Relato: C�rculo Incestuoso (18)





Relato: C�rculo Incestuoso (18)

C�RCULO INCESTUOSO


(Parte 18. - Elena y su hijo consuman el incesto)


En el cap�tulo anterior hab�amos esbozado un plan para lograr
que de una manera natural Jos�, el hijo de Elena, la amiga de mi madre,
comenzara a tener relaciones incestuosas con �sta. Ahora era el momento de que
el plan se pusiera en marcha. De acuerdo con el plan trazado Puri, la prima de
mi madre, hab�a detectado la llegada de Jos� y le hab�a invitado a pasar a su
casa se�al�ndole que all� estaba su madre. Jos� hab�a hecho un amago de rechazar
la invitaci�n pero Purificaci�n h�bilmente le se�al� que en su casa tambi�n
est�bamos mi madre y yo.



La menci�n a mi madre sin duda despert� el inter�s del joven
que ya sin ninguna duda acept� el ofrecimiento de Puri y entro en casa.


Al acceder a la sala nos encontr� a los tres sentados en el
sof� y a mi en el medio de las dos maduras hembras. Le dimos la bienvenida y mi
madre se levant� para darle dos besos. Al hacerlo dej� patente que su blusa
estaba casi completamente desabotonada y dej� que sus redondas tetas bailaran
alegremente dentro de la prenda libres de sujetador. De aquella manera, si el
Jos� miraba desde el �ngulo adecuado, pod�a ver los pechos de mi madre
pr�cticamente en su integridad. Desde luego al chico el detalle no le pas�
desapercibido y pude comprobar como echaba una buena mirada al improvisado y
escandaloso escote de mi madre mientras se saludaban. Cuando �sta se sent� su
blusa qued� tambi�n bastante abierta y mi madre, siguiendo perfectamente el plan
establecido, fingi� no darse cuenta de ello cuando en realidad su teta izquierda
se mostraba casi en su integridad ya que la tela de la blusa justo tapaba desde
la zona del pez�n hacia el exterior.


Entonces Puri se�al� una vez mas y con premura que ten�a que
salir un momento a hacer un recadito pero que nos qued�ramos como si
estuvi�ramos en nuestra casa, que ella enseguida volv�a. Asentimos y Puri
enseguida se fue. Entonces el hijo de Elena empez� a reparar en su madre,
especialmente cuando �sta le invit� a sentarse en una de las butacas y la
hacerlo hizo tal movimiento con el brazo que por el amplio hueco que dejaba la
abertura de su bata se le vio una teta pr�cticamente en su totalidad. Tambi�n
repar� entonces en la despreocupaci�n con la que ambas mujeres mostraban sus
gordos muslos al permanecer sentadas con las piernas cruzadas y con sus prendas
bastante remangadas hacia arriba mostrando una buena cuarta de muslo al menos.
Entonces, para fortuna de todos, el chico hizo un comentario muy acertado y que
contribuy� a la buena marcha del plan:


- Vaya, no me hab�a fijado. �Vaya piernas m�s bonitas que
ten�is las dos, eh! Esas son de las que me gustan a mi.


- �S�, bonitas! � intervino mi madre para dar pie a que la
conversaci�n sobre las piernas de las dos mujeres continuara. - �Gordas querr�s
decir, pero bueno, gracias por el piropo!


- Gorditas y bien bonitas � replic� Jos� ocurrentemente. Y
luego a�adi� dirigi�ndose a m�: - �Verdad que el otro d�a hablamos de eso mismo
nosotros?


- S�, el otro d�a comentamos lo que nos gustan a nosotros las
piernas macizas, es cierto. Y si son de unas mujeres tan atractivas como estas
m�s todav�a �verdad?


- Desde luego.


- �De verdad te gustan? � le dijo entonces mi madre al tiempo
que se inclinaba hacia delante para pasar su mano por sus piernas acarici�ndose
desde el tobillo hasta muy por encima de la rodilla. Al hacerlo se subi� a�n m�s
la falda y, claro, mostr� una porci�n a�n mayor de sus atractivos muslos. En la
primera fase del movimiento, al inclinarse hacia delante dej� ver tambi�n al
joven sus pechos de forma pr�cticamente total, y al subir sus manos sobre las
piernas lo hizo acarici�ndose los muslos de una forma muy sensual. Luego adem�s
mi madre se dej� la falda muy arriba sin preocuparse de bajarla de modo que sus
muslos quedaron completamente a la vista.


- Desde luego unas piernas preciosas, mam�. Da gusto
v�rtelas. Deber�as ense�arlas m�s a menudo, que seguro que estos muslos gustan a
mucha gente; ver�as lo que ibas a ligar � intervine yo a la vez que pon�a una de
mis manos sobre los muslos de mi madre y se los acariciaba sin ning�n pudor.
Luego a�ad� pregunt�ndole al hijo de Elena: - �No te parece que tiene buenos
muslos mi madre?


- Ya lo creo, ya lo creo... y mejor lo estar�s comprobando t�
tocando esas maravillas.


Todos re�mos contribuyendo a quitar la posible tensi�n que
pudiera haber, sobre todo en el chico y en Elena, y entonces mi madre dijo:


- Me alegro de que os gusten mis piernas pero bueno, no son
nada del otro mundo; es m�s ya las tengo gordas...


- Las tienes estupendas, mam� �verdad, Jos�?


- Desde luego. Ya os digo, a mi son el tipo de piernas de
mujer que m�s me gustan. Y... bueno, espero Nati, que no te est� pareciendo mal
este atrevimiento, al decirte estas cosas, quiero decir.


- �Uy, hijo, ojal� me dijeran cosas as� m�s a menudo! Sois
muy amables los dos. Da gusto con vosotros. �Verdad, Elena?


- Claro que s�, da gusto o�r cosas as�


- Pues es que es verdad, Nati, tienes unas piernas y unos
muslos preciosos, de verdad. Da gusto v�rtelas... � a�adi� Jos�.


- Pues las de tu madre son iguales... � replic� mi madre con
intenci�n de que Elena tambi�n pasase a ser objeto de nuestros piropos y
especialmente de los de su hijo.


Entonces intervine yo y mientras miraba las piernas y la
breve porci�n de muslo que la madura madre de Jos� dejaba a la vista, dije:


- S� se�or, tambi�n son de las que nos gustan a nosotros �eh,
Elena? Gorditas y bien apetitosas.


- Desde luego gorditas s� que son, s�. � Dijo ella riendo.
Entonces como tanto su hijo como yo insistimos en tono de broma en verlas mejor,
al menos como se las hab�amos visto a mi madre, Elena se abri� la bata, tan s�lo
ce�ida por un cintur�n, por abajo para mostrarnos sus piernas en toda su
plenitud incluidos sus gordos muslos. Pero lo m�s interesante es que como no
llevaba ropa interior tal como yo les hab�a indicado, al hacerlo dej� al
descubierto aunque s�lo por un momento hasta su peludo co�o. Enseguida hizo un
cierto adem�n de taparse aunque sin conseguirlo y se cruz� de piernas ocultando
la visi�n de su chocho aunque dejando todo su muslo derecho al descubierto hasta
pr�cticamente las nalgas al resbalar la bata completamente sobre su cadera. Lo
cierto es que toda la escena, aunque breve, fue tremendamente excitante y desde
luego a su hijo casi se le salen los ojos de las �rbitas pues nada de lo
sucedido le pas� desapercibido, l�gicamente.


Elena estaba un poco nerviosa pues yo creo que su exhibici�n
de co�o, si bien tremendamente breve, hab�a sido completamente involuntaria, y
Jos� tragaba saliva seguramente sin saber realmente si estaba so�ando o si todo
aquello estaba sucediendo realmente. Para relajar la situaci�n yo intervine
diciendo:


- Desde luego tenemos unas madres realmente atractivas; es
para estar orgulloso �eh?


- S�, s� desde luego. � Dec�a Jos� a�n un tanto
desconcertado. � Est�s las dos muy, muy�


- Est�s las dos muy buenas y es una suerte tenerlas aqu�
ense��ndonos las piernas �eh?


- Ya lo creo � contest� el hijo de Elena aclar�ndose la voz.
� Debo reconocer que viendo estos dos pares de muslos he disfrutado m�s que
haciendo muchas otras cosas con otras chicas y lo digo de verdad de la buena.
Mucho, mucho m�s.


- �De verdad os gustamos? � pregunt� mi madre de forma
coqueta.


- Por supuesto, - contest� yo. � �C�mo no nos vais a gustar
con lo buenas que est�is?. Nos gustan vuestras piernas y m�s cosas...


Y al decir esto, yo que permanec�a sentado entre ambas
mujeres, abr� un poquito la bata de Elena, como quien quiere atisbar por un
momento lo que hay dentro, mostrando por un momento una de sus gordas tetazas
coronada con un impresionante y salid�simo pez�n oscuro. Ella se ri� divertida
sin impedir para nada mi movimiento. Luego hice lo mismo con mi madre pero en
esta ocasi�n apart� su blusa bastante de modo que no s�lo se viera por un
momento sino dejando completamente al descubierto una de sus bonitas tetas.
Ambas jamonas rieron divertidas y el hijo de Elena dijo:


- Insisto en que esto es lo m�s emocionante que me ha pasado
en asunto de mujeres. Hay que ver el panorama m�s bonito que se ve; Nati con los
muslos y con ese pecho tan bonito al aire y t�, mam�, con esas piernazas tan
macizas tambi�n al aire. Est�is para comeros.


- Hijo, eso no se le dice a una madre aunque se le van las
piernas� - Dijo Elena sin duda para sondear a su hijo.


- Ya, pero si, aunque sea tu madre, es una t�a realmente
apetitosa�


- Como ocurre con estas dos jamonas �eh? � Intervine yo.


- Desde luego; es estupendo que nos ense��is el muslamen.
Bueno, y todo lo dem�s que se os ve�


Todos re�mos divertidos y Elena, dirigi�ndose de nuevo a su
hijo, le dijo:


- Cari�o, te estaremos pareciendo unas desvergonzadas...


- Todo lo contrario, mam�; me est�is pareciendo estupendas.


- Bueno, no estamos haciendo nada malo �verdad? � intervino
mi madre.


- Despu�s de todo estamos como en familia y hay confianza. �
Apostill� Elena, a lo que contest� su hijo.


- Claro, y no hay nada como ver en familia esos muslazos tan
bonitos que ten�is las dos.


- Vamos, que preferimos ver estos muslos tan bonitos
precisamente en familia antes que fuera de casa �verdad? As� tiene m�s... �c�mo
dir�a yo?... M�s inter�s.


Para entonces, sin ninguna duda, Jos� estaba empezando a
entender que la presencia de mi madre y la suya juntas all�, manteniendo aquella
conversaci�n con nosotros y ense��ndonos a la vez los muslos, no era fruto de la
casualidad. Su sonrisa c�mplice demostraba que hab�a entendido que todo aquello
formaba parte de una especie de puesta en escena para acabar logrando que tanto
�l como su madre gozaran del sexo incestuoso en nuestra compa��a.


- �De verdad os interesa m�s vernos las piernas a nosotras
que a una de esas jovencitas amigas vuestras? � Dec�a Elena riendo y
visiblemente complacida.


- Por supuesto, mam�. Es mucho m�s interesante veros a
vosotras las piernas y lo que sea, que lo ten�is todo muy bonito y algunas cosas
a la vista est�n... L�stima que a ti no se te haya quedado fuera una teta como a
Nati...


Mi madre segu�a con el pecho derecho al completamente al aire
como quien no quiere la cosa y fue ella la que dijo:


- Claro, Elena, por lo menos ens��ales una, mujer.


Elena ri� divertida aunque visiblemente excitada y tras
pens�rselo unos segundos se abri� brevemente la bata mostrando tambi�n, aunque
s�lo un instante, uno de sus espectaculares melonazos por completo. La visi�n
fue tremendamente excitante y Jos� creo que si no lo estaba ya del todo seguro
que se empalm� como si en vez de polla tuviera una barra de acero.


Medio en broma le reprochamos a Elena que s�lo nos hubiera
dejado ver una de sus mamas unos instantes se�alando como argumento que mi madre
estaba all� con una teta completamente al aire desde hac�a rato y sin
preocuparse de que se le viera el pez�n. Elena, sonriendo, apunt� que le daba
verg�enza ense�ar las tetas y nosotros contraatacamos con una andanada de
piropos sobre sus mamas algunos incluso decididamente obscenos como por ejemplo
cuando su propio hijo le dijo que deber�a dejarnos verle las tetas un buen rato
ya que por su tama�o �bamos a necesitar unos cuantos minutos para verlas
enteras. Todos re�mos con su ocurrencia tras una nueva andanada de piropos
dirigidos a las maravillosas tetazas de Elena su propio hijo volvi� a pedirle
que nos las ense�ara y a�adi� con humor que dado lo espectaculares de las mismas
deber�a incluso dejarnos que nos arrodill�ramos delante de ella para chup�rselas
en se�al de admiraci�n y reconocimiento.


Todos re�mos de nuevo y entonces Elena, ya sin ning�n tapujo
ni temor a la posible reacci�n negativa de su hijo, se abri� de nuevo la bata
mostr�ndonos sus enormes melonazos por completo. De nuevo arreciaron los piropos
y comentarios picantes por nuestra parte mientras nuestras madres re�an y re�an.
A partir de ese momento Elena ya dej� de preocuparse de si su bata le tapaba o
no las tetas de modo que �stas estuvieron m�s tiempo al aire que tras la tela de
la bata.


A los piropos a las fabulosas tetas de Elena siguieron otros
cuantos a los muslazos de mi madre y yo acab� se�alando que aquellos eran unos
verdaderos jamones pata negra y al decir esto me atrev� de nuevo a tocarle los
muslos a mi madre muy cerca de las nalgas sin que ella se molestara en absoluto,
l�gicamente, sino que m�s bien al contrario dijo:


- Toca, hijo, toca, que no todos los d�as le tocan a una los
muslos con esas ganas y con esa admiraci�n. Entonces yo aprovech� para invitar a
Jos� a que acariciara tambi�n los muslos de mi madre y c�mo �sta sonri� ante mi
invitaci�n, el chico se atrevi� a ponerle la mano encima de un muslo a mi madre
al tiempo que dec�a que eran las piernas m�s bonitas que hab�a visto en su vida.


Todos volvimos a re�r en aquel ambiente que no pod�a ser m�s
decididamente incestuoso y entonces intervine yo:


- Para ver en condiciones las piernas de este par de t�as
buenas nada como que se pongan un regalito que les he tra�do.


Entonces les di un paquete a cada una dici�ndoles que lo
abrieran y que se pusieran lo que hab�a dentro. Lo abrieron ante la expectaci�n
tanto suya como de Jos� y vieron que se trataba de unas medias de red negras.


Sonrieron complacidas y ante nuestra insistencia, que no tuvo
que ser mucha, todo sea dicho, y ante la reiteraci�n de piropos a sus piernas se
dispusieron a pon�rselas.


- S� se�or, - me felicit� el hijo de Elena. � As� me gusta
ver a mi las piernas de las mujeres, con medias y no con esos horribles pantys
que lo tapan todo de mala manera.


Mientras ambas jamonas se pon�an entre risitas las medias
nosotros pudimos ver sin problemas las tetas de ambas pues al inclinarse para
meterse las medias por los pies las colgonas tetas de las dos maduras quedaron
perfectamente ante nuestra vista balance�ndose y asomando fuera de su blusa y
bata respectivamente. El hijo de Elena miraba alternativamente las tetas de su
madre y de la m�a con evidentes ojos de deseo y no era para menos pues mi madre
tiene unas tetas redondas y colgonas de regular tama�o y muy apetitosas pero es
que su madre tiene unos verdaderos c�ntaros bien llenos, con una aureola marr�n,
tambi�n de buen tama�o, y con unos pezones gordos y extraordinariamente salidos.
Son realmente enormes y v�rselas bailando dentro de su bata era un espect�culo
como para poner al borde de a eyaculaci�n al m�s pintado.


Cuando se incorporaron despu�s de haberse puesto las medias y
tambi�n los zapatos a mi madre se le ve�an las dos tetas pues su blusa estaba
abierta pr�cticamente del todo y a Elena se le ve�a una completamente y buena
parte de la otra por entre la bata. Les dijimos entonces que nos dejaran ver
bien sus piernas con las medias y, ri�ndose, ambas mostraron, sin preocuparse de
que sus tetas estuvieran al aire, las piernas enfundas con las medias reci�n
estrenadas. Para hacerlo mi madre se subi� la falda escandalosamente aunque sin
llegar a mostrar el chocho, y Elena se abri� la bata tambi�n dejando ver sus
muslos hasta por encima de las medias pero sin que se le viera tampoco el co�o.


Nosotros dos, y especialmente el hijo de Elena, est�bamos
pr�cticamente babeando. A�n as� Jos� se atrevi� a decirles:


- Daos la vuelta, daos la vuelta... que os veamos tambi�n por
detr�s.


Ellas, riendo complacidas por el �xito que sus piernas ten�an
entre nosotros, se dieron la vuelta. Entonces pudimos verle a mi madre, que
segu�a con la falda remangada muy arriba pr�cticamente la parte baja de sus
enormes nalgas.


- Un poco m�s arriba, mam� � dije yo y entonces para nuestra
sorpresa, especialmente para el hijo de Elena, que seguro que no se esperaba que
mi madre aceptara mi sugerencia tan f�cilmente, �sta se subi� la falda hasta
dejarla recogida en la cintura y dejando ante nuestros ojos todo su espl�ndido
trasero, que quedaba enteramente a la vista al no llevar bragas.


- As� os gusta, �eh? � ri� mi madre complacida.


- No sabes cu�nto, Nati, no sabes cu�nto. � Dec�a Jos� al
borde del pasmo.


Yo entonces me acerqu� a mi madre y tras darle un suave
cachete en una de sus blanqu�simas e inmensas nalgas le hice un gesto con la
mirada a Jos� para que se acercara. El chico, a�n embelesado lo hizo, y
siguiendo mi indicaci�n gestual tambi�n le acarici� un poco las nalgas a mi
madre mientras �sta sonre�a y nos dec�a con voz lasciva:


- Parece que s� os gusta el culazo de esta vieja �eh?


- Y t�, mam�; � le dijo entonces el hijo de Elena a �sta con
voz ronca - lev�ntate bien esa bata que as� no te estamos viendo nada bien por
detr�s.


En efecto al ser la bata de las de atar con cintur�n Elena se
la hab�a recogido un poco hacia el lado izquierdo para dejarnos verle las
piernas por detr�s pero apenas le ve�amos el muslo derecho y pr�cticamente solo
de la rodilla para abajo de la pierna izquierda. Entonces la buena mujer, y
sobre todo tras ver la atrevida exhibici�n de mi madre y el requerimiento de su
propio hijo, se recogi� por completo la bata en torno a la cintura dej�ndonos
ver tambi�n completamente, para nuestro pasmo, sus tremendas nalgazas desnudas.
Tanto mi madre como Elena se distinguen por tener dos se�ores culos, dos culazos
en verdad imponentes, gordos, realmente gordos, redondos, salidos y
verdaderamente amplios y apetecibles. Aquella visi�n de aquellos dos tremendos
culazos hizo que, si no lo estaban ya, nuestras pollas alcanzaran dimensiones
que seguro que nunca antes hab�an alcanzado; tal era la excitaci�n. Entonces yo
dije:


- Chicas, �por qu� no os qued�is s�lo con las medias? As�
disfrutaremos m�s del paisaje. �Os importa?


- En absoluto, cari�o. � Contest� mi madre d�ndose la vuelta
a la vez que se deshac�a de la blusa dejando ante nuestros excitados ojos sus
preciosas tetas. Luego se quit� la falda y el hijo de Elena volvi� a verle a mi
madre el chocho aunque con tanta o mayor excitaci�n que cuando se lo vio por
primera vez. Lo estuvo contemplando unos segundos como embobado mientras mi
madre se re�a con picard�a. Luego mi madre a�adi�:


- Bueno, chicos, pues del paisaje de mi cuerpo, como vosotros
dec�s, ya pod�is disfrutar todo lo que quer�is. Anda Elena, que ahora te toca a
ti.


- S�, mam�... � dec�a el hijo de Elena casi hipnotizado.


Entonces Elena sonri� y en un breve movimiento se deshizo de
la bata lanz�ndola a un butac�n. Ante nuestros ojos quedaron sus extraordinarias
tetazas, gordas como verdaderas sand�as colgantes, con aquellos pezones salidos
como pitones y gordos como un dedo, y su no menos extraordinario y peludo
conejazo, ya algo oculto por su prominente tripa.


- �Os gustamos as�, chicos? � pregunt� con orgullo consciente
de lo atractiva que nos resultaba tanto a su hijo como a m�.


- No sabes cu�nto, mam�. � Le contest� su hijo casi babeando
y yo dir�a que al borde de la eyaculaci�n.


- Bueno, pues si os gustamos as� esta va a ser toda nuestra
vestimenta ahora, si os parece bien� � dijo Elena cada vez m�s excitada.


El hijo de �sta entonces se acerc� a�n m�s a las dos mujeres
y, con una cierta prevenci�n, les puso una mano encima de las tetas de cada una
de ellas. A mi madre ya se las hab�a tocado pero era la primera vez que Jos� le
tocaba las mamas a su rellena y tetona madre. Ninguna protest�, por supuesto,
m�s bien ambas sonrieron con aprobaci�n.


- No sab�is la de veces que he pensado y deseado poder
tocaros las tetas a las dos. S� mam�, a ti tambi�n, aunque igual te parezca un
guarro. Especialmente llevo unos d�as pensando en tocarte precisamente a ti las
tetas, mam�. Y no cre� que esto pudiera hacerse realidad y menos tan pronto.


- Hijo, me encanta que te guste tocarme las tetas; es todo un
halago y me resulta muy excitante gustarle de esta manera a mi propio hijo. � Le
respondi� Elena y a continuaci�n le dio un suave beso en los labios a su hijo.
Yo para entonces tambi�n me hab�a acercado a ellos y estaba toc�ndole a mi madre
la teta que Jos� dejaba libre. El joven acarici� con delectaci�n las mamas de
ambas mujeres durante un rato y luego dijo:


- Lo que quiero deciros es que no es que ahora me est�
gustando tocaros las tetas porque os estoy viendo desnudas... Es que desde
siempre me hab�is gustado mucho precisamente vosotras dos, como mujeres quiero
decir, tanto t�, Nati, como t�, mam�, de verdad; vamos, que no es la primera vez
que pensaba en veros y en tocaros las tetas; lo deseaba desde hace mucho tiempo
y hoy eso se ha convertido en realidad; es impresionante, incre�ble y muy, muy
excitante; es lo mejor que me ha pasado.


Entonces mi madre se acerc� a Jos� y le plant� un beso en los
labios para acto seguido sacar la lengua y met�rsela en la boca d�ndose un
morreo en toda regla. Cuando mi madre acab� de morrear con Jos� le dijo a Elena
que le agradeciera tambi�n a su hijo sus palabras con un beso y entonces los dos
se dieron tambi�n la lengua con verdadero vicio mientras Jos� amasaba las
tetazas de su madre de forma realmente apasionada.


Despu�s de ese espectacular morreo y mientras mi madre y yo
aprovech�bamos para darnos tambi�n la lengua, Jos� dijo:


- Me temo que tengo que comentaros algo que espero que no os
importe y que no haga que me consider�is un cerdo...


- �Hijo, qu� es? � le pregunt� su madre apretando la mano de
su hijo contra una de sus tetazas.


- No te preocupes, cari�o, - intervino mi madre. � Algunas
cerdadas no nos parecen nada mal sino todo lo contrario as� que habla con
tranquilidad.


- Pues es que... creo que tengo, bueno espero que lo
entend�is todos... Tengo el calzoncillo tremendamente h�medo... y creo que me
voy a correr de un momento a otro sin poder remediarlo y sin ni siquiera
tocarme.


Ambas mujeres sonrieron entonces complacidas y mi madre
reaccion� r�pidamente diciendo.


- Pues estando aqu� dos mujeres no podemos permitir que hagas
tu solo lo que debemos hacer nosotras, faltar�a m�s. Tranquilo que tu madre y yo
vamos a ayudarte muy bien, ya ver�s.


Entonces mi madre se arrodill� con presteza ante el chico y
procedi� a bajarle el pantal�n y el calzoncillo con extrema rapidez dejando al
aire el empinad�simo cipote del joven. Hab�a soltado ya gran cantidad de l�quido
preseminal, algo que por cierto tambi�n me hab�a pasado a m� y es que la
exhibici�n de las dos maduras no hab�a sido para menos, y su polla aparec�a
brillante y tremendamente babeante. Mi madre le indic� a Elena que se
arrodillara tambi�n a su lado y acto seguido le agarr� al chico los huevos y se
dispon�a meterse su babeante glande en la boca cuando los acontecimientos se
precipitaron. Sin duda por la excitaci�n de ver a mi madre y a la suya
completamente desnudas y arrodilladas ante su polla, el chico no aguant� ni un
segundo m�s y empez� a correrse como una fuente.


- �Ufff, esto es el no va m�s!!!!! � casi grit�.


Tras el primer chorro de semen, que fue a parar a los labios
de mi madre, �sta se separ� y los dos siguientes chorretones fueron a impactar
en la barbilla y cuello de su madre tras describir una par�bola en el aire.
Elena los recibi� riendo con alegr�a y enseguida se extendi� el semen de su hijo
por el pecho. Cuando el joven acab� de eyacular mi madre procedi� a hacer lo que
hab�a intentado antes y se meti� el cipote del hijo de su amiga en la boca y le
dio unas lamidas para acto seguido invitar a Elena a que fuera ella la que
acabara de limpiarle la polla a su hijo. Elena mir� con malicia a mi madre y
luego le dirigi� a su hijo desde abajo una mirada llena de lujuria. A
continuaci�n se meti� la polla de su hijo en la boca y empez� a lamerla con
verdaderas ganas y con un vicio tremendo haciendo que sus tetazas se movieran
extraordinariamente. Mientras le com�a la polla tambi�n le acariciaba con ganas
los huevos. Mi madre por su parte se hab�a situado detr�s del chico y estaba
empezando a darle leng�etazos y suaves mordisquitos en las nalgas y a pasarle un
dedo por el ano. A pesar de su recient�sima corrida el chico no pudo aguantar y,
creo que para sorpresa de todos, enseguida se corri� de nuevo, esta vez de lleno
en la boca de su madre, al tiempo que exclamaba:


- Toma mi leche, guarra, toma y tr�gate la lechada de tu
hijo, putona, que eres la madre m�s zorra y m�s puta del mundo y eso es lo mejor
que le puede pasar a un hijo. Eres la hembra que m�s cachondo me pone y aqu� te
tengo, a mis pies soltando todo mi cuajar�n en tu boca de mamona. �Mam�, eres la
mejor hembra del mundo!


- Bueno, bueno, - intervine yo con mi humor socarr�n mientras
las dos maduras se incorporaban y se situaban a ambos lados de Jos� flanqueando
al joven� que esta otra cerda que te ha estado chupando el culo tambi�n se
maneja bien en esto del puter�o �eh?


- Esto es incre�ble � dec�a el joven mientras sobaba las
tetas de ambas jamonas tras su orgasmo pas�ndoles las manos por encima de los
hombros de ellas. � Esto es el sue�o de mi vida hecho realidad. No s�lo con mi
madre, que debo confesar que siempre he querido joder con ella, sino tambi�n con
la tuya, que es otra de las hembras que m�s me gustan y que me ponen a cien,
como bien sab�is vosotros dos.


- Pues aqu� las tienes a las dos, amigo, a tu disposici�n. Y
si siempre has deseado joder con tu madre creo que no hay ning�n motivo para
esperar m�s, as� que venga, f�llate a esta zorra como se merece.


No pod�a ser mejor manera de dar inicio a una extraordinaria
relaci�n incestuosa entre Elena y su hijo. En esa misma sesi�n, por supuesto,
ambos nos jodimos tanto a nuestras respectivas madres como a la madre del otro
pues hay un innegable placer en el hecho de compartir sexualmente a la propia
madre con un amigo y en disfrutar junto con �ste de su propia madre. Es
realmente insuperable. Por supuesto, para empezar y aunque Jos� y quiz� la
propia Elena a�n ten�an sus reservas, yo les propuse que echaran un buen polvo
juntos y para animarles nada mejor que predicar con el ejemplo as� que le
indiqu� a mi madre que se espatarrara convenientemente y situ�ndome encima de
ella se la clav� en el conejo empezando a follarla bestialmente. Elena y Jos�,
si es que no lo estaban, tardaron muy poco en decidirse y enseguida el chico
estuvo cabalgando salvajemente a su madre a cuatro patas mientras las tetas de
Elena se mov�an de forma realmente inveros�mil, dado su tama�o, hacia delante y
hacia atr�s. El polvo fue fenomenal y a�n m�s placentero por las frases llenas
de vicio y lascivia que nos dirig�amos entre las dos parejas. Especialmente
�ramos mi madre y yo los que les dec�amos cosas a Elena y a su hijo,
refiri�ndonos a su relaci�n incestuosa y al vicio de ambos, que no hac�an sino
enardecerlos a�n m�s. Finalmente y casi coincidiendo con el primer orgasmo de mi
madre Elena orgasm� de una forma realmente bestial disfrutando de la polla de su
hijo en el chocho. Lo celebr� con grandes gritos y diciendo que se sent�a la
puta m�s golfa del mundo pero que no cambiaba el placer de tener la polla de su
hijo barren�ndole el chocho por nada del mundo. En ese momento Jos�, a pesar de
sus varias corridas anteriores, tampoco pudo contenerse m�s y volvi� a orgasmar
esta vez en el caliente conejo de su propia madre. Tras el polvo ambos
declararon que hab�a sido la experiencia sexual m�s intensa, extrema y
gratificante que hab�an tenido jam�s.


Yo tambi�n me corr� en la boca de mi madre pues �sta, tras
orgasmar, se hab�a puesto a chuparme el nabo con la especial habilidad que ella
tiene para las tareas bucales. Para entonces y mientras descans�bamos un poco,
mi madre y yo pusimos todas las cartas boca arriba contando como previamente
hab�amos participado en calientes tr�os tanto con Jos� como con su madre por
separado. Ellos disfrutaron con lo que cont�bamos y nos agradecieron que
hubi�ramos preparado aquella especie de comedia para dar lugar al primer polvo
entre ambos.


Tras mi �ltima corrida a mi me apetec�a tirarme a Elena
delante de su hijo y tambi�n ver c�mo �ste se follaba a mi viciosa madre as� que
les propuse el intercambio de madres y tanto Elena como Jos� recibieron la idea
encantados. As� las cosas volvimos a follarnos a las dos putas, esta vez yo a
Elena y Jos� a mi madre. Ambas parejas elegimos follar al estilo perro pues a
nosotros dos nos excitaba mucho jodernos a las dos guarras disfrutando a la vez
de sus estupendos culazos. Adem�s Jos� me dijo a mi que me follara a su madre a
cuatro patas pues le apetec�a verla siendo follada mientras sus impresionantes
tetazas se balanceaban como campanas.


Comenzamos a taladrar a las dos jamonas y Jos� hizo que mi
madre alcanzara dos buenos orgasmos antes de correrse sobre su gordo culazo
mientras yo conduje a Elena a tres imponentes orgasmos antes de acabar tambi�n
sobre sus gordas y abultadas nalgas.


Todav�a tuvimos arrestos aquel d�a para repetir de nuevo cada
uno con nuestra madre en un nuevo polvo que nos llen� una vez m�s a los cuatro
de placer. Lo mejor fue que tras orgasmar Elena y mi madre casi simult�neamente
yo le propuse a Jos� que le sacara la polla del co�o a su madre, al igual que
har�a yo, con el fin de masturbarnos sobre sus caras para corrernos sobre las
dos maduras golfas a la vez. A Jos�, por supuesto, la idea le encant� y as� lo
hicimos. Ellas se arrodillaron frente a nosotros y aunque nos propusieron ser
ellas las que nos la chuparan o nos masturbaran decidimos que ser�amos nosotros
los que nos masturbar�amos sobre sus caras y cuerpos y as� lo hicimos. Ellas nos
jaleaban y se agarraban las tetas y abr�an la boca sacando sus viciosas lenguas
como si nos ofrecieran los lugares en los que depositar nuestra carga de lefa.


Al ser nosotros los que nos masturb�bamos controlamos
perfectamente el momento de la eyaculaci�n y as� la hicimos coincidir
pr�cticamente al un�sono comenzando a eyacular con gran placer sobre nuestras
madres. El primer golpe de leche lo lanzamos cada una hacia la boca de nuestra
respectiva madre y el segundo hacia la otra hembra. Ya ninguno de los dos
est�bamos para demasiados alardes y nuestras corridas no fueron precisamente
copiosas pero a�n as� unos buenos grumos de semen s� fueron a parar a la boca y
cara de las dos rameras que son nuestras madres. Ellas los recibieron con
alegr�a y excitaci�n y para rematar la faena Elena le dijo a mi madre:


- Ya que compartimos a nuestros hijos habr� que compartir
tambi�n su lechada �no te parece � y diciendo esto le ofreci� la lengua llena de
semen. Mi madre acept� el ofrecimiento y las dos se empezaron a dar un verdadero
morreo con lengua compartiendo nuestras respectivas corridas, cosa que a mi me
sorprendi� un tanto a la par que me excitaba enormemente.


Tras este acto y mientras nosotros las llam�bamos de todo,
cosa que a ellas parec�a agradarles especialmente, ya dimos la sesi�n por
acabada aunque la relaci�n establecida con esta incestuosa y vicios�sima pareja
promet�a mucho, mucho para el futuro.



Continuar�


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Relato: C�rculo Incestuoso (18)
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