Me encontraba en la parada del autob�s, cerca del instituto al que hab�a ido a recoger las notas de fin de curso, que hab�a aprobado. Me sent�a contenta, pues acababa el instituto y ya no tendr�a que volver a ponerme el uniforme de colegiala, que ahora mismo llevaba y que me hac�a sentir m�s peque�a. Pues a mis catorce a�os quer�a superar esa fase de la infancia e iniciar la adolescencia. Me ve�a guapa con el uniforme: una falda con cuadros negros y blancos, que me llegaba por encima de mis rodillas, una medias blancas que ocultaban mis infantiles pantorrillas y una blusa blanca. Me hacia parecer una ni�a m�s de lo que era en realidad. Soy rubia y tengo una bonita melenita, que llega hasta mi cuello. Dicen que tengo una boca muy sensual. Tardaba el autob�s, cuando de repente comenz� a llover torrencialmente, era una tormenta de verano que descargaba agua con furia y all� me encontraba yo en la parada, sin marquesina que me protegiera de la lluvia. Me estaba empapando, la cabeza, el cuerpo, las piernas. Lo peor es que tendr�a que dar la raz�n a mi madre, como siempre, por no haber cogido el paraguas, como me dijo. Seguro que me ganaba una rega�ina, adem�s de una pulmon�a, si no paraba de llover. Empezaba a tiritar de escalofr�os. As� me hallaba, cuando vi que se acercaba un coche negro hacia la parada del autob�s. Pens� que con las ruedas cuando pasara, me echar�a mucha agua encima y me pondr�a m�s calada de lo que ya estaba. Pero para mi sorpresa el coche aminor� la velocidad y lentamente se detuvo, justo al lado m�o. Se abri� la ventana de la puerta y apareci� la imagen de una mujer.
-Te est�s empapando. �Sube! -me dijo, amablemente.
Mi primera intenci�n fue denegar la invitaci�n de la mujer desconocida, pues deb�a hacer caso de los consejos de mi madre, de no subir al coche de un desconocido, aunque en este caso era una mujer, que parec�a buena persona. Pero el caso es que empapada como estaba y el fr�o que ten�a, me hizo aceptar la insistencia de la mujer para que subiese al coche. Abr� la puerta y me sent�.
-Pobrecita, pero si est�s empapada. Te vas a poner mala -me dijo ella, cari�osamente, mientras not� que aceleraba el coche y nos distanciabamos r�pidamente del instituto.
-�Ad�nde vives? -me pregunt�.
- En la calle Goya -le dije.
-Casualmente yo voy en esa direcci�n. Si quieres te acerco hasta tu casa.
-Es que no quiero ir as� a mi casa, empapada como estoy, pues mi madre se enfadar� mucho conmigo y me castigar� con no salir el domingo con mis amigas. Si es tan amable d�jeme en alguna cafeter�a cerca de mi casa y all� intentar� secarme y arreglarme un poco.
-Pero como te voy a dejar as� como est�s en cualquier sitio. Yo vivo muy cerca de aqu�; si quieres ven a mi casa, te secas y te vas cuando pare de llover -me dijo la se�ora dulcemente.
Me fij� en ella. Era una mujer de unos cincuenta a�os. A pesar de la edad era guapa. Ten�a su cara marcada por la madurez, pero ten�a unos ojos y una boca muy bonita, que cuantas mujeres m�s j�venes lo habr�an deseado. Llevaba el pelo casta�o un poco m�s largo que el m�o. Vest�a un elegante traje de chaqueta, a rayas, que me hizo pensar ser�a alguna ejecutiva de alguna empresa importante.La falda se le sub�a por encima de las rodillas y ense�aba unas bonitas piernas enfundadas en unas medias transparentes, que se mov�an con el movimiento del coche. Me miraba intermitentemente con insistencia mientras conduc�a y solicitaba mi respuesta. Yo estaba indecisa, pues no deb�a aceptar la invitaci�n de una desconocida de ir a su casa. Pero parec�a una se�ora educada y seria y no ve�a qu� mal podr�a haber de ir, secarme la ropa y volver a mi casa. La mir�, ella segu�a como suplicante y no me pude resistir a su invitaci�n. Acept� con una sonrisa, que ella me devolvi� con muestras de satisfacci�n. Not� que aceler� m�s el coche y como accidentalmente toc� con su mano mi rodilla helada.
-�C�mo te llamas? �Debes ser muy ni�a para ir al colegio? -me pregunt�, sonriente; mientras observ� que se fijaba en los muslos de mis piernas, pues se me hab�a subido la falda al sentarme y tambi�n miraba la abertura de mi blusa.
-Laura...tengo catorce a�os.
-Pero si aparentas doce. Eres una preciosidad. �Habr�s tenido muchos novios? -me dijo, meliflua.
-He conocido algunos chicos, pero son unos pesados, no van m�s que a aprovecharse de m�.
-Yo me llamo Clara. Estoy separada. Llevas raz�n de que los hombres no van m�s que a aprovecharse de las mujeres. Las mujeres entre nosotras nos lo pasamos mejor -y se ech� a reir.
Llegamos a su casa. Era muy confortable y acogedora.
-Laura ve a secarte al ba�o y qu�tate la blusa que la llevas empapada y ponte esta camiseta m�a. Yo me pondr� m�s c�moda tambi�n.
Cuando volv�, Clara estaba sentada en el sill�n. Se hab�a puesto una camiseta amplia, que la hac�a destacar un abultado pecho y se hab�a puesto una falda muy corta, ense�ando ampliamente los muslos. Me sent� a su lado y yo tambi�n ense�aba desenfadadamente mis piernas.
-Toma, bebe esto que te reconfortar�.
Lo prob�, era fuerte, pero estaba delicioso. Me hizo entrar en calor. Laura no dejaba de mirarme y me cogi� las manos acarici�ndolas.
-Ves, ya est�s mejor. Llevabas raz�n Laura que es mejor la amistad entre mujeres, nos entendemos mejor, pensamos lo mismo, sabemos nuestros gustos, lo que queremos, sabemos mejor disfrutar de todo, incluyendo el sexo.
Yo me qued� mir�ndola sorprendida y rechac� sus manos que me acariciaban. �Qu� me estaba diciendo esta mujer? No acababa de entender lo que me hablaba.
-Si quieres te peino, que tienes muy mal el pelo y tu madre te va a rega�ar. Vamos si quieres a mi habitaci�n y all� estaremos m�s c�modas y te peinar� mejor
-Bueno -le dije, y me llev� a su dormitorio agarr�ndome la mano.
Ten�a un dormitorio muy bonito y una cama que parec�a muy confortable. Yo cre� que me iba a peinar sentada frente al espejo, pero me dijo que nos sent�semos en la cama que as� estar�amos m�s comodas. Se quit� los tacones y a mi me quit� las zapatillas. Se puso en la cama sentada con las piernas abiertas y poni�ndome a mi tambi�n sentada entre sus piernas d�ndole mi espalda. Cogi� el cepillo y empez� a peinarme muy suavemente. Era una sensaci�n agradable. Me sent�a c�moda. Clara con una mano me peinaba y con la otra me acariciaba el pelo y mi cuello. Yo me sent�a a gusto. Inesperadamente me bes� en el cuello. Yo me volv� y le sonre� agradecida. Entonces ella aprovech� para buscar mi boca y besar mis labios dulcemente con los suyos. Yo sonre� y me volv� sorprendida. Ella entonces, dej� el peine y abraz� su cuerpo al m�o y con sus manos se puso a acariciar mis hombros. Me hizo volver el cuello y volvi� a besarme en los labios con dulzura, que yo no rechac� pues me parec�a que era una muestra de mostrarle mi gratitud por lo que hab�a hecho por m�, pero s�lo eso.
Volv� la cara y ella susurrante acercando su boca a mi oido, me dijo suplicante:
-Follamos....
-Pero qu� dice se�ora.- Yo la mir� enfadada y poniendo cara de disgusto. Ella intent� otra vez besarme, solo que esta vez con m�s apasionamiento. Yo la rechac�, pero ella acerc� su cara a la m�a y me mir� con enfado y me recrimin� mi actitud, dici�ndome que era una ni�ata tonta. Agarr� con su mano mi cara y yo sin poder rechazarla tuve que aguantar sus labios buscando los m�os. Me besaba con mucha pasi�n y met�a sus labios sobre alguno de los m�os y lo chupaba. As� estuvo unos minutos hasta que consigui� meter su lengua en mi boca y tocar mi lengua. Con sus labios estiraba de mi lengua y depositaba su saliva en mi boca. Me pareci� muy dulce su saliva. Empec� a sentir como una fuerza irresistible que me llevaba a saborear su lengua y su boca y comenzamos a intercambiar nuestras lenguas, una vez en su boca y otra en la suya. No par�bamos de besarnos apasionadamente. Yo la mir� y la sonre�, ella se mostr� agradecida. Se baj� la camiseta de un hombro y me mostr� una teta enorme que me ofreci�. Me cogi� entre sus brazos como si fuese un beb� y yo con mi boca comenc� a succionar su pez�n, metiendo en mi boca todo lo que pod�a de su teta. Yo no paraba de chupar y ella se estremec�a de gusto y me acariciaba con su mano mis muslos desnudos. Yo la baj� la otra hombrera y dej� al descubierto sus dos preciosas tetas. Ella volvi� a besarme acaloradamente en la boca y a abrazarme. La ech� en la cama y volv� a chupar sus otra teta, mientras bajaba mi mano sobre su falda y acariciaba sus muslos. Mientras besaba su pez�n, ella me met�a su mano en mi camiseta y acariciaba uno de mis pechos y pellizqueaba mi pez�n, que hac�a que me muriese de gusto. Segu�amos tambi�n bes�ndonos en la boca y sabore�bamos nuestras lenguas. Luego ella se incorpor� y me baj� las hombreras de mi camiseta dejando al descubierto mis j�venes pechos. Empez� con sus manos a acariciarlos y llev� su boca a ellos, chupando mis pezones. Me estaba volviendo loca de gusto, pero observaba que a ella la pasaba lo mismo. Me eche con los pechos al aire sobre los pechos de ella y seguimos bes�ndonos en la boca, metiendo nuestras lenguas. Clara daba muestras de placer y pon�a cara de agradecimiento. Luego, con decisi�n, me incorpor� y la despoj� de su falda y su braga y la dej� totalmente desnuda. Ten�a un cuerpo precioso para sus cincuenta a�os. Volv� a besar sus pechos, que ella me ofrec�a voluptuosa.
Yo s�lo ten�a mi peque�a braguita. De repente Clara se incorpor� y me ech� sobre la cama. Empez� a saborear mi infantil cuerpo. Primero bes� mi boca, luego bajo hasta mis tetas chupando con pasi�n mis pezones, despu�s llev� su boca por mi barriguita y baj� hasta chupar mis ingles. Detuvo su cara encima de mi braguita y con su mano acariciaba mi cl�torix. Luego separ� un poco mi braguita y dej� al descubierto mi infantil chochito, que Clara se qued� mirandole gozosa. Meti� sus dedos en mi rajita y empez� a moverlos de afuera a dentro. Yo me volvia loca y me dio la risa de tanto placer. Con mis manos manoseaba voluptuosamente mis dos tetas. Que gusto me daba. Clara entonces con habilidad me despoj� de mi braguita y qued� totalmente desnuda ante ella. Apoy� su boca en mi vagina y abri� sus labios y con su lengua comenz� a acariciarme mis labios vaginales y mi cl�torix. De vez en cuando succionaba mi cl�torix. Luego se incorpor� y se meti� mi teta en su boca chup�ndola y con la otra mano masajeaba mi vagina y mi clitorix. Ve�a que me iba a correr de un momento a otro. En cualquier momento me iba a dar un orgasmo increible.
Clara me hizo abrir totalmente de piernas y ella se ech� encima de m�, juntando su vagina sobre la m�a y con movimientos h�biles de su cintura y su culo, notaba que vigorosamente frotaba su cl�torix con el m�o. Yo no paraba de moverme de la agitaci�n y del gusto que me daba. Yo comenc� a mover mi culo tambi�n, y durante minutos mov�amos las dos el culo como locas, dando gusto a nuestros clitorix, al tiempo que yo con mis manos acariciaba el culo redondo y macizo de Clara. Mientras nos masturb�bamos las dos frotando nuestros cl�torix, nos bes�bamos apasionadamente chupando nuestras lenguas, hasta que las dos soltamos un tremendo:�Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh! de placer, nos hab�amos corrido las dos a la vez. Est�bamos fatigad�simas y muy sudorosas de tanto ejercicio y placer. Me levant� y le dije:
-Ahora te toca a ti.
La puse debajo y empec� a chupar sus tetas, ella no paraba de gemir de felicidad. Baj� hasta su chocho y vi por primera vez co�o de una mujer. Met� mi lengua en su vagina y comenc� a pasar mis labios por su cl�toriz y su co�o. Clara me acariciaba la cabeza y me apretaba mi boca contra su raja. Luego la abr� de piernas, como yo hab�a aprendido de Clara y me coloqu� mi vagina sobre la de ella y comenc� a frotar mi raja contra la suya, gritando las dos como locas de placer, hasta que me corr� y no dej� gritar a Clara pues aplaste mi boca sobre la suya
Nos quedamos las dos abrazadas en la cama sonriendo. La verdad que nunca supuse que el subir a un coche aquella tarde iba a acabar de esta manera; yo empezando a descubrir el placer del sexo con una mujer que pod�a ser mi madre. Me hab�a gustado mucho.
-�Volver� a verte? -me pregunt� Clara
-Claro -le contest�-
La verdad que no volvimos a vernos, despu�s en mi casa pens� que esa relaci�n no se pod�a afianzar entre una ni�a y una mujer madura. Clara a veces paraba el coche cerca del instituto y pasaba por mi calle, pero yo no quise volver a verla m�s.

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