Me encontraba en la caja del restaurante, cuando entran tres
brasile�os, acompa�ados de una mujer de raza negra. Me llam� de sobre manera la
silueta de esta negra. Debe haber tenido unos 40 a�os, pelo corto y tan negro
como ella, digamos que era muy rellenita, con un culo, incre�ble, descomunal,
gigantesco, al igual que sus pechos que eran muy grandes, pero no tanto como su
culo, de ella era lo que mas llamaba la atenci�n a todos los del local.

En seguida me di cuenta que era la se�ora de uno de estos
camioneros. Ordenaron para comer y compraron varias cervezas. Ella se notaba muy
risue�a y bebi� tanto como ellos.

Yo estaba realmente hipnotizado, no pod�a dejar de verla. Me
la imaginaba ver su cuerpo desnudo, las cosas que le har�a, en fin una serie de
morbosidades que en ese momento se me vinieron a mi mente.

Ella noto como la miraba y me brindo una sonrisa. Me dio un
poco de miedo que su marido, que era un gordo de c�mo dos metros, se diera
cuenta que le miraba a su mujer. Por lo que trate de no mirarla tanto, pero me
fue imposible, no pod�a dejar de mirarla y ella a mi tambi�n.

Ellos hablaban en su idioma, y se re�an. Por la cantidad de
veces que hab�a escuchado hablar a estos brasile�os, no me costaba tanto
entender algunas de las cosas que dec�an.

Me di cuenta que a ella, yo tambi�n le gust�, ya que mientras
su marido hablaba con los otros camioneros, ella me daba unas directas miradas y
cuando se re�a lo hac�a mir�ndome a mi.

Realmente esta mujer me ten�a muy caliente y mi verga ya no
aguantaba mas en mi pantal�n. De repente en un descuido, al levantar la mirada,
veo que ella viene caminando hacia m�. Me asust� un poco, pero disimul� muy
bien. Ella se acerca a mi y me pregunta por el ba�o. Le se�alo la puerta y
d�ndome una mirada, con la cual me lo dijo todo, se dirigi� al ba�o. Mi vista
nuevamente se clav� en su trasero. No pod�a creer que una mujer tuviese un
trasero tan grande, como se mov�a de una lado a otro mientras caminaba. Se
notaba incluso, que sus pantalones deb�an ser arreglados para colocarse en su
cuerpo, por que un pantal�n com�n y corriente seria demasiado chico. Ella al
entrar al ba�o, donde ya no pod�a ser vista por su marido, abre la puerta y se
me queda mirando fijamente me hace un gesto con su mano e ingresa.

Esa era mi se�al que a siguiera. Me puse muy nervioso, no
supe que hacer. No pod�a dejar sola la caja y para que andamos con cosas, no me
hubiese atrevido a hacer nada con su tremendo marido ah�.

Ella se demor� bastante tiempo en el ba�o. Luego sali� y
pasando cerca de mi, me hace un gesto con los ojos como dici�ndome " tu te lo
perdiste".

Terminaron de comer, cancelaron y se fueron. Ella al irse, me
dice en una forma muy coqueta "Adi�s joven".

Desde ah� no la vi por mucho tiempo, me acercaba al
restaurante con la obsesi�n de verla pero nada. Volver a toparme con ella era
casi imposible. Una mujer de otro pa�s, mas encima con su marido.......

Pasaron como tres meses y una tarde, a la hora de almuerzo,
nuevamente entra ella acompa�ada solo de su marido. Yo ten�a clases en la
universidad, pero decid� faltar solo para verla a ella.

Consumieron y al momento de pagar, su marido me levanta la
mano solicitando la cuenta. Yo le calcul� su consumo, y me acerco a llevar la
boleta.

Cuando su marido estaba cancelando, ella me pregunta hacia
que direcci�n quedaba el centro de la ciudad. Le dio las instrucciones y ella le
coment� a su marido que mientras el realizaba sus tramites de liberaci�n, ella
se dar�a una vuelta por el centro de la ciudad.

A el no le pareci� nada de mala la idea, incluso le pas� algo
de dinero y salieron del local, despidi�ndose de mi con un " nos vemos luego ".

Yo sab�a que ella me esperar�a en alg�n lado.

Espere como 5 minutos y sal�. Me d� cuenta como ella estaba
con su marido al frente del local. El de daba unas instrucciones y mirando su
reloj el calculaba el tiempo que demorar�a.

Yo me volv� a entrar y mirando por una de las ventanas, veo
como ella se aleja en direcci�n al centro, mientras su marido retomaba otro
rumbo.

Ella caminaba muy lentamente y miraba hacia atr�s cada
ciertos paso. Yo esperaba que su marido desapareciera para salir en mi auto y
recogerla.

Al fin su marido se perdi� y ella caminaba como a dos cuadras
del local. Sal� en mi auto ( regalado por mi padre ), y en pocos segundos estaba
a su lado. Ya llevaba el vidrio abajo y me acerco a su lado y le pregunto si
quiere que la lleve.

Ella sonriendo me dice que si, y se sube a mi auto. Su
inmenso trasero abarc� por completo el asiento, desparram�ndose por ambos
costados. Su piel negra mirada de cerca era impresionante. Eran las tres de la
tarde y el calor que hac�a era incre�ble. Ella llevaba unos jeans de color azul
con una polera blanca que hac�a resaltar mas aun su color. Muy coqueta, y en un
muy mal "chileno", me pregunt� a donde la iba a llevar. Yo ya todo un gal�n, le
dije que a ella la llevar�a donde ella quisiera. No me entendi� mucho, pero se
ri�. Me pregunt� mi edad, yo le dije 20. Ella entendi� y me dijo que era muy
ni�o, que ella ten�a 43. Sin embargo me dijo que le gustaban los jovencitos , y
me puso la mano en mi pierna , d�ndome una sonrisa muy picarona con sus hermosos
dientes blancos.

Me dirij� casi a toda velocidad a un motel. Ella al ir
entrando me dijo en su idioma que ya sab�a lo que yo quer�a y que iba hacer muy
"gostosa para mi" o algo as�.

Entramos y cancel� la habitaci�n. Ella se daba vueltas por la
pieza y me dijo que se quer�a dar una ducha. Sin ninguna verg�enza, al otro lado
de la cama, comienza a desnudarse. Lo primero que se sac� fue su polera y luego
su sost�n. Dos tremendas tetas negras, con pezones muy grandes y oscuros
quedaron colgando ante mis ojos. Ella tom�ndoselas entre sus manos me pregunta
en su idioma si me gusta, Yo le dije que eran exquisitas. Ella se ri�.

Luego se comienza a bajar sus pantalones. Si, hizo mucho
esfuerzo para pasar sus jeans a trav�s de sus gigantescas caderas. Sus gruesas
piernas negras quedaron coronadas por un calz�n diminuto de color blanco que
resplandec�a entre sus carnes negras. Con esa imagen ante mis ojos r�pidamente
comenc� a desnudarme de pie.

Ella al momento que me saqu� mi polera ya se hab�a terminado
de desnudar por completo. Se dio una vuelta lentamente dej�ndome verla entera.
Tal ves para muchos, ese tipo de cuerpo no les llamar�a la atenci�n, sin embargo
para m�, era una mujer con vol�menes de carne descomunales, de piel negra ,y que
pronto ser�a completamente m�a.

Mientras me termin� de desnudar, ella ya hab�a entrado a la
ducha. Me met� junto a ella y poniendo sus brazos en mi cuello, comenz� a
besarme desesperadamente. Mis manos no duraron ni un segundo fuera de su culo.

Como un loco comenc� a acariciar cada cent�metro de esas
gigantescas carnes. Para nada blandas como yo me las imaginaba, al contrario,
duras, muy duras. Ella me besaba y me dec�a algo en portugu�s que alcanzaba a
entender. Yo besaba su cuello y sus tetas, que tambi�n me sorprendieron, ya que
pens� que por su tama�o, ser�an blandas, y no tambi�n duras, como todo su
cuerpo.

Ella se agach� y tomando mi verga entre sus negras manos
comenz� a darme una mamada espectacular, meti�ndola casi en su totalidad en su
boca, llegando hasta su garganta.

No duramos mucho en la ducha, no secamos y nos acostamos en
la cama. Ella abajo y yo besando cada rinc�n de su cuerpo.

Abri� sus piernas lo mas que pudo, siempre mir�ndome a los
ojos, viendo mi expresi�n de lujuria y me dej� a mi entera disposici�n su concha
negra, con pelos cortos y muy ondulados, que terminaban en un gigantesco tajo
rosado, muy mojado, al que dediqu� mucha atenci�n haci�ndola gemir de placer,
mientras ella acariciaba mis cabellos.

La negra me dice que me recueste en la cama y d�ndose vuelta,
ella arriba, hacemos un 69 espectacular, el mejor de mi vida. En esa posici�n
tuve su gigantesco culo a la altura de mi boca. Era de pel�cula, dos gigantescas
masas carnosas negras , que dejaban muy chica a mi cabeza, movi�ndose al comp�s
de cada metida de mi verga en su boca. Sin ning�n asco comenc� a alternar entre
su vagina y su ojete, el que me preocup� de lavar muy bien mientras estabamos en
la ducha.

Mis manos aprovechaban de tocarle el culo completamente,
cent�metro a cent�metro y aventur�ndome un poco mas, le trate de meter un dedo
por su culo. Ella no hizo ning�n reparo, es m�s, tomando sus nalgas con sus
manos, se las abri�, dej�ndome una vista completa de su hoyo negro. No me
contuve y le met� mi lengua en ese agujero, haci�ndola gemir de placer, por
largo rato tratando de meterle mi lengua lo mas adentro que me fuese posible.
Luego que se la dej� muy mojada, le comenc� a meter un dedo el que llegu� a
meter por completo.

Ella se me corri� hacia abajo y aun d�ndome la espalda,
sentada sobre mi, se tomo sus nalgas y nuevamente se las abri�. No me costo
entender que quer�a que se la metiera por el culo. Me tom� mi verga con mis
manos y dirigi�ndola a la entrada de su culo, la negra se fue bajando hasta
enterr�rsela por completo. Se notaba que a la negra le gustaba que se lo
hicieran por ah�.

Comenz� a cabalgarme desesperadamente, mientras yo le miraba
su negro y gigantesco trasero que se mov�a de abajo hacia arriba. Con solo ver
su trasero subiendo y bajando, y mis manos apoyados en el , ya estaba listo para
acabar, pero tube que hacer un esfuerzo sobrehumano para poder rendir y sacar la
cara por la patria.

Me mov� y la hice colocarse en cuatro patas. Yo de pie al
lado de la cama, nuevamente le abro sus nalgas, y veo su dilatado ano. Sin
piedad se la met� hasta el fondo y comenc� a darle lo mas fuerte y profundo que
me fuese posible. En el espejo pod�a ver su rostro de placer y sus tremendas
tetas chocando a cada investida m�a.

Yo casi no aguantaba mas y por mas que trat�, comenc� a
acabar en su negro culo. Justo en ese momento, ella dio un grito que pens� que
nos escuchar�an en todas las dem�s habitaciones y pude sentir como sus l�quidos
mojaban mis piernas. Mi pelvis chocaba contra esas carnes fuertemente mientras
la tomaba muy fuertes de la cintura, mis piernas tiritaban y mi respiraci�n ya
no pod�a mas. Ya cuando la negra dio un gran y �ltimo gemido, se acost� boca
abajo y yo me tend� a su lado. Me qued� admirando su trasero, acarici�ndolo,
besandolo, recorri�ndolo, memorizando cada detalle de el.

Ella se dio vuelta de espalda, quedando como un 69 pero al
lado de cada uno acarici�ndonos nuestros sexos.

Luego me dijo que ya era muy tarde. Nos ba�amos r�pidamente
solo tocandonos, nos vestimos y la dej� cerca del lugar donde la sub�.

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