Mi nombre es Jaime, tengo 65 a�os y soy viudo, des de hace
muchos a�os. Tengo tres hijos, dos est�n casados, Enrique y Fortunato. El tercer
hijo, Pedro, es soltero y vive conmigo.
Soy de ascendencia y condici�n agr�cola. Nac� y me cri� en
una mas�a catalana perdida en las monta�as del Pirineo. La explotaci�n agraria
era muy grande lo que nos permit�a vivir con mucha holgura. Adem�s de los
innumerables y extensos prados de hierba donde pac�an las bacas y bueyes, hab�a
mucha extensi�n de bosque. Las tierras para sembrar eran innumerables y
f�rtiles. �Vamos, que �ramos una peque�a potencia!.
La casa era enorme, como una fortaleza. En mis a�os j�venes,
junto con mis padres la habit�bamos mis cinco hermanos, tres hombres y dos
mujeres, y un t�o abuelo soltero, hermano de mi madre. Ahora, la habitamos mi
hijo Pedro y yo con una vieja sirvienta que es la que cuida de todo. Para la
explotaci�n agraria, que ya lleva mi hijo, cuenta con ayuda de dos j�venes
senegaleses y dos norteafricanos. Son buena gente y los tenemos con toda la
legalidad, llegaron hace ya unos tres a�os y hasta hoy no ha habido ning�n
problema, mas bien al contrario, se han integrado, y trabajan muy a gusto. Ellos
tienen a su disposici�n una rehabilitada vivienda que estaba desabitada.
Mis hijos Enrique y Fortunato se casaron y fueron a trabajar
y vivir a la ciudad pero mantenemos mucha y buena relaci�n. Tienen hijos,
Enrique tiene dos muchachos, Javier con veinte a�os y Rafael, con dieciocho.
Fortunato tiene tres hijos, Iv�n con dieciocho; Carlos con diecis�is y Ram�n que
acaba de cumplir los catorce.
Todo lo que voy a contar tuvo su inicio con dos de mis
nietos: Rafael y Carlos.
Era un d�a en que todos mis nietos estaban en casa pues
gozaban de vacaciones. Siempre ven�an y les gustaba quedarse pues dec�an que el
abuelo los mimaba mucho.
Rafael y Iv�n junto con Ram�n se hab�an quedado en casa
mientras Javier y Carlos hab�an ido con su t�o de excursi�n a uno de los bosques
m�s alejados.
Era media tarde cuando yo regres� a casa despu�s de estar con
los senegaleses en uno de los campos.
Antes de entrar en casa me dirig� a donde ten�amos el
granero. Era un edificio que guardaba poco grano y s� muchos trastos,
herramientas, sacos de diferentes contenidos etc. Entr� a dejar algo y mientras
rondaba por all� sent� movimiento en el piso superior. Vi que la puerta por
donde se acced�a estaba abierta. Sub� para ver que no hubiera entrado alguno de
los perros. Al llegar arriba escuch� risas y movimientos hacia un rinc�n. Me
acerqu� sin decir nada y cuando me asom� en el recodo de donde proced�a aquel
rumor me qued� clavado. Mis dos nietos, Rafael e Iv�n estaban medio desnudos,
acarici�ndose el pecho o la entrepierna y bes�ndose.
Me qued� un poco desconcertado pero al mismo tiempo sent� un
profundo deseo en contemplar los dos j�venes con aquellas muestras de afecto.
Las caricias y besos se prolongaban y ve�a que los dos muchachos se iban
calentando pues en su entrepierna el bulto de la erecci�n era considerable.
Mi polla tambi�n comenz� a ponerse dura y me comenc� a
tocarme excitado ante aquellos besos y caricias. Eran mis nietos, bien cierto,
pero me excitaba y deseaba poder acercarme a ellos para unirme a sus cuerpos.
Digo ya, que soy bisexual y que des de que qued� viudo he
tenido sexo con hombres: con mi hijo Pedro, con los dos senegaleses y los dos
marroqu�es y con alguno de los comerciales agr�colas que nos sirven. Esta es
otra historia.
Despu�s de una prolongada morreada, Rafael se desnud� del
todo mostrando una polla bien dura. Invit� a su primo Iv�n a hacer un sesenta y
nueve. Iv�n se quit� la camisa, se abri� el pantal�n y dejando ver una
largu�sima polla se puso de espaldas sobre el piso. Rafael se arrodill�
abri�ndose de piernas sobre la cabeza de su primo a quien le introdujo la polla
en la boca mientras �l se inclinaba a chupar la larga y dura polla de Iv�n y
comenzaron un prolongado sesenta y nueve que me provoc� una fuerte erecci�n de
mi polla que ya hab�a liberado baj�ndome los pantalones y quit�ndome la camisa.
Me estaba masajeando con un gusto terrible ante aquella deliciosa escena de mis
nietos chupandose la polla.
Mi gusto iba en aumento y m�s cuando dejaron de chupar-se y
incorpor�ndose se sentaron recostados y abrazados bes�ndose y comentando el
gusto que sent�an follando.
En esta conversaci�n me enter� de tantas cosas. Primero, que
hac�a ya mucho tiempo que follaban; que hab�an follado con toda la familia, es
decir, con sus padres y con sus hermanos.
Entonces dijo Iv�n que �l deseaba poder follar con el abuelo,
conmigo. Esto me hizo poner tan feliz que me llev� a plantar-me delante de mis
sobrinos. Los dos se quedaron sorprendidos ante mi irrupci�n pero muy pronto se
me acercaron y comenzaron a tocarme por todas partes mientras me besaban y me
dec�an como les gustaba que el abuelo les dejara disfrutar con su polla.
Iv�n estaba tan emocionado que no dejaba de mirarme y de
tocarme la polla. Acerqu� mis labios a los suyos y le comenc� a besar con pasi�n
mientras Rafael nos chupaba la polla a los dos.
Despu�s de un largo morreo le ped�a a Iv�n que me follara.
Que me clavara su polla en mi culo y me llenara con su leche.
Rafael me dijo que yo lo follara mientras Iv�n me follaba a
mi.
As� lo hicimos solo que dur� poco pues Iv�n se corri� justo
poner su polla en mi culo. No tuvo tiempo de hacer mucho movimiento. Era tanta
su excitaci�n que cuando sent� sus huevos en mis nalgas ya sent� un gemido
profundo y como me llenaba con su leche. Yo hab�a enculado a Rafael y comenc� a
follarlo con fuerza y ante la excitaci�n de sentir la corrida de Iv�n no tard�
en correrme. Saqu� de golpe la polla y Rafael se gir� para chuparme la polla que
dejaba salir un fuerte chorro de leche que le llen� la boca.
Despu�s Iv�n y yo hicimos correr a Rafael haci�ndole una
buena chupada a la que correspondi� el muchacho con una enorme corrida que nos
llen� de sabrosa leche.
Esta fue mi primera vez con dos de mis nietos. Vendr�an m�s
sorpresas y sesiones impresionantes de sexo.
Pero estas son otras historias que si quer�is pod�is
continuar leyendo. Y si quereis compartir vuestras impresiones aqu� me ten�is
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