A sus 18 a�os Julieta no sab�a nada acerca del sexo. S�lo not� que conforme le iba creciendo un mullido y ligero vello en la entrepierna, su cuerpo iba adquiriendo otras dimensiones y los hombres en la calle le prestaban de pronto mucha atenci�n. Era evidente, para quien quisiera reconocerlo, que en poco tiempo habr�a de ser sacrificada en el altar de la naturaleza.
Yo estaba estudiando primero de BUP, ten�a catorce a�os. Hab�a una profesora en mi colegio que nos daba la clase de historia. Su cuerpo no era espectacular pero tampoco nada despreciable.