Mi t�o me aloj� en su casa
Ten�a yo treinta a�os cuando por razones de trabajo tuve que
trasladarme tres meses a otra ciudad. De entrada, me resultaba duro, puesto que
ten�a que dejar sola a mi novia una temporada, pero el trabajo me exig�a aquel
cambio y ambos acordamos resignarnos por el bien de nuestro futuro.
Pod�a haberme instalado en un hotel o en un apartamento, pero
dado que all� viv�a un t�o m�o y �l me ofreci� vivir en su casa, pens� que eso
era lo mejor. Y lo fue, pero por razones que nunca hubiese imaginado. Mi t�o,
que lo era por parte de padre, tenia sesenta a�os y hab�a enviudado hac�a dos,
por lo que viv�a solo y a mi me pareci� una excelente idea hacerle compa��a
aquellos meses. Ten�a muy buenos recuerdos de �l a lo largo de la vida y sobre
todo de una larga temporada que hab�a vivido en mi casa. Mi t�o Rogelio era un
hombre muy deportista y siempre iba con �l al f�tbol, a nadar y a correr en
bicicleta.
A sus sesenta a�os, mi t�o Rogelio se conservaba
estupendamente. Cuando me vino a recoger al aeropuerto me sorprendi� lo bien que
le sentaba la madurez. Como era verano, apareci� en pantal�n corto y con una
camiseta de tirantes que le hac�a lucir espl�ndido. El pelo que hab�a perdido en
la cabeza parec�a que lo hab�a ganado en su cuerpo y las canas que aparec�an en
su bigote y en el abundante vello del pecho que sal�a por el escote de su
camiseta le daban un aspecto de una gran masculinidad.
Me instal� en su casa y comenzamos una convivencia muy
agradable. Me ven�a a recoger al trabajo y nos �bamos juntos a tomarnos unas
cervezas por ah�. Con �l, las charlas se prolongaban en casa por la noche
poni�ndonos c�modos y viendo la tele juntos como dos solteros compartiendo piso.
Era s�per agradable estar los dos en casa tranquilamente en calzoncillos fumando
y tomando cervezas hasta que se hac�a la hora de irnos a dormir, cosa que
siempre nos dejaba con ganas de continuar.
Ten�amos habitaciones contiguas y alguna noche o�a algunos
ruidos en su cuarto y supon�a que mi t�o, como era l�gico en un hombre que
estaba solo, se masturbaba bien a gusto. No negar� que mas de una noche me
asalt� una cierta curiosidad de ver como deb�a hacerlo y hasta me hab�a excitado
oy�ndolo y yo mismo me masturbaba al mismo tiempo que supon�a que �l lo hac�a.
Era l�gico, �no? Yo tambi�n estaba solo. Muchos d�as sin mi novia, ya.
La tercera noche de estar en su casa, no pude evitar
levantarme y fisgonear sigilosamente por el ojo de la cerradura a ver lo que
hacia. El espect�culo me produjo una calentura que me hizo casc�rmela mirando.
Ver a mi t�o desnudo en su cama, abierto de piernas d�ndole a su tranca y con
sus grandes y peludos huevos mene�ndose al ritmo fren�tico con que se masturbaba
su gord�sima picha, debo confesar que me puso caliente como una moto.
El primer viernes que llegu� del trabajo a media tarde, �l
estaba en su habitaci�n as� que yo, para no molestarlo, me fui a la m�a, me
quit� la ropa para ponerme fresco y cog� una cerveza dispuesto a relajarme un
poco en el sal�n leyendo algo. Al pasar por su cuarto le salud� sin entrar.
Ya estoy aqu� t�o.
Pasa, hombre, no estoy haciendo nada especial �me dijo
desde dentro.
Entr� y me encontr� a mi t�o tumbado en la cama desnudo con
un peri�dico que estaba leyendo y que al entrar yo dej� caer sobre su regazo
cubriendo algo de su entrepierna, pero quedando bien a la vista desde donde yo
estaba aquel par de grandes bolas peludas que ten�a entre sus piernas que ahora
a plena luz pod�a ver en todo su tama�o y esplendor viril.
Te dejo tranquilo, t�o, si est�s leyendo �le dije.
S�lo miraba los programas de cine para ir a ver algo
esta noche o ma�ana, me dijo. Anda tr�eme una cerveza para mi tambi�n y
miramos los dos a ver si hay algo que nos guste.
Fui a la cocina a buscar la cerveza para �l y volv� a su
cuarto. Cuando volv� a entrar volv�a a tener el diario alzado con lo cual la
visi�n de su entrepierna era bien completa. Joder con mi t�o Rogelio, qu� pedazo
de miembro, pens� una vez mas, al ver bien su gorda polla, aun estando fl�ccida
y con el pellejo que le cubr�a todo el glande, colgando imponente delante de sus
gord�simos y peludos cojones.
Si�ntate aqu� conmigo que la cama es grande � me dijo.
�No te importa que est� en bolas, verdad sobrino? Yo tengo esta costumbre
desde siempre.
De repente record� algo que ya hab�a olvidado. Cuando quince
a�os atr�s �l y mi padre iban desnudos por casa cuando mi madre no andaba por
all� y yo alucinaba viendo aquel par de machos cincuentones peludos y bien
dotados gast�ndose bromas y dici�ndome que por qu� no me desnudaba yo
tambi�n.... record� que no lo hac�a porque yo andaba siempre empalmado cuando
los ve�a as�, con aquellos pollones y aquellos huevazos peludos colgando que
ten�an �l y mi padre...
Si quieres quitarte los calzoncillos por mi no hay
problema, como si estuvieras en tu casa �me dijo el t�o Rogelio poni�ndose
otra vez sus gafas para leer.
No iba a hacer el mismo n�mero que entonces. Pens� que �l se
sentir�a mejor si yo segu�a sus costumbres as� que me quit� los calzoncillos que
era lo �nico que llevaba y me recost� en la cama a su lado. �l cogi� la cerveza
que le di, se quit� las gafas y dej� el peri�dico a un lado quedando ante mi
vista el cuerpazo lleno de vello canoso de mi t�o, que si era abundante en su
pecho al llegar a su pubis se hac�a todav�a mas espeso. Verdaderamente era
agradable estar all� dos t�os en pelotas tom�ndonos una cerveza bien fresquita.
Mi t�o me ech� un vistazo de arriba abajo.
Se te ha puesto un cuerpo estupendo, muchacho. Ahora
soy un anciano a tu lado �dijo mi t�o Rogelio, poniendo su brazo rozando
el m�o.
Joder, �anciano, tu, t�o? Te ves estupendamente. Y todo
ese pelo canoso que te ha crecido por todas partes te sienta pero que muy
bien.
Yo soy velludo pero muy poco comparado con �l. Tengo vello
negro cubri�ndome el pecho que desaparece en el abdomen lampi�o para volver a
aparecer bastante abundante en el pubis, el culo y las piernas. Mi polla y mis
huevos sin ser peque�os, al lado de lo que mi t�o mostraba se ve�an bien poca
cosa, francamente.
Preferir�a tener un abdomen tan liso y sin pelo como tu
�me dijo mi t�o pas�ndome la mano por el est�mago y el bajo vientre casi
hasta llegar al vello de mi pubis. -Que duro y suave lo tienes muchacho.
Su mano �spera me produjo un gran placer y hasta llegu� a
pensar que no me hubiese desagradado que continuase hasta mas abajo. Tanto fue
as� que not� como mi polla crec�a un poco, por suerte s�lo un poco. No obstante
cre� adecuado devolver el cumplido a mi t�o as� que pas� tambi�n mi mano por el
vello de su pecho y de su abdomen introduciendo bien los dedos por aquella
espesura canosa.
Pues este pelo es bien hermoso t�o �le dije recorriendo
todo su cuerpo con mi mirada.
�Tu crees, sobrino? �dijo �l, pas�ndose la mano desde
el pecho hasta el pubis.
Eso debe gustar much�simo a las mujeres �dije siguiendo
con la vista el recorrido de su mano que se hab�a quedado acarici�ndose el
espeso vello que preced�a a su polla. -Y ya no digo eso que tienes entre
las piernas.
Ja , ja, �Te refieres a esto, sobrino? �dijo cogiendo
sus huevos y su polla en la mano y elev�ndolos de entre sus piernas para
que yo los viera bien. -�No est� mal, verdad?
Nada mal, t�o; nada nada mal... Est�s pero que muy bien
dotado, t�o Rogelio.
Ya sabes, esto nos viene de familia, chico. Pero
�ltimamente esto no se lo come nadie, muchacho.
Pues no lo entiendo, t�o. Muchas disfrutar�an con eso.
La verdad es que �ltimamente me hago muchas pajas. A
falta de pan.... F�jate, s�lo hablando de eso mira c�mo se me est�
poniendo, sobrino...
En efecto, la polla fl�ccida que hab�a observado al entrar se
le hab�a puesto morcillona y vaya con el grosor y la dureza que el tabo de mi
t�o estaba adquiriendo r�pidamente ante mi vista.
Ya veo, ya.�dije viendo el pedazo de m�stil que mi t�o
ten�a en su mano y empalm�ndome al recordar como lo hab�a visto sacando
leche la noche antes -No cre�a que a los hombres de tu edad a�n se os
pusiese tan dura.
Pues t�cala y ver�s que no es cuento, muchacho.
Hombre, t�o...
Lo ve�a; pero la posibilidad de cerciorarme toc�ndosela con
mi propia mano me daba un gran morbo.
Venga, hombre, no te cortes, que soy tu t�o.
S�, claro...
As� que le agarr� la picha. Estaba dura y caliente, lat�a y
no me cab�a en la mano de lo gorda que la ten�a el cabr�n.
�Qu� me dices, muchacho, se nos pone dura a los
sesentones?
Nunca hab�a tocado una polla que no fuese la m�a y la verdad
es que era una sensaci�n tan especial que se me hac�a dif�cil soltarla. Sin ni
yo mismo darme cuenta, mi polla se hab�a puesto tiesa del todo.
Joder, qu� buena picha tienes, t�o �le tuve que decir
sinceramente.
Aprieta, chaval, �que me dices?
Joder, t�o Rogelio, que gorda y que dura que la tienes
-dije, presion�ndosela cari�osamente, pero tambi�n con la curiosidad de
experimentar un poco m�s su grosor y su dureza - Esto todav�a tiene que
dar alegr�a a muchos co�os.
Mi t�o cogi� mi picha y me la apret� con su manaza.
Tu polla si que est� para dar muchas mas alegr�as que
la m�a, sobrino -dijo. -Seguro que cuando tu te corres se te vuelve a
poner en forma en seguida, en cambio, yo, si quiero repetir, tengo que
llamar a la gr�a, ja ja.
No me lo creo, t�o �le dije apret�ndole la polla. Y
pasando mi mano de su polla a sus huevotes, a�ad� - Estos cojonazos deben
fabricar leche para dar y regalar. Joder, que huevos tienes, ti�to.
Fabrican lo suyo, mis cojones, sobrino; pero estoy
seguro de que estos... � cogi� los m�os en su mano abarc�ndolos todos-
...estos... la fabrican de mejor calidad que para eso son unos cojones de
treinta a�os, muchacho.
No hay color, ente tus huevos y los m�os, t�o �le dije
toc�ndoselos bien. -Los tuyos ni me caben en la mano, t�o... Mira....
Y era verdad: los cojones de mi t�o Rogelio, deliciosos de
tocar con tanto pelo, no me cab�an en la mano.
- No creo que mis cojones den mejor lefa que los tuyos,
t�o Rogelio.
Podemos comprobarlo ahora mismo, muchacho �me dijo con
su mano en mi polla y presionando su peludo brazo contra el m�o. -Las
tenemos bien duras, Jorge, no nos sentar�a nada mal un buen pajote.
Que calentorro eres t�o �le dije con mucha complicidad
sin soltarle la polla.
La idea me seduc�a; me apetec�a, qu� cojones. As� que mi mano
apret� mas el pedazo de carne en barra que era la polla de mi t�o y empec� a
mene�rsela suavemente. �l empez� a darle a la m�a. A los dos se nos ocurri� lo
mismo que fue escupirnos en la mano para pelarla mejor. La coincidencia nos hizo
re�r y seguir la paja mutua mas distendidos y convencidos.
Co�o, sobrino, que bien la meneas, machote.
Anda que tu, t�o, como se te nota la pr�ctica,
joder.....
As�, as�, chaval, dale bien al capullo.....
Que gordo que lo tienes, t�o......
Y lo bien que le ir�a una chupadita, sobrino, �no te
animas, chavalote?
Joder t�o, es que eso no lo he hecho nunca... Bueno...,
ni esto... tampoco �dije sin dejar de mene�rsela.
Nadie se va a enterar.... esto es cosa nuestra,
muchacho.....
Y por qu� no, pens�. Adem�s, �l, se lo merece.
Bueno, all� voy.........
Llev� la pichota de mi t�o a mi boca, lami�ndole su
voluminoso y sabroso glande y bajando poco a poco para meter en mi boca el
m�ximo trozo que me cupiera de aquella deliciosa carne en barra.
S�, muchacho, c�metela toda, ch�pasela bien a tu t�o.
S�, t�o �le dec�a con la boca llena olvid�ndome incluso
del gusto que �l me estaba dando en mi rabo con su mano mojada..
Ummmmmm, Jorgito, que buena chupada me est�s haciendo,
me est�s calentando de verdad. Anda chavalote c�meme tambi�n los huevos
�me dijo, abriendo sus piernas ofreci�ndome aquel par de cojonazos
redondos y peludos que se notaban rebosantes de leche.
Obedec� sin rechistar y mi boca fue a por ellos pasando mi
mano a ocupar su puesto en el cipote tieso de mi t�o para continuar
paje�ndoselo.
Que cojonazos tienes, t�o....
�Te gustan, chaval?
Mucho, t�o....
Son unos buenos cojones, �verdad?.
Buen�simos, t�o.
C�metelos bien.
�As�, t�o?
S�, hijo, as�, as�...
Uhmmmmmmm, que huevazos tienes....
Con sus gordos y peludos cojones en mi boca y su poll�n en mi
mano casi ni me di cuenta del cambio de posici�n que mi t�o fue realizando para
alcanzar mi polla con su boca; pero sent�rmela entera en ella me hizo lanzar un
gemido de placer.
S�, t�o, c�memela.
Ummmm, muchacho, que buen�sima est�
Los dos mam�bamos con verdaderas ganas, sabore�ndonos la
polla y acarici�ndonos los huevos. Chupa que chupa, est�bamos llegando al
orgasmo.
Muchacho, lo est�s consiguiendo.....
Y tu, t�o. Pero es que me viene yaaaaaaaaaaaa
Pues su�ltala, a qu� esperas? �me dijo mamando a�n con
mas ganas......
Y tu, t�o?
Yo..... aqu� est� tambi�n.....
Ante la proximidad de corrida, a ninguno de los dos se nos
ocurri� sac�rnosla de la boca, al contrario, ambos mamamos con mas ah�nco
todav�a.
C�rrete, muchacho, su�ltala toda, di que si...
C�rrete a gusto tu tambi�n, c�rrete bien...
�Aunque te llene la boca de leche, chaval?
Claro, t�o....
Pues, t�mala, sobrino...
S�, t�o, d�mela...
Que saco mucha, chaval...
No importa, t�o, no importa...
Teeeeeeeeeen, chavaloteeeeeeeeeeee...
Sent� en mi boca los inacabables chorros de semen de mi t�o,
y mi polla empez� a soltar leche en la suya al mismo tiempo.
Uhmmmmmmmmmmmm, tiooooo...
Uhmmmmmmmmmmmmm, Jorge....
Qu� delicia experimentar aquella gran corrida en mi boca.
Dej� unos momentos la espesa leche de mi t�o en mi boca, sabore�ndola y sin
soltar su polla de mi mano fui trag�ndomela poco a poco viendo como �l hac�a lo
mismo mir�ndome con un morbo que era demasiado.
Uffffff, t�o, qu� pasada �le dije cuando acab� de
tragar.
S�, chaval... �dijo �l tambi�n al acabar de tragar.
Nos tumbamos en la cama satisfechos despu�s de aquel
incre�ble orgasmo compartido.
Que buena est� tu leche, cabr�n.
Y la tuya, t�o.
Te ha gustado, chaval?
Much�simo, t�o
Entonces mi t�o se tumb� encima m�o, acerc� sus labios a los
m�os, abr� mi boca y dej� que entrara su lengua todo lo que le diera la gana.
Ummmmm, Jorgito.
Qu� cabr�n eres, t�o...
Rode� su cuerpo con mis brazos acariciando su espalda
velluda, devolvi�ndole el morreo metiendo mi lengua en su boca tanto o mas de lo
que �l la hab�a metido en la m�a y hasta me mov� debajo de �l para acoplar bien
mi cuerpo al suyo y sentir bien todo el tacto de su vello en mi cuerpo.
Tu si que eres un buen cabroncete...
Sent�a su polla y sus cojones pegados a m� pubis y me sent�
en la gloria comi�ndonos la lengua de aquella manera que ni con mi novia. Cuando
descansamos del largo morreo y vi su cara a un cent�metro de la m�a, lo encontr�
verdaderamente guapo.
Joder, t�o, que guapo est�s, t�o.
Te peso, chaval?
Que va, se aguanta bien..... Dame otro beso, t�o �le
dije, apret�ndolo mas contra mi y mir�ndole a los ojos .
Mi t�o me volvi� a meter su lengua hasta la campanilla y
fundimos las lenguas en un morreo delicioso que ninguno de los dos ten�amos
prisa de acabar. La polla de mi t�o cobraba vida otra vez. Y que gusto me daba
notarla crecer y endurecerse, as� que me apret� bien contra ella..
Ummmmmm, t�o....
�Qu�, chaval?
Tu polla...
�Qu�?
- Uffffff.....
A mi t�o Rogelio se le hab�a quedado el rabo para abajo y se
le estaba poniendo otra vez tan duro al muy cabr�n, que ped�a sitio. As� que
abr� un poco las piernas para que su tarugazo se acomodara bien entre ellas y de
paso, qu� co�o, le di un buen apret�n con mis ingles al que el gordo poll�n de
mi t�o respondi� poni�ndose aun mas duro.
Que cabroncete eres, chaval �dijo mi t�o.
Ummmmm... Morr�ame otra vez, t�o �le ped� s�per
cachondo sin conocerme la voz.
Busqu� otra vez su lengua y cerr� bien mi entrepierna para
sentir bien su picha. No ten�a ni idea de lo que iba a pasar despu�s, pero lo
que estaba claro es que no ten�a ningunas ganas de quitarme aquel sesent�n de
encima y mucho menos de dejar escapar la dura barra de carne que empezaba a
moverse entre mis piernas rozando mis huevos.
Joder con los sesentones... �dije lleno de escalofr�os.
�Est�s bien, as�, chavalote? �me dijo con un movimiento
de su tranca entre mis piernas lleno de insinuaciones.
Ummmmm....-dije yo, cerrando los ojos para sentir bien
aquello tan nuevo.... pero tan grueso y tan duro entre mis piernas... -
Muy muy bien...
Ya noto que te gusta, muchacho.
S� que me gusta, t�o.... mucho.... mucho....
Y mas que te va a gustar, muchacho...
�S�, t�o?
S�, chaval...
�A ver?
La polla de mi t�o empez� a salir y entrar entre mis piernas
mientras su lengua hurgaba buscona todos los rincones de mi boca. Lo bes� tan
enloquecido de placer y coordin� tan bien el movimiento de mi entrepierna con el
de su polla que a los poco momentos mi t�o se estaba corriendo otra vez. �l
entre mis piernas y yo en su barriga sin ni siquiera toc�rmela, s�lo del gusto
del frote de su polla en mis ingles....
Los dos berreamos de placer.
Oooohhhhhh, tiooooooooooooooo!
Sobrinooooooo, cabroooooooon!
Qu� bueno es esto....
Muy muy bueno.
De nuevo nuestras bocas d�ndose lengua y los pelos de ambos,
los de mi culo y los de su barriga, embadurnados de leche.
Con qu� no repet�as, eh, t�o? Ser�s cabr�n...
Pues hac�a tiempo que no.....
Est�s hecho un campe�n, t�o. �Has visto qu� hora
es?�Crees que llegamos a tiempo al cine?
Si vamos r�pido, si.
Nos vestimos r�pido, pantal�n corto y camiseta y sin ni
siquiera calzoncillos y sin pasar por la ducha llenos de leche nos fuimos al
cine. Lo que pas� a partir de aquella tarde de calor en compa��a de mi maduro
t�o, fue..... uhmmmmmmmmm. Si el cabr�n me deja un rato libre, ya les
contar�....