Esta historia que les voy a contar, sucedi� por el a�o 89
cuando ten�a nueve a�os. En ese entonces me juntaba casi todos los d�as a jugar
a la pelota en un bald�o cerca de casa. Ten�a tres amigos inseparables, Juan (9
a�os), Lucho (11) y Mat�as (12) que era el primo de Juan y se quedaba los fines
de semana a dormir en su casa.
Siempre que part�amos para la cancha, en la esquina hab�a un
se�or de aproximadamente 62 a�os, que se colocaba en la vereda con una silleta a
escuchar la radio. Nosotros pas�bamos y siempre lo salud�bamos con �nimo.
Un d�a, que volvimos de la cancha, and�bamos con armas
pl�sticas de juguetes; al pasar por enfrente de Don Arturo y saludarlo nos grito
a viva voz que esper�semos porque el ten�a que contarnos algo. Esta fue la
primera vez que nos sentamos a hablar con �l. En la charla nos explicaba el
porque no ten�amos que andar con armas, que las armas siempre la carga el diablo
y una serie de discursos m�s acerca de nuestro juego.
Don Arturo era un se�or bastante grandote, era descendiente
de italiano por lo que ten�a una gran barriga, era muy alto (1,85 m) y sobre
todo muy peludo, tanto el cuerpo como en su prominente barba. El acostumbraba a
estar en la calle con una camisa desprendida y solo sujetada con un bot�n, por
lo que la mata de pelos blancos y negros nac�a desde el centro de su pecho y se
extend�a por todo su cuerpo, m�s que nada en su abdomen.
Nos invit� a pasar, y nos mostr� las armas que ten�a colgada
en las paredes de su casa. Hab�a muchas y muy variadas. Desde ese d�a, siempre
pas�bamos y nos qued�bamos en la casa de Don Arturo un poco para que nos cuente
sus fabulosas historias.
La confianza fue aumentando y ya nos sent�bamos en su falda,
lo tute�bamos y hasta recorr�amos toda su casa desde principio a fin sin
problemas.
Como dije antes, Don Arturo ten�a una particular forma de
vestir. Usaba su camisa mangas cortas desabrochada hasta casi su totalidad y un
short, muy corto y pantuflas.
En uno de sus cuentos, Don Arturo hizo un adem�n en su sill�n
y abri� sus piernas, dejando ver uno de sus huevos peludos. Como �ramos chicos
todos nos re�mos, pero Juan no hab�a alcanzado a ver as� que le hincho a Don
Arturo para que se lo muestre de nuevo. El viejo asinti� y se abri� una de las
piernas del short dejando ver el huevo. En ese mismo instante, Juan pregunt� por
la cantidad de pelos que ten�a Don Arturo, y si nosotros alguna vez los
tendr�amos. Mat�as, el m�s grande de todos nos dijo que a partir de su edad (12)
te empezaban a salir pelos en los huevos y en el cuerpo. Entonces se abri� su
short y dejo a la exposici�n toda su polla y los huevos not�ndose unos peque�os
bellos p�bicos en el nacimiento de esta.
En ese momento Don Arturo nos coment� que los hombres a
partir de los 11 o 12 pod�a eyacular. Todos quedamos at�nitos, nadie sab�a que
era eso y Mat�as y Lucho lo charlaban en la escuela pero nunca hab�an platicado
con alguien mayor sobre ese tema. Despu�s de varias explicaciones sobre las
erecciones, Don Arturo nos pregunt� si quer�amos tener una eyaculaci�n todos
juntos, como amigos, que era algo muy lindo. Asentimos con la cabeza con la
mayor confianza que inspira un hombre adulto. Entonces llam� a Mat�as y lo subi�
a su falda pero no de la forma en que lo hac�amos antes sino lo coloc� bien
sobre su bulto (primero se acomod� la polla para arriba y los sent� encima de
ella). Luego le pidi� a Mat�as que se moviera, entonces el viejo cerr� los ojos
y gem�a de placer. Mat�as ten�a los ojos grandes y estaba un
tanto asustado. Luego Mat�as par� y Don Arturo se incorpor� de su sill�n dejando
ver un tremendo bulto. Todos quedamos tiesos. Ahora van a ver una verdadera
erecci�n; se desprendi� la camisa y se aferr� a la pretina de su pantal�n y lo
fue bajando de apoco, hasta que este se trab� con la tranca endurecida. Lo hizo
a un lado y de un tir�n lo dejo a la altura de la rodilla. Nuestro asombr� fue
tal que yo comenc� a temblar. En ese momento pens� que era de temor pero luego
comprend� que fue por la excitaci�n que me caus� al ver eso. Don Arturo nos
mostr� como deber�amos tomar la polla. Primero tomen la piel y tirenla para
atr�s. En ese momento apareci� una cabeza morada con algunos toques rojizos.
Despu�s s�banla y repitan eso varias veces. Tambi�n toquense las tetillas y los
huevos, eso los ayudar� a existarse.
Mat�as se puso de pi� y se comenz� a desnudar. Como era el
m�s grande, casi por instinto lo hicimos todos. Una vez desnudos practic�bamos
los que nos ense�o el viejo.
Yo no pod�a dejar de mirar la tranca, maravillosa, no muy
grande ya que medir�a unos 17 cm pero para nosotros era lo m�s.
Don Arturo luego nos invit� a tocarla. Nadie se anim�, as�
que el se dirigi� hac�a m� quien lo miraba sin cesar y tomo mi mano. Sin negarme
acepte y la toque despacito. - Tomala nene, me dijo � Al abrir la palma de mi
mano, esta no cab�a y ni pod�a cerrar la mitad del pu�o. Nene, agarrame los
huevos, me dijo. Yo con la otra mano y sin soltar su tranca se los tome y los
tocaba despacito. No queres darle un besito, me dijo?. Yo medio dubitativo y
ante la mirada expectante de los dem�s acepte. Entonces el viejo bajo el pellejo
y dej� ver la cabeza. Acerqu� mi boca y la bese. Estaba caliente, hirviendo y
ten�a bastante olor pero me gustaba y algo me atra�a a hacerlo. Lugo me dijo, -
Pasale la lenguita como si fuera un caramelo. Acced�a y comenc� a lamer como una
zorra. Sin saberlo lam�a todo el tronco con desesperaci�n. Ahora te queda lo
�ltimo, ya que como eres muy bueno y cumples todo yo te lo voy a hacer a v�s.
Entonces se dio vuelta y me puso su culo en la cara. Abri� las nalgas y me
dec�a, - Chupalo nene, sin miedo, chupalo -. Acerque mi lengua pero hab�a mucho
olor as� que me retir� un poco. A Don Arturo no le gust� mucho eso as� que
levant� la voz y me dijo � Hac� lo que te ordeno - . Coloc�ndose casi en cuatro
patas y agarrado a la mesa de la cocina me entreg� todo su culo. Abr� las nalgas
yo y pas� la lengua varias veces, y el viejo gem�a de placer.
Luego se incorpor� y no invit� a su habitaci�n. Era incre�ble
ver a Don Arturo caminar ya que esa tranca casi no se le mov�a. Nos acomodamos
los cinco en la cama y le pidi� a Juan y Lucho que le hagan lo mismo que vieron
en el comedor con migo y entonces baj� el pellejo de su polla y se las entreg� a
ellos que comenzaron a lamer con ganas. Luego a mi me puso a su lado y me dijo
que abra la boca grande. Le hice caso y el se acerco y juntamos los labios. Su
barba me pinchaba pero en ese momento estaba bastante exitado y mi pitito estaba
que explotaba. Me meti� la lengua y hurgaba en mi boca como penetr�ndome. Como
Matias era m�s grande y ten�a la tranca m�s desarrollada pidi� que se le parara
al lado y comenz� a mamarla con suavidad. Mat�as no paraba de gemir fuerte y se
vino en unos segundos. Luego nos pidi� que nos pusi�ramos todos en cuatro patas
en la cama y el pas� uno por uno y nos apoyaba su polla en el ajugerito del culo
y embestia despacio. Nos explicaba que el que hac�a esto demostraba cari�o al
otro.
Don Arturo estaba bastante colorado, entonces se acost� en el
centro de la cama y nos pidi� que le chupemos entre todos la tranca y que
tomemos todo lo que sal�a, el que m�s tomaba ten�a un premio. A los segundos
comenz� a largar borbotones de leche que tomamos sin parar y nos re�amos a coro.
Esa fue la primera vez que prob� semen, y desde ah� no pude
para de probarlo, hasta el m�o cuando estoy excitado.
El viejo nos explic� que no deb�amos cont�rselos a nadie
porque era un secreto entre amigos y los secretos no se cuentan ya que si se
revelan entonces los dem�s se iban a encargar de reprenderlo.
As� continuamos un tiempo, jugueteando un poco pero sin
penetraciones. Si quieren saber que paso el d�a de la primera penetraci�n
escr�banme un correo. Ya que no se si a muchos le interes� o no la historia.
Actualmente tengo 22 a�os y soy bisexual. Ando de novio hace
2 a�os y medio pero me encantan los hombre maduros, solo los maduros porque me
demuestran vigor y seguridad.
Saludos
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