Relato: La primera vez de Vanina Hace un par de a�os atr�s
un amigo me llev� de visita a un club h�pico en las afueras
de la ciudad de Rosario. R�pidamente me interes� en esa actividad
al punto de incorporarme a las clases a partir del fin de semana siguiente
al que fui presentado. Los alumnos estaban distribuidos en tres grupos:
principiantes, avanzados y competencia. C�mo era l�gico entr�
en el grupo de principiantes, cuyas clases eran dictadas por una mujer
llamada Susana. Ella misma era la due�a del lugar y a pesar de contar
con casi cuarenta a�os se la ve�a muy bien en todos los aspectos.
Hablando con otros que tomaban clases como yo, supe que Susana ratoneaba
a casi todos los varones que conform�bamos el grupo. Ella siempre
estaba vestida de negro. Chaqueta y calzas bien ajustadas a su cuerpo,
botas de montar y casco de salto. Toda la indumentaria negra. El color
favorec�a enormemente su "look", pues era una morocha
de grandes ojos oscuros y mirada profunda. Cuando se quitaba el casco,
sacud�a su melena para dejar al descubierto una cabello negr�simo
que ca�a pesadamente sobre sus hombros coronando un rostro m�s
que bello: ex�tico. Era dif�cil verla re�r durante
las clases, aunque fuera de ellas ten�a muy buen humor y participaba
activamente de las conversaciones que se originaban una vez terminada la
sesi�n semanal. Lo que m�s her�a nuestros sentimientos
masculinos era verla cabalgar con la gracia de una amazona, acompa�ando
con sus caderas el movimiento acompasado del potro durante el galope lento
del entrenamiento. Aquel sube y baja perfecto de su cuerpo sobre la montura,
con las piernas bien abiertas y el torso tirado ligeramente hacia delante
era una actitud m�s que sugestiva para aquel grupo de hombres que
se imaginaban ocupando el lugar del potro. Luego de asistir durante un
mes y notar que progresaba en mi desempe�o, solicit� la posibilidad
de asistir a una clase durante la semana. Susana estuvo de acuerdo en concederme
un turno los d�as mi�rcoles. La primera vez que concurr�
me llam� la atenci�n que Susana no estuviera dirigiendo la
clase. En su lugar estaba Vanina, la hija de Susana. Era tanto el parecido
f�sico entre ambas que al principio cre� que eran hermanas.
Vanina era m�s menuda que Susana, pero su cuerpo era un calco del
de su madre. Cintura peque�a, caderas generosas, y busto exacto
y firme era lo que dejaba traslucir a trav�s del atuendo totalmente
negro que usaba, al igual que Susana. L�gicamente, en su rostro,
visto de cerca, se adivinaba que no pasaba de los veintid�s a�os
de edad. Sus ojos eran m�s claros aunque siempre en la tonalidad
del casta�o y la gran diferencia, si es que la hab�a respecto
de su madre, estaba en su boca. Era peque�a, pero de labios bien
carnosos y cuando sonre�a -cosa que hac�a en todo momento
y con cualquier pretexto- su rostro se iluminaba.
Desde esa primera asistencia en
d�a mi�rcoles, ya no volv� a sentirme atra�do
por Susana. Vanina ocup� su lugar en mis pensamientos y sent�a
hasta verg�enza, en virtud de la edad de ella, veintid�s y
la m�a, cuarenta y uno. Me cuid� de hacer comentarios entre
mis compa�eros de los s�bados y me felicito de aquella decisi�n.
Todo ocurri� una tarde de
agosto. El d�a amaneci� tormentoso y despu�s del mediod�a
se larg� una lluvia torrencial que dur� hasta cerca de las
cuatro de la tarde. A esa hora comenzaba la clase de los mi�rcoles,
y recuerdo que estuve tentado de no asistir, pero luego, al recordar que
deb�a pasar por la casa de mi socio al atardecer, decid�
llegar por el club para ver qu� pasaba.
L�gicamente, de los seis
alumnos del turno s�lo yo hab�a ido. Al verme llegar, Vanina
se sorprendi� pero al mismo tiempo pareci� entusiasmada con
mi presencia. Me coment� que, convencida de que nadie llegar�a
con aquel tiempo, hab�a decidido ponerse a ordenar un dep�sito
en el cual guardaban monturas, mantas y dem�s art�culos afectados
a la actividad, as� como mesas, sillas, y vajilla que utilizaban
durante las reuniones que se realizaban todos los lunes, a la que asist�an
los socios y sus familias. Me ofrec� a ayudarla, lo que acept�
r�pidamente, sobre todo cuando le dije que no me interesaba tomar
una clase solo.
Caminamos por un pasillo a cuyos
lados estaban los boxes de los caballos, hasta llegar al galp�n
que �bamos a ordenar. El primer contratiempo surgi� cuando
quiso encender la luz. La llave estaba falseada y no accionaba correctamente.
Luego de soltar una puteada record� que para encender la luz de
entrada hab�a que ajustar la bombilla que estaba sobre la puerta.
Tom� una peque�a banqueta que estaba all� y se subi�
para estirarse y enroscar la l�mpara. En ese momento, una vez que
estuvo parada, me pidi� que la tomara de las piernas porque sufr�a
de v�rtigo y se iba a marear. Al acercarme y tomarla de las piernas
su culo redondo qued� a menos de cinco cent�metros de mis
ojos. Su olor a mujer me cubri� como una ola de lava que es arrojada
por un volc�n. Sent� que la verga se mov�a dentro
de mi pantal�n como si se despertara de un largo sue�o. R�pidamente
ajust� la l�mpara que se encendi� y gir� hacia
m� esperando que la ayudara a bajarse. Extend� los brazos
para tomarla de la mano, pero se arroj� como una ni�a, brincando
desde la banqueta. Su reacci�n me sorprendi� por lo que no
atin� a correrme. Vanina cay� literalmente en mis brazos.
Tuve que tomarla para que no se golpeara contra m�. Quedamos en
la misma posici�n que si estuvi�ramos por besarnos. Yo la
ten�a tomada por detr�s de sus hombros y ella apoyaba ambas
manos sobre mi pecho. Se tent� de risa y baj� su cabeza hasta
colocarla en el hueco que le ofrec�a mi cuello. Instintivamente
la abrac� con m�s decisi�n. Dej� de re�rse
al sentir una de mis manos en su cintura y la otra en la nuca y lentamente
alz� la vista para mirarme fijo a los ojos. Sent� que el
coraz�n me estallar�a al igual que la pija que ya estaba
como un hierro. "�Qu� me vas a hacer?" pregunt�.
"�Qu� quer�s que te haga?" repliqu�.
"Lo que quieras" respondi� con firmeza.
A todo esto, ella sent�a
latir la pija contra su sexo y presionaba y tom� la iniciativa de
besarme. Su lengua era �gil, h�meda y extremadamente suave.
El beso, casi salvaje, dur� el tiempo necesario para encontrar de
memoria un lugar donde caer. Qued� boca arriba y ella, sentada a
mi lado estaba en un estado de cachondez pr�ximo a estallar. En
sus ojos se notaba la excitaci�n que recorr�a su cuerpo.
Las mejillas se le hab�an puesto de color carmes� y la boca
entreabierta era un fruta en su estado justo para comer. Sin quitar sus
ojos de mis ojos, comenz� a acariciarme la pija por sobre el pantal�n.
Con un poco de dificultad, baj� la cremallera, desajust�
el cintur�n y liber� el bot�n met�lico del
jean. La verga salt� como un mu�eco y con su mano tibia la
recorri� una y otra vez. "Soy virgen" me espet�
de golpe. Sus palabras, mientras me acariciaba los test�culos, me
dejaron pr�ximo a terminar. C�mo pude contuve la eyaculaci�n
y Vanina, arrodillada a mi lado comenz� a chupar lentamente la cabeza
de la pija. Recorr�a con su lengua como si estuviera tratando de
descubrir cada pliegue, cada mil�metro para aprenderla de memoria.
De pronto se meti� toda la pija en la boca y comenz� un juego
de succi�n que me produjo un placer que no recuerdo haber experimentado
en mi vida. Su peque�a boca se llenaba con la cabeza solamente,
pero ella estaba interesada en trag�rsela toda. Ver aquellos labios
recorrer de arriba hacia abajo la totalidad de la pija me hicieron acabar
de manera impresionante. Habr�n sido tres o cuatro chorros de leche
que Vanina se trag� sin dejar de chupar. Por momentos el goce me
hizo pensar que me iba a desmayar de placer. Cuando dio por terminada su
tarea, not� que escond�a la mirada con verg�enza. En
silencio, la tom� suavemente y la acost� a mi lado. Desabroch�
su chaqueta y levant� su remera para dejar su tetas al aire. No
llevaba sost�n y los pezones estaban erguidos, duros y tibios. Me
acerqu� y los bes�. Gimi� de placer, por lo que repet�
la acci�n. Instintivamente los levantaba para que no salieran de
mi boca. Sin decir palabra, le quit� las botas y la calza negra.
Llevaba un diminuto bikini rojo que estaba empapado. Se lo quit�.
Me acerqu� a sus labios y la bes� tiernamente. En su boca
hab�a olor a mi sexo y a esperma. Eso me excit� terriblemente.
Comenc� a bajar con mis labios por su cuello. Fui lamiendo cada
parte de cuerpo tibio y tembloroso mientras Vanina vibraba de placer. Baj�
lentamente por su vientre recorriendo con la punta de la lengua el camino
recto hasta su pubis. Tom� sus muslos y los abr� mientras
los levantaba. La conchita de Vanina era peque�a. Ten�a el
vello natural pero no era abundante y un aroma capaz de excitar al m�s
h�brido de los hombres. A trav�s de sus pelitos totalmente
h�medos amanec�a los labios de la peque�a vulva. Casi
con curiosidad, los abr�. Resplandec�a su orificio; brillaba
por la miel que lo cubr�a y por el reflejo amarillento de la �nica
luz que nos alumbraba. No pude contenerme y me lanc� sobre su cl�toris
erguido como un sediento se arrojar�a en una cuba de agua. Al contacto
de mis labios, Vanina se estremeci�. Su vientre hizo un movimiento
convulsivo y se tom� muy fuerte de mis cabellos. Succion�
con energ�a el cl�toris que fue adquiriendo un tama�o
desmesurado y una rigidez propia de un pene. Vanina no paraba de moverse
como una ola y comenz� a gemir. Yo, mientras no dejaba de recorrer
toda su conchita con mis labios y la lengua. En pocos minutos tuvo dos
orgasmos y la miel cubr�a totalmente aquel hoyito virgen rebalsando
exageradamente hacia el ano. Levant� apenas un poco m�s sus
piernas y dej� correr la lengua hasta el mismo agujerito del culo.
Note que el esf�nter estaba totalmente relajado y dilatado. La lengua
recorri� la entrada una y otra vez y Vanina tuvo otro orgasmo. En
ese momento me di cuenta que gozar�a si se la pon�a por el
culo. "�Me va a doler?", pregunt� cuando se lo
propuse. "Claro que no" respond� para tranquilizarla.
En realidad ment� porque estaba convencido de que iba a dolerle.
Una cosa era la lengua y otra una pija de diecis�is cent�metros
con una cabeza de cuatro de di�metro, y que encima estaba r�gida
como un hierro. "Probemos y si te duele no lo hacemos" susurr�.
Me quit� r�pidamente el jean y el slip que ya ten�a
bajos y me arrodill� entre sus piernas. Le ayud� a alzar
las piernas y coloqu� mi pantal�n y el suyo doblados debajo
de su cintura para mantener un poco la elevaci�n. Al abrir bien
las piernas y estar la cadera bien elevada, el ano se abri� un poco.
Estaba repleto de la miel que hab�a corrido desde la conchita, por
lo que no hizo falta lubricar. Prob� con la yema del pulgar para
ver si contra�a al sentir la presi�n. Introduje lentamente
el dedo y juzgu� que era el momento. Apoy� la cabeza de la
pija en la puerta y presion� lentamente. Cost� un poco, pero
entr�. Vanina jadeaba y se mord�a los labios. "�Te
duele"?, pregunt�. Movi� la cabeza en un gesto negativo,
entonces empuj� hasta la mitad y comenc� un mete y saca lento
y tratando de que s�lo entrara un poco m�s de la cabeza.
Vanina comenz� a gozar y a contraer el esf�nter. Sentir esa
presi�n en la pija me impuls� a met�rsela hasta el
tronco. "���Ayyyy!!!" grit� y me clav�
las u�as en los hombros. Segu� cogi�ndola lentamente
pero llevando la pija hasta el fin cada vez hasta que ella tuvo su orgasmo
y yo le vaci� totalmente la leche en el culo. Qued� exhausta,
con los ojos cerrados y la respiraci�n a mil revoluciones. Saqu�
la verga, o lo que quedaba de ella, y tambi�n sali� la leche.
Me tend� junto a ella, la abrac� y la bes�. Me ofreci�
su boca y no pude resistirme. Me gustaba su aliento tibio y perfumado de
sexo. Ten�a los labios irritados e hinchados por c�mo se
los hab�a mordido. Se los chup�. "Siempre me imagin�
que iba a hacer esto con vos" me dijo mir�ndome fijo a los
ojos. "No me preguntes por qu�, pero tuve la sensaci�n
desde el d�a en que llegaste." agreg�. "Pero �es
verdad que sos virgen?" pregunt� con incredulidad. "S�,
claro, �por qu� lo dud�s?" volvi� a preguntar.
"Es que no ten�as una actitud propia de una novata" retruqu�.
"�Te explico"?, en casa hay canal codificado y mis viejos
no saben que mi hermana y yo conocemos la contrase�a. Miro muchas
pel�culas, el tema es que mi novio no me calienta; lo quiero, pero
no me calienta como vos, que cuando me abrazaste me moj�, �entend�s?".
Volvi� a besarme y sent�
su mano suave en la pija que no reaccionaba. Insisti�. Recorr�a
mi boca con la punta de su lengua y presionaba en la cabeza de la verga
y acariciaba mis test�culos. Lentamente el miembro comenz�
a incorporarse hasta que se puso duro otra vez.
"Ahora voy a desvirgarme"
resolvi�. En un movimiento r�pido se ubic� a caballo
sobre m�. Ligeramente inclinada hacia delante, tomo por detr�s
la pija, la puso justo sobre su peque�a conchita y se desliz�
suavemente hacia abajo. Sent� el esfuerzo que hac�a por entrar,
pero Vanina estaba decidida y se la meti� toda. Hizo una pausa y
comenz� a moverse y a gozar. Al principio lento, luego con m�s
decisi�n y ya al final con desesperaci�n. Verla ah�
arriba, sacudi�ndose de placer, con la chaqueta puesta, la remera
levantada y las tetas en un dulce vaiv�n me hicieron acabar como
si aquel tercer polvo hubiera sido el primero. Pasado el momento del orgasmo
sent� que la pija me dol�a, pero ella continu� cabalgando
hasta conseguir un nuevo orgasmo, a pesar de que mi pija ya era un trapo.
Despues de aquella vez continuamos
encontr�ndonos una vez por semana. Por supuesto que con la m�s
absoluta discreci�n. Hoy, dos a�os despu�s, Vanina
y yo estamos en pareja, vivimos en Brasil y cogemos todos los d�as.
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Relato: La primera vez de Vanina
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