Relato: Don Francisco



Relato: Don Francisco

Capitulo I


Don Francisco era el patriarca de una gran familia. Ten�a
s�lo 55 a�os y conservaba toda la fuerza de un adolescente. Se hab�a casado muy
joven con Helena, una bella y trabajadora mujer. Juntos tuvieron dos hijos:
Alberto, el mayor de 36 a�os y Pedro de 29. Ellos lo hab�an llenado de nietos.


Francisco era un poderoso industrial, hijo de inmigrantes,
que hab�a forjado un imperio a fuerza de buenos negocios. Su capital se contaba
en millones de d�lares. Daba trabajo a m�s de cuatrocientas personas incluida su
familia. Ten�a fama de hombre dominante y no toleraba a quien no cumpliese una
orden suya. En una oportunidad hab�a echado a m�s de cincuenta obreros de su
fabrica porque ellos le hab�an echo una huelga reclamado mejoras en sus salarios
y condiciones de trabajo.


Hac�a cuatro a�os que se hab�a quedado solo, su Helena lo
hab�a dejado por un c�ncer de mamas. Desde ese momento se sent�a liberado, su
aspecto se hab�a vuelto m�s jovial y coqueteaba con todas sus empleadas y
nueras. En estas �ltimas hab�a puesto una especial atenci�n, las cortejaba
mientras sus hijos no advert�an sus maniobras. Una de ellas era Maura, esposa de
Alberto, una hermosa y sensual mujer; ten�a 32 a�os, con un cuerpo infartante,
su pelo negro ca�a suave sobre sus hombros, ten�a una cara angelical, ojos
verdes mostaza, unos pechos muy impactantes que eran la delicia de todos los
hombres de la empresa: eran grandes y redondeados; a pesar de que ya ten�a dos
hijos, no hab�an sufrido con el paso del tiempo. Sus hijos eran Ivana de 13 a�os
y Carlitos de 6. Su peque�a cintura le iba en zaga con su perfecta y parada
cola, sus piernas eran largas y muy torneadas: en definitiva, una hembra que
volv�a locos a los hombres.


La desgracia toc� a la familia cuando Alberto tuvo un
accidente automovil�stico. Hab�a perdido toda la sensibilidad desde su cintura
hasta los pies. Pasaba sus d�as en una silla de ruedas, trabajando como director
de la empresa. La que hasta hac�a muy poco era una buena vida sexual, la perdi�
por completo: no sent�a nada, ya nunca m�s iba a tener una erecci�n. Con Maura
hab�an sido felices, pero esta desgracia lo estaba enfermando, hasta pensaba en
quitarse la vida.


El otro hijo de Francisco, Pedro, tambi�n hab�a formado una
gran familia. Se hab�a casado con una mujer m�s joven que �l. Romina era una
joven de 22 a�os; llevaban cuatro a�os de casados y ya ten�an tres hijos:
Francisco de 3, Angel de 2 y Pedro de 6 meses. Romina era de una familia
humilde, hab�a conocido a Pedro en la empresa, ella comenz� a trabajar a los 17
a�os en el sector limpieza, pronto lleg� a la mirada de su marido y este con muy
poco esfuerzo le rob� el coraz�n: un r�pido ascenso y la promesa de un mundo
mejor, la llevaron hasta el altar. El sue�o de la cenicienta realizado. De todas
maneras era una mujer muy cautivante, que atrapaba a los hombres con solo una
mirada. Sobre ella ca�a la sospecha de una infidelidad cuando todav�a era la
novia de Pedro, se dec�a en la empresa que un obrero llamado Sandro la hab�a
tenido antes que su esposo.


La familia ten�a una casa de fin de semana, donde todos
juntos desde la muerte de Helena, acompa�aban a Don Francisco. La finca ten�a
seis habitaciones m�s la de servicio, pileta, gimnasio, quincho y cancha de
tenis. En ese fin de semana solo hab�a ido Alberto y su familia. En esa
oportunidad padre e hijo ten�an que arreglar aspectos del desarrollo de la
empresa. Francisco ayudaba a su hijo con especial �nfasis desde que este estaba
en la silla de ruedas. Sent�a que deb�a apoyar a su hijo.


La reuni�n de los hombres era en un privado de don Francisco,
estaban solos cuando lleg� Maura a la habitaci�n; esa ma�ana llevaba una corta
minifalda negra que remarcaban su parada cola, una su�ter rojo pegado al cuerpo
que resaltaban aun m�s sus voluminosos pechos y unas botas negras sobre medias
del mismo color que atraparon la mirada de don Francisco, �l la mir� como
dese�ndola, volvi� a sentir ese cosquilleo en su cuerpo que lo llen� de vida,
sin advertir que su hijo se percat� de su indiscreta mirada. Ella salud� a su
esposo con un beso en la boca, pero en ese momento qued� de espaldas a su
suegro, ofreci�ndole una visi�n que alter� la sensibilidad del patriarca. Luego
le dio un sonoro beso en la mejilla a don Francisco que dej� a su esposo
mordi�ndose la lengua de rabia y celos. En ese momento por Alberto pasaron miles
de im�genes, pensaba que su mujer era todav�a muy sensual y �l ya no podr�a
satisfacerla m�s. Ella estaba muy desbordada de vida, en cambio �l estaba
postrado en una silla de ruedas.


La mujer se fue y la reuni�n continu�, pero ya el tema fue
otro. Alberto enojado, le espuso a su padre la frustraci�n que sent�a por no
poder complacer a su mujer y el deseo de haber tenido m�s hijos con ella; el
patriarca lo consol� y le dijo que �l mismo se ocupar�a de cuidar a su mujer y
sus hijos. Don Francisco era un hombre parco y poco afecto a las demostraciones
de cari�o, pero en esa oportunidad consol� el llanto de su hijo y le prometio
que si �l faltaba alguna vez, �l ser�a su sucesor; esa promesa le dio
tranquilidad a su hijo, ya que siempre hab�a tenido una feroz disputa con Pedro
por el poder de la familia.


Despu�s de almorzar, como era costumbre todos se fueron a
descansar, Maura llev� a Alberto a la habitaci�n, que era la contigua a la de
don Francisco, Ivana y Carlitos se fueron al primer piso a sus cuartos. Alberto
ten�a que tomar una medicaci�n para poder dormir tranquilo, pero hab�a olvidado
sus pastillas en la habitaci�n de don Francisco, entonces su mujer fue hasta el
cuarto del patriarca y golpe� para poder ingresar.


Don Francisco estaba a punto de acostarse y la hizo pasar sin
darse cuenta que su nuera era la que entraba, porque �l estaba quit�ndose la
ropa; ella entr� y �l estaba desnudo y de frente a ella, no pudo evitar mirarlo,
el patriarca era un hombre de gran porte; ten�a anchas espaldas y fornidas
piernas que hab�a trabajado en su juventud y todav�a conservaba todo su cabello;
ella pos� su mirada sobre el miembro del patriarca, no pod�a creer lo que estaba
viendo, un pene impresionante, su mente vol� y enseguida lo compar� con el de su
inv�lido marido y se dio cuenta que este era el doble m�s grande, estaba ah�
suave, fl�cido y rosado. Deb�a tener unos 25 cent�metros de largo y 6 de ancho.
Esa mirada solo dur� unos pocos segundos, pero sirvi� para establecer una
complicidad que ya nunca se romper�a. Maura estuvo turbada por varios segundos.


R�pido de reflejos don Francisco, tom� su bata y se cubri�;
su nuera estaba muerta de verg�enza y deseo. Hac�a tres a�os que su marido hab�a
tenido el fatal accidente y su vida sexual estaba trunca desde ese momento. Ella
le solicit� las pastillas y el patriarca le dijo que estaban en la habitaci�n de
Alberto, porque el �ltimo en d�rsela hab�a sido �l. Le pidi� que la ayudara a
encontrarlas y los dos fueron a la otra habitaci�n, Alberto estaba en la cama y
se sorprendi� de verlos juntos, ella le pregunt� d�nde estaban los medicamentos
y don Francisco le indic� junto a la cajonera, para lo cual la mujer debi�
estirar sus brazos y quedar hincada, remarcando su cola apretada por su mini.
Don Francisco la miraba con deseo, Alberto intu�a que algo pasaba pero no pod�a
moverse. Dijo que no quer�a tomar los remedios, present�a algo extra�o entre su
esposa y su padre.


El patriarca recibi� los medicamentos de su nuera y le dijo a
su hijo que deb�a tomarlos, su hijo se neg� nuevamente, pero su padre se enoj�
de forma muy violenta y Alberto tom� sus pastillas. Eran unos tranquilizantes
que en poco tiempo lo iban durmiendo. Don Francisco pidi� pasar al ba�o de la
habitaci�n y Maura se qued� con su esposo, lo consol� con unas caricias sobre
sus mejillas mientras su esposo hac�a esfuerzos para no dormirse. Su cabeza
volaba y en �l aparec�an im�genes deformadas.


Su esposa, que siempre descansaba con Alberto, comenz� a
quitarse la minifalda y el su�ter rojo para quedarse con un conjunto de color
negro que remarcaban su generosa figura. Antes que el patriarca saliera del
ba�o, alcanz� a ponerse una enagua negro que remataba su cuerpo con una
sensualidad �nica.


As� estaba ella consolando a su marido, cuando sali� su
suegro del ba�o. Enseguida se dio cuenta que �l no ten�a buenas intenciones. Se
acerc� hasta ellos, su hijo casi dormido preguntaba por su esposa, pero no
reconoc�a figuras ni voces. Maura solo atin� a mirar a su suegro que
peligrosamente se le hab�a acercado, estaban ah� muy cerca, todav�a recordaba el
pene del patriarca que hac�a unos momentos hab�a visto, estaba nerviosa y
ansiosa a la vez, su excitaci�n era muy fuerte; por otra parte ella estaba muy
sensual para la vista de su suegro.


�l le tomo su salvaje pelo negro y comenz� a acariciarla en
forma muy fuerte, hab�a una relaci�n de dominaci�n, �l la miraba y la sujetaba
con sus fuertes brazos. Maura no pod�a resistir la presi�n, con la otra mano don
Francisco comenz� a correr su enagua para poder tocarle esos grand�simos senos,
con un solo movimiento le quit� el corpi�o negro y liber� esa masa de carne que
tanto hab�a deseado, eran blancos y estaban a punto de estallar, sus pezones
oscuros contrastaban con su piel, estaban erguidos y desafiantes, don Francisco
hab�a dejado de tocarle el pelo para dedicarse a ellos con masajes suaves y
circulares, ella empezaba a exitarse, su marido estaba ah� a un metro delirando
por los remedios y su suegro la dominaba, el patriarca le hizo soltar su bata y
su mirada volvi� a ese pene que la hab�a enloquecido hac�a unos minutos, Maura
ten�a verg�enza todav�a, pero su suegro no la iba a perdonar, le tom� su mano y
se la llev� a su miembro que ya estaba erguido, ella comenz� a masajearlo
despacio a lo que don Francisco la oblig� a hacerlo m�s r�pido, comenz� a darle
�rdenes, su hijo no pod�a escucharlo. Ella no estaba haci�ndolo bien, el
patriarca le llev� su pene hasta su boca y poco a poco comenz� a met�rselo, el
pene ten�a en ese momento un tama�o que ella nunca hab�a visto, estaba rojo y
palpitante, su cabeza redondeada parec�a explotar; �l comenz� un movimiento
p�lvico fuerte y ella abri� su boca m�s grande y pos� su lengua sobre el glande,
movi�ndolo en forma circular, ahora lo hac�a bien, por la fuerza de los embates
de su suegro, ella retrocedi� en la cama, quedando con sus manos sobre el cuerpo
de Alberto. La situaci�n le provoc� a don Francisco un morbo impresionante,
ten�a a su nuera a su merced y con su hijo ah� delirando. Ella estaba ahogada,
el pene le llegaba hasta la garganta, el patriarca gozaba como un animal, ten�a
a Maura bajo su mirada; hasta que no aguant� m�s y sac� el pene de la boca de su
nuera y se descarg� en la cara la ella, no fue solo un chorro como se podr�a
pensar por la edad de don Francisco, la inund� de un blanco y espeso semen; sus
labios y mejillas recibieron la leche de su suegro, una parte cay� en la
almohada donde estaba la cabeza de su hijo.


Todo esto ocurri� en pocos minutos, el patriarca se hab�a
descargado despu�s a�os de no estar con una mujer. El no quer�a dejarla as�,
mientras Alberto dorm�a, ella comenz� a beberse el semen, tragaba la leche del
patriarca con fruici�n, esta imagen excit� a don Francisco. Luego la tom� por la
cintura abranzandola y la beso en la boca. Estuvieron bes�ndose con pasi�n, �l
la acost� justo al lado de su marido boca arriba y comenz� a chuparle los senos,
uno a uno los pezones se le pararon, �l bajo para sacarle su bombacha que se le
met�a en el culo de forma provocativa, se la sac� y se acerc� a su entrepierna,
con su lengua rugosa palp� la humedad de Maura, ella hac�a tiempo que no sent�a
esa sensaci�n, su cl�toris estaba en ebullici�n, ante los suaves movimientos de
la lengua de su suegro, le comenz� a correr un fuerte escalofr�o por todo el
cuerpo, sus mejillas estaban rojas y pronto tuvo su primer orgasmo.


Don Francisco ten�a una nueva erecci�n, su hijo dorm�a y su
nuera jadeaba de placer, la sac� de la cama y la oblig� a chup�rsela de nuevo,
�l gozaba viendo como Maura era una marioneta que cumpl�a sus deseos, su pene
volvi� a tener dimensiones considerables, se le marcaban las venas llenas de
sangre a punto de explotar, ah� decidi� que era el momento de penetrarla, y
empuj�ndola suavemente sobre la cama, de forma que su cara quedara apoyada sobre
las piernas de su hijo, la empalm� de un fuerte y seco golpe que ella disfrut�.
Los movimientos de la pareja empujaron al hijo del patriarca, Alberto no pod�a
despertar. Don Francisco estuvo varios minutos tom�ndola con inusual fuerza, lo
que provoc� varios orgasmos en la mujer, ella estaba cansada pero feliz; �l sin
pensarlo la inund� de semen en esa deliciosa vagina y tuvo el orgasmo m�s fuerte
que recordara.


Despu�s de esa tarde, el control de don Francisco sobre su
nuera iba a ser total. Ella hab�a ca�do en sus redes, a punto de desearlo
descaradamente. En ese mismo fin de semana, ella le pidi� delante de su marido
que la llevase a cabalgar, el patriarca ten�a varios caballos pura sangre que
ella deseaba probar.


Hizo preparar los caballos y juntos se fueron para el monte,
su hijo se qued� con sus nietos y don Francisco se llev� a Maura, con ellos
tambi�n fue el mayordomo de la casa, era un hombre que junto a su esposa
cuidaban la finca cuando la familia no estaba. Alberto se qued� tranquilo por
que el mayordomo iba con ellos. Cabalgaron por un rato y el patriarca le indic�
al mayordomo que se alejase por un rato. �l llevaba puesto unas botas negras
hasta la rodilla, las tradicionales bombachas de paisano y una camisa que le iba
al tono, ten�a un rebenque para llevar mejor al animal. Su nuera, se hab�a
recogido su pelo negro, y ten�a un pantal�n de lycra negro pegado a sus piernas
que le remarcan demasiado su cola y la vagina, don Francisco no le quitaba los
ojos de encima.


La invit� a tomar un descanso y bajaron de los animales, el
mayordomo se hab�a alejado, ella ten�a calor y se quit� un su�ter blanco para
quedarse con otra remera deportiva de lycra del mismo color que resaltaba sus
enormes pechos. Don Francisco se le abalanz� como un potro a una yegua, ella no
pudo resistirse, primero le quit� la remera y le dejo los pechos al aire, el
hombre se los tom� con sus manos y se los apret� hasta hacerle doler, ella peg�
un grito que alert� al mayordomo, este se acerc� hasta un lugar donde pudiese
ver y no ser visto y disfrut� con lo que hac�a su patr�n. Don Francisco, empuj�
a su nuera hac�a el piso quedando esta de rodillas, con su boca a la altura de
su pene que ya estaba afuera, el mayordomo no pod�a creer lo que ve�a pero su
mirada no se alej� de esa situaci�n. El patriarca ten�a en su mano derecha el
rebenque y comenz� a pegarle a Maura en la espalda, produci�ndole marcas e hilos
de sangre. Cuando �l quiso retiro su miembro e hizo poner a la mujer en cuatro
patas, se volvi� tras ella y comenz� a acercar su miembro al prieto culo de su
nuera, que para desgracia de ella nunca hab�a sido penetrado. Mientras su marido
pudo haberlo hecho, ella se lo neg�; y ahora en un segundo y sin poder retenerlo
su suegro la iba a penetrar. El tomo el miembro con su mano y escupi� sobre �l
para poder lubricarlo, sobre la cola de ella hab�an comenzado a caer peque�as
gotas de sangre que ayudaron a los embates de Don Francisco. La penetr� sin
piedad y ella sinti� un escalofr�o por su espalda, el hombre era una bestia
enfurecida y ella su v�ctima. �l le dec�a lo puta que era, mientras por las
mejillas de ella corr�an l�grimas de dolor, estuvo a punto de desmayarse pero
por fin el hombre derram� su leche dentro de ella y eso alivi� su dolor,
igualmente �l no retir� su miembro hasta unos minutos despu�s y cuando lo hizo
por la cola de ella corr�an r�os de sangre: la hab�a desflorado y su ano todav�a
vibraba. El mayordomo vio todo ese espect�culo y cometi� el error de que su
patr�n advirtiera su presencia.


Ella nunca hab�a permitido que su marido le practicara sexo
anal, su suegro lo hizo en una tarde y con un pene mucho mayor.





Capitulo II




Don Francisco era el gran ganador. Domin� a su nuera a su
antojo y la ten�a bajo su poder. Ese fin de semana en la casa as� lo
certificaban. Hab�a vuelto a ser el jefe de familia de ese gran clan. Sab�a que
su hijo Alberto sospechaba de lo ocurrido, pero tambi�n su hijo no ten�a el
valor para enfrentarlo.


Llegado el lunes, Alberto y su familia se fueron. El
patriarca se qued� un d�a m�s como sol�a hacerlo. Su mente volaba por los
recuerdos de su vuelta al sexo activo. Llam� al mayordomo y le indic� que fuera
a preparar sus caballos. Don Francisco sab�a que Hilario, as� se llamaba y ten�a
50 a�os, lo hab�a visto con su nuera y quer�a aclararle la situaci�n.


El hombre de campo, temeroso de su patr�n, se apresur� y le
pidi� que no lo despidiera de su trabajo. Temblaba y sudaba de una forma que su
patr�n advirti� para sacar provecho. Entonces lo mand� con los caballos y le
dijo que no vuelva hasta que �l lo llame. Hilario hab�a llegado a la casa hac�a
varios a�os. Con �l lleg� su mujer Ramona, una morenaza de 42 a�os, criada a
carne y cereal del campo, un desparpajo animal en estado puro.


Don Francisco le hizo jurar silencio eterno de lo sucedido, a
cambio de su estabilidad laboral. Hilario respir� y prometi� serle fiel sin
saber que estaba entrando en un camino sin retorno.


El patr�n le indic� que se fuera a ensillar los caballos y se
fue a tomar el desayuno. En la cocina estaba Ramona prepar�ndolo. En el lugar
hab�a una larga mesa donde don Francisco siempre ocupaba la cabecera, �l era el
amo. Se sent� y pidi� su comida. La mujer que estaba de espaldas a �l, con mucho
temor, hac�a la tarea. Junto a ella estaba Cacique, un manto negro de
considerables proporciones. Era uno de los perros que cuidaba la finca.


La mujer ten�a su pelo atado, llevaba un vestido negro hasta
las rodillas muy ce�ido al cuerpo y cubr�a su falda con delantal blanco muy
ajustado a su cintura. Esa ma�ana estaba muy provocativa. Ella siempre hab�a
sentido una gran atracci�n por don Francisco, le parec�a un hombre muy sensual,
en cambio su marido era m�s bien retacon y poco afortunado. Ramona hab�a sido
muy compinche de do�a Helena y hasta la muerte de esta, nunca hab�a puesto los
ojos en Francisco, pero ahora le provocaba deseo.


Le sirvi� el desayuno y espero a que su patr�n le indicara
alguna tarea. �l le pidi� que se acercara y le apoyo sus gruesas manos en una de
sus tetas. Ella se sorprendi� y se retir�. �l la increp� y le dijo que si no
hac�a lo que �l quer�a le dir�a a su esposo que ella lo hab�a provocado. Ella
estaba furiosa porque �l la somet�a a un chantaje, pero se excitaba con ese
hombre que siempre le hab�a gustado.


Poco a poco, el patr�n fue manose�ndola toda. La tocaba sin
descaro, le arranc� su falda y comenz� a romperle el vestido en la parte
superior, debajo de �l surgieron sus voluminosos senos, ten�a un corpi�o negro
con puntillas que tambi�n se lo quit�. Aparecieron dos pechos cobrizos que
enloquecieron a don Francisco, era una mulata muy fogosa. �l estuvo chup�ndole
las ubres por un buen rato, hasta que se sac� su ropa y oblig� a Ramona a tomar
su pene con una de sus manos, ella sinti� una gran verg�enza que su rostro no
pudo ocultar, pero comenz� a mirar aqu�l pene descomunal con placer. Don
Francisco estuvo frot�ndoselo por su cara, su cabeza recorri� las mejillas hasta
posarse sobre su boca y se lo introdujo. Sus labios carnosos comenzaron a
recorrer aqu�l m�stil, ella disfrutaba con ese instrumento. El patriarca gozaba
viendo como esa mujer lo felaba pero Cacique se hab�a acercado a ellos, su
lengua babeaba y su pene comenzaba a crecer.


El patriarca hizo que la mujer lo dejara por un instante y le
quit� el resto del vestido, qued�ndose con unas medias negras que remarcaban sus
macizas piernas. Ramona advirti� que el perro estaba cerca y excitado y se dej�
llevar por Don Francisco; este la puso en una punta de la mesa de tal forma que
el perro pod�a chuparle la vagina y ella segu�a comi�ndose el pene de su patr�n.
El patriarca sinti� como esa inocente trabajadora pod�a convertirse en un volc�n
de lujuria al ser pose�da por dos amantes. Ella disfrutaba como una perra. Ten�a
una verga en su boca y una lengua animal en su vulva.


Cacique quer�a treparse hasta la mesa para penetrar a Ramona,
ten�a su pene afuera y jadeaba de excitaci�n. Don Francisco lo ayud� y baj� a la
mujer hasta el alcance del animal. El perro la mont� por detr�s e intent�
penetrarla, como no pod�a, su patr�n tom� su pene y lo introdujo en la vagina.
En ese instante, la mujer sinti� una presi�n dur�sima que le daba mucho placer,
Cacique comenz� a embestirla m�s fuerte y pronto se abotonaron: el pene se hab�a
hinchado tanto que no sal�a de la vagina. Don Francisco miraba como ese terrible
animal pod�a estremecer a Ramona, ella tuvo varios orgasmos hasta que el perro
la inund� con su leche. El animal se descarg� por mucho tiempo y ella no paraba
de gemir.


Don Francisco que hab�a observado todo, estaba a punto de
estallar. Su pene parec�a una roca indestructible; quer�a sentir que dominaba la
situaci�n y le orden� a Ramona que se apoyara en la mesa, solo que esta vez boca
debajo de tal forma que su prieto ano, quedase hacia arriba; la mujer acept�,
pero sab�a que ven�a lo peor para ella. El patr�n agarr� su pene y se lo frot�
con saliva, quer�a lubricarlo; tom� con sus dos manos a Ramona por la cintura y
acerc� su miembro hasta el culo y la penetr� reciamente, la mujer grit� de
dolor, pero a �l no le import�. Primero le meti� la cabeza y luego una parte del
vergajo, sus movimientos eran cada vez m�s intensos y brutales; la mujer
soportaba sus embates pero dentro de ella sent�a como se desgarraba, don
Francisco no soport� m�s y le ba�� el culo de esperma, que junto con la leche
del perro comenzaron a mezclarse, �l la oblig� a que se la bebiera. Ella ten�a
verg�enza y dolor, pero hab�a gozado como nunca antes, sent�a que su patr�n se
aprovech� de ella pero no le iba a reprochar nada y menos comentarle algo de lo
sucedido a su marido.


Ramona hab�a traicionado a Hilario. Don Francisco podr�a
ahora extorsionarla a cambio de su silencio. Esta situaci�n estimulaba al
patriarca, sent�a que todos giraban bajo su �rbita y que nada pod�a frenarlo.
Ramona hab�a sido quien le cont� las sospechas que ten�a sobre su otra nuera
Romina, ella sosten�a que la nuera del patriarca no se hab�a casado virgen con
su hijo Pedro. Dec�a que un obrero de su empresa, llamado Sandro la hab�a tenido
antes que su actual esposo. Este episodio manchaba el honor de su hijo y el de
toda su propia familia y don Francisco no estaba dispuesto a tolerarlo.


El patriarca organiz� su plan y para ello Ramona era
indispensable. Hizo venir a su nuera hasta la casa sin que Romina supiera de su
presencia. La ama de llaves deb�a interrogar a la joven mujer y arrancarle una
confesi�n que la dejara in fragante.


Los acontecimientos se desarrollaron como el jefe de familia
quer�a, la confesi�n necesaria lleg� por la amistad de ambas mujeres, Ramona
siempre hab�a sido como una madre para Romina. Ella se ocupaba de ayudarla con
la crianza de sus tres peque�os hijos, por eso no le resulto dif�cil que le
admitiera la verdadera historia. El patriarca escuch� oculto por labios de su
propia nuera que su primer hijo no era de su esposo Pedro, sino de Sandro. Esto
lo enfureci�. Su nuera hab�a traicionado a la familia.


La declaraci�n era dolorosa, pero don Francisco le iba a
sacar provecho. Ramona y su nuera estaban hablando en el sal�n principal de la
casa, �l se encontraba en una pieza contigua y pod�a observar y escuchar todo.


Romina hac�a solo seis meses que hab�a tenido al �ltimo de
sus hijos y a pesar de ello hab�a vuelto a tener un cuerpo hermoso, que ahora
luc�a m�s por su maternidad. Sus pechos estaban llenos de leche, alimentaba a
Pedrito todos los d�as y a toda hora. Ese d�a, lleg� a la casa con un traje de
pollera tipo mini y saco corto de color negro; estaba pintada y ten�a el cabello
recogido al estilo secretaria ejecutiva, el patriarca la miraba con furia y
deseo, quer�a ajusticiarla y su nuera estaba muy apetecible.


Durante unos minutos dud� entre decirle a su hijo la verdad y
presentarla como una puta ante �l, o aprovechar la situaci�n para su morbo
personal; el recuerdo de su otra nuera Maura, lo perturbaba y hac�a que se
volviera incontrolable su deseo de aprovechar la situaci�n. Adem�s la relaci�n
con Pedro siempre hab�a sido muy competitiva; primero lucharon por el amor de
Helena, la cual consideraba a Pedro su hijo preferido y esto generaba muchos
celos en Don Francisco, y despu�s su hijo le peleaba palmo a palmo el control de
la empresa. Para el patriarca, esta era una oportunidad de tomarse revancha
contra Pedro y no la iba a dejar pasar. Su coraz�n palpitaba fuerte y sent�a que
estaba ante una victoria segura.


Don Francisco no toler� m�s y sali� al encuentro de las
mujeres. Romina al verlo, no pudo m�s que sorprenderse y no entend�a lo que
pasaba. Don Francisco ech� a Ramona de la casa y le dijo a su nuera que hab�a
escuchado todo y que ser�a in�til que negara todo por que �l hab�a grabado la
conversaci�n. Su nuera rompi� a llorar. Lloraba de rabia, sent�a que le hab�an
tendido una trampa. Don Francisco se acerc� a ella y tom�ndola de un brazo, la
apret� y le dijo que se callara. El patriarca la amenaz� con contarle toda la
historia a su hijo Pedro y echarla de la familia, lo cual dej� indefensa a la
mujer y a su merced. Ella estaba en sus manos, cualquier cosa que hiciera
depend�a de �l. Le propuso un trato al que ella no pudo negarse, ser�a su amante
a cambio de su silencio.


El patriarca respir� triunfal y se dedic� a su v�ctima. Ella
no imaginaba que comenzaba un camino tan fruct�fero. Se acerc� y comenz� a
desprenderle uno a uno los botones de su traje, lo hizo con suavidad, cuando le
quit� el saco descubri� que ella no llevaba m�s que un ajustado corpi�o que
dejaban ver sus lechosos pechos, ten�a unos protectores sobre sus pezones porque
estos emanaban abundante leche, lo cual excit� a don Francisco como si fuera su
nieto. Se prendi� a uno de ellos y mordisqueando el pez�n, comenz� a beber con
sumo placer. Su nuera no estaba c�moda, pero no ten�a otra opci�n. El hombre
estaba muy excitado, a punto de tener una marcada erecci�n debajo de su
pantal�n, Romina lo advirti� y clav� sus ojos en ese bulto. Don Francisco hab�a
dejado de chuparle los pezones para ponerse por detr�s de ella y apoyarle todo
el bulto en su cola, con sus manos segu�a apret�ndole las tetas. El juego de
seducci�n era intenso, ahora los dos cuerpos se buscaban con extrema pasi�n.
Ella comenzaba a entregarse entera a ese amante desconocido.


El patriarca acariciaba el cuerpo de su nuera, al tiempo que
le quitaba su pollera negra, dejando ver debajo de ella un conjunto de medias,
ligas y bombacha muy seductor y provocativo. Esa visi�n lo perturb�, quer�a
comerse a esa mujer; estaba ante un manjar exquisito, y �l sab�a que ese tipo de
platos no se come r�pido, por eso trataba de vivir cada momento sin apuro. Ella
frotaba su cola sobre el bulto y los jadeos de ambos eran intensos, se pusieron
de frente y se besaron de forma desaforada. Romina le quit� la camisa y comenz�
a besarle el pecho; le desabroch� y dej� caer el pantal�n. Se sorprendi� cuando
vio la cabeza del pene escaparse entre el apretado boxer que ten�a su suegro, el
miembro era tan grande que se le escapaba de la prenda, pero no pudo parar de
mirar y sin que don Francisco se lo pida, se puso a chupar esa cabeza. Sent�a
curiosidad y le quit� el calzoncillo a su suegro, sus ojos no pod�an creer lo
que ve�an, ese garrote era m�s de lo que su imaginaci�n pod�a haber imaginado,
ella pens� que nunca iba a ver una cosa as�, lo empez� a chupar todo y pronto
entendi� que no entraba en su peque�a boca. �l le orden� que se ubicara sobre un
sof� y ella le hizo caso, dejando de esta manera su inmensa cola hacia arriba,
�l gozaba con esa visi�n, se acerc� y le apoy� suave su miembro sobre la ya
h�meda vagina, se lo restreg� por toda la cavidad, arrancando los suspiros de
Romina que ya imploraba ser penetrada, don Francisco lo hizo y ella se sinti�
plena de goce y placer. A diferencia de otras oportunidades, el patriarca
trataba con cuidado a una de sus amantes, su objetivo era sodomizarla para que
ella luego cumpla todos sus deseos. La mujer tuvo dos orgasmos seguidos y �l
todav�a segu�a a pleno, perfor�ndola m�s aprisa y con embestidas m�s fuertes, el
semental demoraba su orgasmo y su nuera estaba en el infierno, cuando ya no
aguant� m�s, sac� su pene y lo puso de frente a las tetas de ella, lo apret� con
las dos y empez� a moverse r�pidamente, con sus anchas piernas golpeaba en los
pechos de su nuera y el glande se abr�a paso entre las dos monta�as de carne, a
ella se le escapaba la leche de sus dos ubres, cuando don Francisco le
desparram� su semen entre el cuello y su boca, el patriarca tuvo varios segundos
dej�ndole ese l�quido viscoso sobre su cuerpo. El tomo la leche de la mujer y se
la llev� a la boca y despu�s se la ofreci� a ella, mientras su nuera se ocupaba
de limpiarle bien su poderoso miembro, una por una bebi� las gotas de su suegro.
Estaba terminando cuando son� el celular de Romina, ella demor� en atenderlo por
que todav�a estaba agitada, era Pedro que la not� extra�a, ella tuvo que
inventar que estaba con una amiga y que pronto volver�a a su casa a amamantar a
Pedrito, su marido le recrimin� que abandonara a su hijo, mientras don Francisco
le pasaba su pene por sus mejillas, ella estaba confundida y aturdida; ten�a
culpa por abandonar a su peque�o hijo, pero estaba gozando como nunca lo hab�a
hecho con su esposo. El patriarca se sinti� m�s poderoso que nunca, su mente
estaba al m�ximo nivel de poder, mientras su hijo no sab�a que su esposa era
gozada por �l.


Romina estaba como una reina, no ten�a resentimiento hac�a
don Francisco a pesar de que le hab�an tendido una trampa, ella ten�a el sabor
dulce de ese encuentro inesperado y no estaba dispuesta a desperdiciar la
oportunidad de seguir disfrutando con su suegro, aun a riesgo de perder su
matrimonio, la situaci�n la colmaba y le prometi� a don Francisco guardar este
secreto a cambio de que �l no revelara el suyo.




Capitulo III



Don Francisco sab�a que sus nueras estaban en sus manos.
Ahora se propon�a disfrutarlas. El recuerdo de ambas lo excitaba. Con la mayor,
hab�a estado rudo, pero la mujer no se opuso a sus intenciones; con Romina el
trato hab�a sido m�s paternal y er�tico.


Desde que tuvo a sus nueras, se ocup� de que sus hijos
estuvieran lo suficientemente ocupados. Los enviaba en viajes de trabajo
siempre, as� �l pod�a estar cerca de esas dos mujeres; sus hijos lejos de
enojarse por los viajes le agradec�an, sin advertir sus intenciones.


En una oportunidad, Pedro estaba de viaje y toda la familia
se reuni� en la casa durante un fin de semana. Don Francisco sab�a que la
oportunidad era propicia, porque aunque estuviera Alberto, su hijo no podr�a
frenar sus intensiones. As�, las nueras del patriarca estuvieron juntas a �l por
primera vez.


Nunca antes hab�an compartido un tiempo y espacio juntos. Don
Francisco miraba a una para darle celos a la otra. Cada una de las mujeres se
cre�a due�o de �l, sin advertir que la otra hab�a probado a su suegro.


Cada una sospechaba y la atm�sfera sexual iba en aumento. Las
dos trataban de cortejar al patriarca, pele�ndose por la atenci�n de este.
Maura, que era observada por su propio marido, miraba a Romina con
resentimiento, ambas se cruzaban miradas profundas sin decirse nada.


Las dos estaban muy provocativas y don Francisco hab�a
reparado en ello. Maura ten�a un vestido de lycra negro pegado a su voluptuoso
cuerpo, nunca llegaba as� a la casa de fin de semana. Ella sent�a que deb�a
agradar a su suegro. Parec�a que su cuerpo iba a salirse por su vestido, su
marido le recrimin� su vestimenta, pero ella hacia tiempo que no le hac�a caso.
Su pelo negro, ca�a suave sobre sus hombros y sus largas piernas estaban
cubiertas por medias negras caladas no propicias para la situaci�n, pero ella
sab�a que a su suegro eso lo excitaba y no dejaba de hacerlo a pesar de lo
desbocada que se presentaba.


Romina tambi�n luc�a muy sensual. Su cola repingada estaba
enfundada en un fino pantal�n que le marcaba sus nalgas y piernas. Llevaba una
fina camiseta que delineaba su figura, remarcando los dos pechos llenos de
leche. Esa ma�ana estaba amamantado a Pedrito delante de su suegro y en
presencia de su cu�ado Alberto. Los hombres observaban ese espect�culo y Romina
no se inmut�, sab�a que el patriarca pod�a hacer lo que quisiese. Francisco la
miraba con deseo y el hombre lisiado sospechaba que algo extra�o ocurr�a. El
patriarca se fue y dej� a Alberto con su cu�ada, el lisiado se qued� complacido
con esa visi�n. Romina se acerc� hasta la silla de ruedas con su beb� y le
ofreci� una sonrisa complaciente, su cu�ado no entend�a demasiado, ella ten�a a
Pedrito en uno de sus senos, pero el ni�o se hab�a dormido, lo dej� sobre un
sill�n y no se apresur� en cubrir sus tetas, Alberto la contempl� con deseo y la
mujer se cubri� de forma provocativa, lanzando una mirada desafiante, mientras
levantaba su corpi�o.


Romina quer�a desafiarlo y le pregunt� por donde estar�a su
esposa y don Francisco, a lo cual Alberto respondi� no saber lleno de ira y
perturbaci�n; su cu�ada se sinti� despechada por el patriarca y decidi�
refugiarse en Alberto, claro que este no era el amante ideal, pero le servir�a
para paliar el momento.


Mientras Pedrito dorm�a pl�cidamente, su madre comenzaba a
quitarse su pantal�n delante de su cu�ado, ella quer�a alguna satisfacci�n y
Alberto era un buen est�mulo, un hombre lisiado que s�lo pod�a dar placer pero
que no lo recib�a. Se sac� su corpi�o y le puso sus senos en la boca del hombre
que no entend�a demasiado, pero que respondi� en forma natural. Pronto sus
pezones crecieron y empezaron a emanar esa suave y tibia leche materna que su
cu�ado aprovech� con devoci�n, aquella situaci�n le provoc� recuerdos de su
ni�ez, su cerebro estaba siendo bombardeado por placeres que su cuerpo ya no
pod�a sentir; por otra parte, con su mujer hac�a mucho tiempo que no hab�a
contacto, Romina estaba sobre �l, aplast�ndolo con la furia de una mujer
despechada y esa situaci�n de dominaci�n la excitaba y su vagina estaba llena de
jugos.


Con la ayuda de Alberto, fueron hasta el sill�n donde estaba
Pedrito y Romina lo recost� boca arriba muy cerca de su hijo, ella se quit� su
bombacha y puso su vagina sobre la cara de Alberto, su cu�ado no tard� en usar
su lengua para comenzar a darle placer a su cu�ada y as� estuvieron hasta que
los espasmos invadieron todo el cuerpo de Romina y sus piernas se aflojaron y
tuvo un fuerte orgasmo como hacia tiempo no ten�a con su marido. Producto de la
relajaci�n su vagina qued� hundida en la boca de Alberto por un tiempo,
produciendo un cierto ahogo en el hombre que le daba cierto placer, ella lo
hab�a utilizado para satisfacer sus deseos sin importarle si su cu�ado se sinti�
a gusto, de todas formas Alberto, tambi�n se sent�a bien porque hac�a mucho
tiempo que su esposa no se acercaba a �l.


En una de las habitaciones de la finca estaba Maura con su
hija, la estaba ayudando con la tarea escolar. Hasta all� lleg� el patriarca, la
ni�a estaba junto a una mesa resolviendo sus problemas, cuando su madre fue
tomada por la cintura por su abuelo. El hombre apoy� su cuerpo por detr�s de
Maura, la ni�a no advirti� esta maniobra; ella segu�a concentrada en sus labores
mientras Francisco le restregaba su pene a su nuera. La pareja comenzaba el
juego; Maura intentaba ayudar a su hija, pero su vos era cada vez m�s
entrecortada por los jadeos que produc�a.


Ivana no entend�a nada, pero su madre le dec�a que no dejara
de hacer su tarea mientras el patriarca le hab�a sacado su ce�ido vestido. Ten�a
debajo una bombacha diminuta que resaltaba su hermosa cola y un corpi�o que
apenas pod�a contener tanta carne. Don Francisco se los estaba tocando y Maura
no pod�a contenerlo. Los ruidos de los roces de la pareja perturbaban a la ni�a
y le despertaban la curiosidad. Sin que su madre y su abuelo lo adviertan, Ivana
comenz� a ver ese espect�culo que iba a cambiarle la vida para siempre.


Estaba su abuelo besando a su mam�. En ese instante, Maura
hab�a quedado de espaldas a la ni�a, la mujer le hab�a quitado la camisa y
besaba el pecho de su suegro. El patriarca advirti� que era observado por Ivana
y sigui� actuando sin darle importancia. La ni�a miraba y no entend�a, su madre
estaba casi desnuda junto a Don Francisco en un juego extra�o para ella pero que
le produc�a curiosidad y deseo; su peque�o cuerpo estaba vibrando y ella no
sab�a el motivo.


El hombre advirti� la mirada c�mplice de su nieta y dej� caer
sus pantalones. Su nuera entendi� sus deseos y se arrodill� junto a �l. �l ten�a
un boxer negro muy ajustado que apretaba su manguera roja. Su miembro ten�a un
tama�o considerable y la mujer le baj� su prenda intima dejando al desnudo su
aparato ante Ivana. La ni�a pos� su mirada en esa carne palpitante y estuvo
obnubilada por un tiempo. Francisco gozaba con esa situaci�n: su nuera estaba
perdida por �l y no sab�a que su hija entraba en un mundo nuevo.


Maura comenz� la faena; sus dos manos rodearon el miembro del
patriarca y con suaves movimientos empez� a darle placer. Don Francisco acerc�
su pene a la boca de su nuera y se lo pas� por sus labios, la cabeza del glande
golpeaba sobre la cara de la mujer hasta que esta abri� la boca y se introdujo
aqu�l aparato. El patriarca exclam� y arque� su cuerpo; su nuera ten�a su
miembro y lo estaba haciendo gozar. Ella chupaba con delicado gusto, sus
movimientos eran circulares, parec�a una profesional.


Ivana no pod�a creer lo que estaba viendo y hab�a comenzado a
pasar calores. Sus mejillas ard�an de calor y la entrepierna era un volc�n. Su
abuelo advirti� la situaci�n y con un gesto la llam� para que se uniera a su
madre y a �l. Maura no se percat� de la situaci�n, segu�a ocupada con el miembro
de Don Francisco. La ni�a no se animaba a unirse a ellos por temor a su madre,
pero pens� que le podr�a reclamar esta en tal situaci�n y se par� de la silla
dispuesta a juntarse con su abuelo.


Maura ten�a su boca llena de carne, cuando a su lado estaba
Ivana, se miraron y la madre le hizo un gesto c�mplice. Ahora don Francisco se
propon�a gozar de las dos, claro que su nieta era un plato especial; una ni�a
que no conoc�a el sexo, pero que le despertaba un fuerte deseo por su belleza:
era un �ngel con cuerpo de mujer, ten�a puesta una corta pollera roja que no
disimulaba sus ya torneadas piernas y una camiseta que dejaba ver los
incipientes senos.


El abuelo la tom� por su cabello y comenz� a acariciarla, era
un gesto tierno que escond�a otras intenciones. La ni�a segu�a perturbada por la
visi�n de su madre y no atinaba a hacer nada, hasta que Maura se desembaraz� del
pene de Francisco y le orden� que se uniera a ella. Ivana dud�, estaba
impresionada por el pene de su abuelo, ella s�lo hab�a visto el de su hermano
menor y consideraba que todos eran iguales. El patriarca no dud� y comenz� a
quitarle la camiseta, quer�a ver esos senos de ni�a. La madre mir� a Ivana
desafiante y enojada, Francisco comenz� a masajear las peque�as tetas y pronto
not� como los pezones respond�an: estaban duros y rosados.


La ni�a estaba excitada y confundida, pero su abuelo la ayud�
y puso sus manos sobre su miembro. Ivana suspir� y comenz� a masajear a Don
Francisco, suavemente pero con gracia. Maura se ocup� del resto, a los pocos
minutos, la nieta estaba chupando la verga de su abuelo; el patriarca gritaba de
placer, la estrecha boca de la ni�a no pod�an contener tanta carne, pronto Maura
se ocup� de alivianar la carga para su hija y comenz� a comerse el ca��n de su
suegro.


As� estaban los tres, cuando don Francisco no aguant� la
mamada que le hac�an y retir� su pene de la boca a ambas mujeres, que estaban
arrodilladas abajo de �l, y desparram� todo su semen por la cara de las dos. Un
r�o de leche blanca y caliente inund� el rostro de Ivana, que no entend�a a su
madre que la invitaba a que se lo tragara dici�ndole que era rica y nutritiva,
la ni�a lo prob� y comenz� a beber con entusiasmo.




Por favor vota el relato. Su autor estara encantado de recibir tu voto .



Número de votos: 1
Media de votos: 10.00


Relato: Don Francisco
Leida: 20274veces
Tiempo de lectura: 25minuto/s





Participa en la web








Contacto
Categorias
- Amor filial
- Autosatisfacci�n
- Bisexuales
- Confesiones
- Control Mental
- Dominaci�n
- Entrevistas / Info
- Erotismo y Amor
- Fantas�as Er�ticas
- Fetichismo
- Gays
- Grandes Relatos
- Grandes Series
- Hetero: General
- Hetero: Infidelidad
- Hetero: Primera vez
- Intercambios
- Interracial
- L�sbicos
- MicroRelatos
- No Consentido
- Org�as
- Parodias
- Poes�a Er�tica
- Sadomaso
- Sexo Anal
- Sexo con maduras
- Sexo con maduros
- Sexo Oral
- Sexo Virtual
- Textos de risa
- Transexuales
- Trios
- Voyerismo
- Zoofilia


Afiliados



























porno incestpdespedida de soltera y folladaestrenando a mi hijo 2 relatos heroticosrelatos eróticos de incesto gay- en familia: mi hijo de 7 añitos se vistió de nenita para mi, buscador de relatos gayem barazada de mi pap� relatos xxxrelatos eroticos con jovencita y portero xxxcuñada culiada por el culo dormida relatos ensartALDOtias con las tetas grandespornorelato yerno bruscoRelatos eroticos movilIncesto con la abuela relatadosrelatos porno con mi hija el vecino y yomi hijita de 9 añitos relatoRelatos erotico juego con los pechos de mi madrerelato incesto nenita estas muy joventravesti madura follandorelaos xxx jugando con mi sobrinita y sus a miguitasrelatos porno de me desvirgaron en el montecogiendo a mí relatosRelato porno filialrelatos eroticos con ancianasla hija de La Niñera relatosdespedidas soltero pornoRelatos eroticos porno padrastro putitoIncesto con la abuela relatadosrelatos porno lesbicosrelatos de amor con la niñerarelato erotico la apuestaRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatorelato gey a los 6 com mi paparelatos eroticos trios taboorelatos porno mi puta madrerelatos eroticos muy calientesHistorias lesbicas de mama e hija relatos pornos de hijastras follando con el esposo de su madrerelatos xxx de venezolanaslamiendo culitos relatos xxxrelato erótico chica caliente folla con un taxistarelato erotico cogiendo con mi hijastrarelatos de viejo portero de escuela q folla el culo de escolarjugando pornoRelato violada por hijorelatos incesto mi hijo de 9mujeres cachuas en ilo finitico pornoRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatoRelatos porno padre desvirga a su hija menorfollando a desconocidossuegra infiel relatosrelatos intimos de mi primer trio realcuentos porno en familiaviolada mientras duermerelato lesbiana con su profesora mi hijita de 9 añitos relatorelato jugando caballito con la hija degays zoofiliarelato porno con mi cu�0�9adafollando el fontanerorelato erótico alquilando a mi hijaRelatos pornos. Mi hermanita duerme conmigo por que teme a las tormentassoy maestro de primaria relatos pornoralatos xxx hija seduciendo a paparelato de un sueño erotico morvosorelatos eroticos mi nene juamaleer relatos eroticos.. de jovencitas de mini faldascon mi hermana en una playa nudista relatosabuelas que follanrelato de mi primera vez por el culoRelatos eróticos hijastra y papárelato la cichitas de mi sobrinarelato erotico violada por mi padreRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatomi odisea insestuosa relatos xxxIncesto con la abuela relatadosRelatos porno de amar filial mi hija de 11 para dos 8 bdlol.rumi hijita de 9 añitos relatoRelatos gays el regalito de mi sobrino