Relato: La pulsera de compromiso
LA PULSERA DE COMPROMISO
Habitualmente viste como una ejecutiva, con trajes de
chaqueta y falda, o chaqueta y pantal�n. Sus blusas son de seda, y tambi�n de
lino; siempre tejidos naturales y sin mezclas. Siempre va impoluta,
impecablemente arreglada. Los peinados se mantienen prodigiosamente todo el d�a.
El maquillaje elegido con cuidado no se altera. Y su mirada est� pendiente de
todos y cada uno de los temas que surgen en la jornada laboral.
Ahora, con los calores veraniegos, prefiere usar faldas; le
gusta que le lleguen hasta las rodillas. Su ropa interior es fin�sima y elegida
con cuidado en las mejores tiendas. Tiene el pelo largo, y se lo recoge en un
mo�o de pelo negro; de ese modo es m�s profesional, ya que el cabello suelto le
da un aire sensual, que enmarca a sus bellos y azules ojos. La expresi�n de su
mirada es clara, a las buenas y dura e hiriente si te enfrentas a ella.
Separada, por no poder sufrir a un marido absorbente y que no
toleraba que ella progresase por encima de �l. Adem�s, no quer�a tener ni�os y
menos con un marido que viv�a pagado de el mismo y que solo esperaba una
compa�era que ocupase un nivel similar al de su madre, hermana o consejera
�ntima; y que tuviese a bien elogiar sus meritos amatorios (inexistentes, por ir
con prisas y no pensar en que el amor es cosa de dos y el sexo igual).
La separaci�n fue sin traumas, y sus ocupaciones dom�sticas
disminuyeron. Su autonom�a creci� y dedic� m�s tiempo al trabajo. Y tomaba el
desayuno y la comida cerca del lugar de trabajo. Su silueta era esbelta, su
hablar adecuado y era ocurrente. Solo, que como el agua es ins�pida, quita la
sed y refresca pero sin matices. Su vida personal, era ins�pida. Los compa�eros
ocasionales estaban bien para salir, bailar e ir de vacaciones. Pero �ntimamente
no la despertaban. Por ello, veraneaba y sal�a de viaje de ocio, indistintamente
con amigos y compa�eras.
Ahora bien, sus noches la ten�an preocupada. Tardaba en
dormirse y se levantaba sudada, alterada y se desvelaba. Y de vez en cuando
notaba unos ara�azos en su cuerpo y una mancha en sus recuerdos. Y se levantaba
pensando en que hab�a perdido el contacto con alguien, y que no pod�a recordar
quien era. Solo recordaba un olor, y el tacto de unas manos, un sabor en sus
labios (siempre el mismo sabor). Y sin m�s recuerdos, ni detalles.
Ha variado el tipo de acompa�ante, tanto en su apariencia
como en los gusto de ellos. La edad, y la situaci�n familia no han sido
problema; dado que no quiero nada de compromiso y toma las medidas
anticonceptivas previas, evitando un embarazo no deseado. Y los encuentros
empiezan bien y hasta tienen su lado agradable y el compa�erismo. Las caricias y
los abrazos est�n bien, pero luego tras salir algunas veces, empiezan a ponerse
pesados y a pretender dirigirle su vida. Y ella no necesita controladores.
Por ello, tras salir un par de veces (o tres a lo sumo),
decide cambiar de acompa�ante y ya est�. Sin embargo, ella desear�a que hubiera
alguien que simplemente estuviera con ella, que fuese a su lado, la hablase y la
atendiese y durmiese con ella. Le resultar�a tan agradable sentir un cuerpo
junto al suyo, poder hablarle confiadamente, sin que luego fuera con chismes.
Ese alguien podr�a esperarla e ir con ella, a tantos pa�ses y ciudades. Y estar
con ella, en casa y ante los dem�s. Ya le cansaba eso de oh, pero sigues sola.
No sales con nadie. Y como puedes estar sola�
Por eso le extra��, levantarse esta ma�ana pensando en
conseguir tener un acompa�ante de piso. Alguien educado, que pagase sus gastos o
bien atendiese a la mitad de las obligaciones dom�sticas y la acompa�ase. Y no
supo como poner en obra ese pensamiento. Bueno, no lo supo hasta que oy� a dos
chicas, hablar de que Ainat.
Desde hacia unas semanas ven�a, a trabajar a su empresa y
buscaba alguien con quien compartir piso. Esta muy bueno, y es de muy buena
familia (de no se que pa�s). Yo porque estoy liada, le dijo una a su otra amiga,
si no le dec�a que viniese. Pues, si yo no tuviese a mi marido y a los dos
ni�os, no te digo. Y al poco, entro el chico, y ella se lo qued� mirando, y el
la mir� a ella. Se ve que por lo visto, se canso de vivir en hotel y quer�a
vivir en un piso c�ntrico (como el de ella), con comodidades (como el suyo) y
con autonom�a pero acompa�ado, como m�s familiarmente (vaya, que coincidencia
no).
Desde que lo vio, y su mirada y la de el se fijaron algo paso
en su interior. Y es m�s, sus manos le resultaban conocidas y su olor tambi�n.
Era como un sue�o, tal vez lo hab�a so�ado o eso le parec�a. �Podr�a ser, que
ella sintiese eso y mirase sus manos? Luego del encuentro, tuvo que aturdirse,
con trabajo, para quit�rselo de la mente.
Pero porque ahora, desvestida y entrando en la ducha pensaba
en el. Y porque su mano estaba acarici�ndose, pensando en su persona y en
abrazarse con el. Y su mano, dio la ducha, pero no pudo, ni quiso evitar
acariciarse, y seguir recorriendo variados caminos de placer en su cuerpo. Y si,
esta vez gozo, una vez y otra. Y una tercera vez, la llev� a tener que quedarse
entada en el cuadrado de la ducha exhausta y rendida y temblorosa de placer. Un
goce largo y todo por un casi desconocido, o no tanto �?
A partir de esa noche sus sue�os ten�an cara, cuerpo, ojos y
nombre Ainat� Y Helena, empez� a sentarse cerca de la mesa de ellos, empez� a
saludarlas y saludarlo. Y en una semana, se integr� en el grupo. A la semana
siguiente surgi� el tema, y como ten�a previsto fue la ocurrente de Montse la
casada, la que dijo que: que tal si le buscas un sitio, para
Ainat.
Antonia, empezaba a re�r, cuanto ella le dijo que ser�a cuesti�n de hablarlo con
�l. Y quedaron para eso, cosa que hicieron. Aunque la verdad Montse y
Antonia, parecieron sorprenderse y cortarse con que ella la altiva y voluble
Emma aceptase esa posibilidad (con alguna envidia, a�adida).
Emma, desde el primer d�a ha fantaseado con �l. Entra en
casa, y se ducha y se toca. Se toca, cada vez con m�s ganas para calmar su
necesidad, sus ganas enfermizas de ser de Ainat. Es como si todos sus deseos
convergieran en el, y sus insatisfacciones hallasen en el colmo de su medida.
Tras ducharse, vas semidesnuda con una camisola (con o sin braga o tanga). Y as�
cena y ve la tele. Es m�s fantasea con caminar as� estando presente Ainat. Le
coment� el tema en broma, como si fuera una objeci�n o problema, hablando de los
gastos y eso. Y �l, le coment� que no era problemas pues era hijo �nico, de una
familia con cinco hermanas, su madre, su t�a y su abuela (tambi�n viv�an, en su
pa�s con su padre, su t�o y dos sobrinos).
Por lo visto, hab�a vivido en una mansi�n familiar, retirada
del pueblo. Y si bien ten�an empleados y empleadas. El trato familiar, era
bastante estrecho y los empleados casi ni osaban aparecer en el �rea familiar
(fuera de sus menesteres y obligaciones).
Emma, fumaba compulsivamente y lo �nico que le pidi� el, es
que no fumase en su presencia. Si com�an o ve�an la tele, y por su parte ella le
dijo que no llevase amigas a casa (sin consultarla). El sonri�, y le dijo vale
mujer, pareces como mis hermanas: no les importa que salga, si es con una chica
que les parezca conveniente (y como son� lo de conveniente, y cojo se vio un
brillo rarillo en su cara).
Por lo dem�s, pagar�a 600 euros, m�s extras de comidas y
cosas as�. Gastos a medias, casi como una pareja. Tendr�a su cuarto, su
armario y su llave de habitaci�n y vivienda. Ah, como todo empez� a ir bien, y
se entendieron de primeras. Se mudo casi de inmediato. Llevo sus dos maletas y
se las arregl� para aparecer con un regalo para ella. Una pulsera liad�sima, que
se encast� perfectamente en su mu�eca, con un cierre artesano y con una
inscripci�n indescifrable, que Ainat dijo que era decorativa.
Bromeando, le dijo que esa pulsera si se lleva durante un a�o
da lo que mas necesite quien la lleve. Y se comprometi�, a hacerse valedor de
ello. Y ella le coment�, que aceptaba el reto, que se apostaba un crucero, si le
daba eso. Medio en broma medio en serio, todo empez� a ir. Y ella, se dio cuenta
de que el la toleraba y la miraba, sin darse demasiado por aludido, de que ella
entraba a ducharse y sal�a escasamente vestida. Estaba a su lado tranquila
(aparentemente). Pues cada vez, se daba cuenta, de que no dejaba de pensar en el
y que se vest�a un poco m�s atrevida, dejaba parte de su ropa �ntima a la vista.
Ainat era simp�tico, incluso empezaron a cenar juntos y a ver
la televisi�n o algunos dvd�s. Pero, porque no se lanzaba o le suger�a algo.
Emma empez� a revisar la ropa de el, a olerla y a ponerse sus camisas (en
ausencia del chico). Y sus noches, la llevaban a so�ar con el, reiteradamente y
a sentirse tomada muy fieramente. Con penetraciones anales y vaginales, con
sesiones de mamadas y con unas largas exposiciones de ella misma, atada ante el
sujetando la pulseras entre sus muslos e introduci�ndosela por todos los lugares
imaginables (se abr�a, y el cierre con forma, de dos medias c�psulas le produc�a
un cosquilleo agradable).
Lo curioso es que su cabello, y su cuerpo se iban relajando.
Dorm�a menos que antes, por sus horas de tocamientos (especialmente si consegu�a
la prenda �ntima de Ainat). Y pese a todo estaba m�s fresca que una rodas, y m�s
jovial si cabe.
Emma, empez� a sentir que le llamaban frecuentemente las
hermanas de Ainat y habl� con ellas. Tambi�n con su madre. Y eso no es todo: a
Ainat le llamaban chicha, del pa�s y de fuera, insistente y repetidamente. Eran
ellas las que lo llamaban, el apenas llam� un par de ocasiones a nadie (pero
pagaba la mitad de gastos de tel�fono). Bueno el contestador, estaba acaparado
por llamadas para el.
Emma, empez� a ser m�s atenta con el. El accedi�, a que ella
le planchase la ropa, y a cambio �l pon�a la lavadora, para ambos. Fregaba los
platos y la acompa�aba a eventos (como al bautizo de su sobrinito, el sobrino
del Pablo, el hermano de Emma). Les cay� de pel�cula a su hermano y a su mujer,
a sus padres y a todos. Y lo tomaron por su novio. Ella se espant�, pero por
otro lado vio que el no neg� nada. Y eso la hizo emocionarse, tanto que llor�
(no por el bautizo, sino por ese gesto de intimidad y de compromiso). Adem�s la
idea de que las ropas de ambos se mezclase, se enroscase dentro de la lavadora
le gustaba. Y le gustaba Ainat.
Emma, empez� a dejar de disimular ante el. Quer�a que se
enterase y dejaba abierta la puerta de su cuarto. Se pon�a ropa m�nima, con
transparencia y dejaba que sus muslos se viesen y su braguita tambi�n. Y por las
noches deseaba que el entrase. Ah�, empezaron las confidencias, y el le coment�
que actualmente no hab�a nadie fijada, a su coraz�n. Y ella le cont� el fracaso
de su matrimonio.
Ainat le dijo, que para el un matrimonio es esto nuestro,
algo as�. Pero con unos detalles. �Detalles, dices? Dijo Emma. Que detalles�
Pues, que me abraces, como una mujer a su marido, al
encontrarnos y al despedirnos. Y detalles como que entres en mi cuarto y te
tiendas a mi lado, cuando lo desees. Eso es natural, lo aceptar�a mientras
lleves la pulsera, pero defer�a hacerle un arreglo a la pulsera�
Suena interesante, y he pensado algo parecido, Ainat. Me
gustas. He pensado en ti. Soy libre, te deseo. Sol quiero lo que me des, sin
compromiso y poderme dar igualmente.
En broma o no, cenando y tomando un vasito de vino. El
acuerdo, se cerr� con un abrazo. Y ella qued�, pensando lo de la pulsera. Y al
levantarse, le presunto si iba en serio, lo que hablaron de ser como un
matrimonio, si el le arreglaba la pulsera.
A- Si, lo dije crey�ndolo.
E- Y si acepto, cuando empezar�
Mira, quedamos esta tarde, a la salida vienes conmigo y en un
sitio que se te lo har�n. Pero, ves vestida con falda, y blusa blancas. Ves tan
blanca como puedas, como una novia. Yo tambi�n ir� de blanco, pero hemos de
venir a cambiarnos antes. Y nos cambiaremos juntos, uno ante el otro, es un
principio de vida com�n sin papel, con el coraz�n; sin anillo, pero con una
pulsera (un anillo grande).
As� fue la cosa, se cambiaron y ella pudo verlo desvestirse e
irse a duchar. E hizo lo propio, y se excito enormemente. De hecho, se humedeci�
todo el rato y al fijar las pulsera, con unos pasadores, y limar los engarces, y
sellarlos con calor (con una protecci�n, que le pusieron a ella lleg� a una
vivencia de un controlado pero sutil orgasmo). El lo hubo de notar, pues sus
ojos estuvieron fijos en ella. Tambi�n la miro, desvestirse y venir del ba�o. La
recorri� al mil�metro con la mirada. La hizo sentir deseada y la excit� mucho.
Cenaron fuera, y se divirtieron. Ella, estaba contenta y el
sol�cito la atendi� con cari�o. Y as� regresaron a casa y ella, entr� esperando
algo. Algo que fue, tan sencillo como ir tras el, y desvestirse ante el, como
antes. Y el hizo lo mismo. Y se qued� parada, con sus bragas y su sujetador,
esperando. Y llego su voz, de Ainat.
A- B�jatelas y s�cate el sost�n. Puedes ir sin ellas, como mi
regalo de bodas.
Se sinti� derretir, la pulsera le quemaba, la cabeza de Emma
se le iba. Y se iba a caer. Hasta que el la sujet�, la puso en la cama. Y se
desvisti� ante ella, para ella y vio su cuerpo sin ropa venir a tumbarse a su
lado. Lo deseo dentro de ella,
Pero se conform� con su mano, aguant�ndose, estrech�ndose y
por primera vez tendida con quien deseaba. No paso nada, se durmieron. Luego
ella se despert�, se abraz� a el, lo bes� muy tiernamente. Temiendo despertarlo,
y despertarse de un sue�o, y lami� el cuello de su "marido". Y se toc�,
�ntimamente. El placer le llegaba suavemente y el abri� sus ojos, y se qued�
mir�ndola, d�ndose cuenta de todo y acariciando la cabecita de ella.
Ella baj�, hasta lamer el vientre de �l, y tomo su estoque y
lo emboc�. Ah� estuvo toda la noche, de jueves 23 de junio de 2005. Se dedic� a
sentir crecer el deseo de �l, haci�ndose fuerte y t�rgido entre sus labios. La
lengua de ella se esmer�, laboriosamente y sinti� como la palpitaci�n de su
vagina y la del estoque se aun�. Y la esencia de el se deshizo en su cavidad
bucal, y ella la tomo y la trag� como nunca antes hizo. Y le gusto, estar as�
con �l y para �l.
Ella, se desviste ante el y el se desnuda ante ella. Se
esperan, y van semidesnudos por casa; o directamente encuerados. Para darse m�s,
ella lleva la sonrisa en sus labios y el sabor de �l. La retina de Emma, lleva
una imagen del hombre que ama; aspira su olor y oye su voz. Y es feliz,
enamorada y esposa del hombre que quiere�
Ahora, Emma espera una ni�a del su esposo. Justo ahora, hace
un a�o del d�a en que le dio la pulsera. La PULSERA DE COMPROMISO. Ainat
se enamor� de ella, la primera vez que la vio. Y le ofreci� la pulsera de
compromiso, la que han llevado todas las elegidas de la familia. No ha fallado,
hasta el presente. : - )
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Relato: La pulsera de compromiso
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