Relato: Un deseo inicial





Relato: Un deseo inicial

Mi primer amor fue algo muy especial� bueno, en realidad, me
enamor� de alguien especial. Estaba cursando d�cimo grado, hab�a cambiado de
colegio para ese a�o, y all� la conoc�: su nombre, Nasly. Nasly era una chica
muy agradable, con unos pechos bien formados, un cuerpo precioso, pero sobre
todo, me enamor� de su forma de ser. Su piel blanca, su cabello lacio hasta la
mitad de la espalda, un rostro angelical� Era alguien que siempre inspiraba
ternura.



Me sent�a muy bien estando al lado de Nasly� me hac�a sentir
importante, especial� hasta el d�a que le dije que la amaba� y se lo dije por
segunda vez� y por tercera� un a�o y medio despu�s de estar sola. Su novio
anterior hab�a muerto tr�gicamente y eso me dificult� las cosas un poco. Pero al
fin se hizo realidad mi sue�o� El d�a que me dijo que si� fue un d�a de fiesta
para m�



Soy un hombre muy rom�ntico� y que le gusta el sexo� claro
que por esa �poca hasta ahora lo estaba descubriendo.



Luego de una esas peleas de novios, una noche fui a su casa a
pedirle que me perdonara� que me supiera entender, que para mi era dif�cil su
incumplimiento repetido y sistem�tico, pero que iba a poner m�s de mi parte para
entenderla a ella tambi�n. Sent�a miedo, nervios� de hecho, era una de mis
primeras peleas, y era con alguien que amaba y no quer�a perder.



Ella me recibi� en la puerta de su casa� el dije lo que ten�a
que decir, y nos abrazamos. Me invit� a seguir. Pronto descubr� que estaba sola
en la casa. Me encantaba consentirla, me gustaba mucho jugar con su cabello
(siempre he sentido un atractivo especial por el cabello de una mujer� y si
tiene rizos, es mucho mayor esa atracci�n). Me sent� en el sof�, y ella se
recost� contra mi cuerpo� comenc� a jugar con su cabello� pero en la posici�n en
que estaba, pude observarle sus senos por sobre su blusa� eran unos senos
preciosos, grandes, y pude sentir que crec�an a medida que mis manos jugaban con
su cabello. Poco a poco comenc� a dibujar con mis ojos sus pezones� deber�an
estar duros, porque sobre su blusa comenz� a aparecer esa peque�a protuberancia
que me dec�a que ella estaba excitada�



Y observ� sus piernas� ella llevaba una minifalda en lana,
sin medias veladas� desee explorar, tocar sus piernas, sentir su suavidad. Luego
de un momento, ella se levant� y fue a su cuarto por unos segundos� (Supongo que
estaba excitada y no quer�a perder en control en ese momento conmigo) al
regresar se sent� en otra silla, y conversamos, escuchamos m�sica�



Con el correr de los minutos, la deseaba m�s� imaginaba su
cuerpo desnudo, ese cuerpo que quer�a llenar de besos, que quer�a explorar,
conocer, sentir. De pronto, ella se levant� de su silla y al hacerlo,
involuntariamente me dej� ver su panty durante una fracci�n de segundo� eso fue
suficiente para so�ar durante varios d�as� Imaginaba su panty, su forma, su
textura, la manera como se pegaba a su piel� fue un panty con el que so�� varias
noches� un panty color blanco, imaginaba como se lo quitaba muy despacio para
poco a poco ir descubriendo un bosque de vello� unos labios carnosos� me
extasiaba imaginando su vagina frente mis ojos� Y as�, la desee a partir de
entonces. Y as�, comenc� a so�ar, a imaginar, a planear c�mo ser�a el d�a que
ella fuera m�a� y tuve mucho tiempo para imaginarlo.



Pero ella no quer�a tener sexo conmigo� a�n era virgen, a sus
18 a�os y mis 18 a�os reci�n cumplidos, ambos �ramos v�rgenes.



Pasaron varios d�as y las cosas no estaban muy bien entre los
dos� aunque debo decir que yo la amaba much�simo. Una noche me llam� y nos
pusimos una cita para el d�a siguiente� ir�amos a bailar. A la hora acordada,
pas� a recogerla. No nos hab�amos visto en varias semanas� estaba muy bella.
Fuimos a bailar� y bailamos como nunca� muy juntos, muy rom�nticos� como si
ahora si ella dejara aflorar los sentimientos y no importara lo que pudiera
pasar� porque en ese momento, a ella no le importaba lo que iba a suceder� o
mejor dicho, estaba segura de que era el momento y eso hac�a que incluso el olor
de su cabello, de su piel, fuera diferente.



Yo no quer�a que aquella noche terminar� nunca� me sent�a
feliz� quer�a estar a su lado siempre� Cerca de la media noche me pidi� que nos
fu�ramos� que le dol�an los pies (el viejo truco de los pies)� Y me pidi� que la
llevara a su casa. Con algo de tristeza, acced�, aunque lo que quer�a en ese
momento era seguir bailando a su lado toda la noche.



Cuando llegamos a su casa, me invit� a pasar� eran las 12:30.
Le dije que no, porque podr�a despertar a sus padres� "-Y si te dijera que no
est�n�" No esper� a que me lo dijera dos veces� Seguimos a la sala, coloc�
m�sica a bajo volumen y se acerc� a m� para que acariciara su cabello� "-He
extra�ado mucho tus manos�" "-Y yo te he extra�ado a ti" le dije.



"-Gracias por esta noche tan especial� Carlos Eduardo, quiero
que pase lo que pase siempre me recuerdes, aunque no estemos siempre juntos�" Y
vaya si lo logr�, porque aunque han pasado los a�os, siempre he recordado esa
noche. Aunque conoci�ndola como la conoc�, sus palabras no eran sin�nimo de
sexo.



Me dio un beso y abraz� mi cuerpo. "-Quiero que tus manos
jueguen con mi cabello� me encanta sentirlas, me gusta que me consientas�" Se
recost� en el sof� y coloc� su cabeza sobre mis piernas. Comenc� a acariciar su
cabello y ella cerr� sus ojos. Esa noche, ella llevaba un vestido negro de
alguna tela muy fina (no soy experto en telas), un tanto ajustado a su cuerpo de
la cintura hacia arriba, y de la cintura hacia abajo era ancho, con blondas� una
medias veladas negras, zapatos de tac�n� El vestido, era muy bello� ten�a un
escote de dejaba ver la parte superior de sus senos� un vestido sin tirantes que
dejaba gran parte de su espalda descubierta.



Mientras ella cerraba sus ojos, comenz� a crecer en mi el
deseo de hacer ese cuerpo m�o� y mir� su escote� en realidad sus senos eran muy
bellos� eran unos senos duros y grandes.



"-Quiero sentir tus manos en mi cuello�" Y mis manos fueron
hacia donde ella pidi�. Comenc� a tocar su cuello, su barbilla, con movimientos
suaves, circulares, y bajaba mi mano cada vez un poco m�s, para luego volver a
subir hacia sus labios. A cada movimiento, mi mano quer�a explorar m�s abajo.
Not� que su respiraci�n comenz� a ser un poco m�s r�pida� aunque trataba de
disimularlo� hay que entender que para ambos era nuestra primera vez, y de
alguna manera ninguno quer�a crear una imagen equivocada del otro� quer�amos que
todo ocurriera con naturalidad.



Luego de unos instantes, mi mano baj� lo suficiente para
sentir con la punta de mis dedos el sitio donde la piel comienza a ascender,
donde nace su seno derecho, y sent� que su cuerpo se estremeci� levemente� "-Me
das un beso, amor�" Le di ese beso, y luego ella se levant�, me tom� de la mano
y me llev� a su cuarto.



Aquella era la primera vez que entraba a su habitaci�n. Y en
ese momento no me importaba saber como era� solo la quer�a a ella� Solo me di
cuenta que la luz era tenue� que tenia una l�mpara sobre su mesita de noche y
que hac�a que el ambiente fuera rom�ntico. Pero en el fondo de mi, sent�a algo
de miedo� miedo a que ella dijera "-mejor no, Carlos Eduardo, no me siento
preparada�" miedo, porque llevaba ya bastante tiempo dese�ndola y ahora que la
ten�a tan cerca no quer�a que se arrepintiera.



Le ped� que se recostara en su cama, y as� lo hizo. Me
recost� junto a ella y me abraz�. Y entonces mis manos retornaron al sitio donde
hab�an quedado� a su cuello. Ella cerr� sus ojos y se separ� un poco de mi para
dejar que mis manos continuaran con su trabajo� Me acerque a sus labios y la
bes�, mientras mis manos acariciaron su seno por sobre la tela del vestido� en
medio del beso, ella suspir�, y su cuerpo se movi� levemente� en realidad ella
deseaba esa caricia�



Mis manos comenzaron a moverse lentamente sobre la tela de su
vestido, en forma circular, y de vez en cuando se acercaban a la frontera, donde
la suavidad de la piel se pierde dejando paso a la textura del vestido. Desde
entonces me gust� jugar con la ropa, con esos l�mites donde termina lo permitido
para dar paso a lo prohibido. Fue un beso incre�ble� mientras mis manos bajaron
levemente su vestido� no fue dif�cil. Ella levaba un sost�n negro, de encaje,
que dejaba dibujar la turgencia de sus pezones, la firmeza de sus senos� Imagino
que deb� quedar con la boca abierta al observar tanta belleza� el objeto de mis
deseos a tan solo unos cent�metros de mis ojos.



Y mis manos volvieron a sus senos, por sobre la tela del
brasier� pero ahora pod�a sentir su calor, un calorcito dulce que invitaba a
seguir explorando. Y bajo las palmas de mis manos sent�a la dureza de su pez�n
que se volv�a irresistible� jugu� con su seno derecho, luego con el izquierdo,
mientras mis ojos iban de sus senos a su rostro� era un sue�o ver a Nasly as�,
con los ojos cerrado, como queriendo contener en su memoria cada sensaci�n
despertada.



Mis manos volvieron a su piel desnuda, y acariciaron la base
sus senos, y con un poquito de esfuerzo irrespetaron las fronteras� se metieron
suavemente, lentamente buscando esos pezones duros, firmes, c�lidos y
embriagadores� Y con ansia los alcanc� luego de unos segundos, los tom� con mis
dedos, los sent�, los apret� suavemente, los solt� para comenzar a girar mi mano
sobre ellos, como quien da una caricia, muy suavemente, con la fuerza un simple
roce, con la delicadeza de un susurro. Eso hizo que su pez�n se pusiera duro�
m�s duro a�n de lo que estaba.



Me acomod� porque quer�a que mis dos manos tuviera la misma
fortuna de acariciar esas protuberancias firmes, y mi mano izquierda se apoder�
de su seno izquierdo, y comenc� a jugar all�, en ese para�so de bondades
infinitas.



Poco a poco sent� la necesidad de descubrirlos, de verlos
fijamente, y saque mis manos un instante para buscar el broche de su brasier�
pero mis manos fueron hacia su espalda mientras el broche estaba en frente (era
el primer brasier que soltaba y yo imaginaba que todos ten�an el broche en la
espalda) Nasly hab�a querido ahorrarme trabajo de ir tan lejos, y al darse
cuenta de mi frustrada b�squeda, en sus labios se dibuj� una leve sonrisa�



"-No tienes que ir tan lejos� el broche de este brasier est�
adelante". Me sent� como un tonto� pero quise compensar mi torpeza con nuevas
caricias, as� que de nuevo met� mis manos bajo su brasier unos segundos, para
asegurarme de que segu�an duros, para proporcionarle a Nasly nuevas sensaciones
que le hicieran olvidar mi tonter�a.



Y cuando mis manos buscaron de nuevo el broche de su sost�n,
con facilidad lo encontraron. Por fortuna no tuve que sufrir mucho para
soltarlo� no se si estaba mal ajustado, o en mi primera vez fui tan h�bil� pero
fue sencillo soltarlo� y eso hice, simplemente lo solt� pero lo dej� en su
sitio. Para mi es excitante cada instante de estos, ver sus senos atrapados bajo
la tela, luego casi libres, dejando traspasar algunos rayos de luz que permiten
dibujar en la mente la forma de los pezones.



Acarici� sus senos por sobre su sost�n, con la intenci�n de
querer liberarlos, pero a la vez retenerlos, porque me gusta la sensaci�n que se
forma bajo mis manos cuando acaricio de esta manera. Es todo un ritual para mi
hacerlo de esta forma.



Se puede decir que es una forma de acrecentar mi deseo, mi
excitaci�n� queriendo descubrir esa parte de su pecho para conocerla, pero al
mismo tiempo cubri�ndola para permitirme un instante m�s de imaginaci�n, de
deseo, de ganas.



Y poco a poco descubr� sus senos, una redondez que me parec�a
perfecta, una suavidad que invitaba a la embriaguez. Y mir� de nuevo el sost�n,
el afortunado sost�n que hab�a estado siempre tan cerca, al contacto del fruto
de mis deseos� qu� afortunado era aquel sost�n que pod�a extasiarse cuantas
veces quisiera de la dureza, de la suavidad, del perfume de mujer que emiten los
senos de las mujeres. Y sobre todo, el buen gusto de Nasly� era un brasier
perfecto, coqueto, que permit�a ver lo suficiente para imaginar lo dem�s; de un
tama�o adecuado (aunque ahora adoro los sostenes peque�os en una mujer) y un
color negro que invitaba al peligro.



Sus senos quedaron al descubierto y me extasi� unos segundo
mir�ndolos. En realidad eran hermosos. Y tuve la tentaci�n de dirigir mis dedos
hacia lo pezones y tomarlos con dos dedos, tirarlos hacia arriba suavemente� y
mi recompensa fue mayor, cuando luego de hacerlo sent� que el cuerpo de Nasly se
movi� suavemente, aprobando aquella tentaci�n. Su boca se abri� levemente y
sent� un deseo irrefrenable de besarla.



Toque sus labios con delicadeza, con suavidad, porque no
quer�a que mis labios desconcertaran la sensaci�n que estaba experimentando� Y
ella peg� sus labios a los m�os� me dio un beso apasionado, su lengua busc� la
m�a, quer�a que su lengua tambi�n fuera m�a, que estuviera dentro de mi, y que
mi lengua fuera suya.



Luego de unos instantes, mis labios abandonaron los suyos,
porque seguir explorando su cuerpo, bes� su barbilla, su cuello, y a medida que
bajaba pod�a sentir que su deseo aumentaba, que su respiraci�n se hac�a un tanto
dif�cil. Y roc� su seno izquierdo con mi mejilla� Sent�a entonces la punta de mi
pene totalmente mojado, hac�a rato hab�a despertado pero yo hab�a consiente de
eso, porque ahora solo me extasiaba en el placer de ella� su placer era mi
placer.



Ascend� poco a poco por sus senos hasta encontrar sus pezones
y comenc� a besarlos, a apretarlos con mis labios, mientras mis manos tomabas su
seno desde la base y los apretaba con firmeza� como queriendo desplazar volumen
hacia la punta para hacerlos m�s duros de lo que estaban. Durante un tiempo� que
no se si fueron segundos o minutos, mi lengua jug� a voluntad en ese manjar
dulce, y cambi� luego al otro seno, buscando ese mismo placer�



Nasly dec�a que mi forma de hacer el amor era toda una
tortura, porque hac�a que cuando llegara a alg�n lugar de su cuerpo, ese lugar
de verdad deseara la sensaci�n que iba a sentir� alguno me llamar�an lento� yo
digo que esa tortura hace que en una mujer se acreciente el deseo, y me encanta
disfrutar al m�ximo de cada instante y cada cent�metro del cuerpo de una mujer�
Porque no tiene sentido acabar r�pido ignorando todo el placer que uno puede
experimentar cuando se acrecienta el deseo.



A estas alturas comenc� a desear explorar otras partes de su
cuerpo, aunque sus senos me segu�an embriagando. Para mi tambi�n es algo
torturante tener que dejar algo que deseo para ir en busca de otras partes m�s
excitantes. Me despegue de sus senos y ella aprovech� este momento para quitar
mi camisa (mi chaqueta hab�a quedado desde la sala). Me quit� los zapatos y ella
quiso hacer lo mismo, pero no la dej� yo quer�a quitarle todo.



Ella se volvi� a recostar en la misma posici�n que estaba y
me acerqu� a sus pies. Toqu� sus tobillos con mis manos, mientras mi mirada
buscaba su rostro� hab�a vuelto a cerrar los ojos� ve�a sus senos, totalmente
abandonados de mis caricias, de mis besos, pero me excitaba tambi�n sentir la
piel de sus piernas sobre la textura de la media velada. Fue f�cil quitar sus
zapatos� no tarde mucho en tener sus pies libres para acariciar.



Mi mirada se pos� en su falda� era algo excitante imaginar lo
que hab�a debajo� quer�a mover mi mano para levantarla un poco, pero
sinceramente, estando tan abajo, me daba pena� adem�s no quer�a alterar mi
ritual de caricias, mi ritual para desnudarla. Mis ojos se esforzaban para
penetrar bajo el leve espacio que quedaba entre sus piernas, mi mente jugaba a
imaginar el color de su panty, la textura del mismo, la forma, el tama�o, la
turgencia que deber�a dibujar su vagina al sentirse aprisionada por ese trozo de
tela. Mi mente deseaba que abriera un poco m�s sus piernas para confirmar lo que
imaginaba.



Bes� sus pies� fue una sensaci�n extra�a para mi, pero
deliciosa� un beso a la piel sobre la media velada es algo rico, es la mezcla de
la fr�a lycra con el calor de la piel� es la frescura que hace soportable el
fuego del deseo. Desde entonces, me encanta besar sobre la media, me gustan las
mujeres que usan liguero, porque se puede hacer el amor sin necesidad de
quitarle las medias� Aunque aquellas que ella ten�a eran de las otras, que van
hasta la cintura.



Pronto comenc� a avanzar, a acercarme hacia la rodilla, y
cada vez era m�s fuerte el deseo de levantar su falda para descubrir su secreto
de una vez por todas, pero no lo hice� porque cada movimiento debe ser sutil,
debe ser delicado� creo que esa es mi naturaleza, que cada momento llegue cuando
m�s lo deseo.



Bes� su rodilla, la acarici� con mis mejillas, que rico es
sentir la piel de esa manera, y mientras besaba sus piernas, mis manos las
acariciaban , exploraban el lugar que luego recorrer�an mis labios, masajeaba
sus carnes con delicadeza, con suavidad, con pasi�n.



Cuando mi ojos se encontraron de nuevo en la frontera donde
se separa lo visible de lo oculto, deposit� un gran beso en sus muslos� quer�a
tener una excusa para continuar explorando� quer�a que fueran mis mejillas, mis
labios, lo que inconscientemente, los que voluntariamente comenzaran a correr el
vestido hacia arriba.



Mis manos poco a poco se metieron bajo su falda, desde sus
rodillas hacia arriba, con lentitud, por la parte interior, y experiment� que su
calor aumentaba a medida que me mov�a m�s hacia arriba. Quer�a llegar a la
fuente de ese calor, pero no era prudente, porque quer�a que ella lo deseara
m�s� porque yo mismo quer�a desearla m�s.



Mis manos jugaban entre sus muslos, masaje�ndolos de arriba
abajo, sin acercarse totalmente a su meta, jugaban por debajo de su falda,
porque no se la hab�a levantado a�n. Mis dedos comenzaron a moverse
lateralmente, para no olvidar la parte superior de sus muslos, y mis movimientos
se volvieron circulares en principio, y desordenados luego, recorriendo en un
momento sus muslos por dentro, luego por fuera, luego por encima, y hubo un
momento en que quise tocarlos por debajo.



De esta forma, ella abri� poco a poco m�s sus piernas, y mis
ojos quedaron fijos buscando ese lugar que tanto deseaban� pero que a�n no pod�a
ver� porque en alg�n lugar, dentro de sus muslos, las oscuridad a�n reinaba
porque las piernas no estaban tan separadas.



Pero supe que esa era la estrategia� que ella deseara abrir
sus piernas, que necesitara abrirlas para que mis manos exploraran, que no fuera
yo quien se lo pidiera, ni que usara la fuerza de mis manos para hacerlo�
simplemente quer�a que por voluntad propia ella poco a poco abriera sus piernas
para que mis ojos se extasiaran con su intimidad.



Pero a medida que mis manos sub�an y bajaban, ganando
espacio, su falda se comenzaba a correr lentamente hacia arriba. Sub� mis manos
por la parte exterior de sus piernas y sent� los bordes de su panty bajo su
falda� tuve cuidado de no levantarla� a�n no era el momento de mirar� Pero lo
que sintieron mis manos me gust� porque la parte del panty que sent�a a sus
costados era delgado� No era un panty de esos que usan las abuelas� era un panty
sensual, peque�o, como me gustan a mi.



Sub� un poco m�s mis manos y encontr� con un poco de
dificultad el nacimiento de su media velada� la tom� por los extremos, con mis
dos manos y la comenc� a bajar lentamente, bajo su falda� Si pudiera vivir de
nuevo esa experiencia, ese instante lo repetir�a muchas veces, unas de la misma
manera, con mis manos bajo su falta� otras, con su falda levantada� otras quiz�
quitando el panty al mismo tiempo de la media� o tal vez, acariciando su
intimidad por encima de la media y su panty, o con mi mano entre el panty y la
media� Es uno de los momentos que m�s me excitan y que lo descubr� desde ese
d�a.



Con mucha delicadeza mi mano baj� su media hasta donde pude�
y ella levant� levemente sus nalgas para facilitarme la acci�n. La media se
comenz� a enrollar� vaya� eso era algo que yo no sabia� que las medias se
quitaban enroll�ndolas, pero no se como se comenz� a enrollar y me pareci� que
era una buena forma de quitarlas, pensando que eso yo lo hab�a inventado�



Pronto, ante mis ojos vi la separaci�n que dejaba ver la piel
blanca de sus piernas entre la frontera donde estaba su falda y donde la media
se enrollaba� Por cierto que su falda ya estaba un tanto arriba, aunque por la
posici�n en que me encontraba a�n no alcanzaba a ver totalmente alguna parte su
panty. Ve�a la parte interior de sus muslos� unos muslos interminables�
deliciosos� apetecibles� que hac�a que sintiera deseos de arrojarme sobre ellos
para besarlos, para comerlos, para sentirlos� pero a�n no era el momento.



Y continu� bajando su media a lo largo de sus piernas, con
delicadeza, con suavidad, y me corr� hacia abajo, y desde all� levant� levemente
la mirada� all� estaba lo que deseaba� all�, a solo unos cent�metros alcanc� a
ver donde la piel se escond�a bajo un panty negro� es la imagen m�s espectacular
que tengo en mi vida� la sensualidad, el deseo que sent�, es algo
indescriptible� es un deseo que lo pone a uno a dudar, si seguir con el ingrato
trabajo de seguir enrollando la media, o abalanzarse son deseo para arrancar esa
prenda que oculta esa fruta deliciosa que llama a la pasi�n.



Finalmente mis manos quitaron su media velada y comenzaron de
nuevo el ritual de acariciar sus piernas de abajo hacia arriba, ahora sobre la
piel desnuda� ahora con mi mirada fija en su sexo, en su intimidad� pero con mis
labios reforzando la sensaci�n que cada cent�metro acariciaban mis manos. Fue
algo torturante no poderme abalanzar sobre su sexo y explorar con mis labios su
intimidad� pero eso incrementaba mi deseo� eso hac�a que la deseara m�s y sab�a
que eso era lo que quer�a� lo que quer�a ella tambi�n.



Llegue a sus rodillas y la verdad es que su falda estaba lo
suficientemente levantada para dejarme ver la extensi�n de sus piernas, de sus
muslos, ahora apreciaba mejor su intimidad, protegida por tan solo ese panty que
comenzaba a gustarme mucho� porque lo sent�a como un reto� como lo �nico que me
separaba del deseo sexual tan fuerte que sent�a en ese momento�



Ella separ� un poco m�s sus piernas y sent� necesidad de
explorar de una manera diferente la ruta que a�n ten�a por delante. Me recost�
entre sus piernas con mi cuerpo de sus rodillas hacia abajo� me sent�a entrando
a un t�nel, un t�nel delicioso, c�lido, con un olor exquisito� el olor a mujer�
a mujer excitada� a mujer que quiere hacer el amor� a mujer que
involuntariamente permite que la exploren�



Acerqu� mis labios a su muslo izquierdo y comenc� a besarlo�
comenc� a subir lentamente� cada vez m�s arriba� mis ojos se acercaban a cada
instante al sitio de donde emanaba ese olor, entre dulce y fuerte, entre
embriagador y saciador� Su falda cubriendo parte su intimidad me excitaba m�s� Y
cuando estuve a punto de besar el borde de su panty� retroced�. Not� en ella un
poco de desconcierto� en realidad esperaba que terminara ya esa tortura y me
concentrara en su fuente de deseo� Levant� un poco su cabeza para mirar hacia
abajo y nuestros ojos se encontraron� esboc� una sonrisa en mis labios� mientras
sus ojos parec�an suplicarme que ya era suficiente� Le dije que la amaba� que
cerrara sus ojos porque a�n faltaba un poco m�s�



Me concentr� de nuevo desde sus rodillas en besarlas, en
acariciarlas, mientras mis manos comenzaban a explorar el camino que seguir�an
mis labios� poco a poco me acercaba m�s a su gruta de satisfacci�n� que cerca
estaba de nuevo, y otra vez volv�a a sentir ese olor embriagador de su sexo�



De pronto, ella corri� su cuerpo hacia abajo� como
queri�ndome forzar a que tocara su intimidad� ya no me lo pedir�a con una nueva
mirada� ahora quer�a sentir que me concentraba en su vagina�



Al correrse hacia abajo sent� una leve humedad en su panty�
estaba mojada� y que espectacular era aquel panty� (Desde entonces comenz� mi
debilidad por los pantys, por esos pantys sensuales, que huelen a mujer... me
regalas uno tuyo, Maria Eugenia? Y te contar� lo que me inspira� con lujo de
detalles).



Bueno� lo cierto es que me enamor� de ese panty� de su
humedad, de su calor� y con mis manos corr� su ya arrugado vestido hacia arriba�
ya no hac�a falta que estuviese all� incluso ya estorbaba� e hice el esfuerzo
de quitarlo� ella se sent� levemente para dejar que se lo quitara� y mis manos
tropezaron con sus pechos� Oh� sus pechos� que descuido�



Cuando hube quitado su vestido, pude apreciar ese lindo
panty� era de encaje (aunque ahora me gustan m�s las transparencias) un encaje
muy fino, muy delicado, y a pesar de la luz tenue alcanc� a dibujar difusamente
la forma de su tri�ngulo de amor, y se marcaba con mucha debilidad el canal
donde se separan esos labios que invitan al beso, a la satisfacci�n�



Ella se volvi� a recostar y mis manos acariciaron sus senos
de nuevo� segu�an duros� es m�s, me parecieron m�s duros en ese momento. Acerqu�
mi boca hacia el extremo derecho de su panty y comenc� a besar su piel por
encima de su interior� recorr� el bordillo superior, cuidando que mi labio
superior tocara su piel, mientras mi labio inferior rozaba su deliciosa prenda
intima� Que rico se dibujaba aquel ombligo unos cent�metro arriba� pero esa
noche, su ombligo ech� malo, porque ya no hubo voluntad para dedicarle unos
instantes� ahora mis manos jugaban con sus senos� mis labios jugaban a descubrir
cual era el l�mite entre su piel y su sensual prenda� entre el deseo y la
voluntad�



Una vez recorrido el bordillo superior de su panty, comenc� a
hacer el mismo ejercicio con el bordillo inferior� ese que se pierde
deliciosamente entre su entrepierna� y a medida que bajaba, ol�a a sexo� a
deseo� a mujer caliente� y sent� que su cuerpo se mov�a t�midamente, de una
manera descoordinada� con movimientos casi imperceptibles, pero que denotaban un
gran deseo� este largo ritual la ten�a al borde de un orgasmo� aunque por la
humedad creciente de su panty, en alg�n momento anterior tuvo que haber tenido
alguno.



Yo no quer�a que terminara. Quer�a que acumulara todo ese
deseo� que fuera como una olla Express que acumula presi�n para dar una descarga
fuerte.



Le pregunt� que c�mo se sent�a� quer�a saber si iba a tener
ese orgasmo. Sab�a que si dec�a algo, a�n no lo tendr�a y pod�a seguir� si no
respond�a nada� era mejor cambiar de t�ctica. Pero ya era tarde� estaba teniendo
un orgasmo en ese momento. Y, bueno, no quer�a desperdiciarlo. Entonces, mis
manos se concentraron en sus senos con mayor delicadeza y precisi�n en
proporcionar placer� mis labios acariciaron su sexo t�midamente por sobre su
panty, mientras ella con fuerza peg� su vagina contra mi rostro� Es algo digno
de recordar� ese momento tan especial� aunque hubiera querido que se corriera
cuando ya le hubiese quitado el panty.



Poco a poco se tranquiliz� pero hice que no me hab�a
percatado de su orgasmo� y segu� explorando el otro bordillo de su ropa
interior� ella no dijo nada� solo se dej� hacer� ahora mi reto era crearle de
nuevo ese deseo� necesitaba que as� fuera� y por fortuna para mi, ella ten�a
mucho deseo dentro� y yo tambi�n.



Que linda se ve�a ella con solo su panty. Y en su panty pude
apreciar ahora que lo ten�a tan cerca, que estaba mojado� sent� curiosidad por
besar esa parte� y me dirig� hacia el borde superior, donde hab�a una peque�a
florcita de encaje negro. Comenc� a besarla� y fui bajando lentamente� a medida
que bajaba experimentaba una textura extra�a bajo su panty� esa textura que
proporciona el vello p�bico bajo la tela� una textura que no hay en otra parte
del cuerpo� y sent� que algunos vellos se encapaban por entre el encaje� solo de
recordarlo me da nostalgia.



Y continu� bajando, acerc�ndome a ese sitio donde el n�ctar
de su sexo me llamaba con desesperaci�n. Todo aquello era algo nuevo para mi� yo
no sab�a por ejemplo, que una mujer se humedec�a estando muy excitada� o no
conoc�a la sensaci�n de besar un panty sobre el vello p�bico, o sobre los labios
de la vagina� o el calor rico que hace entre las piernas de una mujer.



De la misma manera, mis labios descubrieron pronto esa
divisi�n que se formaba sobre la tela� ese canal que se abre deliciosamente a la
espera del amor, del sexo, de unos labios que le proporcionen placer, de unos
dedos que hagan estremecer el cl�toris y lo estimulen con delicadeza, con
suavidad, pero a la vez con deseo, de un pene que invada con placer cada rinc�n
de la intimidad� ese mismo canal que separa unos labios t�midos� t�midos porque
es la primera vez que van a ser besados, porque es la primera vez que son
acariciados de esa forma, y porque es la primera vez que fueron penetrados.



Que delicioso fue besar all�. Y no fue dif�cil que mi lengua
recorriera la zona, gracias a esa humedad que hab�a all� una humedad que ten�a
un sabor al principio desconocido, y sinceramente� no muy agradable� pero que
luego de unos segundos hace que exija m�s, porque embriaga, porque se desea�
porque no es suficiente el que hay en ese momento, porque se necesita m�s. No
fue dif�cil besar su sexo sobre su panty� lo dif�cil fue continuar con las manos
sobre sus senos�



Necesitaba centrar toda mi atenci�n en ese lugar� necesitaba
comenzar a descubrir ese �ltimo secreto que solo separaba esa linda y sensual
prenda. Y sin perder el contacto con su piel, mis manos fueron bajando al
encuentro con su sexo. A estas alturas, el deseo hab�a vuelto a despertar en su
cuerpo.



Mis manos se acercaron a su entrepierna, y con delicadeza
acariciaron las zonas que hab�an recorrido mis labios� eso fue una nueva y grata
sensaci�n para ella, que t�midamente acomodaba su cuerpo al movimiento de mis
manos, de mi boca. Ahora comenzaba el juego de mis manos, de mis dedos en su
zona intima�



Y mis manos recorrieron con delicadeza el borde su panty, de
arriba abajo, una vez, otra vez m�s, y mi dedo me�ique invadi� por primera vez
su jard�n prohibido. Sent� su vello p�bico delicadamente en mis dedos� y ya no
fue suficiente, porque la siguiente vez que mis manos se movieron, fueron dos
los dedos que buscaron esa sensaci�n� y mis manos se empalagaron en su textura,
en el contraste de su vello y su panty� y mis dedos aferrados a su prenda
interior sub�an y bajaban lentamente, dejando ver de vez en cuando una vagina
preciosa, custodiada por un peque�o bosque negro, a cada lado de sus labios y
que se extend�a con firmeza, hacia arriba, hacia su delicado pubis.



Por un momento detuve el movimiento de mis manos para admirar
ese tesoro oculto, pero no pude resistir mucho tiempo� la voluntad ya era d�bil
y mis labios fueron atra�dos por ese olor, por esa imagen que me obligaba a dar
un beso a esos labios frescos, h�medos, dulces, definitivamente ricos�



Al bajar mi mano un poco m�s, las piernas de ella se
separaron lo suficiente� era todo lo que necesitaba� quer�a ver lo que hab�a
oculto� y por eso, corr� hacia un lado la entrepierna de su peque�a prenda
interior para extasiarme en aquella imagen terriblemente provocadora: ahora ve�a
su vagina absolutamente deliciosa�



C�mo describir algo tan esplendido, cuando las palabras
siempre estar�n limitadas, porque la sensaci�n, el deseo, la imagen que ten�a en
ese momento, solo es posible volver a vivirlo, m�s no describirlo. Pero de todas
maneras, tratar� de hacerlo, aunque peque de mezquino.



Ante mi ten�a su potecito de miel� y recuerdo tanto el d�a
que le di a Nasly el primer beso en su boquita� ahora era el primer beso, pero
en otros labios, unos labios prometedores, que proporcionaban mucha m�s pasi�n y
deseo. Unos labios que dejaron por el suelo mi voluntad e hicieron que me
acercara a ellos poco a poco� con delicadeza, porque quer�a sentir el primer
roce del placer, quer�a que ese roce tambi�n lo sintiera ella. Ese primer roce
es fundamental en una mujer, en alguien que va a perder su virginidad y va a ser
penetrada en su secreto m�s profundo.



Y con suavidad, bes� esos labios� que delicioso que era
sentir a la vez, la suavidad de su piel en contraste con la aspereza de su
vello� es una sensaci�n que enloquece. Bes� su vagina en un largo beso, un beso
como de bienvenida, un beso de despertar al deseo, al placer.



Pero unos segundos despu�s ya no fue suficiente. Y de la
misma manera que cuando di mi primer beso, luego quise hacer m�a la lengua de
quien bes� (que fue una chica diferente a Nasly), quise hacer m�a toda aquella
vagina que ten�a frente a mis labios. Primero con mis labios intent� separar los
suyos, y tuve algo de �xito, aunque no el que esperaba� su rajita estaba bien
apretada y no era f�cil irrumpir en su intimidad. Por eso, mis dedos acudieron
presurosos a mi llamado y con delicadeza se apoyaron, los de cada mano, en uno
de sus labios, para permitirme ver una piel rosada, fresca, indiscutiblemente
provocadora� y en uno de sus extremos, el superior, se levantaba con timidez un
peque�o capullo que exig�a ser mimado, ser despertado de su largo sue�o.



Y entend� esa necesidad, y por eso dirig� mis labios en
principio, y luego mi lengua hacia esa morada suculenta de placer y deseo. Quise
despertarlo con besos suaves, quise consentirlo arrull�ndolo entre mis labios, y
sent� su despertar, porque cada vez se puso m�s duro, mas grande, y sent� que su
vagina se humedec�a poco a poco� ya no era solo la humedad que proporcionaba mi
boca� su gruta emit�a su propio frescor, su propios l�quidos que de nuevo
embriagaban mi cerebro, porque quer�a hacerlos m�os, quer�a saborearlos,
tomarlos� quer�a que ese manantial nunca dejara de brotar� pues su l�quidos
vaginales sab�an a gloria.



Estar en un sitio as�, como la vagina de Nasly, tan
apetitosa, es como estar en un gran parque de diversiones� hay tantas
atracciones que uno no sabe en cual subir. Yo sab�a que adem�s de su peque�o
capullo, a unos cent�metros encontrar�a la entrada al t�nel de su intimidad.
Quer�a conocerlo� quer�a saber hasta donde entraba mi lengua� quer�a conocer ese
sitio por el que los hombres perdemos la cabeza� bueno, las cabezas. Y el canal
que separa el cl�toris y la entrada de la vagina es indiscutiblemente
embriagador.



Me dirig� hacia su entrada y dediqu� unos segundos a
experimentar esa sensaci�n que proporciona una piel tan suave, tan delicada, tan
dulce que invita que no separarse un solo momento.



No se cuanto demor� en llegar a mi destino. Lo cierto es que
unos segundos luego de llegar, Nasly tom� con sus manos mi cabeza y la levant�
para decirme� "-hazlo ahora� es el momento� quiero que me penetres ahora�" Ella
sab�a que pronto llegar�a a un nuevo orgasmo y quer�a escudar el dolor que
produce la primera vez al romperse la inocencia llamada himen con el placer que
se siente cuando se viene.



Fue muy poco el tiempo que tuve para bajarme el pantal�n,
quit�rmelo, y ella me ayud� con mi ropa interior (que para ese d�a llevaba un
tanga negro en lycra). A decir verdad, ella no fue tan ceremoniosa como yo� pero
con toda esa ceremonia mi verga estaba muy dura y en la punta pod�a ver el que
estaba h�meda� mi interior tambi�n estaba h�medo. Tom� mi pene con su mano
derecha y lo movi� un par de veces hacia arriba y hacia abajo� lo cual me
sorprendi� un poco (por ella, porque no cre� que lo hiciera)� pero me gust�
mucho. Eso lo puso m�s duro� la sensaci�n se sentir su mano all�, donde nadie
diferente a mi hab�a tocado�



"-Quiero que termines� amor, quiero ser tuya ahora". Hab�a
pasado un par de minutos desde que me hab�a separado de su deliciosa rajita, y
ahora quer�a de nuevo besarla� pero ella no me dej� "-M�temelo ya� "dijo
suplicante. Ante los ojitos que puso, �quien se podr�a negar?



Me pidi� que me recostara. Ella quer�a controlar la situaci�n
a partir de ese momento, y quiz� si sent�a dolor, poder retirar su vagina lo
suficiente. A pesar de lo excitada que estaba, sent�a miedo� y yo creo que ella
lo hab�a planeado que deb�a ser as� como perder�a su virginidad.



Me recost� en su cama, y con mi verga a�n en sus manos, la
movi� otro poco para asegurarse que estuviera firme� bueno, no lo necesitaba
porque estaba firme desde hac�a mucho rato. Y a horcajadas se coloc� encima de
m�. Poco a poco fue bajando� la imagen que ten�a desde mi posici�n era
sencillamente espl�ndida� Su vagina se acercaba delicadamente hacia la punta de
mi verga� le dije: "-No lo pienses tanto� espera te ayudo un poco�"



Acerqu� mi mano hacia su cl�toris, y comenc� darle una
peque�a masturbaci�n para avivar de nuevo el placer� Con mis dedos �ndice y
anular de mi mano derecha separ� sus labios vaginales y pronto encontr� su
cl�toris� su vagina estaba muy h�meda� Al sentir el contacto de mi mano, sent�
que comenz� a recuperar la confianza� y durante cerca de un minuto estuve
masturbando su co�ito rico, con delicadeza, con suavidad, con mucho deseo.



Cuando sinti� que era el momento, con su mano izquierda
retir� mi mano y con mi verga en su mano derecha la coloc� justo en su entrada
muy despacio. En su rostro ve�a la excitaci�n que ten�a� estaba pr�xima a un
orgasmo� por eso de un solo golpe se dej� caer y emiti� un peque�o gemido�
aunque a mi tambi�n me doli� un poquito, y eso era algo con lo que yo no
contaba� pero fue mejor as�, porque yo no tuve que preocuparme del dolor que iba
a sentir.


Por un momento sent� que dud� si sacar mi verga de su vagina,
pero luego de un momento comenz� a moverse hacia arriba y hacia abajo, muy
despacio. En su rostro vi un poco de dolor, pero tambi�n mucho placer� quer�a
terminar� quer�a que llegara ese orgasmo que tanto esperaba� quer�a sentirse
venir con una verga penetr�ndola�



Yo cre� que se vendr�a pronto, pero estuvo as� cerca de 2
minutos, con el movimiento de sube y baja, con un ritmo que al poco tiempo
cambi� por movimientos circulares que eran ayudados por mis manos en sus
caderas� y se corri� lo puede ver en su cara� lo pude sentir en su sexo que
apretaba con fuerza mi pene para no dejarlo salir� pero a�n as�, sigui�
movi�ndose hasta que yo tuve mi orgasmo unos momentos despu�s.



Cuando tuve mi orgasmo� detuve su movimiento con mis manos en
su cadera, pero ella permaneci� all�, inm�vil unos segundos, con los ojos
cerrados, y se dej� caer hacia delante, abrazando mi cuerpo con toda su
desnudez, con mi verga, ahora no tan dura dentro de su vagina que continuaba
caliente, h�meda, deliciosa�



Esper� unos minutos antes de volver con mi ritual de las
manos para volver a hacerlo de nuevo esa noche dos veces m�s� pero eso es otra
historia.



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Relato: Un deseo inicial
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