Relato: Hijos del Diablo - Extra





Relato: Hijos del Diablo - Extra

Yo estaba segura de que mi relato "Hijos del Diablo- 5" ser�a
el �ltimo que compartir�a con ustedes, amables lectores, antes de partir con mi
hermana Nena a los EEUU; pero en estas semanas han ocurrido cosas nuevas que
quiero compartir con ustedes, cosas llenas de morbosidad y locura.


Tal vez, m�s que nada, lo que pretendo al hacerles mis
confesiones es desahogar el gran sentimiento de culpa que presiona mi pecho y mi
garganta despu�s de haber abusado de mi cuerpo, del de mi hijo y, ahora, del
cuerpo de una "inocente": Karla, la vecinita de mi hermana de 11 a�os de edad
(Hijos del Diablo-2).


Y digo despu�s porque s�lo despu�s de haber hecho lo
que hago, es que caigo en cuenta de que estoy mal; pero antes y durante,
no me puedo controlar. La calentura que me invade puede m�s que yo; y mi vista y
raz�n, nubladas por la excitaci�n, impiden que mida las consecuencias de mis
actos sexuales, llev�ndolos a limites peligrosos.





S�, amigos. Como lo escribo. Fui incapaz de controlar mis
instintos morbosos con esta ni�a, quien tambi�n a pesar de su corta vida, est�
cargada de sexo y lujuria. Les platico:



Despu�s del problema surgido con Jaime, mi hijo, cuando
pr�cticamente revent� vaginal y analmente, a su prima Lucy y d�as despu�s trajo
a casa a su amigo Diego, pretendiendo tener una org�a conmigo y con su primita,
las cosas se pusieron muy tensas entre �l y yo. Casi no nos dirig�amos la
palabra y nuestras relaciones incestuosas y de todo tipo, estaban en cero. Ni
pensaba en eso, eran otras mis prioridades.


Mi urgencia principal era conseguir que Fer me firmara los
documentos necesarios para la venta de la casa y el coche, juntando as� lo m�s
que pudiera en efectivo e irme con Nena y sus hijos, a vivir fuera de M�xico.


Despu�s de tener todo lo necesario para la venta e incluso
clientes para mis cosas, ca� en un delicioso estado de relajaci�n motivado por
haber conseguido ya mis objetivos inmediatos.



Era de esperarse, mi cuerpo empez� a pedir acci�n. Los d�as
eran una aut�ntica pesadilla y las noches un infierno. Mi vulva estaba inundada
a toda hora. La calentura que tra�a me hac�a mirar borroso. Ni la lectura, ni el
trabajo, ni la TV, ni las amigas, ni las duchas a todas horas, NADA imped�a que
mi cuerpo hasta temblara ante el m�s m�nimo recuerdo del cercano pasado. Claro,
si hac�a pocas semanas que a diario, sin importar que estuviera en per�odo de
regla, era atendida sexualmente por mi hijito, y ahora nada de nada... Me estaba
volviendo loca, �deveras! Ten�a sue�os diab�licos, donde aparec�an mi hijo y su
amigo Diego el hermoso, atendi�ndonos a Lucy y a m�, con sus imponentes
vergonas.



Empinadas, mi sobrina y yo, nos d�bamos lengua perversamente,
mientras mi hijo la clavaba a ella y Diego me reventaba con su fierro a m�.
Clarito pod�a sentir la gordura y extensi�n de la vara de �l invadirme la vagina
hasta las tripas. Ba�ada en sudor y bufando, despertaba y ya no pod�a dormir en
todo lo que restaba de las noches. Me levantaba peor, muy caliente y muy
cansada. Incluso baj� como 6 � 7 kilos. En algo me ayud�, me puse muy guapa. Mi
cintura se redujo y se marc� y los pechos se me redujeron un poco, pero las
piernas siguieron llenitas, adem�s mi rostro se me afil�; me veo m�s bonita y
joven, pero muy ojerosa.



Planeaba cosas absurdas como darle a Jaime pastillas para
dormir, de las que toma Nena mi hermana y por las noches deslizarme a su cuarto
y goz�rmelo sin que se diera cuenta. Pero una noche que pas� por all�, �l estaba
bien dormido y desnudo boca arriba en su cama.


Su cosota descansaba en su muslo: gigantesca, gorda, rica.
Eran f�cil 20 cent�metros de verga en reposo total que dorm�an como �l. Pas� con
cuidado al interior de la habitaci�n, para verla mejor, y me lleg� el tufo a
alcohol, a borracho. Ya estaba bebiendo todos los d�as sin control. Eso me hizo
desechar la idea de "dormirlo" con pastillas. No fuera yo a intoxicarlo o a
envenenarlo. �Madre santa!, desech� la idea.



A los dos d�as se enferm� de la garganta; se puso muy mal y
lo tuve que cuidar. Ni modo, es mi hijo. Lo velaba y lo medicaba como buena
madre, pero siempre fij�ndome como se le paraba la bestia con s�lo sentirme
cerca. El muy cabr�n se descubr�a las s�banas y se la zarandeaba cuando le
tomaba la temperatura o le llevaba las medicinas. ��Madre m�a!!, como que le
creci� m�s. La tiene inmensa de larga y gruesa. Adem�s los huevotes los tiene
m�s grandotes, se le ven pelotudotes. �Ser� porque anda de padrote o porque se
est� desarrollando? Qui�n sabe...Total que yo me hac�a como que no se la miraba,
pero me la quer�a tragar todita, te lo juro. Luego �l me quer�a meter mano por
debajo de la falda cuando estaba al lado de su cama. Yo simplemente le dec�a,
con calma, que si se quer�a quedar solo con sus enfermedad que me siguiera
manoseando... Nada tonto me soltaba y ah� quedaba todo. Sal�a temblando de su
cuarto y me iba a la cocina a meter las manos en agua con hielo; te juro que me
mor�a por masturbarlo y chup�rsela todo el d�a, como antes.


Nuestras relaciones mejoraron. Nos hablamos y nos tratamos
otra vez civilizadamente.



Pero yo segu�a empeorando. La calentura y la necesidad de
verga me mataba.


Me met� por la vagina pepinos y envases de todo tipo y
tama�o. De shampoo, de desodorantes, etc�tera. No. Nada me serv�a. Necesitaba
una muy buena verga, ya me hab�a acostumbrado. Andaba como perra en celo. Un
s�bado le llam� a Fer con la esperanza de que me aceptara invitarlo a platicar
de nuestro hijo a alg�n caf� y ya all�, insinu�rmele para que me diera calor.
�S� acept�! Me puse muy linda: minifalda sin medias, negra como a �l le gustaba.
Blusa blanca de manga larga, pegadita a la cintura y de fuera. Zapatillas
abiertas con un buen tac�n. Muy maquillada de los ojos y con los labios muy
rojos. Bien perfumada. Con el cabello suelto y voluminado. ��Matona!! No se me
podr�a escapar. Total, era un palito, nada m�s...


Lleg� algo tarde y de pasada con su vieja!! Los dos se dieron
cuenta, de volada, del plan que yo llevaba. �Parec�a puta! C�mo no se iban a
fijar... se tomaron su caf� y se fueron inventando algo y presionado por ella,
maldita.


Acab� peor, cansada, m�s caliente y... deprimida... me lleva
la fregada!



Ped� una cerveza y un tequila. Quer�a ahogar mi verg�enza ,
mi derrota y mi calentura. Me sent�a mugre, te lo juro. A la hora de estar ah�
sent� una mano en mi hombro y un saludo. Era Leo, mi cu�ado que iba a comer all�
con una dama. Papito! Estaba m�s delgado y guapo. Me present� a su amiga y de
pie me dec�a algo que ni escuchaba ya que yo, disimuladamente, le miraba el
bulto que se le dibujaba en el pantal�n. Hay mam�, que sabrosa se le ve�a.
Abultaba la bragueta delicioso. �Que urgida andaba! Si no hubiera venido
acompa�ado, yo misma le hubiera pedido que me llevara a un motel y me ensartara
esa delicia que se le notaba en la entrepierna, �me vale madre!.


Le pregunt� por su hija, Lucy. Me dijo que estaba bien, que
se ve�an una o dos veces por semana para "comer o cenar". S� t�, pens� otra
vez... "mientras tengas esa hermosura de 22 cent�metros, gruesota y cabezona,
que ya conozco... ella seguir� comi�ndote y cen�ndote, cabr�n". "Si hubieras
venido solo, yo te la com�a ahorita y te la cenaba al rato... a mamadas,
chiquito, est�s bien bueno". Qu� b�rbara, andaba ardiendo y con los tequilas...


Se despidi� y se fue.




Despu�s de varios tequilas y cervezas, me fui a la casa
derrotada, nada se me daba, estaba jodida. Eran las 5 PM cuando llegu� y me
encontr� con el colmo: Jaime y Diego, los gigol�s, en la casa bebiendo y de
pasada los dos en traje de ba�o mojados quesque porque seg�n ellos ven�an de una
fiesta de piscina.. No les dije nada desarmada por la amabilidad y el encanto de
Diego el bello, que al verme de inmediato me chule� diciendo que estaba muy
bonita y delgada. Claro, con esa minifalda me ve�a muy rica. Me invitaron a
sentarme con ellos y a tomarme unos tragos. Ambos, uno por un lado y otro por el
opuesto me sirvieron bebida y botana. Ufff, a cada lado de mi cara ten�a sus
chorizos perfectamente dibujados en sus bikinis mojados. �Imp�dicos!, c�mo
pod�an andar as�. Ya me imagino a mujeres y hombres en la alberca esa donde
andaban, devor�ndoles con la mirada los paquetones.



El calz�n de mi hijo era color celeste y el de Diego blanco
algo m�s larguito. Como semi b�xer, muy arriba en sus musculosas piernotas que
tiene y que me enloquecieron la �ltima vez que estuvo aqu�. Jaime se sent� a mi
lado y el otro canijo se trajo un banco de la cocina y se plant� a un lado de
m�. Su calz�n se transparentaba muy bien y se intu�a perfectamente la forma de
su chile y su huevotes. Ni una manota de luchador podr�a cubrir ese bultote.


Yo con los tragos que me tom� en el restaurante ya andaba muy
suelta y le ve�a con descaro el camotote que me ense�aba maliciosamente a 50
cent�metros de mi cara, recordando lo que le hab�a dicho semanas antes, que su
verga era la m�s grande y hermosa que hubiera visto jam�s.



Seguimos bebiendo hasta despu�s de las 6 y yo ya me sent�a
muy peda y caliente. La temblorina de mi voz era muy notable. Estaba muy
caliente y nerviosa viendo como la verga de Diego casi se sal�a por un lado del
traje de ba�o, excitado por mis constantes miradas y coqueteos. Y estaba muy
impresionada por esa visi�n, parec�a que tra�a una v�bora adentro del calz�n.
Gruesota y como que se le enroscaba hacia un lado sobre el muslo, imponente.


Me levant� y fui al ba�o. Cuando estaba sentada Diego entr� y
sin m�s se sac� el animal�n y se puso a mear en la regadera, seg�n �l porque ya
no aguantaba y mi hijo se hab�a ido al ba�o de arriba. El chorro de pip� que
lanzaba me dej� asustada, �parec�a caballo! Yo termin� de orinar y ni me mov�,
quer�a ver todo el show. La reata le daba a medio muslo, semi erecta, gruesota y
pesada. Cuando termin� se la sacudi� y se la jal� adrede un poco, para que yo se
la viera. Ya no pude m�s, lo jal� del traje de ba�o a medio muslo y lo volte� de
frente. Sin perder tiempo met� mi cara en sus �ngles a besarle el portento de
huevos que tiene, mientras �l se segu�a masturbando sobre mi cabeza, para que se
le parara toda.



Al sentir los golpecitos que me daba en la cabeza con su
vergona ya erecta, me enderec� y le empec� a chupetear la cabezota con
desesperaci�n, con locura.


Le agarr� el fierrote con ambas manos. �Gigantesca,
terriblemente grande y poderosa! Mis manitas se disminu�an sobre semejante
bestialidad y mi boca era forzada por �l para met�rmela, pero era imposible...
nunca iba a entrar esa locura de miembro entre mis labios.


Al sentir su insistencia le dije que lo olvidara que jam�s me
entrar�a en la boca y me respondi� que me la quer�a meter aunque fuera a
fuerzas. Le respond� ya muy salida y descontrolada que si quer�a met�rmela me la
diera todita por la vagina. Me quit� los calzones y me sub� la falda hasta la
cintura. Sent�ndome en el inodoro sobre la tapa y abri�ndole las piernas le
grit� que ya me la diera, que no esperara. Ya me andaba.



Se puso de rodillas y me la empez� a clavar riqu�simo, lento
y de seguidito... �Papito! Me estaba matando del gusto. Me estiraba toda la
vagina, me la abr�a como nunca una verga me la abri�. S�lo cuando naci� y luego
cuando me cogi�, Jaime mi hijito, sent� que se me abr�a tanto. �Qu� vergota me
estaban atrancando!


Volte� para abajo y no iba ni a medio garrote, eran como 15
cent�metros los que faltaban por meterme y yo ya estaba gozando como nunca. Lo
agarr� del cuello y me prend� de su boca en un beso muy, muy necesitado;
hambriento, dir�a yo. Me desabroch� la blusa y le avent� encima mis pechos,
Diego se prendi� de ellos, no sin antes decir que los ten�a muy bonitos; con eso
me gan� por completo. Despu�s de sentirme todo el puto d�a que tuve , como una
mugre, eso me sirvi� mucho, me levant� la moral y viniendo de semejante ejemplar
de hombre... mejor! Sent� como desde los m�s profundo de mi cuerpo ven�a mi
primer orgasmo en semanas. Lo sent�a llegar fuerte. Casi lo escuchaba y... DING,
DONG�DING, DONG...



��El timbre!! Mi hermana, de seguro. Qui�n m�s... Y segu�an
tocando. A lo lejos escuch� a Jaime gritar que tocaban a la puerta. Todav�a
estaba en el ba�o. Le dije a Diego que me soltara y que me la sacara, que de
seguro era la t�a de Jaime quien tocaba. Que se quedara en el ba�o hasta que se
fuera, que ni se le ocurriera salir. Si Nena ve�a como se le notaba el garrote a
�ste no iba a poder explicarme nunca.


Sin ponerme la tanga fui a abrir la puerta y nada. No era mi
hermana, era Karla su vecinita, la ni�a que "jugaba" con Lucy y con Jaime. La de
la boca grande que les platico en "Hijos del Diablo-2". Ven�a llorando fuerte.
Su pechito se estremec�a cuando quer�a agarrar aire. Asustada le pregunt� qu� le
pasaba y la met� a la casa cerrando la puerta despu�s de fijarme si no ven�a
alguien m�s con ella. Vi�ndola as� se me hac�a raro que viniera sola.



La sent� y le segu� preguntando qu� le pasaba. Ella
entrecortada, casi atacada, respondi� que sus pap�s se hab�an peleado muy feo.
Que su pap� le hab�a pegado a su madre y que ella estaba muy asustada. Le
acarici� el cabello con pesadumbre sincera y la trat� de calmar. La sent� en un
sill�n y la recost� sobre mi falda, sobre mis muslos vaya, ya que sentada la
falda me llegaba muy arriba. Dici�ndole que se calmara, yo volteaba a ver la
puerta del ba�o, donde estaba encerrada la salvaci�n de todas mis calenturas,
esperando que esta nena se calmara y se fuera mucho al carajo. Quer�a seguir en
lo que dej� pendiente. Tra�a la vagina inundada, encharcada.



En eso lleg� Jaime, mi hijo. Al ver como estaba Karla se
sent� en el suelo y la empez� a acariciar tambi�n de los cabellos y a decirle
tiernamente que se calmara. Hasta las fosas nasales de mi hijo lleg� el olor de
mi entrepierna desnuda, de mi vagina abierta y muy mojada por el camotote que me
hab�an metido cinco minutos antes. Curioso se acerc� m�s y se asom� entre mis
piernas, por debajo de la mejilla de la ni�a y se encontr� con mi vulva muy
mojada y olorosa. Jugando, haci�ndose el chistoso, le cant� a Karla: "Mi mam� no
trae chones, mi mam� no trae chones". Yo lo llam� al orden, pero la nena se
medio separ� de m� y desde donde estaba se asom� por debajo de mi faldita y not�
mi peludito chocho.


-Viste?, le pregunt� Jaime



-No, no es cierto, dijo Karla.


-S�, mira, mete la mano... Le dijo mi hijo.



No lo pod�a creer, sent�a los deditos de la ni�a recorrer mis
muslos por en medio, dirigi�ndose a mi gruta. Los cerr� sin pensar, s�lo para
que mi propio hijo me agarrara de las rodillas y me abriera bien las piernas.
Incr�dula sent� los fr�os dedos de la chiquilla recorrer los labios de mi vagina
caliente, humeante. �Est� bien mojadita, Jaime, le dijo a mi hijo. �S�, Karla,
te gusta?, le pregunt� mi hijo. Despu�s de responderle que s�, que le gustaba
mucho, esta peque�a me empez� a levantar la falda y al no poder hacerlo pues me
queda muy apretada, me mir� como invit�ndome a cooperar, no lo pod�a creer, yo
sola me enderec� y me llev� la mini prenda hasta la cintura.



Tan pronto me acomod� en el sill�n con la falda bien
enrollada, ella se dirigi� a mi ingle y curiosa la recorri� con sus deditos,
mientras mi hijo, confiado se dedic� a besarme y lamerme las piernas. Lo retir�
de ellas de un empell�n y le dije que no me tocara. Qu� est�pida, verdad. Se
hizo a un lado, sin poder disimular un puchero y mir�ndome con tristeza se le
llenaron sus ojazos de llanto, sinti� feo mi pobre beb�, qu� mala... Le dije que
viniera y me lo acomod� en el pecho, me saqu� una teta y le dije cari�osa que me
perdonara y que me la chupara rico, mientras Karlita me empezaba a comer sin que
nadie le dijera nada. Pod�a sentir como la lenguita de la nena me llegaba bien
adentro de la vagina y jugueteaba �gilmente en mis interiores. Sac�ndome suspiro
tras suspiro, encantada, con mi hijo ya con mis dos pechos de fuera,
altern�ndose feliz sobre cada uno.


Jaime, tom�ndola del cabello la separ� de m� y le dijo que
siguiera lamiendo. Cuando la separ� me dijo:- �Mira, mam�, mira la lengua de
Karla! �"Iiiihhh, �Qu� barbaridad!", dije muy sorprendida. Largu�sima, muy
delgada y �gil. Pero lo m�s sorprendente es su longitud: De 10 a 12 cent�metros;
parec�a una lengua de serpiente que me localizaba el cl�toris y lo latigueaba
con destreza y exactitud, volvi�ndome loca. Qu� delicia...



Ya en el colmo de mi calentura, agarr� a mi hijo y le dije
que me comiera �l tambi�n, que si ya no le gustaba y �l me respondi� que s�, que
era lo que m�s le gustaba, pero que ten�a miedo que lo rechazara. Le d� un beso
en la boca y le repet� que me perdonara y lo baj� al suelo a chuparme tambi�n.
Ech� mis piernas hacia delante y las abr� lo m�s que pude y tom� a cada uno de
ellos de sus cabezas, hundi�ndomelas sin compasi�n, ahog�ndolos con mi
necesitada vagina. Sent� infrenable mi orgasmo tan atrasado y necesario; les
ba�� las bocas y las mejillas a estos diablillos que me ten�an al borde del
desmayo. Pude ver como se besaban. All� abajo, entre mis piernas se
intercambiaban mis jugos, d�ndose lengua mutuamente. De mi vagina sal�a vapor,
te lo juro.



Estaba de lo m�s entretenida viendo como Jaime gozaba de la
larga lengua de Karla, en un beso demon�aco, justo frente a la vagina mojada y
humeante de su madre, entre mis piernas todav�a, cuando sent� unas manotas en
mis pechos, sob�ndolos con pasi�n. �Era Diego, el hermoso!, ya se me hab�a
olvidado en el ba�o. �La atienden bien, Se�ora?, pregunt�. Yo s�lo le sonre� y
le dije, casi inconsciente por la lujuria- Dame tu vergota, mi amor, te la
quiero mamar. Desde all� atr�s la pas� por encima del respaldo del sill�n, como
si fuera manguera y me la acerc� a la boca, enorme. Se la chupeti� y le
dije que la ten�a muy rica. Se brinc� por encima del sill�n y qued� sentado a mi
lado, viendo como se besaban "los ni�os".



Lo masturb� y le acarici� la cabezota del chile y perversa le
habl� a Karla y le dije que mirara lo que ten�a en mis manos. La nena dej� de
besar a Jaime y fij� su mirada hipnotizada sobre la monstruosidad que le
ense�aba. Yo, con los dedos de una mano recorr�a todo el tronco de la reatota de
Diego, mostr�ndosela a la ni�a y con los dedos de la otra me recorr�a la raja de
mi vulva, descontrolada, casi inconsciente de la diab�lica calentura que sent�a.
Qu� vicio y qu� placer ver a esta ni�ita de 11 a�itos a nuestros pies, mirando
extasiada esta vergona de pel�cula, que yo mal�volamente le ense�aba.


La chiquilla miraba incr�dula y sorprendida la longitud y el
grosor de la vergota, mientras me masturbaba y le preguntaba si quer�a. S�lo
afirm� con la cabeza y se arrim� al mastodonte que le ofrec�a.



Diego la tom� con una mano de la nuca y con la otra se agarr�
la verga y se la frot� a la ni�a en toda la cara. Al mirar a mi hijo solito, le
hice la se�a de que viniera y se comiera a su madre otra vez. Sin rodeos se
meti� de cara entre mis piernas y me empez� a chupar toda la vulva. Yo puse mis
pies, calzados todav�a con mis zapatillas de tac�n, sobre la mesa de centro y lo
agarr� de la nuca con ambas manos, ensart�ndomelo en la vagina, ahog�ndolo en mi
vulva, perdida completamente, entregada al vicioso momento.


"El Hermoso" le dijo a la nena que abriera bien la boca y yo
incr�dula y esc�ptica nunca pens� que le fuera a caber eso en la boquilla. No
pod�a ser posible...



Qu� espect�culo macabro ver como poco a poco Diego iba
invadiendo la cabeza de la ni�a por la boca con su impresionante hombr�a.
Karlita estaba casi de pie, con sus manitas se apoyaba de las piernas de �l.
Hincada no hubiera podido maniobrar para mamarle el coso a este hombre. Tiene
una reata como de 28 cent�metros de larga y unos 7 de ancho, inmensa. La
cantidad de saliva que generaba la boca de la ni�ita era escandalosa. Circulaba
para abajo del ca��n de Diego como si fuera una pileta rebosada. Las venas del
camote se dibujaban claramente, poderosas y brillantes de tanta humedad.



Al rato de forzarla, ya clavada en su boca, �l empez� un
mete-saca con ritmo, tomando a la nena de las orejas. Parec�a que se estaba
masturbando con la cabecita de ella. El contraste de sus muslotes con la
delgadez y fragilidad de ella era muy notable. Uno de sus muslones era tan ancho
como el torso de la ni�a.


As� estuvimos un buen rato: Sentados en el mismo sill�n, uno
al lado del otro, �l abusando de la ni�ita y yo de mi hijo. Oblig�ndolos a
satisfacer oralmente nuestros respectivos sexos.



Jaime hac�a un esfuerzo por no asfixiarse en mi vagina. Yo no
med�a la presi�n de mis brazos al met�rmelo entre las piernas. Ya no me chupaba,
ya no me mamaba, s�lo se dejaba usar como frotador en mi vulva. Yo no ten�a ojos
m�s que s�lo para ver el espect�culo que me daban Diego y Karla. Jaime no me
importaba. Es m�s, no me importaba nada que no fuera Diego, el machote y lo que
�l hac�a.


En un gran esfuerzo mi hijo hizo que lo soltara y viendo c�mo
estaba absorta presenciando la invasi�n de la boca de la ni�a, se baj� el traje
de ba�o y me acerc� su macanota a mi vagina, queriendo invadirla tambi�n.



De una patada lo retir� de mis entresijos y le dije que no,
que eso ya no... �l se qued� de piedra, callado. Yo me ech� encima de Diego a
besarlo con furia contenida, con pasi�n de la buena. Me baj� con Karla al piso y
entre las dos nos pusimos a hacerle los honores a ese portento de hombre con
nuestras bocas. Ella se la chupaba por la cabezota y yo se la mordisqueaba y
lam�a por los costados. Cuando la nena se bajaba a los huevotes yo me prend�a de
su cabezona y le met�a la lengua en el orificio del glande, tan grande que
parec�a un culito. Me di el lujo de prenderme de la boca de la ni�a en un beso
l�sbico delicioso, nunca en mi vida hab�a besado a otra mujer. Qui�n sabe si
este beso valdr� para decir que soy bisexual. Me vale, la boca de esta nenita es
manjar de reyes y su lengua es un postre demon�aco; la sent�a por todos los
rincones de mi boca. All� me ven�a un nuevo orgasmo. �Qu� b�rbara, c�mo besa
esta ni�a!



Sin pensarlo dos veces, me solt� de Karla y me levant�, a
velocidad luz me despoj� de la falda y la blusa y me mont� sobre el animal�n de
Diego. Sin batallar se me fue parejito hasta el fondo. Ya no sab�a de m�. S�lo
sent�a como esa tranca me rellenaba todo el �tero, completito. Sent�a como mis
nalgas se separaban de m�s por la presi�n que esa descomunal vergota causaba en
la parte inferior de mi cuerpo. Seguramente hasta mi esqueleto estaba sufriendo
cambios ante tal invasi�n. No me importaba, s�lo quer�a que me la clavara toda.



Los orgasmos se sucedieron uno tras otro, seguidos, ruidosos.
Despu�s de media hora lleg� el de �l. Poderoso, violento. Sent� como el camot�n
se la ensanch� m�s y explot� con terrible presi�n. Todav�a yo segu� cabalg�ndolo
como posesa, sintiendo su resbalosa viborota deslizarse dentro de m�,
bes�ndonos... yo con amor y �l, no s�.


Me deposit� a su lado en el sill�n y se levant� diciendo que
iba a ba�arse, que estaba muy sudado. Yo, enamorada, lo vi caminar al ba�o del
segundo piso, embelesada contempl� sus nalgas y sus piernotas. Papacito, qu�
hombrote, lo amo- pens�.



Hasta que desapareci� recal� en "los ni�os" y al voltear a
verlos los dos estaban con la boca abierta. Impresionados por el espect�culo que
les hab�amos brindado. Jaime cerr� su boca y baj� su cara con infinita tristeza.
Mi sentimiento de madre pudo m�s que todo y lo llam� a mi lado. Al principio se
neg�, orgulloso y dolido; pero al fin vino a m�. Disgustada, le dije
reclam�ndole que a qui�n chingados se le ocurr�a platicar de nuestras
relaciones, que si estaba pendejo o qu�. Me dijo que lo sent�a, que nunca
volver�a a ocurrir y que si por eso decid�a ya no estar con �l nunca m�s, que lo
aceptar�a.


Lo recost� sobre mi pecho y lo apapach�, enternecida por su
respuesta.


Despu�s de unos minutos y cuando escuch� abrirse la ducha le
dije quedito: -M�temela, hijito, todav�a traigo muchas ganas. �ndale. Pero que
sea r�pido no quiero que nos vea Diego...



Me acost� sobre el sill�n a lo largo y me la hundi� TODA,
todita me cupo. Ya no se qued� nada de fuera. Sus 24 cent�metros se me fueron
rico, se los aguant� toditos.


Le dije a Karlita que viniera a besarme y se acerc� d�cil a
meterme su viborilla de lengua que tiene hasta la garganta. Despu�s de un ratito
le dije que se quitara la ropa y que se montara en mi cara para comerle su
cosita. Algo dudosa lo hizo y se subi� encima de m�.


Le recorr� su pepita con mi lengua y aprend� a comer chocho;
no qued� muy convencida, no me gust� mucho. Mejor me la baj� a que me siguiera
besando.


Incluso la arrodillaba en el suelo y me pegaba su barbilla en
la cintura. Le dec�a a mi hijo que me la sacara y yo misma se la daba en la
boca. Me gusta ver c�mo se atraganta; me excita mucho verle la vergona a Jaime
rebosante de mi juguito y ver como la ni�a se la come as�, h�meda, empapada de
mi esencia.



Qu� ricura, que bien atendida estaba; despu�s de sufrir
tanto, ahora ten�a a estos dos "peque�ines" y arriba me estaban lavando la
locura de verga que m�s me ha hecho feliz en la vida, para gozarla toda la
noche. Ni crea Diego que se va a ir, me vale lo que cueste. Voy a tener lana en
el banco. Al rato le hablo por tel�fono a la mam� de Karla y le digo que est�
muy asustada, que me la deje unos d�as, que no se preocupe y de aqu� a que me
vaya a los EEUU, me voy a dar mi "despedida", con mi Diego, mi Karla y mi...
Hijo del Diablo...




FIN


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Relato: Hijos del Diablo - Extra
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