Regalo de a�o nuevo (parte II)
Efectivamente, tras mi confesi�n de virginidad, Alicia sinti�
que se encend�an todos los resortes de su lujuria. Siendo yo tan joven, no tard�
m�s de 5 minutos en estar como piedra otra vez, y es que, adem�s, estaba
recibiendo un tratamiento fuera de serie.
Aquella cantante con la que habl� inocentemente tantas veces
se hab�a transformado. De un peque�o bolso hab�a sacado un peque�o recipiente
pl�stico del cual sacaba un aceite parecido al bronceador pero m�s fluido y con
menos aroma. Lo embadurn� concienzudamente en mi cuerpo empezando por el cuello
y siguiendo el trazo de mis vellos hacia el pecho. Las tetillas al sentir sus
manos respondieron, y as�, erectas, Alicia las lam�a con delicia, deteni�ndose
durante exquisitos e insoportables minutos a chupar, lamer y pellizcarlas.
La sensaci�n de excitaci�n era tal que yo temblaba sobre la
cama... convulsionaba, casi, y mis manos no pod�an ni moverse, porque mientras
su boca se dedicaba enteramente al pecho, con la mano derecha se hab�a apoderado
de mi pene, el cual estaba embebido por entero en el aceite, debo decir, un
excelente lubricante.
Un cosquilleo se apoder� de mi abdomen y sent� que "algo" se
encaminaba de las bolas hacia arriba, subiendo por la base del miembro, e
intern�ndose en el glande, cuando de pronto, Alicia dej� de tocarme.
-No quiero que acabes a�n �me dijo, divertida al ver mi
azoro...
Se apart� a medio metro de m� y comenz� a mover sus manos con
mucha sensualidad, como una odalisca, tomando el aceite y llen�ndose ella misma
el cuerpo con el l�quido. Su mano derecha cruzada sobre la izquierda tomaba su
pecho, en un juego de espejo en el que, bailando, me hizo vibrar de excitaci�n.
No pod�a creer que fuese posible estar tan encendido. Antes, s�lo sent�a el
paquete tieso y me pajeaba. Esta vez, era un temblor, un calor, escalofr�os
incontrolables... mi mano buscaba tocarme para aliviar la excitaci�n, pero
Alicia me miraba con reproche, as� que intent� no hacerlo.
En el fondo lo que m�s me excitaba era imaginar qu� quer�a
hacer conmigo cuando terminase su baile. Suavemente llen� su est�mago y el
brillo sobre su ombligo le daba "el toque", pero pronto dej� de verlo porque ya
alcanzaba el pubis con su mano y, ante mis ojos, como platos, comenz� a
masturbarse, acariciando su cl�toris y apartando sus propios pliegues para que
pudiera verlo. Ten�a (ahora lo s�) un cl�toris m�s bien grande, cuya punta
sobresal�a del capuch�n casi un cent�metro, y que parec�a un pene en miniatura.
Sobre ese punto concentr� sus dedos, girando y frotando mientras mov�a sus
caderas delante-atr�s, delante-atr�s, cada vez a mayor velocidad.
Entonces me toco otra vez. Tom� mi ansioso pene con sus manos
y en vez de retirar el capuch�n en el tradicional movimiento, decidi� girar sus
manos sin moverlas de su lugar sobre �l, como si exprimiese un trapo pero con
infinitamente mayor delicadeza. Mi placer era tal, que no lograba ni hablar. Era
como si miles de cosquillas se concentraran en el centro de mi abdomen, y
entonces qued� tieso, con toda mi energ�a en un solo punto del cuerpo,
intentando prolongar el placer como lo hab�a hecho muchas veces en el ba�o,
mientras me masturbaba.
Comprendiendo lo que pasaba, disminuy� el ritmo y la presi�n,
pero la sensaci�n segu�a siendo devastadoramente rica. La presi�n en mis
test�culos me hac�a creer que estallar�a ya, pero por alguna raz�n mi
eyaculaci�n tardaba. Sent�a el semen aprestarse a salir disparado y al mismo
tiempo mi control aumentaba. Alicia entretanto lam�a la cabeza girando su lengua
alrededor de ella, jugando con un punto espec�fico entre la base del pene y la
uni�n de la bolsa, en donde el placer era difuso y suave, como una caricia de
�ngeles.
Pero no era un �ngel lo que ve�a con su cabeza en vaiv�n
sobre mi cintura. Era una mujer hermosa. Su cabello se enredaba en el vello de
mi barriga, abundante, y su boca tragaba cada vez m�s de mi carne. Sus labios
apretaban los flancos del ariete mientras pellizcaba suavemente con los dientes
el grueso conducto central. En un minuto sent� su nariz pegada a mi y comprend�
que lo ten�a entero en su boca. Efectivamente la cabeza dio con un tope y fue
demasiado para m�. Un chorro de semen casi ahoga a mi cantante, que no esperaba
�ni yo- esa reacci�n en ese momento. Justo en el orgasmo sent� una inmensa
sensaci�n de bienestar que se irradiaba por mi columna vertebral hasta llegar a
la base de la cabeza. Mi nuca era un hervidero de cosquilleos y decid�
abandonarme...
No s� cuanto tiempo pas�, pero al despertar Alicia estaba a
mi lado, acarici�ndome el pecho, y en seguida me dijo: �Cu�ndo quieres empezar
de nuevo?...