Yo soy un ni�o, un novato
en el tema del sexo, pero no soy virgen. Mi primera experiencia sexual
fue bastante inesperada, ya que al levantarme ese mismo d�a yo nunca
llegu� a suponer que ser�a el d�a en el que perder�a
mi virginidad, y menos de aquella forma.
Aquel d�a ten�a 17
a�os, o estaba a punto de cumplirlos. Mi madre me hab�a dicho
que fuera a cambiar un pantal�n que me hab�a comprado unos
d�as anteriores porque no me serv�a, me quedaba estrecho
ya que hab�a engordado un poquito.
Y fui un poco molesto (ya que no
quer�a ir) a los grandes almacenes a cambiar el dichoso pantaloncito.
Al llegar una t�a me atendi�, cerca de los probadores (estaba
como un tren la t�a, todo hay que decirlo).
- Mire, vengo a cambiar este pantal�n
que no me sirve. Lo acabo de comprar hace unos d�as y me han dicho
que puedo cambiarlo por una talla m�s grande o devolverme el dinero
- le dije.
- S� bueno - se adelant�
dejando ver su sujetador rojo a trav�s de su camiseta (aunque procuraba
no mirar para abajo) - pero tendr� que demostrarme que no le vale,
ya que mucha gente compra un pantal�n, por ejemplo, para una fiesta
y cuando lo utilizan, dicen que no les vale y que le devolvamos el dinero.
Venga conmigo al probador.
"Conmigo" las palabras
resonaron en mi mente. Tendr�a que ir con ella a un probador. �Qu�
se cre�a? �Que no ten�a yo partes �ntimas las
cuales una chica no puede ver?
Se sent� en una silla y me
dijo que me cambiara. Me fij� en ella. Era verdaderamente atractiva.
Iba recorri�ndola con la mirada de arriba a abajo mientras ella
estaba sentada. De pronto me fij� en la falda �no llevaba
bragas! Desde donde estaba pod�a ver su co�ito de jovencita
entre las piernas. �Qu� buena estaba!
Yo segu� a lo m�o
pero me di cuenta que ahora el pantal�n me entraba menos. Ten�a
mi pene completamente erecto.
- Claro que no te entra - me dijo
-. Tienes la polla dura.
Se levant� del asiento y
me la agarr�: - Ya sabes que si no quedas realmente satisfecho,
le devolvemos el dinero.
Me corr� directamente cuando
dijo eso y empap� su traje de grandes almacenes con mi semen.
- F�llame - me dijo -. Y
me meti� mi polla en su co�o mientras ella empezaba a gemir.
- "ah, ah!" - gritaba. Realmente estaba caliente. Follamos salvajemente
hasta que los dos llegamos al orgasmo y chorre� sobre su cara el
preciado l�quido de mi sexo.
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