Relato: MI PRIMA PAQUI Amigas y amigos cachondos todos, como valor�is muy bien la primera parte de mi historia, real por cierto aunque a alguien no se lo parezca, "INOCENTE CON MI PRIMA", seguir� contando y que os excit�is como yo lo hago cuando rememoro lo que ocurri� hace ya m�s de medio siglo. Para los que no sep�is de que va esto os pondr� un poco en situaci�n.
A los nueve a�os yo era el m�s inocente de todos los inocentes, pero mi prima Paqui de catorce o quince a�os me estaba ense�ando aquella tarde, durante la siesta un mundo nuevo, la m�s grande de todas las maravillas que pudiera imaginar, pas� de no conocer nada de sexo, era tab�, estaba prohibido, no exist�a, era pecado, a estar a punto de conseguir lo que jam�s hubiera imaginado. En el relato anterior lo dej� en el momento en que mi prima iba a intentar por segunda vez meterse mi pijita sin descapullar. Yo ya me hab�a animado tanto que estaba perdiendo el miedo que sent�a al principio, aunque segu�a siendo el mismo gran inocente. -M�tela- me dijo, -a ver si ahora entra-.
Probamos una segunda vez y pas� lo mismo que a la primera, incomodidad y hasta dolor. Entonces Paqui me hech� a un lado, subi� m�s las rodillas, cogi� saliva abundante con la mano y volvi� a aplicarla otra vez en su co�o, pero esta vez pude observar, a pesar de la oscuridad que ten�amos, que se met�a un dedo, primero suavemente, lo met�a profundamente y lo sacaba casi del todo, lo volv�a a meter y lo manten�a con un leve movimiento de la mano, casi imperceptible que me hac�a suponer que con la yema de su dedo masajeaba el interior de aquella raja rodeada de pelo, ahora mojado y que tanta atracci�n me estaba comenzando a dar, primero eran movimientos lentos, un dedo, despu�s fueron dos, gradualmente m�s deprisa cada vez, m�s intensidad, m�s movimiento de su cuerpo, los ojos cerrados, estaba gozando sin duda y yo quise ayudarle, as� que comenc� a tocarle las tetas que tanto le gustaba pero sin perderme detalle de sus juegos de manos. Ahora ten�a los dos dedos metidos adentro y los mov�a con un leve movimiento circular, al momento cogi� m�s saliva y con sus dedos dentro sigui� formando c�rculos, ella segu�a disfrutando y gimiendo de placer, casi en silencio, ojos cerrados, dentro de si misma, me ignoraba, no paraba con sus dedos, dentro fuera, fuera dentro, ahora c�rculos, ahora se apretaba el co�o, ahora se daba un fuerte masaje fuera del co�o all� donde le comenzaba la raja, segu�a ensimismada, bajaba y sub�a la intensidad de sus movimientos. Yo ya s�lo esperaba en cualquier momento verla explotar con los mismos espasmos que un rato antes hab�a tenido y a mi me hab�an causado semejante susto, pero ahora sab�a que era eso lo que ella quer�a y por eso yo intentaba seguir ayudando con mis manoseos en sus tetas y ahora tambi�n chup�ndoselas, as� que me acerqu� al pez�n que ten�a m�s cerca y estuve chup�ndoselo un buen rato, �que ganas ten�a entonces de met�rsela! momentos antes ni sab�a que eso se pudiera hacer y ahora yo, un mocoso, un infantil inocente, ard�a en deseos de meterla.
Me estir� un poco m�s para llegar al otro pez�n y poder chuparlo sabiendo que eso le gustaba a mi prima, la ten�a a brazada y mi pijita coincid�a con su cadera, aquello me gustaba tanto que la apretaba contra ella y comenc� a moverme de manera r�tmica, instintivamente y con un deseo inimaginable unos minutos antes, me sub� encima con su ayuda y mi convicci�n de clavarle mi pija en su co�o, al fin y al cabo la ten�a m�s peque�a que sus dedos. �Ahora ten�a que entrar!
Me coloqu� en la misma posici�n que ya hab�a estado antes y no s� porqu� le pregunt�: -�quieres? y la contestaci�n fue agarrar mi pija con su mano y conducirla a un co�o abierto y mojado que estaba esperando con ansia una polla, aunque fuera la m�a, mi peque�a pijita sin descapullar. Por muchas ganas que tuviera ella, sigo creyendo muchos a�os despu�s que a mi ya se me hab�an puesto tantas o m�s y ahora iba a meterla ah� �que se sentir�a? �habr�a m�s placeres? �m�s emociones? �entrar�a por fin? y �despu�s? La apunt� suavemente a la entrada, me atrajo hacia ella haciendo una leve presi�n en mis entonces suaves y finas nalgas con la palma de la mano que le quedaba libre a la vez que not� un leve roce de la yema de sus dedos cerca del agujero de mi culo lo que me caus� una nueva sensaci�n que a�n recuerdo como una de las mejores de aquella tarde, y ya no tuve m�s que hacer las caderas para adelante suave pero firmemente y por fin comenz� a entrar. �Que sensaci�n m�s estupenda, que suavidad, que calorcillo sent�a en mi pija, que gusto estaba sintiendo!
En un instante, ni siquiera un segundo, pens� en lo que iba a disfrutar mi prima ahora que por fin estaba entrando, y lo que a mi me estaba gustando tanto, tanto que sent� como una descarga el�ctrica por todo mi cuerpo para acabar concentrada en mi peque�a pija de ni�o y una nueva sensaci�n, esta vez sublime, experiment� sin esperarla, deliciosa, desconocida y totalmente satisfactoria, tanto que ya no tendr�a necesidad de seguir, me hac�a incluso olvidar mi cometido encima de mi prima. Como si de golpe se paralizaran todos mis m�sculos, ca� rendido con el poco peso de mi cuerpo en el de Paqui, entonces comprend� a d�nde conduc�a todo lo que hab�amos hecho hasta ahora.
-�No te habr�s corrido?
-�Eh?
-Ya veo que s�-
-Paqui, no s� que me ha pasado-
-Pues yo s�, que te has corrido, marrano. Eso no se hace-
Y a la vez que eso me dec�a me apart� hacia mi lado de la cama con un duro gesto entre enfadado y resignado y mi peque�o pene, todav�a con un tama�o considerable pero ya sin la dureza de un momento antes, sali� disparado del interior de su cuerpo.
Me di cuenta de que lo que hab�a pasado a mi me hab�a gustado enormemente pero no a ella, yo que hac�a unos segundos quer�a que disfrutara m�s todav�a de lo que ella lo estaba haciendo sola o medio sola, hab�a conseguido cortar su satisfacci�n, me sent� tan culpable y tan mal que me entr� una s�bita tristeza y como ni�o que era me ech� a llorar.
-No, no llores mi vida, no llores por favor, c�lmate, no me hagas caso, deja ya de llorar, perd�name, perd�name por favor-.
Todo esto me lo dec�a a la vez que me abrazaba y me llenaba de besos, me acariciaba todo mi cuerpo, y me miraba dulcemente. Yo entre sollozos y besos y abrazos no acababa de entender del todo lo que estaba pasando hasta que un rato m�s tarde, cuando ya m�s calmado logr� mirarla a los ojos y en un acceso de valent�a le dije: -Perdona tu tambi�n-. Acto seguido me estamp� un beso en los labios como los que me hab�a ense�ado antes y al apartarse un rato m�s tarde me dijo: -Es que cuando te vas a correr hay que sacarla afuera, no te puedes correr adentro- y me sigui� explicando las razones y sus miedos y yo que aunque inocente he sido siempre inteligente, entend� lo que hab�a sucedido.
Cuando me vio ya calmado del todo, se separ� un poco y me susurr� al o�do algo que nunca olvidar�: -Ahora vas a ayudarme a mi a correrme-.
Me llev� a la posici�n de antes, entre sus piernas, y me empuj� la cabeza hacia abajo, cuando estuvo a la altura de su co�o la agarr� con sus manos y se la acerc� de manera que mis labios quedaban casi rozando su raja, percib�a una intensa olor especial que aunque algo repulsiva resultaba embriagadora, yo ya estaba dispuesto a cumplir cualquier deseo de Paqui y entonces o� su petici�n: -chupa-.
Torpemente me puse a chupar sin saber muy bien como quer�a que lo hiciera pero ella me iba guiando, me sosten�a la cabeza quieta con mi lengua afuera y ella se frotaba arriba y abajo, me apretaba hacia s� con fuerza, me hac�a entretenerme en el principio de su raja, yo descubr� como un grano del tama�o de un grano de arroz donde parec�a que se le condensaba todo el placer y yo que quer�a d�rselo lo chupaba y lo chupaba a la vez que en esa posici�n pod�a verle sus tetas apuntando hacia arriba y su cabeza movi�ndose de un lado al otro, sus ojos cerrados, sus movimientos incontrolados, otra vez estaba disfrutando y esta vez era yo el causante. Seguramente ese pensamiento hizo que se despertara otra vez esa peque�a pija que tan poco gusto hab�a logrado darle a ella pero que tanto me hab�a dado a mi, notaba mi erecci�n pero esta vez ignorar�a el deseo por muy fuerte que fuera para que Paqui tuviera lo que estaba deseando.
Pasamos as� un buen rato, sin palabras, s�lo se o�an los gemidos apagados de mi prima y yo el roce, en ocasiones, de sus piernas en mis orejas, cada vez todo se hac�a m�s intenso, sus movimientos, sus gemidos, su presi�n sobre mi cabecita de ni�o, yo notaba que quer�a m�s, m�s y m�s, todav�a m�s, hasta que por fin se produjo una explosi�n y yo notaba sus espasmos, sus convulsiones, eran sin duda m�s fuertes si cabe que cuando un rato antes me asust� de aquella manera.
No me dej� seguir, apart� con su mano mi cabeza y se qued� como muerta. Le dije: -Paqui �ya has terminado?- ni siquiera me contest�. Yo me limit� a mirarla y a mirar mi pija que estaba pidiendo algo m�s y no bajaba su dureza, comenc� a toc�rmela con algo de verg�enza pero sent�a una necesidad y aquello me gustaba. De pronto Paqui me dijo: -espera, voy a ense�arte a hacerte una paja- y yo que a aquellas alturas ya me dejaba hacer lo que hubiera querido, ni pregunt�, s�lo me puse expectante a su disposici�n.
Tom� con una mano mi miembro y comenz� a menear la piel que lo cubr�a de delante a atr�s y de atr�s a adelante, subi� la velocidad y cuando m�s me estaba gustando la solt� y me dijo: -Ahora hazlo t�- as� que yo me la agarr� con mi mano al instante y no tuve que darle mas que tres o cuatro veces para lograr lo que antes vino sin esperarlo pero ahora estaba deseando que llegara, mi primera paja, me ven�a el gusto y esta vez lo estaba esperando, me iba a correr. Aguant� la piel estirada hacia atr�s y ya quieta la mano miraba como mi pijita se mov�a en unos espasmos que yo notaba en mi mano y entonces vimos salir por la punta una peque�a gota de un liquido que no era agua pero se le parec�a.
Al ver aquello Paqui me confes� que se quedaba m�s tranquila, me dio un beso en la mejilla y me orden� que me vistiera sin hacer ruido, mientras ella hac�a lo mismo.
Otro d�a, si lo vot�is alto, contar� lo que pas� cuando me tuve que confesar el pecado que hab�a cometido aquella tarde.
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Relato: MI PRIMA PAQUI
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