos negros, morboso, mas
atractivo que guapo (esto ultimo son comentarios de amigas y compa�eras de
trabajo).
Mi historia comienza cuando me mude a mi nueva casa, un
chalet adosado a las afueras de mi ciudad, al mismo mudarnos nuestra vecina se
ofreci� ayudarnos. Fernanda que as� se llama mi vecina, es una mujer bastante
impresionante, de unos cuarentaitantos, pero de esas mujeres que parece que los
a�os no cuenta para ellas, elegante, rubia, ojos verdes, labios carnosos, su
ropa que disimulaba sus impresionantes pechos y voluptuosas curvas y adem�s muy
agradable.
Mi mujer y yo entablamos amistad con ella r�pidamente, era
viuda, su marido fue un importante hombre de negocios que le dejo una vida sin
preocupaciones econ�micas y una hija de 20 a�os.
Los d�as transcurrieron y el ir a tomar caf� a casa de
Fernanda, no era nada extra�o para mi, me resultaba muy agradable conversar con
ella y con su hija, de esta forma conoc� m�s detalles de sus vidas. Fernanda se
hab�a casado muy joven, pertenec�a a una familia muy bien situada de la costa.
El socio m�s joven de su padre se fijo en ella y se casaron, cuando esto
ocurri�, ella tenia 21a�os, r�pidamente se quedo embarazada y naci� su hija
Sof�a.
Fernanda hab�a pasado por decirlo de alguna forma de su
r�gido y riguroso padre a un marido mucho mayor que ella de cariz muy
conservador. La consecuencia de este hecho (seg�n me confes� ella cuando tuvimos
mas confianza), fue que su vida sexual hab�a sido mas bien corta y escasa (esto
siempre lo dec�a entre risas y suspirando teatralmente para provocar nuestra
hilaridad), a lo que yo siempre le respond�a que necesitaba algo mas largo y
exuberante entre nuestras carcajadas. No pod�a creerme que Fernanda no tuviera
mil proposiciones deshonestas al cavo del d�a me parec�a que una mujer
impresionante como ella deb�a de estar harta de quitarse moscones pero ella
insist�a que no muy a su pesar. En el d�a a d�a, los caf�s con Fernanda y su
hija se hicieron una rutina (yo termino de trabajar mucho antes que mi mujer),
Fernanda se pasaba y me invitaba aun cafetito, as� fui conociendo mejor a
Fernanda y a su hija Sof�a.
Sof�a era una chica espectacular muy dulce y jovial a la que
su madre daba toda la libertad y confianza de la que ella hab�a carecido, a sus
20 a�os era una chica de las que quitan el hipo.
Llego el verano y con el verano el calor, la ropa de Fernanda
y su hija Sof�a fue cambiando y me permiti� deleitarme con sus esculturales
cuerpos, por un lado las faldas y cortos vestidos de Fernanda y por otro los
tops y ropa deportiva de su hija, con esos pantaloncitos min�sculos de algod�n.
En fin que mi pasi�n voyer crec�a conforme la ropa de mis anfitrionas disminu�a
de tama�o, no lograba que mis ojos no se perdieran por sus cuerpos poni�ndome en
situaciones muy comprometidas en nuestros caf�s. Como pod�is imaginar en m�s de
una ocasi�n me sent�a tan excitado y turbado por aquellas mujeres que me
empalmaba, a lo cual yo intentaba disimular lo mas sutilmente que pod�a. Ellas
en cualquier caso no parec�an darse cuenta de este hecho a pesar de que yo soy
un hombre muy bien dotado. Un d�a llegu� como era habitual a tomar mi caf� y
sali� abrirme Sof�a, mi sorpresa fue may�scula cuando la vi con un min�sculo
bikini naranja, me dijo que pasara que estaban tomando el sol, Sof�a iba delante
de mi permiti�ndome deleitarme en la contemplaci�n del maravilloso y bambol�ante
culo que el diminuto tanga de Sof�a me permit�a observar. Su culo resping�n y
bronceado sus largas piernas y su larga melena ondulada despertaba mis instintos
y mis mas oscuros deseos, no pude evitar imagin�rmela a cuatro patas exhibiendo
su ano y su co�ito, esto provoc� una brutal erecci�n, al llegar al jard�n me fui
a la mesa para que no vieran el estado en que me encontraba.
Fernanda estaba tumbada en el c�sped en con un bikini blanco,
su piel tenia miles de min�sculas gotas de sudor que brillaban. S� la hija hab�a
despertado mi imaginaci�n, el ver los pechos enormes de Fernanda acabo de
incendiarla. Empec� a sudar como un pollo, entre lo que ve�a y el calor que
hacia ya os pod�is imaginar, Fernanda me dijo "vamos an�mate, p�sate a casa y
ponte un ba�ador y vente a tomar el sol con nosotras, estas blanqu�simo". Yo le
hice caso, as� pod�a aprovechar el paseo para calmar el animo.
Me fui a casa y me di una ducha, me puse el ba�ador, con las
llaves y una toalla, fui a la casa de Fernanda. Esta vez fue ella quien sali�
abrirme, se acababa de echar agua por todo su cuerpo para refrescarse y eso hizo
que su bikini blanco transparentara sus enormes pezones, que se hab�an puesto
erectos. Intente controlar mi imaginaci�n, por que con un ba�ador iba ser
imposible ocultar mis 19 cm de ancho pene. Al llegar al jard�n Sof�a estaba solo
con el tanga tomando el sol y pense: "Dios van a pensar que soy un aut�ntico
salido" en fin que me puse boca a bajo para que no vieran mi estado. Pasamos un
rato tumbados cuando Sof�a le dijo a su madre "Mam� por favor qu�tate la parte
de arriba que te van a quedar las marcas y luego ya sabes la rabia que te da".
Fernanda me pregunt� que si me importaba y yo le respond� que claro que no.
Estaba pasando un ratito bien fastidiado por que al quitarse la parte de arriba
Fernanda mi erecci�n no disminuyo precisamente, as� que tuve que continuar boca
abajo. Intent� controlarme pues la verdad es que me sent�a bastante avergonzado
de la situaci�n en que me encontraba. Sof�a se levanto por fin y nos dijo que se
iba a dar una ducha y arreglarse para salir y se march�.
Cuando sal�a del jard�n, Fernanda me pidi� que le diera
aceite por la espalda y me paso el bote. Yo me puse de rodillas acariciando su
espalda con aquel aceite sin poder evitar deleitarme. Fernanda solt� un leve
suspiro, que me puso mas excitado todav�a. Yo cog� el bote y deje caer el aceite
por el final de su espalda, luego me puse a acariciar y extender aquel aceite.
De repente note que la mano de Fernanda me acariciaba mi enorme pene por encima
del ba�ador, me susurr� ;"vamos a tener que hacer algo con esto". Yo deslic� mis
manos por su culo y despues de masajearlo deteni�ndome en su ano, pase a su
muslos. Sus manos bajaron el ba�ador dejando libre mi polla que salio de su
prisi�n desafiante. Ella se dio la vuelta y se puso boca arriba, yo empec�
acariciar sus enormes pechos y a juguetear con sus pezones con mis aceitosas
manos. Le ech� mas aceite sobre sus pechos y luego lo extend� recre�ndome.
Ella me masturbaba suavemente, me incorpor� y me quite el
ba�ador, quedando desnudo. Ella hizo lo mismo, cog� el aceite y lo derram� sobre
su co�o. Esta vez me arrodille cerca de su boca, le pregunte si le gustar�a
chuparmela, y ella se la meti� en la boca mientras con las manos acariciaba mis
huevillos. Yo empec� a acariciar su aceitado cl�toris y entonces ella abri� sus
piernas, al hacerlo vi su co�o brillante por los jugos y por el aceite. Deslic�
mis dedos en su co�o, mientas con la otra mano jugueteaba con su cl�toris.
Primero un dedo luego, dos, tres. Ella mientras me chupaba como si le fuera la
vida en ello, la sacaba para verla y se recreaba deslizando su lengua y
jugueteando con mi glande volviendo a trag�rsela con un gran deseo. Yo segu�a
masturb�ndola cada vez con m�s fuerza con una mano su h�medo co�o mientras que
con la otra mano me hacia due�o de su cl�toris.
Uno de los dedos que entraban y sal�an de su co�o, lo met�
por su culo. Al principio paro de chup�rmela pero continuo al comprobar que la
sensaci�n no la disgustaba. Me estaba poniendo la polla como un hierro ardiendo
y le dije que parara (no quer�a correrme) as� que la levant� y la puse encima de
la mesa. Abr� sus piernas, mi lengua se deslizo por su cl�toris jugueteando con
el, ella suspiraba cada vez m�s fuerte y empez� a jadear, mi lengua en aquel
momento jugueteaba desde su ano a su co�o y de este a su cl�toris. Me incorpor�
y acerque su culo al borde de la mesa, la altura era ideal para penetrarla y as�
lo hice.
Le dije: "quiero que seas mi putita", y ella me respondio: "o
siiiiiiiii" entre jadeos mientras la penetraba lentamente, la saqu� y acarici�
su cl�toris con mi glande, restreg�ndolo suavemente de arriba a bajo y en
circulo. Ella estaba excitad�sima. Volv� a penetrarla, lentamente y le dije:
"masturba tu cl�toris para mi, dime que te gusta" y ella jadeante me respond�a:"
Dios me encantan tu enorm�sima polla, soy tu putita, r�mpeme el co�o". Yo cuando
vi que se masturbaba el cl�toris con sus dedos de forma fren�tica y sus caderas
se mov�an r�tmicamente, acelere el ritmo.
Ella no paraba de decir: "soy tuya, aaaaaaaaaaaaa, s� asta el
fondo, revienta mi co�ito, con tu poll�n". Se hiba a correr entonces se la
saqu�, me ech� aquel aceite solar en mi polla que brillaba. Ella me ped�a
suplicante que siguiera, entonces la abr� de piernas y ella gustosa se coloc�,
estaba tan excitada que no noto que colocaba mi pene en su ano, empec� a
meterla,; "No es .........." la masturbaba con dedos mientras comenc� a
sodomizarla, de su cara de inicial sorpresa fue pasando a deleitarse en el
placer que sin duda empez� a sentir , mis dedos jugaban con su cl�toris y se
introduc�an en su co�o, mi polla poco a poco se introduc�a lentamente en su
culo. Entonces fue cuando vi a Sof�a que nos observaba desde la ventana de su
habitaci�n, esto me excit� m�s, su cara se ve�a ruborizada y sus manos jugaban,
con sus pechos y la otra supuse con su co�o.
Esto me puso m�s cachondo e hizo que empezara acelerar el
ritmo en el culo de Fernanda y en su cl�toris. Los suspiros y jadeos de Fernanda
eran cada vez mas fuertes y ya no pod�a m�s. Mi polla estaba estrujada por su
flexible ano y sus caderas se mov�an de forma descontrolada y empez� a jadear y
a emitir peque�os gritos de placer mientras con sus manos acariciaba sus pechos
y pellizcaba su pezones. Saque mi polla y la met� en su co�o. Me la folle
salvajemente, intentado meterla asta el fondo, notando como mis huevos chocaban
con su culo, ve�a a su hija en la ventana masturb�ndose con cara de placer y la
madre que estalla en un orgasmo que le hacia moverse de forma descontrolada. No
me pude controlar m�s y me corr�, al sentir mi leche, ha Fernanda le produjo
como sacudidas de orgasmo. Los gritos y jadeos se agudizaron, se prolongaron y
finalmente fueron disminuyendo mientras yo segu�a follandomela con mi chorreante
polla, cada vez mas lentamente. Cuando mire hacia arriba ya no vi a Sof�a.
Fernanda se incorpor�, me beso y me dijo que no sabia que se pod�a disfrutar
tanto y por tantos sitios. Nos pusimos r�pidamente m�s decorosos y me marche a
casa. Como imagin�is este fue el primero pero no el ultimo de los polvos que me
ten�an reservados, Fernanda y Sof�a.