-Mi nombre �s Melissa y vivo en un lugar de la Mancha de cuyo
nombre no quiero acordarme... Fuera co�as, ni mi nombre �s Melissa ni vivo en
ningun lugar de la Mancha porque de echo no pienso revelar ni una ni otra cosa.
Lo que me dispongo a revelar �s como una especie de denuncia de lo que me
ocurri� hace muchos a�os cuando estudiava interna en un colegio de un lugar de
la Mancha...
Vayamos al caso, yo ten�a unos doze a�os cuando ocurri� esto.
Repito que estava internada en un colegio femenino de una galaxia muy muy
lejana. Del cual solo sal�a alguna vez al mes (si hab�a suerte [los tiempos han
cambiado una barbaridad])
El aquellos tiempos el colegio era lo �nico que ten�a y cre�a
entonces que era eso lo normal. Con el tiempo y el conocimiento he visto que fue
esa etapa de mi infancia, una verdadera porquer�a que no deseo ni a mis hijos ni
por supuesto a nadie.
La educaci�n era la t�pica educaci�n sectaria cat�lica
existente en un colegio de este tipo por los a�os 70. La religi�n no era
asignatura optativa como �s ahora sino una de las m�s relevantes en todo
instante pues entre otra cosas, rez�bamos el "padre nuestro" dos vezes al d�a
como m�nimo. Si no hab�a extras como por ejemplo el domingo.
Dorm�amos todas en habitaciones de cuatro plazas. A principio
de curso se hac�an los grupos que excepto excepciones, se manten�an el resto del
a�o. Como que no ten�a nada m�s, me reduc�a a estudiar lo asignado y rezar lo
asignado y como me fue asignado, a ser buena chica.
El internado era como un batido de profesores y monjas. Los
profesores se encargaban de nuestra educaci�n t�cnica y las monjas de nuestra
educaci�n espiritual. No hab�a en esos tiempos las movidas que hay ahora en los
colegios, de que las chicas que se lo cuentan todo: de la "tal" tiene este novio
o la "otra" tiene este otro o lo que sea. Porque de echo no hab�a nada que
contar. Apenas nos cont�bamos cual de nosotras le hab�a llegado la sangrecita y
poco m�s.
La verdad �s que estaba la mayor parte del tiempo pensando
todas las cosas que har�a si ten�a la suerte de que llegara el "permiso" a
principio de mes. Ten�a una agenda y me lo apuntaba todo para cuando llegara a
mi casa, hacerlo todo sin olvidarme nada. Aunque hab�a una cosa que no
necesitaba apuntarme porque de echo ya estaba pensando en ello la mayor parte
del tiempo.
Se trataba de mi querido primo, vamos a llamarle hombre G. �l
no estaba internado en ningun colegio y siempre que regresaba a mi casa, me
recib�a con los brazos abiertos pues no quer�amos mucho y de siempre. "De
siempre" llamo a hasta que mis neuronas consiguen recordar jugaba con �l a todo
tipo de cosas. En verano siempre iba con �l y un buen rato m�s de familia pero
�l era el �nico que no pod�a faltar a mi opini�n,
Ntchs, me he puesto a hablar de mi primo cuando en verdad no
hace ninguna falta pues �l no tuvo que ver absolutamente nada en lo que refiere
este documento, por desgracia ;_(
El caso �s que en mi santa inocencia, yo era secretamente
deseada por un malvado profesor (malvado profesor/malvado brujo, espero que se
me entienda) En todo momento y cuando estaba yo en su presencia. Era yo fruto de
las m�s abyectas perversiones que deb�an pasar por la oscura mente del que
llamaremos "brujo". Miradas constantes a las cuales yo no daba la menor
importancia y ligeros rozes cuando nos hac�a entrar a todas en la clase o
similar a los cuales (erroneamente) tampoco daba yo, importancia.
El horario de estudio era bastante similar al que hay ahora.
Se hac�a clase casi toda la ma�ana y por la tarde se hac�an apenas dos horas,
dedicando el resto al estudio privado en la biblioteca o habitaci�n particular
cuadruple. Aproximadamente a las 10, eramos encamadas todas, despu�s de la
obligatoria oraci�n y di�logo con dios.
El d�a fat�dico, o m�s bien noche fat�dica, lleg� por las
fechas de primavera. Una simple noche que comenz� como cualquier otra, con la
oraci�n y el posterior encame, tuvo un desarrollo totalmente diferente. Yo me
dorm� como cada noche, a aproximadamente las 10. Previendo que me despertar�a
como cada d�a, a las 7 de la ma�ana, dispuesta a ser buena chica durante todo el
d�a. Pero no fue as�.
Sin reloj de pulsera no tienes muchas m�s se�ales horarias
que el campanario o el timbre de la escuela y no fue ninguno de esto �l que me
despert� muy pasadas las 10 de la noche. A las vete a saber que hora de la
noche, sent� un remover de mi hombro que me despert�. Me desvel� lentamente y me
cost� un rato apreciar que no me hab�a despertado por casualidad sino que hab�a
sido una persona que lo hizo. Pero no pude decir nada, un dedo en la boca me
indic� que me mantuviera callada y tan solo una oscuridad me cogi� del brazo
para abandonar la habitaci�n con ella.
Cuando hubimos salido de la habitaci�n pude comprobar que no
era un sue�o lo que me afectaba, Era el brujo que me hab�a venido a despertar a
la habitaci�n y un candil (una vela por quien no lo sepa) le esperaba fuera para
iluminarlo. Cuando estuvimos fuera y estuvo la puerta de la habitaci�n cerrada,
el brujo abri� la boca. Me dijo, como siempre hablandome con galanter�a, que muy
buenas noches y que me hab�a venido a buscar a la habitaci�n porque quer�a
revelarme un secreto que ten�a para mi. La emoci�n me despert� rapidamente y
super-intrigada le preguntaba que era! que era! �l no me dijo m�s, me dijo que
me fuera con �l y me lo contar�a. Yo acept� confiada en que era un premio o una
sorpresa o vete a saber que me cre�a yo que era pero el caso �s que me cogi� de
la mano y nos fuimos a una de las habitaciones que estaban vac�as, de la cual �l
ten�a, claro, la llave.
Nos metimos en la habitaci�n y me dijo que nos sent�ramos en
una de las camas. Yo un tanto emocionada ya, le dec�a: qu� �s! qu� �s! Y �l me
dijo "esto". Yo iba vestida con el camis�n de dormir escolar y fue en ese
momento que me fij� en ello pues el brujo, me meti� la mano por dentro del
fald�n, depositandola justo en la zona del muslo donde hace un pliege y se
transforma en torso. En ese momento, mi corazon recibi� como una se�al de
alarma. Ni tan solo sab�a lo que estava pasando pero algo me indicava que deb�a
tener miedo.
�l comenz� a hablarme, me dijo que hab�a elegido esta noche
para que fuera muy especial. Que en la escuela nos ense�aban muchas cosas pero
que me hab�a elegido a mi para darme una clase especial que solo aprender�a yo.
Con evidente temblor en la voz, yo le preguntaba que de qu� se trataba y porqu�
solo lo aprender�a yo. �l me dijo que me ense�ar�a como se aman las personas
grandes. Yo evidentemente por esas �pocas ya hab�a o�do alguna cosa que hacen
los grandes y nosotros no sabemos qu� �s pero alguna cosa me dec�a que a�n era
demasiado temprano para aprenderlo. Pero parece que el profesor quer�a hacermelo
aprender esa noche y yo no tuve m�s remedio.
Con cautela pero sin detenci�n se dispuso a amarme en esa
vac�a habitaci�n del internado. Primero se lanz� a besarme el cuello, cosa que
desde el primer momento hizo que mi corazon palpitara alertado como si estuviera
en la clase de gimnasia. Mientras me chupaba el cuello, me met�a las manos por
debajo del camis�n. Lo �nico que puedo agradecerle �s que no fue brusco y no me
maltrat�, sino que todo y abusar de mi, lo hizo lo m�s suave posible.
Me lavant� para sacarme el camison y justo cuando me tuvo
ante �l, desnuda y derecha y con mis pechitos a la altura de su boca. Se dedic�
a chuparme esas tetitas por primera vez en mi vida. Yo estaba temblando de forma
constante. No sab�a porque estaba teniendo tanto miedo pues no ten�a porqu�
pensar que el brujo me iba a hacer algo malo pero deb�a ser mi precoz intuici�n
femenina que me hac�a estar en alerta.
As� como me ten�a ante �l, deb�a ser yo como uno de esos
deseos que muchos hombres pedir�an a la lampara magica. Siguiendo su cautela me
met�a el dedillo sin tan solo bajarme el calz�n, esperando a que no me asustara
cuando al cabo de un rato, cas� que agradez� que me fuera despojada de esa
prenda.
El bruj� se levant� y me dijo que hab�a llegado el momento
final. Iba a amarme y me advirti� que me har�a un poco de da�o pero que me
estuviese tranquila que muchas ni�as hab�an pasado por lo que pasaba yo y
ninguna hab�a sufrido da�o. Yo me resign� a seguir su lecci�n y dese� que fuera
cierto lo que dec�a y no me rompiera ning�n hueso ni parecido (pensaba mi tierna
mente).
Se puso tras de mi y me apunt� el pene a su destino mientras
me dijo que me cogiera a una de las literas. Yo me cog� a ella un poco asustada
y con raz�n pues me hizo falta aguantarme en esa recia litera con lo que vino.
Empuj� virilmente y me meti� ya desde buen principio un buen trozo que rompi�
alguna cosa. No s� si fue en ese primer empuj�n que me desvirg� o fue en el
siguiente porque en los dos sent� que se me romp�a algo.
Los siguientes minutos fueron muy intensos. Me penetr�
durante un buen rato en que conoc� un pu�ado de los ataques tembladores que
tiempo despu�s conoc� que se llaman orgasmos. Tan bueno me pareci� todo que los
meses siguientes a menudo deseaba que me volviera a buscarme a nuestra
habitaci�n pero no fue as�. Con el tiempo he aprendido que fueron esas
sensaciones que sent� aquella noche y porqu� las sent�. Ese acabar del polvo con
esas acometidas en su m�xima profundidad y esa sensaci�n de que algo te llena
por dentro como dar un trago a una botella pero por los labios inferiores.
Lo dicho, que el bruj� lleg� con el rato (como todos los
hombres) a sus fertilizador fin y detuvo su follar. Me devolvi� a mi habitaci�n
con la misma sigilitud con que me vino a buscar y si te he visto no me acuerdo.
Pues a�n yo deseandolo, no me volvi� a venir a buscar. �Quiz� �s que recog�a a
mis compa�eras? Estoy segura de ello. Pero cuando tom� conciencia de lo que
hizo. -�l ya estaba muerto-