Incluso se preocup� de buscarme una se�ora de limpieza. Se
trataba de la portera del propio edificio. En cuanto llegamos, y antes de
instalarnos, fuimos a su casa �viv�a en el bajo del edificio- para recoger las
llaves. Se trataba de una se�ora que rondar�a los 50 a�os, aunque la edad no
hab�a hecho mucha mella en su cuerpo. Era de pelo negro corto y piel muy blanca,
con un rostro atractivo, aun sin ser una belleza. No era gruesa, pero sus formas
eran redondeadas, destacando en el conjunto unas poderosas tetas y unas piernas
que se adivinaban macizas, aunque el largo mandil�n que vest�a solo permit�a la
visi�n de una peque�a parte de sus pantorrillas. En resumen, su aspecto era la
de la t�pica ama de casa sosegada y amante de sus labores, pero profundizando en
el brillo de sus ojos se notaba una piller�a que romp�a totalmente con su
primera apariencia. Te lo coment�, y t� me dijiste que estaba sacando
conclusiones precipitadas, como siempre.

Durante la primera noche que pasamos all�, estabamos viendo
la tele cuando me llamaron la atenci�n unas cintas de video que hab�a en el
mueble del comedor. Les ech� un vistazo para ver si habla algo interesante, y me
fij� que entre ellas hab�a algunas con una X marcada en la car�tula. Tal como
imaginaba, comprob� que eran pel�culas porno.. Estuvimos visionando una de
ellas, que desembocaron en una agradable sesi�n de sexo, y al terminar saqu� la
pelicula del video y la guard� en la caja.

Al d�a siguiente nos levantamos temprano para visitar la
ciudad, y no regresamos a casa hasta despu�s de comer. La caja segu�a donde yo
la hab�a dejado, sobre una mesita, y fui a guardarla al mueble. Pero al cogerla,
not� que pesaba poco, por lo que la abr� y vi que estaba vac�a. Mir� en el video
y all� estaba la cinta. Como recordaba perfectamente haberla sacado de all�,
llegu� a la conclusi�n de que alguien la hab�a vuelto a poner para verla. Ese
alguien no pod�a ser nadie m�s que la se�ora de la limpieza, �nica persona que
ten�a llaves del piso aparte de nosotros. Al instante s� me ocurri� una idea
mal�vola. En la casa hab�a una peque�a c�mara de video. La cog� y la disimul�
entre los vol�menes de libros del mueble de tal forma que lo �nico que pod�a
apreciarse, aun fij�ndose, era el ojo de la c�mara, que yo hab�a enfocado en
direcci�n hacia las dos butacas situadas frente al televisor. Luego coloqu� otra
pelicula X sobre la mesita. Al dia siguiente, demor� nuestra salida. Sab�a que
ella ven�a sobre las 10 y quer�a que se consumiese el menor n�mero de cinta
posible, as� que cuando salimos, pocos minutos antes de dicha hora, puse la
c�mara en funcionamiento.

Cuando regresamos, pasadas las 11 de la noche, nos falt�
tiempo para ver lo que estaba grabado. Rebobin� la cinta, y comenzamos a
visionario desde el principio. Como sab�a que ibamos a tardar algun tiempo en
ver lo que nos interesaba, le di al avance r�pido, parando al cabo de un rato,
al vislumbrarse la figura de la limpiadora en la pantalla. Como ya he dicho, se
trataba de una mujer algo madura, pero muy atractiva.

Iba vestida con un mandil�n de color azul. Se acerc� hacia la
mesita y cogi� la pel�cula. la sac� de la caja y la introdujo en el video. A
continuaci�n se sent� en una de las butacas. Pasaron unos minutos en los que se
mantuvo inm�vil, mirando hacia la pantalla del televisor sin pesta�ear. En un
momento dado, su mano derecha se dirigi� lentamente hacia los botones de su
mandil�n, y desabroch� dos de ellos, de tal modo que la parte inferior de la
prenda se abri�, cayendo hacia ambos lados y dejando al descubierto unos prietos
muslos que confluian en unas sugerentes braguitas de encaje. Dirigi� su mano
hacia el interior de las braguitas, y una vez alcanzado su objetivo el bulto de
su mano dentro de la braga comenz� a moverse acompasadamente. Su cara era un
poema: los ojos le brillaban y su expresi�n era de vicio puro. Su mano izquierda
busc� los botones de la parte superior del mandil�n y los desabroch�, mostrando
un sujetador a juego con las bragas. Se sac� la teta derecha y comenz� a
pellizcar el pez�n. As� le lleg� el primer orgasmo, al poco rato. Luego aun
repiti� la operaci�n antes de que terminara la pel�cula .

Mi mente empez� a maquinar la forma de explotar aquel
descubrimiento.

Al d�a siguiente ten�amos previsto ir a visitar el pueblo de
Chinch�n, pero cambi� los planes. Le dej� como cebo otra pel�cula porno
distinta, y salimos sobre las 9 de casa y en lugar de coger el coche, nos
quedamos a desayunar tranquilamente en una cafeter�a de los alrededores. Sobre
las 10,30 decidimos volver al piso.

Subimos con todas las precauciones para no hacer ruido, y al
llegar a la puerta aplicamos el oido para percibir los ruidos del interior. Al
momento llegaron a mis oidos, aunque de forma apenas perceptible, los t�picos
gemidos que acompa�an como si fuera una m�sica de fondo a cualquier pel�cula
porno.

Tras hacerte un gesto pidi�ndote silencio, saqu� la llave y
la introduje en la cerradura con sumo cuidado, y la gir�. Empuj� muy despacio la
puerta, nos descalzamos y penetramos en el piso sigilosamente. Cruzamos el
pasillo. La puerta del sal�n estaba entreabierta. Miramos hacia dentro y vimos
lo que alli se coc�a. En el televisor, una rubia y una morena manten�an una dura
lucha por la posesi�n de la monumental polla de un negrazo. De la de la
limpieza, tapada pr�cticamente por el sof�, solo se pod�an distinguir dos muslos
desnudos que se mov�an acompasadamente, al ritmo de los gemidos que emit�a su
due�a. Tras hacerte una indicaci�n, me desnud� r�pidamente en el propio pasillo,
y abr� la puerta con cautela, acerc�ndome a ella por detr�s sin que se
percatara. Se hab�a abierto el mandil�n, y se hab�a quitado las bragas, que
permanec�an en el suelo y bajado el sujetador, dejando las tetas al aire. Los
dedos de su mano derecha estaban metidos en el interior de su co�o y
desaparec�an dentro de aquella negrura. Cuando llegu� a su altura, arrim� mi
polla a su rostro, que no denot�, apenas aparentemente, demasiada sorpresa,
porque se la trag� en un santiam�n, y comenz� a darle toda serie de lamidas,
mientras su mano libre se dirig�a a mis huevos y se dedicaba a sobarlos.

En ese momento mir� hacia donde tu estabas y te vi,
semiescondida tras la puerta entreabierta, observ�ndonos atentamente al tiempo
que dejabas caer tu ropa, qued�ndote en bragas y sujetador. Te hice una se�a con
la cabeza y abriste la puerta, avanzando hacia nosotros silenciosamente.

Cuando ella te descubri�, permaneci� un solo instante
paralizada, justo el tiempo de comprobar tu actitud al ver el deseo reflejado en
tu cara. Durante un momento te quedaste contemplando sus grandes tetas, que el
abierto mandil�n dejaba al descubierto, y las convertiste en tu objetivo
inicial. Fuiste acercando a ellas tus dos manos y comenzaste a acariciarlas por
toda su superficie hasta llegar a sus rosados y anchos pezones, que comenzaste a
pellizcar con fuerza, al tiempo que tu boca se dirig�a hacia mi polla. Como �sta
se encontraba dentro de la suya, separaste su mano de mis huevos y comenzaste a
lamerlos y a metertelos en la boca.

Yo os mir� extasiado durante un buen rato, hasta que not� que
si segu�amos iba a reventar de un momento a otro, as� que decid� cambiar de
postura para que aquel �xtasis no se terminara tan r�pido. Te retiraste, y
dejaste su co�o ante mi vista. Era muy peludo, pero se percib�an unos grandes
labios, y sobre todo, una mancha de flujo apozada entre sus muslos, que manten�a
apretados.

Viendo aquello, te ped� que te lo bebieras, y al instante
apretaste sus piernas con tus manos para evitar que se desparramara, y tu lengua
comenz� a lamer con avidez la zona. Cuando no qued� ni una gota, acercaste tu
boca hasta m� y me besaste, compartiendo conmigo el l�quido, que todav�a
permanec�a en tu boca.

Mientras tanto, ella no perd�a el tiempo. Mientras agarraba
mi polla con una mano, con la otra te bajaba la braga y amorraba su boca contra
tu chochito, introduciendo la lengua hasta el fondo. Pronto la cosa fue variando
y se convirti� en un furioso 69 entre vosotras. Ella estaba encima, y yo desde
atr�s ve�a tu lengua y tu nariz entrar y salir furiosamente en su co�o. La
visi�n de vuestros cuerpos apretados el uno contra el otro, con el contraste
entre tu color moreno y el suyo blanco lechoso era realmente er�tico. Decid�
hacerte la competencia y sin dificultad, acerqu� mi polla hasta su co�o. Era muy
grande y estaba muy caliente. Entre entrada y salida notaba tus lametones en la
base y en mis huevos. Viendo lo bien lubricada que ten�a la polla, se me ocurri�
la posibilidad de entrar en su culo, as� que mientras os segu�ais lamiendo las
dos, la enterr� en su culo. No dio muestras de gran dolor, as� que segu�. De
pronto, not� algo detr�s de m�. Eras t�, que te hab�as separado de ella y habias
situado a mi espalda, comenzando a frotar tus tetas contra mis nalgas y lamer mi
espalda. Mientras yo continuaba con la polla en su culo, fuiste bajando tu
lengua hasta llegasr al mio, que lamiste con avidez. Aquello era demasiado y me
corr�, aunque en �ltima instancia me di la vuelta y lo hice en tu boca. No te lo
tragaste, sino que lo compartiste con ella.

A partir de ese dia, las vacaciones se convirtieron en una
lujuriosa ruta a trav�s del sexo a tres.

Espero que os haya gustado y me paseis vuestros comentarios.