Relato: Consolando a una viuda
Do�a Alicia era una mujer de 53 a�os de edad, Su cara presentaba los rasgos que el paso de los a�os y las preocupaciones van dejando. En el momento que la conoc� viv�a con su esposo don Enrique y su hijo Rafael en una casa alejada del centro de la ciudad en Veacruz, M�xico.
Por azares del destino, do�a Alicia tuvo que entregarse en cuerpo y alma a su esposo, ya que �ste perdi� sus extremidades inferiores al caer de un tren en movimiento, debido a su trabajo en los Ferrocarriles Nacionales.
Luego de varias intervenciones quir�rgicas, don Enrique vivi� por varios a�os postrado en una silla de ruedas y por tal motivo el contacto sexual con su mujer s�lo se reduc�a a algunos toqueteos que, por ende, la dejaban insastifecha.
La situaci�n para do�a Alicia se torn� m�s cr�tica, cuando su hijo Rafael, parti� a la ciudad de M�xico para estudiar en la UNAM la carrera de ingenier�a y eso la sumi� en una soledad indescriptible, ya que las enfermedades de su esposo avanzaban, hasta llegar a padecer c�ncer terminal, que a los pocos meses de su diagn�stico sobrevino el fatal desenlace�
II
Por pl�ticas con mi abuela, que era su amiga de juventud y confidente, alcanc� a escucharle sentirse insastifecha, sexualmente hablando. Por lo que mi querida madre-abuela le sugiri� tener relaciones con alg�n joven que le prodigara cari�o y a la vez le llenara su palpitante concha de leche caliente�
En alguna ocasi�n los visit� a ambos en su domicilio con el pretexto de que do�a Alicia quer�a el arreglo de una instalaci�n el�ctrica que fallaba en su rec�mara. Mientras don Enrique se encontraba sentado en el patio, la madura se�ora me acompa�� hasta el lugar donde estaba la anomal�a y comenc� a trabajar.
No pasaron ni varios minutos, cuando regres� con un vaso de agua de naranja, mi preferida, y me pregunt� si no ten�a calor, por lo que me sugiri� quitarme la playera para estar m�s c�modo�
Mi sorpresa fue mayor, cuando do�a Alicia comenz� a tocarme el pecho y los brazos, adem�s de decirme que era muy guapo y que ten�a un cuerpo atl�tico� Su rostro palideci� al observarla con incredulidad y se retir� de inmediato�III
Desde que conoc� a do�a Cleotilde sent� cierta disposici�n por las mujeres mayores y buscaba en todo momento la oportunidad para acosarla y tratar de cog�rmela� Ella como siempre se negaba, porque no quer�a hacerle da�o a don Enrique, su esposo, si �ste se enteraba de lo que pasaba entre nosotros�
En una ocasi�n lleg� do�a Cleotilde a mi casa y mis abuelos no se encontraban porque hab�an salido de viaje� Por lo que la invit� a pasar y a sentirse c�moda� Al principio se negaba y trataba de eludirme milagro se realiz�
Me pidi� que la llevara a mi rec�mara y le mostrara donde dorm�a. As� lo hice y cuando entramos busc� un lugar en la cama para sentarse y me pidi� que le mostrara mi verga, no hubo m�s pre�mbulos me la saqu� y ella con su mano derecha la tom� y sopes�, por lo que el miembro viril respondi� de inmediato al sentir esas manos delgadas y con u�as bien cuidadas, que la tocaban con f�bril entusiasmo�
Do�a Cleotilde no desaprovech� el momento y se introdujo en la boca mi verga. En verdad que la se�ora mamaba con mucha alegr�a y disposici�n..
Mientras yo cerraba los ojos, porque esa forma de mamar me estaba produciendo escalofr�o y algo que recorr�a mi cuerpo. No pude evitar el descargarle mi esperma en su boca y ella con ansiedad se trag� todo, al tiempo que me dec�a:
- Que bien sabe tu leche� Est� caliente y tiene un fuerte olor a almid�n� Deveras que est� muy sabrosa� Ojal� y me dieras m�s�
IV
La madura se�ora s�lo me practic� un tremendo fellatio� Pero no dej� que la tocara ni la desnudara� Se arregl� ligeramente el pelo y sali� despavorida de la casa� Por la forma en que huy� me hizo sentir culpable� Pero los d�as pasaron�
Fue una noche de viernes, cuando do�a Alicia habl� por tel�fono a la casa� Yo respond� la llamada y con voz entrecortada me ped�a que le avisara a mis abuelos que su esposo hab�a fallecido�
Luego de los preparativos de las exequias y disponer lo necesario para que los acompa�antes estuvieran bien atendidos, do�a Alicia me llam� y me dijo que la acompa�ara a su rec�mara, porque me quer�a decir algo�
Al cruzar el umbral de la habitaci�n, do�a Aliciacerr� con llave y me dijo:
- As� esta bien para que no nos molesten�
Su forma de decirlo me sugiri� que algo pasar�a� Por lo que me invit� a quitarme la ropa, mientras ella tambi�n se desnudaba� La sorpresa fue mayor cuando observ� que atr�s de esa ropa conservadora que usaba hab�a un cuerpo firme, de senos peque�os, cuyos pezones invitaban a lamerlos y unas piernas delgadas pero fuertes� Cuando se quit� la �ltima prenda, me percat� que ten�a un hilillo de vellos p�bicos, parec�a que le hab�an dado un hachazo en lo que era su vagina�
Do�a Alicia no esper� m�s y me tom� de la mano para invitarme a que me acostara con ella� Me pidi� que lo hiciera boca arriba, mientras ella se montaba y se introduc�a mi verga hasta que mis huevos chocaron con sus nalgas, para subir y bajar con movimientos de honda desesperaci�n�
Era notorio su ayuno de verga y quer�a aprovechar el momento. Pero do�a Alicia poco a poco fue calmando sus ansias y realiz� ligeros movimientos rotatorios que me estaban transportando al rec�ndito para�so� Hasta que se detuvo por un instante y se llev� la mano a la boca para contener un desesperado grito de excitaci�n� Su cuerpo se convulsion� terriblemente y comenz� a masajear mi verga con sus m�sculos vaginales como queriendo exprimirla. Mientras ella se sacud�a desaforadamente para tener otro espectacular orgasmo�
V
La madura se�ora se desmont� y busc� con su boca mi verga para limpiarla con su lengua y sorbi� mis restos seminales, los cuales le agradaban como la experiencia demostrada en mi rec�mara�
La observ� y ella se me qued� mirando con una enigm�tica sonrisa� Yo pens� que todo terminar�a ah� y bajar�amos de inmediato� Pero no�
Su forma de acariciarme el pito hizo que se me parara de nuevo y me lanzara a la carga� Fue cuando me contuvo y me suplic�:
- Ahora tu m�mame� Mete tu cabeza entre mis piernas y b�same toda mi concha�
No me hice del rogar y llev� a cabo lo que me ped�a� No bien hab�a tocado su cl�toris, cuando ella se llev� las manos a los senos y se jal� los pezones, para retorcerse y brindarme sus fluidos agridulces que embelesado sorb�. En tanto cerraba las piernas por unos instantes que me parecieron siglos, porque sent�a que el aire se me escapaba� Con mi verga bien parada le levant� las piernas y se la met� toda, no fue necesaria tanta fuerza, ten�a la vagina bien lubricada y empece a meterla y sacarla hasta la punta, lo cual la desesperaba porque se empujaba hacia arriba como deseando que el miembro no se fuera de su lado�
El mete y saca se convirti� en un verdadero ritual, ya que tanto ella como yo acompasamos nuestros movimientos a tal grado que s�lo se escuchaba los sonidos de su h�meda vagina y se desped�a un fuerte aroma de que en ese lugar se estaba practicando sexo en forma desesperada�
Lo inevitable ten�a que llegar� Era tal la calentura de do�a Alicia que de inmediato arque� su cuerpo y se volvi� a tapar la boca con la mano para evitar un grito de intenso placer, se�al de que estaba teniendo su tercer orgasmo de esa noche� Mientras yo le disparaba varios chisguetazos de leche caliente�
VI
Luego de dormirnos por espacio de una hora, ambos nos ba�amos y tocamos nuestros cuerpos en la tina llena de agua, mientras nos unt�bamos jab�n en nuestas partes �ntimas que respondieron a las caricias� Todav�a en el ba�o le avent� otro polvo que ella disfrut� plenamente� Porque volvi� a tener otro orgasmo de grandes proporciones y la viuda s�lo alcanz� a decirme:
- Gracias, por consolarme� Estoy en deuda contigo� Cuando quieras vamos a hacer el amor� Ahora he quedado sola y tu me visitar�s para hacerme compa��a�
Eso si, do�a Cleotilde hab�a cumplido� Jam�s enga�� a don Enrique� Fue la muerte la que la separ� de su amado esposo para entregarse ahora a su joven amante, quien se encarg� de consolarla por muchos a�os y ese no era otro, m�s que yo�