Relato: Incesto forzado... pero deseado (03)





Relato: Incesto forzado... pero deseado (03)

INCESTO FORZADO....PERO DESEADO (III)


Autor: Incestuosa



POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO



�



CAPITULO III




Decidida a descubrir de una vez por todas lo que tramaba mi
padre con todas esas cosas que yo sab�a que estaba haciendo a espaldas m�as con
mis prendas �ntimas; los libritos que encontraba en la mesita del ordenador y
�ltimamente aquel objeto en forma de collar que tanto placer me hab�a causado; y
aunque ciertamente no sab�a cuando y de qu� manera �l hac�a todo eso, pues
realmente casi nunca lo ve�a en casa, me puse a considerar en cual podr�a ser la
mejor forma de descubrir plenamente sus ya no tan ocultas intenciones. Despu�s
de meditar la situaci�n por largos d�as y parte de sus noches, pues a veces ya
ni dorm�a pensando en c�mo podr�a yo descubrirlo, finalmente llegu� a la
conclusi�n de que la mejor manera de saber la verdad era espi�ndolo sin que �l
se diera cuenta. Llegu� entonces a la conclusi�n de poner en pr�ctica un plan
que me llevara a conocer la verdad. Mi plan de acci�n consist�a en fingir que
iba yo a la escuela, pero en realidad me regresar�a subrepticiamente a casa y me
esconder�a en un cuartillo dedicado a guardar trebejos que practicamente nunca
se ocupaba, ubicado precisamente dentro del cuarto de servicio donde se
depositaba la ropa sucia. Yo estaba segur�sima de que escondida all� dentro
jam�s me ver�a. Adem�s, esa especie de desv�n dispon�a para mi fortuna de una
peque�a ventanilla de madera con ciertas ranuras desde donde podr�a muy bien ver
con toda claridad lo que suced�a si alguien entraba al service room.



As� que dos d�as desp�es de aquella despiadada sesi�n
masturbatoria que hab�a experimentado con aquel libro de tan excelentes y
calientes dibujos y el bonito collar de bolitas tan apreciado ya por mi culito
(en verdad que ya hasta lo extra�aba), me dispuse a fingir que me iba a la
escuela. Pero tal como lo hab�a yo planeado, me baj� del autob�s una esquina
antes de llegar al plantel y volv� a tomar otro bus de regreso, baj�ndome como
dos calles antes de mi casa. Me dirig� caminando hacia all� presa de los
nervios, pues en el fondo todo aquello me causaba como una especie de temor y de
miedo, pero no puedo negar que tambi�n me excitaba al pensar en todo lo que
podr�a yo descubrir como resultado de mi plan. Lo m�s silenciosamente que pude y
con manos temblorosas, abr� la puerta de mi casa y entr� a la sala, qued�ndome
parada unos minutos para ver si escuchaba alg�n ruido dentro. Pens� en la se�ora
que hac�a la limpieza y mir� mi reloj, comprobando que ella llegar�a m�s o menos
como en una hora. Decidida a llevar adelante mi preconcebido plan, me quit� mis
zapatos y con ellos en las manos me dirig� r�pidamente hacia el cuarto de
servicio. Una vez all� abr� la puerta del cuartito de trebejos, entr� y asegur�
la puerta por dentro. Todo estaba en tinieblas all�, as� que a tientas busqu� el
espacio suficiente donde permanecer quieta hasta que mis ojos se acostumbraran a
la oscuridad, momentos que aprovech� para acomodarme lo mejor que pude frente a
la diminuta ventanilla de madera y me puse a observar hacia la estancia de
lavado, comprobando que pod�a apreciar perfectamente todo el espacio del cuarto
de servicio.



M�s o menos una hora despu�s escuch� ruidos dentro del
service room, y pegando mis ojos a las rendijas me percat� de que se trataba de
la se�ora que nos hac�a la limpieza, que empez� a realizar sus labores
cotidianas. Yo permanec� lo m�s quieta que pude durante el largo rato que ella
estuvo trabajando all�, hasta que por fin se retir� hacia el interior de la
casa. Las horas continuaron pasando con lentitud y yo me comenc� a impacientar
tanto que estuve casi a punto de renunciar a mi plan, cuando de pronto volv� a
oir ruidos nuevamente. Acercando la vista a las ranuras v� la figura de mi padre
que hab�a entrado en la estancia. Aunque verlo all� no me sorprendi� en lo
absoluto, s� me pregunt� c�mo es que �l se encontraba en casa en horario de
trabajo. Observ� que iba vestido con playera, pants y pantuflas, por lo cual me
dije que aquella era una ropa demasiado casual como para que viniera del
trabajo. Pero ya no pude seguir pensando m�s en eso, pues me d� cuenta que de
inmediato se dirigi� hacia el canastillo donde se guarda la ropa sucia. Mi padre
abri� el dep�sito y comenz� a sacar con una calma inaudita, una por una, todas
mis prendas �ntimas a�n no lavadas, observ�ndolas cuidadosamente como si fuesen
objetos preciosos, mientras las iba separando en un montoncito sobre una mesita
que se hallaba junto a la lavadora. Yo pude ver con toda claridad cuando �l
apartaba con toda calma mis braguitas despu�s de haberlas mirado con atenci�n;
mis corpi�itos usados, mis vestiditos y mis blusitas de manga corta y algunos
sostenes. Luego que ya no qued� nada de mi ropa en el dep�sito, se volte� hacia
la mesita y comenz� un ritual que era nuevo para m�, ya que a�n cuando
anteriormente lo hab�a encontrado algunas veces revisando mi ropa interior,
nunca lo hab�a observado con tanta atenci�n como lo hac�a ahora.



Estando frente a aquellos montones de ropa �ntima m�a, v�
cuando �l procedi� a quitarse el pant quedando totalmente desnudo de la cintura
para abajo, pudiendo yo apreciar perfectamente desde donde me hallaba escondida
el largo y endurecido m�stil de cabeza pelada y enrojecida que se asomaba
desafiante por encima de su velludo pubis. Era un pene tan largo y grueso que me
preguntaba para mis adentros c�mo era posible que a un hombre le creciera tanto
su falo. Aquella visi�n tan nueva para m� me caus� de manera inconsciente un
escozor indescriptible en medio de mis piernas, sintiendo de pronto c�mo casi de
inmediato comenzaba a escurrirme una especie de babilla de adentro de mi rajita.
Mi padre fue tomando una por una mis pantaletas sucias y comenz� a olerlas con
los ojos cerrados y la cabeza inclinada hacia atr�s, inhalando suavemente aquel
aroma proveniente de la parte baja que queda pegada a la vulva, y que por lo
visto tanto le agradaba y le calentaba. Aspirando con deleite todos aquellos
olores que desped�an mis prendas �ntimas, pasaba a ponerlas de la nariz a su
verga parada, frotando la prenda sobre su falo erguido, y de manera muy
especial, en aquella regi�n donde quedan restos de mis flujos vaginales. Una por
una y con tranquilidad pasmosa fue oliendo con fruici�n mis pantaletas,
volvi�ndolas a refregar sobre su largo y grueso pene endurecido y babeante, para
pasar despu�s a mis sostenes. De igual forma comenz� a olerlos por la parte
interior de las copas de tela que guardan mis pechitos, para despu�s tallarlos
con suavidad sobre su enhiesta verga, enroll�ndose una y otra vez la tela
alrededor de su pito enrojecido y h�medo. Pero lo que v� que hizo despu�s, eso
s� que me caus� una excitaci�n mucho mayor de la que ya estaba experimentando
oculta en mi escondite, pues mientras ve�a c�mo mi padre disfrutaba de aquella
forma tan extra�a con mis prendas interiores, yo no pude evitar bajar mis manos
y llevarlas de una manera inconsciente hasta aquel rec�ndito sitio que se
encuentra escondido entre mis piernas, pudiendo percatarme de que me hallaba
totalmente inundada de fluido que me escurr�a por los bordes de mi vagina
moj�ndome hasta lo indecible, induci�ndome a tocar delicadamente la parte
interior de mis labios haci�ndolos despu�s a un lado para internar uno de mis
dedos en ese rinconcito del placer, mientras me tocaba delicadamente con otro
dedo mi cl�toris.



A pesar de lo excitada que me hallaba como consecuencia de
aquella vista panor�mica que se ofrec�a ante mis ojos, y mientras me masturbaba
con suavidad tratando de disfrutar al m�ximo posible de aquel momento tan
sublime y novedoso, pude ver cuando mi padre tom� mis vestidos y mis blusas sin
mangas examin�ndolos uno por uno. Pero lo que me ocasion� el mayor asombro fue
observar c�mo pon�a especial atenci�n sobre esa parte de mis axilas, es decir,
la parte que yo siempre sudo y que l�gicamente queda muy olorosa. Era tal su
brama y desesperaci�n al estar oliendo y aspirando profundamente el aroma de
aquella parte de la tela, que no pude contener el aliento y me descargu� sin
control en mi primer orgasmo del d�a, teniendo que hacer tremendos esfuerzos
para no gritar del placer que me causaba todo aquello. Claro que a pesar de
haber tenido ese orgasmo tan violento y abundante, no perd� de vista ni por un
momento a mi padre, quien ajeno de mi presencia se deleitaba hasta el delirio
con la tela de mis sobacos metidos dentro de su boca, besando, chupando,
mordiendo, oliendo y tallando en su larga verga sobre esa parte de cada una de
mis blusitas y vestiditos sucios. Ante tanta pasi�n contenida tuvo que venir por
fin el obligado y ansiado alivio, comenzando a eyacular ferozmente sobre la
parte de la tela de las axilas de aquellas prendas tan queridas por �l, pudiendo
darme cuenta de c�mo trataba de ahogar los gritos que le sal�an de su boca
producto aquella inenarrable y fenomenal calentura, pronunciando mi nombre
innumerables veces, para despu�s, ya m�s calmado, empezar a embarrar todas y
cada una de mis prendas de leche, particularmente en esas zonas que he referido
y que tanto deleite le produc�an.



Una vez que acab� de rociar de semen aquel mont�n de prendas
usadas por m�, mi padre fue guardando de nuevo mi ropa en el dep�sito, dejando
hasta el final una de mis braguitas color de rosa que me encantaba usar, con la
finalidad de terminar de limpiarse la leche de su pene, ahora fl�cido m�s no por
eso peque�o. Desdobl� la pantaleta y precisamente en el �ngulo interior que se
pega a la vulva, termin� de eyacular todo el el�xir que a�n le quedaba adentro,
empapando la tela abundantemente de aquel exhuberante y delicioso licor.
Habiendo terminado la faena, se puso el pant y se alej� del cuarto de servicio.
Yo me qued� por varios minutos escondida esperando a que �l estuviera lejos de
all�; sin embargo, no pudiendo contenerme m�s debido a la incontenible calentura
que me embargaba, y oculta all� mismo donde me encontraba, tir�ndome sobre el
piso y haciendo a un lado la tela de mi calz�n, me di a la tarea de masturbarme
otra vez con una furia inaudita, recordando la figura de mi padre oliendo y
restreg�ndose en su fabuloso pito mi ropa sucia. Mis orgasmos se sucedieron unos
a otros de manera interminable, disfrutando con delicia de aquel momento tan
precioso y que tan inesperadamente me causara aquella brama inigualable.



Al t�rmino de mis delirantes espasmos y liberada al fin de
aquel momento de extraordinaria pasi�n, pude ya pensar con mayor tranquilidad y
me puse a cavilar en lo que acababa de descubrir con mis propios ojos. Y aunque
en realidad yo ya ten�a conocimiento de que mi padre hac�a esas cosas con mi
ropa interior y mis vestidos al haber descubierto leche embarrada y seca sobre
mi ropa, jam�s me hab�a imaginado la forma en c�mo �l lo hac�a, y por supuesto,
mucho menos so�aba en toda la calentura y la brama que despertaba yo, a trav�s
de mi ropa, en la persona de mi padre. Tambi�n pensaba, sentada sobre el piso de
mi no tan improvisado escondrijo, en el alto y tremendo grado de excitaci�n que
todo eso le causaba a mi padre y en el placer inigualable que le produc�a oler y
saborear mis cosas. Pero, a decir verdad, lo que m�s extra�eza y hasta
excitaci�n me causaba era la tremenda calentura que hab�a despertado en m� al
ver todas aquellas escenas tan inesperadas de mi padre haciendo todo aquello con
mis prendas �ntimas. Quise salir cuanto antes de all�, pero un nuevo apremio que
se manifest� con un picor entre mis piernas me oblig� a tenderme de nuevo en el
suelo, quit�ndome definitivamente las pantaletas h�medas de leche, para volver a
disfrutar de otra fenomenal masturbaci�n que dur� intensos minutos que se
prolongaron por horas, meti�ndome los dedos lo m�s profundo que pude dentro de
mi cavidad genital, frot�ndome con delicadeza mi cl�toris y apret�ndome con
fuerza mis tetas y mis pezones hasta que me volv� a venir en intensos orgasmos
sucesivos que me dejaron muerta de cansancio.



Al recuperarme de aquellos explosivos momentos de infinito
delirio, tan nuevos y agradables para m�, ahora s� me decid� por fin a abandonar
mi escondite secreto no sin antes cerciorarme de que nadie se encontrara cerca
de all�. Una vez que dej� el desvancillo, me sal� a la calle para caminar un
rato tratando de ordenar mis ideas y sobre todo, de intentar entender aquella
nueva pasi�n que comenzaba a germinar dentro de mi mente y mis entra�as, pues
realmente me daba cuenta de todo lo que eso significaba, y con nuevos e intensos
deseos de volver a repetir aquella incre�ble e inesperada experiencia.



PAUSA....



�



DIARIO DE DON JOS�.




17 de mayo de 1985



Querido diario:



Debo decirte que las cosas marchan sobre ruedas, y despu�s de
haber observado a Dianita en su habitaci�n masturb�ndose con furia loca y
lujuria incontenible, es m�s fuerte el deseo de cog�rmela, de desflorarla, de
ser el primer hombre en su vida. S�lo que me pregunto una cosa. T� sabes del
tama�o de mi pene, que no es cualquier cosa, y pienso mucho en el momento en que
la vaya a penetrar. No deseo por ning�n motivo, claro est�, causarle dolor, as�
que me he pasado varios d�as pensando en c�mo voy a hacerle para poder
traspasarla con mi espada de Damocles. Pero bueno, eso ya se ver� en su momento.
Ahora quiero confesarte algo que ha sucedido y que forma parte de mi genial plan
de acci�n. Ayer por la ma�ana me di cuenta cuando Dianita se fue a la escuela, y
como la se�ora no viene hasta las 9:00 A.M., me baj� a la cocina a prepararme
algo de comer. Estando all� v� desde el ventanal a Dianita que regresaba a casa.
Me pregunt� por qu� estar�a haciendo eso, si tal vez se sent�a induspuesta, o en
fin, que no pude contestarme esas preguntas, pues tuve que tomar los emparedados
que acababa de hacer y me sub� corriendo escaleras arriba hacia mi cuarto. Ten�a
temor de que ella me descubriera en casa. Pero al estar esperando escuchar sus
pasos subir hacia su dormitorio, me di cuenta de que ella no lo hizo. Dud� un
momento, pero como estoy dispuesto a todo, sal� sigilosamente de mi cuarto para
asomarme hacia la sala, pudiendo ver a Dianita cuando se quitaba sus zapatos y
se dirig�a rumbo al service room. Una idea asalt� s�bitamente mi mente, pensando
en que tal vez Dianita quer�a revisar su ropa sucia, as� que me esper� un
momento y despu�s fui tras ella. Con mucho cuidado y sin hacer ruido la espi�
detr�s de la puerta del cuarto de servicio y alcanc� a ver c�mo ella abr�a el
cuartillo que sirve de desv�n y c�mo, desp�es de penetrar all�, se encerraba
adentro. Me qued� por un largo rato parado donde me encontraba pensando
r�pidamente en lo que Dianita trataba de hacer, llegando a la conclusi�n de que
ella quer�a espiarme a m�. Seguramente ya se hab�a dado cuenta de las manchas
que le dejo en sus telas privadas, en sus braguitas, sus vestiditos, brassieres
y blusitas. Ahora s�, querido diario, que mi plan iba avanzando tal y como yo
deseaba. Mir� mi reloj y v� que faltaba poco para las 9:00 A.M., as� que para
evitar que la se�ora del aseo me viera, fui a esconderme dentro de mi
habitaci�n. Esper� impacientemente por largas horas hasta que la se�ora abandon�
la casa despu�s de haber conclu�do con sus labores. Asegur�ndome de que no hab�a
nadie en casa me dirig� hacia el cuarto de servicio, entr� en �l y me dispuse a
realizar la sesi�n que m�s me gusta: masturbarme con las prendas interiores de
mi hija. S�lo que esta vez yo estaba seguro de que ella me estaba observando con
toda atenci�n desde la ventanilla del desv�n, de modo que ten�a que fingir que
me hallaba solo, para lo cual decid� no mirar hacia la ventanita ni una sola
vez. Temblando de excitaci�n me dispuse como siempre a sacar una por una las
prendas de Dianita, acomod�ndolas en la mesa que se halla junto a la lavadora.
Una vez clasificadas, me di a la tarea de disfrutar de aquel sublime e
inesperado momento, sabedor de que ella, desde su escondite "secreto" iba a ser
testigo de mis deleites m�s inconfesables. Yo sab�a bien que Dianita no se
atrever�a a salir de all� mientras yo me encontrara presente, y mucho menos
vi�ndome hacer todo aquello. Por el contrario, yo esperaba que aquellas visiones
la pusieran a mil de calentura, de tal forma que al terminar ella deseara en lo
m�s �ntimo de su ser volver a presenciar aquel ritual tan lujurioso. Estoy
seguro de que despu�s de ver esto, ella no podr� evitar, por m�s esfuerzos que
haga, el desear volver a esconderse all� para verme hacer de nuevo esas cosas
que tanto me agradan, y sobre todo, es una oportunidad genial de que me vea la
verga, de modo que la llegue a desear tan intensamente que sea ella quien
finalmente me pida que la desflore.



Pero te sigo contando. Teniendo mi daga bien parada y
habiendo acomodado sus vestiditos, blusitas, corpi�itos y braguitas, me quit� el
pant y dej� de fuera mi fenomenal falo, el cual deliberadamente ofrec� a la
vista de mi hermosa hija para que pudiera deleitarse con su tama�o, su grosor y
su tremenda y roja cabeza endurecida e inflamada, a fin de que se fuera
preparando para la batalla final, que tal vez no tardar�a en llegar. Una vez que
me deleit� posando para ella, me dediqu� a mi m�s ansiosa tarea: la de comenzar
a oler una por una sus prendas interiores, aspirando con profundidad y deleite
aquel aroma tan rico que me pon�a tan caliente. Con toda tranquilidad fui
revisando y comi�ndome cada una de sus prendas, oliendo, mordiendo, chupando,
besando, y frot�ndomelas en la verga, colg�ndomelas del palo endurecido que
sobresal�a cachondo en su enorme tama�o, mientras me imaginaba lo que estar�a
haciendo Dianita en ese momento all� adentro. Te confieso que aquella ocasi�n
tan inesperada me ofreci� las m�s intensas y extraordinarias delicias sexuales
que jam�s me hubiera imaginado. Una vez que me cans� de oler y frotar sus
braguitas y sus sostenes sobre mi larga y gruesa verga, me dispuse como siempre
a finalizar mi faena con la obra maestra de mi masturbaci�n a la salud de la
ropa de Dianita. As� que cog� sus vestiditos y sus blusitas, los cuales hab�a
dejado hasta el final, para dedicarme a oler la parte axilar que tanto me
embrama, pues all� precisamente deja Dianita sus m�s finos olores: el producto
de su sudor penetrante y delicioso que me pone a temblar como una gelatina sin
congelar. Comenc� por oler con delectaci�n inaudita todos y cada uno de los
bordes axilares de sus vestidos y blusas, llev�ndomelos lentamente hasta la boca
y procediendo a chupar con toda desfachatez esa exquisita parte donde quedan sus
sobacos, dejando que Dianita, desde donde se hallaba escondida, pudiera ver con
toda claridad lo que hac�a. Ya pod�a suponer como estar�a mi hijita en esos
instantes, meti�ndose los deditos en su chochito y teniendo un orgasmo tras
otro, tratando de ocultar los gemidos que quer�an salir de su boca, pero que
ahogaba con dificultad para que yo no advirtiera su presencia. As� que me
mantuve sin venirme lo m�s que pude, reteniendo la furiosa salida de la leche
que casi no pod�a controlar. Pero eso realmente fue imposible, querido diario,
pues finalmente, y totalmente enloquecido por lo excitante de aquel momento
sublime, me vine a chorros sobre los vestidos y blusas de Dianita, embarrando
con torrentes incontenibles de leche aquellas telas tan apreciadas por mi,
mientras pronunciaba su nombre varias veces a fin de que ella confirmara a�n m�s
sus sospechas. Despu�s de haberme derramado abundantemente sobre todo aquel
bagaje de mi hijita, me dediqu� con toda calma a embadurnar todas y cada una de
sus prendas �ntimas de restos de mi leche, en especial en aquella parte de sus
braguitas que se pega a su rajadita; dentro de las copitas de sus corpi�itos y,
de manera particularmente deliberada, en las axilas de tela olorosas a sudorcito
de Dianita. Finalmente y habiendo dejado para el final a prop�sito una
pantaletita color de rosa que es una de las que m�s me gusta humedecer con mi
leche, me limpi� todo el semen que me segu�a saliendo del pene con la parte
interior de aquella delicada braguita, justamente en el centro de la tela que
tiene contacto con su lindo chochito, dej�ndola toda mojada y tiesa.



Estando ya seguro de que por aquel d�a era m�s que
suficiente, y dispuesto como estaba a no cometer errores que pusieran en riesgo
mi plan, volv� a meter la ropa de Dianita en el dep�sito, me puse en pant y
abandon� como si nada el service room con rumbo hacia mi habitaci�n.



�


CONTINUAR�.......



�


Si te gusta este relato me puedes escribir tus emociones y
comentarios a mi correo:


POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO


Por favor vota el relato. Su autor estara encantado de recibir tu voto .


Número de votos: 0
Media de votos: 0


Si te gusta la web pulsa +1 y me gusta






Relato: Incesto forzado... pero deseado (03)
Leida: 1616veces
Tiempo de lectura: 13minuto/s





Participa en la web
Envia tu relato







Contacto
Categorias
- Amor filial
- Autosatisfacci�n
- Bisexuales
- Confesiones
- Control Mental
- Dominaci�n
- Entrevistas / Info
- Erotismo y Amor
- Fantas�as Er�ticas
- Fetichismo
- Gays
- Grandes Relatos
- Grandes Series
- Hetero: General
- Hetero: Infidelidad
- Hetero: Primera vez
- Intercambios
- Interracial
- L�sbicos
- MicroRelatos
- No Consentido
- Org�as
- Parodias
- Poes�a Er�tica
- Sadomaso
- Sexo Anal
- Sexo con maduras
- Sexo con maduros
- Sexo Oral
- Sexo Virtual
- Textos de risa
- Transexuales
- Trios
- Voyerismo
- Zoofilia


Encuestas

Afiliados



























Relatos eroticos gratis incesto sobrina de 13 añitos primera vezpollas tremendassoy el dueño de mi tia relatos eroticos/relato24411_Se%C3%B1ora-v/img/style.cssrelato hombre y perra cojiendoRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatohermanos xxx relatosfollar viudassuegras.i.yerno.relatosRelato incesto hija trioRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatolos amigos de Papa, relatos xxxcuentos eroticos entre hermanos xxxrelato vi ami madre follandorelatos porno follando con mi madrerelatos porno de tia se folla al sobrinorelatos de sexo de insetoargenta cogiendo a la madre relatosporno sexo en gruporelato erotico soy la puta de mi papa y mi mamatiad desnudasRelato suegro y nuera anal gratisIncesto con la abuela relatadosjugando con mi hija paula la culona historias eroticasRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatoVideo porno desvirgue a mi hija cuando estamos solosrelatos fetichista de pies de mi primaRelatos eroticos gratis espiando a mama cuando esta en el establonenas masturbandoserelatos eroticos de estudiantes gaysporno con nenasRelatos porno high school of fuckersmi hijita de 9 añitos relatome gusta exibirme para mi yerno relatosrelato erotico ohhh nene gayculoncita relato pornorelatos eroticos mi hija paolaIncesto con la abuela relatadosrelato erotico en el bosq d madre y hijo drelatos porno enfermera el doctor y su tratamiento porno relatorelatos porno mi papi me convirtió en su putita y me coge rico y duroRelatos follando a la hijita de mí vecinaRelatos porno high school of fuckersrelatos eroticos bdlol.ru madre hija lesbianas enamorada de mi madremisrelatosporno Intercambio y lo tienen granderelatos ancianas tdtonas calientesMi papi revisa mis notas relatos sexoRelatos de insesto gaysmi hijita de 9 añitos relatorelatos cachondos me coji mi ermana dormida y lo gozoleer relato con imagenes xxxRelatos eroticos mi tio me cogio en secundariacuidando a sobrina relato xxxrelatos eroticos de primos follando primas pequeñasIncesto con la abuela relatadoshombres velludos desnudoshistorias porno gratisrelatos eroticos nenitasME CACHA DURO AHH AH QUE RICO AHHHtransesual pornoRelatos eroticos de padre e hijami hijita de 9 añitos relatolos simpson porno españolhistorias eroticas de nenas de 8 gratislos pies gay de policia relatorelatos eroticos de vecibitas pequehombre follando vacadurmiendo Con Mi Sobrina Relatosgoogle.com Relatos porno xxx mi Suegrosexo incestos gratisRelatos porno amor filial mis hijas reichel y cristina bdlol.rumis 5 pequeñas relatos pornoRelatos de amorfilialNacida cachorrita zoofiliarelatos porno insestos tios sobrinasRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatobdlol ru ninojugando con mi sobrinas historias eroticasrelato erótico con mi hija