Relato: 100 orgasmos juntos... Mi nombre es Martina y tengo 24 a�os. Realmente no s� c�mo
empezar a contarles mis experiencias, sin hacer una introducci�n sobre c�mo fue
mi vida en mis primeros a�os de adolescente.
Provengo de una familia muy conservadora. Mis padres,
actualmente, llevan 35 a�os de casados y se aman con locura. Es dif�cil de
creer, pero es cierto. Tengo dos hermanas mujeres. La mayor tiene 34 a�os y la
de en medio tiene 31. Como ver�n soy la m�s chica, pero no por ello la m�s
mimada. En ese sentido, mi hermana mayor es quien disfruta de toda la atenci�n
en casa, por motivos que relatar� en otra ocasi�n.
Aqu�, en Argentina, se acostumbra mucho que los adolescentes,
al terminar el secundario (preparatoria), se vayan a ciudades m�s grandes a
seguir los estudios superiores en Universidades de renombre. Yo no soy la
excepci�n a ello y, al terminar mis estudios secundarios en mi pueblo natal, me
fui a vivir a una gran ciudad que queda a 500 km del lugar donde nac�.
Mis padres, de clase media con muy buen pasar, me alquilaron
un departamento para mi sola, ya que mi madre no quer�a saber nada de que vaya a
vivir a una pensi�n ni mucho menos que viviera con alguien extra�o. Para ese
entonces mis hermanas ya se hab�an recibido y se volvieron a mi pueblo, por eso
deb�a estar sola.
Mi madre es Contadora P�blica y tambi�n estudi� su carrera en
esta ciudad. S�lo que ella se fue a vivir a una residencia de monjas en donde,
lo menos que hizo fue rezar. Ella tuvo que enfrentarse a cosas que, seg�n ella,
eran vergonzosas; como ser: vivir con una prostituta, ver a dos mujeres tener
sexo m�s de una vez, ver org�as entre sus compa�eras y muchachos que saltaban el
muro del patio trasero, ver a alguna que otra monja en actitudes sexuales
sospechosas, etc. Con este panorama, mi madre no quer�a ni o�r hablar de otra
posibilidad que no sea la de vivir sola.
Yo, como ni�a sumisa y recatada que era, pues mis padres se
hab�an encargado de hacerme creer que el sexo s�lo era para mi futuro marido y
no antes, me dejaron sola en mi nueva ciudad, en la cual vivir�a los mejores
a�os de mi vida...
Al principio me costaba mucho relacionarme, pues siempre fui
muy t�mida y hasta le ten�a miedo a las personas, sobre todo a los hombres, a
los que miraba s�lo cuando estaba segura que nadie me observaba. Mi fascinaci�n
era tratar de adivinar lo que era una de esas manos sobre mi cuerpo, pero s�lo
pod�a imaginarlo de una forma inocente. Mi mam� siempre me dec�a: "El hombre es
fuego, la mujer es paja y viene el Diablo y, bbbbbbbb, sopla". Es decir, que
nunca deb�a provocar a los hombres en sus instintos m�s bajos, no se me cruzaba
por la mente hacer eso.
Mi forma de vestir era muy de Nerd, jeans amplios, camisas
largas, anteojos, el cabello recogido y jam�s me maquillaba o usaba aros o
cadenas. Por supuesto que tampoco me consideraba bonita, ni mucho menos me hab�a
fijado en mi cuerpo, ya que nunca hab�a sentido la necesidad de hacerlo. Yo iba
a estudiar para ser contadora (igual que me madre), y no distraer�a mis
pensamientos de eso. Ya se pueden imaginar lo aburrido de mi adolescencia: no ir
a bailar, no salir con mis compa�eros, no tener novio, no saber lo que era una
masturbaci�n, si bien sab�a el concepto te�rico de eso. Sexo?, ni siquiera lo
nombraba. Una virgen est�pida y sin felicidad alguna. Es decir, nada, de nada,
de nada.
Con todas esas herramientas como armas, me sent� la m�s
desdichada. Mis primeros meses en la universidad fueron un desastre. Nadie me
hablaba m�s que para pedirme una lapicera. Y no era porque yo tuviera algo raro,
sino por la actitud de separarme de los dem�s cuando me hablaban o me dec�an
algo. Ten�a p�nico al qu� dir�n y no me permit�a disfrutar. Si a todo eso le
sumamos que: extra�aba a mis padres y mis hermanas, extra�aba mi casa y mi
pueblo. Me sent�a sola y no sab�a como ordenar mi vida. Com�a cualquier cosa y
no me daban ganas de salir a la calle por miedo a que me asaltaran o me perdiera
en esa gran ciudad. Lo �nico que hac�a es ir a nadar a la piscina del edificio
todas las ma�anas, muy temprano cuando no hab�a nadie. En casa tenemos piscina y
siempre me gust� nadar. Resumiendo, mi vida era pat�tica.
Ya hac�a tres meses que hab�a dejado mi pueblo y estaba
aprendiendo a vivir con mi soledad, hasta que un d�a, cuando volv�a de la
universidad (que quedaba a 7 cuadras de casa), en pleno centro me encontr� con
una compa�era del secundario que tambi�n estaba estudiando en esa ciudad. Me dio
tanta felicidad verla. En realidad no s� por qu�, ya que yo no hab�a tenido muy
buena relaci�n con ninguno de mis compa�eros, pero creo que el hecho de ver una
cara familiar, nos puso muy contentas a las dos y nos abrazamos. Ella se llamaba
Viviana. Siempre me hab�a parecido muy bonita, aparte de que cantaba como los
dioses. Nos fuimos a tomar un caf� y nos contamos nuestras vidas. Ella estaba
provocativamente vestida. Ten�a puesto una minifalda negra, borcegu�es a media
pierna, una camisa blanca transparente que le dejaba ver un buen par de tetas
sujetas por un corpi�o de encaje, y un sobretodo largo hasta los tobillos. Una
perra. Yo, con mi atuendo de nerd, como siempre. La cuesti�n es que hablando y
hablando, me dijo que estaba sin lugar fijo donde vivir. Entonces, con la
condici�n de que ella no dijera nada en mi casa, la invit� para que viva
conmigo. Ella ser�a una compa��a para mi y yo le daba albergue hasta que pudiera
ordenar sus cosas.
Viv se mud� el mismo d�a.
Pas� el tiempo, y tenerla en casa era muy divertido,
habl�bamos todo el tiempo y de todas las cosas que se nos ocurran. Ella estaba
estudiando Profesorado en Arte en la Facultad de Bellas Artes. Esa facultad se
caracteriza por ser muy liberal. Me contaba de las grandes fiestas que se
mandaban, como en ellas corr�a de un lado a otro el alcohol, los porros y el
sexo m�s liberal que ella haya vivido. Mi mente se empez� a expandir y la libido
reaccion� en mi inconsciente. Pero yo no hac�a m�s que imaginar, nunca pens� en
ser parte de esas fiestas. Con frecuencia, ella me invitaba, pero yo dec�a que
no pod�a porque ten�a que estudiar. "Aburrida, amargada!!!!!", me dec�a ella, en
un tono entre broma y verdad. Yo pensaba mucho en sus relatos, pero mis
perjuicios no me permit�an reaccionar. Muchas veces, durante las noches, me
despertaba ba�ada en sudor por alg�n sue�o er�tico extra�o que me avergonzaba. Y
con frecuencia me iba al ba�o y notaba mi bombacha humedecida por la excitaci�n.
Eso me hac�a sentir sucia, indecente.
Un d�a, estando sola en casa, me fui a duchar dejando la
puerta del ba�o abierta de par en par. Yo cantaba bajo la ducha, gritaba,
haciendo de cuenta que era una cantante muy famosa. Sal� de la ducha y empec� a
secar mi cuerpo, cuando de repente me doy cuenta que Viv estaba parada en la
puerta observ�ndome. Yo me asust� y tap�ndome como pude con la peque�a toalla
que ten�a en mi mano, le grit�: "Qu� hac�s?!!!!". "Nada. No te pongas as�, lo
decis como si yo nunca hubiera visto el cuerpo desnudo de una mujer. Veo el m�o
todos los d�as. A parte que buena estas!", me dijo con los ojos muy abiertos y
una sonrisa que me hizo temblar. Empez� a acercarse. Yo estaba inm�vil por su
mirada. "Deja que te mire, no te voy a hace nada. No soy lesbiana. Solamente me
impresiona lo que ten�as guardado debajo de tu ropa", y sin darme cuenta me dio
la vuelta y me pego un chirlo en la cola. Yo empec� a gritar como una loca,
empuj�ndola fuera del ba�o, y cerr� la puerta de un golpe. Luego de ponerme el
pijama, sal� del ba�o. Me sent�a insegura y no sab�a que iba a decir, pero ten�a
que enfrentar lo que sent�a. Ella estaba sentada en el sill�n extragrande del
living, frente a la tv pagada. Yo no pod�a verla de frente, ya que el ba�o est�
de espaldas al sill�n. Viv dijo: "ya se te pas� la histeria?". "Si, perd�name.
Lo que pasa es que no me sent� c�moda con lo que pas� all� adentro. Creo que yo
tampoco soy lesbiana", le dije. "Not� que no te sent�as bien, pero no era
necesario que gritaras y que te pusieras as�. Veni, sentate al lado m�o", me
dijo volteando su cabeza. Yo me dirig� hacia el sill�n y cuando la tuve en
frente, me percat� que estaba desnuda. No pod�a creerlo. Mi reacci�n fue de
irme, pero ella me agarr� por detr�s y no me soltaba, dici�ndome: "No seas
tonta, la desnudez no es mala. No tengas verg�enza, s�lo quer�a que te sintieras
mejor por verme desnuda, como yo te vi a vos". Me qued� quieta y gir�. Ella
estaba a pocos cent�metros de mi. "Qu� te parece lo que ves?", me pregunt� con
lo misma mirada del ba�o. Mis manos empezaron a sudar. "No s�, qu� quer�s que te
diga?", le dije volteando la cabeza para no mirarla. Entonces ella se par� al
lado m�o y me dijo: "Mir� por la puerta del balc�n". Las puertas del balc�n del
Departamento son corredizas e �ntegramente de vidrio. Era de noche, y en la sala
s�lo estaba prendida la l�mpara de la mesa, al lado del sill�n. La puerta nos
serv�a de espejo y pod�amos vernos las dos perfectamente reflejadas. Ella ten�a
un cuerpo muy bonito. Yo no hab�a visto ninguno, pero me parec�a muy armonioso.
Ella dio una vuelta de 360� y volvi� preguntar: "qu� te parece lo que ves?". Yo:
"Me parece muy bonito. Tenes buen cuerpo". Ella: "Bueno, te dir� que lo que yo
vi en ese ba�o, es mucho mejor que lo que ves reflejado en la puerta". Se sent�
en el sill�n de nuevo y me dijo: "Desnudate y observa el tesoro que escondes".
Yo pens� que no ten�a nada que perder y con la timidez a mil, me desnud� muy
despacio mir�ndome en la puerta del balc�n. Yo ten�a el cabello envuelto en una
toalla, pues me lo hab�a lavado. Lo solt� y observ� que lo ten�a muy largo, casi
hasta la mitad de la espada, y era muy tupido; tengo cabello para dar y regalar.
Empec� desabotonando la parte superior de mi pijama de invierno, hasta que mis
pechos quedaron descubiertos por completo. Ten�a los hombros muy rectos y mis
brazos eran muy bien formados. No eran delgados, sino m�s bien normales. Ten�a
las tetas bien paradas, con una forma apetitosa y de gran tama�o, a comparaci�n
de las de Viv. Luego empec� a bajar mis pantalones, qued�ndome solamente en
bombacha, que por aquellos tiempos yo usaba las que usan las viejas para que no
se las escape las carnes. Me la sequ� y la hice a un costado. Ten�a la cintura
muy chiquita y las caderas anchas. Mi vientre era plano como una tabla, y hasta
se dejaban ver en forma muy sutil los m�sculos de mi abdomen. Mis piernas eran
dos masas firmes y hasta se notaba en ellas tantos a�os de nataci�n, mis
pantorrillas bien formadas que terminaban en un fino tobillo. Me d� la vuelta y
observ� mi trasero: duro, redondo, en su lugar; y mi espalda, no s�, era la
culminaci�n de una musculatura perfecta. "Necesitas depilarte un poco, pero te
aseguro que a m�s de un hombre le gustar�a poseerte", me dijo Viv, par�ndose a
mi lado. Ah� pude comparar nuestros cuerpos. Ella era muy delgada y ten�a la
piel de color dorado, nada que ver conmigo. "Soy gorda y blanca como la leche!",
le dije protestando, con la mirada clavada en el reflejo de nuestros cuerpos.
"No tonta, sos una diosa!. Yo soy demasiado flaca y vos demasiado bien formada.
Tenes m�sculos por todos lados. Y el que seas tan blanca hace que seas
especial", me dijo con una sonrisa de gloria. Nos vestimos y todo termin�, por
ahora. Viv sab�a que para llegar a mi, deb�a ir despacio, pisar sobre seguro, ya
que, si bien yo era callada y t�mida, pod�a llegar a ponerme como loca cuando
alguien invad�a mis terrenos.
Esa noche no pude dejar de pensar en lo que hab�a visto en la
puerta de mi balc�n. Toda mi vida pas� delante de mis ojos y decid� que no
quer�a seguir siendo una nerd, quer�a ser como Viviana: vestirme como ella,
actuar como ella y, lo mejor, disfrutar de la vida (y los hombres) como ella.
Tard� un poco en decidirme, pero algunas semanas despu�s..., un s�bado, le dije
a Viv que me acompa�ara al centro a comprar ropa, ya que quer�a verme diferente,
y necesitaba de su asesoramiento. Viv volv�a a poner esa mirada gloriosa y yo
sab�a que, de apoco, mi forma de pensar y de ver las cosas iban cambiando.
Me compre mucha ropa, prendas que ni en un mill�n de a�os
pens� que me pondr�a. Hice de goma mi tarjeta de cr�dito. Viv me llev� a una
casa de depilaci�n y me depilaron de pies a cabeza. Qu� dolor Dios m�o!!, "Esta
noche salimos a una de mis fiestas de la facultad", me dijo Viv, mientras nos
hac�an la maniquiur. Yo ten�a miedo, pero por alg�n lado ten�a que empezar.
Esa noche fue ella la que me visti� a su gusto y paladar. Me
hizo poner un conjunto de ropa interior negro: tanga, de esas que se pierdan
buen adentro del culo, y un corpi�o que me quedaba muy justo. Hac�a que mis
tetas se vieran muy grandes y se juntaban en el centro. No me hab�a percatado de
los sensuales que eran. Viv, eligi� un jeans negro que me marcaba la cola como
una perra y arriba me puso una camisa tejida negra, muy escotada, que dejaba ver
muy buen mi corpi�o y el escote sexy de mis pechos. En los pies me puse unas
botas (de taco bajo porque soy muy alta, 1,75m). Viv me solt� el cabello y me
los bati�, sin peinarme, pues mis rulos color casta�o claro aparec�an perfectos.
Luego me ense�� c�mo maquillarme. Mis ojos color miel parec�an m�s grandes y mis
rasgos se hicieron m�s marcados. "Sos muy bonita, lo sab�as?", me dijo ella
mientras delineaba mis labios. "Mas de uno de mis compa�eros va a querer
partirte la boca de un beso". Para terminar con la vestimenta, me prest� su
tapado, ese con el que yo la hab�a encontrado en el centro y que tanto me
gustaba, pero al penderlo mis tetas quedaron muy expuestas, porque yo tengo m�s
busto que ella. Mis medidas son 100 � 68 � 105. Me sent�a desnuda con todo ese
atuendo, no pod�a reconocerme en el espejo. Estaba muy buena, a decir verdad, y
no lo digo de vanidosa, lo digo porque para mi, descubrir lo que soy, fue muy
importante. Desde esa noche cambio mi vida para siempre...
Cuando est�bamos saliendo del dpto, Viv me pregunt� por mis
anteojos. "No me los puse porque pens� que no combinaba con todo esto", le dije.
"No seas ingenua. A los hombres les encanta el misterio y cada mujer debe usar
"accesorios" que provoquen ese sentimiento. Vestida de esa forma, los anteojos
te dar�n un toque ex�tico e intelectual que los hombres no resistir�n. And� a
buscarlos", me explico Viv. Yo, como buena alumna que era, le hice caso. M�s
tarde entend� lo que un par de anteojos pueden lograr.
Mi dpto queda en pleno de centro de la ciudad, sobre una
calle muy transitada, en donde hay bares abiertos las 24 horas del d�a, todos
los d�as de la semana. Ya se imaginar�n la cantidad y tipo de personas que
acuden a esa calle. Cuando salimos del edificio, el portero no me reconoci� y yo
me hice la distra�da. Al llegar a la vereda, todos los hombres que pasaban nos
miraban como si nos desnudaran y sent� un poco de incomodidad. Lo que atin� a
hacer fue a no mirar a nadie y agachar la cabeza. "Levant� la mand�bula. No
quiero verte mirar al suelo ni un solo instante. Si lo volv�s a hacer, no te
invito m�s a ning�n lado", me dijo Viv con un tono entre enojada y divertida.
As� lo hice, sin chistar.
Tomamos in taxi y llegamos al sitio donde se realizaba la
fiesta. Era un edificio sobre una avenida de la ciudad. Tocamos el portero y una
voz masculina pregunt�: "Palabra clave?". "Dejate de joder y abr� la puerta. Soy
Viviana". Nos dejaron entrar, obvio que lo de "palabra clave hab�a sido una
broma, pero me daba mala impresi�n. A parte el edificio no era cogedor,
precisamente. Era oscuro y fr�o. Tomamos el ascensor hasta el piso n�mero 8, y
tocamos el timbre de uno de los dptos. La m�sica y los gritos se o�an desde
afuera y los nervios empezaron a embargarme. Pens� en salir corriendo, pero algo
me dec�a que deb�a quedarme, que no me iba a arrepentir. Mir� el reloj, era la
1:30am.
Nos abri� la puerta una chica rubia, que ten�a una ebriedad
muy marcada, pero estaba en su m�ximo estado de buen humor. Se abalanz� sobre
Viv d�ndole la bienvenida y me present�: "Ella es Martina, una amiga. Ella es
Marga", me dijo, con una cara como diciendo "no le des importancia". Yo salud�
con un poco de timidez, pero con la barbilla en alto.
Entramos a lo que ser�a la sala del dpto. Estaba repleta de
chicos y chicas bailando, tomando, fumando, gritando. No pude evitar fijarme en
que todos bailaban entre todos y hab�a manos que iban y ven�an, toc�ndose en los
lugares m�s �ntimos. Yo no quise despegarme de Viv, pues estaba muerta de miedo.
Por Dios!, d�nde me hab�a ido a meter y encima vestida de esa forma.
Hac�a mucho calor y Viv se despoj� de su abrigo. Yo hice no
mismo, pero me pegue a la pared por miedo a que alguien me tocara la cola. Viv
saludaba a todo el mundo y me presentaba a cada uno de los que se acercaban. No
recuerdo a cuantas personas salud�. "Voy a buscar unos tragos, no tardo", me
dijo Viv, dej�ndome sola, entre extra�os. Yo me qued� inm�vil en contra de esa
pared, por miedo a que Viviana no me encontrara cuando regresara.
Empec� a observar a todos los que me rodeaban, hasta que mi
mirada se encontr� con la mirada de un hombre que levant� su vaso a mi salud. Yo
me puse nerviosa y desvi� la mirada como si no lo hubiera visto. Estaba muy
oscuro, hab�a pocas luces sicod�licas y mi reacci�n pod�a pasar desapercibida.
Pero no fue as�. En un instante �l se par� frente mi y apoy� su mano en la pared
por sobre mi hombro izquierdo. Yo me qued� petrificada y trataba de pagarme m�s
a la pared, como si quisiera traspasarla. Me puse muy nerviosa y las manos me
empezaron a sudar. Me clav� la mirada y me sonri�. Yo trat� de escaparme, pero
�l us� su otra mano para retenerme. "No te voy a hacer nada!, s�lo quiero
conocerte. Puedo?", me dijo al o�do, ya que la m�sica estaba tan fuerte que era
la �nica forma de poder escuchar. "Qu� queres?", le dije yo tratando de parecer
tranquila, pero �l se dio cuenta de mi nerviosismo porque no pod�a mirarlo a los
ojos. "Quiero que me digas tu nombre, si no es mucho pedir...", dijo �l con una
voz muy sensual. Yo pens� que no pod�a respirar. Era la primera vez que un
hombre me miraba as�. Ser� la mirada del deseo?, me pregunt�. Este hombre me
desear�?. "Martina", le respond� con timidez. Empezamos a hablar de lo de
siempre. Qu� estudi�bamos, que edad ten�amos, c�mo hab�amos llegado a esa
fiesta, con qui�n hab�amos venido, etc, etc.
Yo no ment� en nada, pero me limit� a responder lo necesario.
Me sent�a insegura por lo que ese hombre me provocaba. No sab�a si me atra�a o
era la sensaci�n de sentir que yo le gustaba a un hombre por primera vez. "Te
dijeron que sos muy bonita?", me pregunt� con cara de p�caro. "Te dijeron que
sos muy mentiroso?", le respond� con cara sobradora. �l larg� una carcajada y
dijo: "Es la primera respuesta inteligente que recibo despu�s de mucho
tiempo...". Yo: "Es decir que s� sos mentiroso?". �l: "Noooo!. Sos muy bonita,
no miento. Pero hac�a mucho que no me cortaban el rostro de una forma tan
original. Pero vos no queres que me vaya, no?". Yo: "Hace lo que quieras...", le
dije con desd�n. �l me agarr� de la cintura y me apart� de la pared, atray�ndome
hacia �l. "Bien... Lo que quiero es bailar con vos...", me dijo arrastr�ndome
hacia el centro de la sala donde todos bailaban; sin preguntar; sin pedir
permiso. Trat� de zafarme, pero �l me agarraba muy fuerte y eso me gustaba. Me
gustaba?, NO, me encantaba. Yo lo agarr� de los hombros y le clave los dedos con
fuerza (no tengo u�as, la uso muy cortas), pues no pod�a mantener el equilibrio.
Nos mov�amos de un lado para el otro y �l era quien dirig�a la situaci�n.
�l, que se llamaba Victor, bailaba muy sensual y no hac�a m�s
que pasarme las manos por la espalda, el cuello, el cabello... Yo sent�a que mi
coraz�n no pod�a latir m�s aprisa. En un momento dado, me apart� de �l me hizo
dar una media vuelta y volvi� a pegarse a mi, pero esta vez yo estaba de espalda
y sent�a su respiraci�n en mi nuca. Sus manos iban y ven�an por mi vientre y no
pude evitar sentir un escalofr�o que termin� en mi entrepierna. No pod�a ser!,
me estaba excitando. Sent�a todo su cuerpo atr�s de mi, y con movimientos
sensuales me tocaba el culo con su bulto. En ese momento, en que yo estaba a
punto de perder el control, lleg� Viv y de un solo empuj�n me separ� de Victor.
"A ella no la tocas!", le grit� a �l. "Qu� te pasa guacha?, Estas celosa?", le
dijo �l furioso. "Ella no es una puta como yo, as� es que no te le acerques",
grit� de nuevo Viv y, agarr�ndome de la mano, me llev� a una habitaci�n m�s
tranquila que parec�a ser un dormitorio. "Te hizo algo ese idiota?", me pregunto
ella tratando de adivinar la respuesta en mis ojos. "No. Va, creo que no.
No s�...", le dije yo un poco aturdida por lo que hab�a
pasado. "Ese tipo es un mal nacido, no te le acerques, haceme caso. Yo quiero
que la pases bien esta noche y porque no perder la virginidad. Pero no con �l,
por favor!", me dijo Viv, suplicando. "No te preocupes. La estaba pasando bien,
pero no quiero interponerme entre ustedes. Si vos tenes un asunto pendiente con
�l, yo no me meto", le dije mir�ndola a los ojos. Ella me sonri� y me explico
que hab�a tenido una historia con Victor y por experiencia propia ella pod�a
asegurarme que �l no era un buen tipo. Yo le cre�, pero la llama en mi se hab�a
encendido No me reconoc� a mi misma, pero le dije a Viv que yo quer�a tener algo
con �l esa noche. Yo: "Dejame que lo disfrute... me gusta". Viv: "Est� bien,
pero jurame que no lo vas a volver a ver m�s". Yo: "Te lo prometo".
Sin decir m�s, me dirig� de nuevo a la sala. No ten�a nada
que perder, m�s que mi virginidad y ese era el hombre que me hab�a encontrado en
el camino. Ser�a con �l, o no ser�a con nadie. Lo v� parado en una ventana,
mirando hacia la calle. Estaba solo y ten�a un vaso de alguna bebida alcoh�lica
en la mano, por el color, me imagin� por el color que era Fernet. Efectivamente
lo era, pues le toque el hombro y cuando se dio vuelta, le clav� la mirada en la
suya, le arrebat� el vaso y de un solo golpe me lo beb�, haciendo fondo blanco.
Que amargo era!!, pero ten�a que tomar coraje y el alcohol me dar�a las fuerzas
que necesitaba.
El sonri� y me abraz� dici�ndome al o�do: "Sab�a que
volver�as por mi". "No volv� por vos. Volv� por esto", y sin sentimiento de
culpa ni verg�enza, le agarr� el bulto que ten�a entre las piernas con suavidad.
El alcohol se me hab�a subido como tiro a la cabeza, ya que no hab�a probado
bocado y ten�a el est�mago vac�o desde la merienda.
Victor abri� los ojos muy grandes y me agarr� de la mano. Yo
lo segu�, pues sab�a que tendr�a mi premio, sab�a que iba rumbo al umbral del
placer. Se acerc� a un chico y le dijo algo al o�do. Este sac� unas lleves del
bolsillo y se las dio. Caminamos hasta una de las habitaciones del dpto, y
abriendo la puerta con la llave, entramos. All� hab�a una cama de dos plazas y
un escritorio. Yo: "Aqu� es?". �l: "Aqu� es qu�?", me dijo mientras me sacaba
los anteojos y los pon�a sobre el escritorio. Yo: "El lugar en donde voy a
perder mi virginidad...". Victor se qued� pasmado y frunci� el ce�o. Yo: "Qu�
pasa, nunca desvirgaste a una mujer?".
No reconoc�a mis palabras, ni mi voz. No me reconoc�a a mi
misma, estaba sacada y quer�a placer ahora, ya!. �l: "No es eso. Lo que pasa es
que nunca me hubiera imaginado que eras virgen". Yo: "Eso te molesta? Si no lo
quer�s hacer, est� bien, lo entiendo. S� que no soy bonita y tal vez no me
deseas..." �l, sin dejarme decir una sola palabra m�s, me parti� la boca de un
beso. Yo con poca o nula experiencia, trataba de seguirlo. Nunca me hab�an
besado as�!. Su lengua no hac�a m�s que entrar y salir de la m�a. Yo, para que
nos fuera m�s f�cil, abr� la boca lo m�s que pude y me colgu� literalmente de su
cuello, fundi�ndonos en el descontrol. All� pude sentir que ese hombre estaba
caliente conmigo porque ten�a su entrepierna bastante inflamada.
Lentamente nos acercamos a la cama, y nos tiramos sin dejar
de besarnos fren�ticamente. Empez� a bajar por mi cuello, a la ver que deslizaba
una mano por mis caderas, pasando por mi cola, hasta agarrar mi muslo, y con un
movimiento r�pido, levant� mi pierna hasta posarla sobre su cintura. En esa
posici�n, me estaba apoyando su miembro sobre mi sexo. Aun est�bamos vestidos,
pero yo pod�a sentir c�mo su falo pugnaba por salir de su encierro. Empez� a
subir su mano sobre mi vientre, por debajo de mi camisa transparente, hasta que
lleg� a mis tetas. Las masajeaba por encima de mi sost�n como si fuera que era
la �ltima vez que las tocar�a. Yo reaccion� arqueando mis espalda y largu� un
gemido. Acto seguido, me sac� la camisa y se quit� la suya. �l era un poco
delgado, pero ten�a brazos fuertes, el torso lampi�o, mostrando una leve
musculatura. Era la primera vez que pod�a tocar el pecho de un hombre y no dud�
en disfrutarlo. Quise empezar a besarle las tetillas, pero �l no me dejo:
"relajate y disfruta", me dijo. Me desprendi� el sost�n y mis tetas quedaron a
la vista.
"Qu� hermosura!", susurr� y me las empez� a comer. Por Dios!,
c�mo me excitaba lo que estaba haciendo. Su lengua jugaba alrededor de mis
pezones y sent� c�mo se endurec�an r�pidamente. El las saboreaba como un ni�o,
los lam�a, los succionaba, los mord�a suavemente. Mientras hac�a todo eso, yo no
pod�a dejar de retorcerme del placer y gemir. De repente se levant� de la cama y
me sac� las botas, me desprendi� el pantal�n y la baj� lentamente descubriendo
mi vientre, mi pelvis y mis piernas. Disfrutaba cada cent�metro de lo que ve�a.
Yo me qued� s�lo con la tanga negra, tirada en la cama.
No sab�a que pasaba porque �l no hac�a m�s que mirarme. "Date
vuelta y d�jame admirarte de atr�s". Yo no lo dud� y rod� sobre la cama. Sent�a
que �l se estaba sacando los pantalones pero no quise voltear a verlo. De
repente sent� que me mord�a una nalga, me hizo cosquillas, pero no me mov�. "Sos
el monumento a la locura!", me dijo. Lam�a mi culo de la misma forma en que
hab�a lamido mis tetas, lo succionaba, lo besaba. Empez� a sacarme la tanga
mientras segu�a lamiendo, pero esta vez, me separ� las piernas y meti� su mano
entre ellas, hasta llegar a mi concha. "Estas muy mojada, amor", me dijo
mientras jugaba con sus dedos, hac�a como que me introduc�a uno en la vagina,
pero s�lo simulaba, luego sigui� un poco m�s arriba, estimul�ndome el cl�toris.
Cuando hizo eso, empec� a temblar de placer y gem�a como nunca. No pod�a m�s,
quer�a que me hiciera lo que deseaba.
Me dio la vuelta, abri� mis piernas y perdi� su cabeza entre
ellas. Con su lengua y su saliva, moj� aun m�s mi concha. Me retorc�a de sentir
sus mamadas, hasta pod�a o�r sus chupetazos. Estaba a punto de estallar, perd�
la noci�n del tiempo y del espacio y mis jadeos se hicieron m�s r�tmicos. Mis
gemidos se deben de haber estado escuchando desde afuera, pero no me importaba.
El met�a y sacaba ese gloriosa lengua de mi vagina, mordiendo mi cl�toris como
se le daba la gana. Hasta que explot� en un gemido ahogado. Los oidos me
zumbaban y una ola de calor me sacudi� el cuerpo como en una convulsi�n. �l
subi� hasta mi boca y me beso dulcemente. "Sabes que acabas de tener un orgasmo
monumental en mi cara?", me pregunt�.
Eso era un orgasmo? Parec�an 100 orgasmos juntos, ya que
nunca hab�a tenido uno; no sab�a c�mo eran. "Ahora viene lo mejor!", me dijo
mientras se pon�a un condon en el pene. Era la primera vez que yo v�a uno. Mas
tarde supe que no era el mejor que ver�a ni el que m�s me har�a gozar, pero, en
ese momento me pereci� glorioso. Que forma tan apetitosa! Era de unos 17cm, m�s
bien fino, culminado por dos grandes huevos en la parte de abajo, poco vello.
Observ� con detenimiento c�mo se pon�a el condon sobre esa dureza alucinante, y
sent� que me exitaba de nuevo. �l: "Te prometo que tratar� de ser suave, si?".
Yo le sonre�, abriendo mis piernas para que �l se pusiera entre ellas. Al
instante sent� su pene en la entrada de mi vagina. Muy despacio, empez� a
introducirla, parando de vez en cuando para que mis m�sculos vaginales se
acostumbraran a la invasi�n. Sent�a dolor, pero no era algo irresistible, pod�a
aguantarlo. Mi vagina estaba bien lubricada por el orgasmo que hab�a tenido, as�
es que eso ayudaba a que el falo pudiera entrar f�cilmente. �l ten�a los ojos
cerrados, como si hiciera un esfuerzo para no lastimarme. "Te duele, te estoy
lastimando?", me pregunt� sin abrir los ojos. "Estoy bien", le dije yo, tratando
de sentir alg�n placer por la penetraci�n, pero no sent�a nada, s�lo dolor.
Cuando menos me di cuenta, sent� como sus bolas chocaban con mi sexo.
�l: "Ahora voy a empezar a moverme. Vos no te muevas mucho,
porque sino me voy a descontrolar y te voy a lastimar. Me entendiste?". Yo
asent� con la cabeza. No sent�a ganas de moverme, sent�a ganas de llorar. El
empez� un mete y saca muy suave, muy lento. Yo sent�a como si me rasparan por
dentro, sent�a ardor y un dolor profundo. Quise moverme para ver si pod�a hacer
que me doliera menos, mientras las l�grimas me saltaban de los ojos. �l: "Por
favor, no te muevas porque me voy a enloquecer". Yo trat� de quedarme quieta. El
entrar y salir de Victor empez� a hacerse m�s r�tmico, pero aun era suave, con
mucho cuidado. De repente el abri� las ojos y me mir�. Vio mis lagrimas y dijo:
"Ya termino Linda, no llores, por favor". Yo me arque� porque sent� los
temblores del cuerpo de �l. Sab�a que estaba explotando, eyaculando. Todo hab�a
terminado.
Cay� sobre mi y rod�, hasta quedar tendido a mi lado. Yo no
sab�a que hacer. Me sent� en la cama y vi que las s�banas estaban manchadas de
sangre. Me dol�a todo el cuerpo y no me hab�a gustado el dolor. �l se sent� a mi
lado y dijo: "Te lastim�?". Yo: "Creo que no, esto es normal, no?", le dije
se�alando la sangre. �l: "Claro que es normal. Lo que pasa es que sos muy
estrecha. Trate de ser cuidadoso". Yo: "Est� todo bien, no te preocupes. Lo
ten�a que hacer alg�n d�a. Quiero preguntarte algo, pero me da verg�enza". �l:
"Pregunta lo que quieras". Yo: "Siempre es as� cada vez que penetran a una
mujer?". Victor empez� a re�r, me agarr� la cara y me bes�. "Noooo!, el sexo es
como cuando reci�n te subis a la monta�a rusa. Primero tenes miedo y te queres
bajar. Pero cuando empezas a disfrutar de la velocidad y la altura, te vuelve
loca, y queres subirte todas las veces que puedas. Ya vas a ver como, a medida
que lo practiques, te va a gustar cada vez m�s, te vas a ir conociendo y vas a
conocer qu� es lo que a los hombres nos gusta. No tengas miedo, todo saldr�
bien...".
Nos vestimos y salimos de la habitaci�n. Viv, me estaba
esperando para irnos. Mir� el reloj y eran las 5am. Yo: "Creo que debo irme a
casa". �l: "Te puedo llamar por tel�fono?". Me encant� que quisiera verme de
nuevo, pero yo le hab�a prometido a Viv que no lo volver�a a ver. Entonces, con
un poco de tristeza, le contest�: "Lo lamento, pero esto comenz� y termino ac�."
Agarr� mi tapado y salimos de ese lugar.
Esa fue la noche en que me inici� sexualmente. Ten�a 17 a�os
y toda una ciudad llena de hombres. Luego entend� que ese muchacho hab�a sido un
caballero. Lo hab�a disfrutado y �l me gusto much�simo, pero una promesa era una
promesa y, por mi parte, yo no buscar�a a Victor. Pero, rogaba a los cielos, de
que �l me encontrara...
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Relato: 100 orgasmos juntos...
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